Medio dormido y con los pies medio arrastrando, me he levantado de la cama y he ido a asomarme al balcón. La luz de la Luna, entraba potente a mi casa y quería ver por dónde andaba.
Y al verla, como por arte de magia, me he despertado del todo y he entrado dentro de una vorágine de actividad. Ahí estaba la Luna acompañada por Marte a casi 1º de distancia.
Rápidamente en busca de la cámara, el trípode, el objetivo Sigma… montarlo todo… cambiar la batería de la cámara… buscar la mejor exposición…hacer varias fotografías para compensar la diferencia de brillo entre la Luna y Marte. Y todo ello aguantado un aire gélido matinal que me va enfriando poco a poco todo el cuerpo.
Pero lo que he disfrutado (mi padre siempre me dice cuando observo bajo condiciones exigentes, que si nos obligaran a hacerlo, no lo haríamos…) y el resultado final, me ha valido la pena:
Es la combinación de dos fotografías tomadas con diferentes valores para conseguir una Luna contrastada y un Marte brillate.
Y para acabar, ya con Marte perdido sumido en la claridad del día, una fotografía de mayor campo de una Luna que ha cambiado, por lo menos visualmente, la compañía del planeta por la de las nubes rojizas matinales.
Empiezo bien el día.
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