La noche del 23 de octubre de 2020 tenía prevista una sesión de fotografía lunar y planetaria, pero el fuerte viento que estuvo soplando desde la puesta del Sol, arruinó todos los intentos que hice por conseguir alguna fotografía en condiciones.
Me fui a dormir bastante decepcionado.
Pero por la mañana, antes de la salida del Sol me levanté y pude contemplar el resultado final del vendaval nocturno: un cielo cristalino donde Venus brillaba con fuerza dando la bienvenida al nuevo día.
Animado por el precioso espectáculo, me dispuse a esperar la salida del Sol. Las contadas nubes que se oteaban en el horizonte parecían preparar la entrada del astro rey.
Y finalmente, la esperada aparición solar.
Empezar así el día anima a cualquiera y hace olvidar la frustración de la noche anterior y confiar en que todo se mantenga al final del día para disfrutar de una nueva sesión de observación.
¡Preciosas fotografías!
ResponderEliminarAl final mereció la pena madrugar para tener esas vistas.
Saludos.
Gracias Vanesa por el comentario. A pesar de la afición a la astronomía soy más de madrugar que de trasnochar, y estos días con la atmósfera tan transparente son únicos.
EliminarSaludos.
Óscar