sábado, 28 de noviembre de 2020

NGC6738 - Asterismo en Aquila

Aquila es una constelación que nos ofrece un gran número de interesantes nebulosas planetarias a las que echarles un vistazo. Pero sabemos que su observación nos exigirá tal esfuerzo de concentración, que es posible que en un momento dado, nuestro ojo se encuentre algo fatigado.

Es el momento de tomarse un respiro y apuntar nuestro telescopio hacia NGC6738, un asequible cúmulo abierto (en realidad, un asterismo) que nos permitirá recuperar fuerzas.

Carta Generada con Cartes du Ciel

Y pongo entre paréntesis que es un asterismo, ya que según un estudio publicado en 2003 por Corrado Boeche et al. (https://arxiv.org/abs/astro-ph/0306093), NGC6738 no es un conjunto estelar físico.

De todas maneras, en el nivel de observación de aficionado en el que nos movemos, esto no tiene mayor importancia. La belleza del conjunto estelar bien vale una visita.

El 19 de agosto de 2020 decidí echarle un vistazo con el SC de 235mm, y aunque me resultó bastante atractivo, bien es cierto que sería más adecuado observarlo con pequeños telescopios que ofrecieran un campo de visión más generoso.

Pero esto no quiere decir que con esta abertura no tenga también su encanto.

Nada más poner el ojo en el ocular puedo percibir una decena de estrellas de un brillo bastante homogéneo y de un color azulado. Se encuentran esparcidas longitudinalmente, de tal manera que me sugiere la forma de una cigala.

A medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad, van apareciendo otras estrellas más débiles. Éstas, es probable que con telescopios de menor abertura, no pudiera percibirlas con tanta facilidad, o directamente, ni las vería.

Mientras estaba observando pasó un satélite por el campo del ocular. Lo que hace años me hacía gracia y era bastante curioso, ahora empieza a resultar un poco molesto. Esperemos que con el paso del tiempo no acabe convirtiéndose en un verdadero problema para todos los astrónomos.

Pero volviendo a NGC6738, concluir que aunque no podamos considerarlo como un objeto imprescindible, sí vale la pena observarlo aunque sea una vez en la vida.

viernes, 20 de noviembre de 2020

Eta Cassiopeiae (STF60 - Achird)

Si preguntáramos a los aficionados a la observación de estrellas dobles sobre cuáles serían las 10 parejas más bonitas que han contemplado, Eta Cassiopeiae (STF60), sin duda, aparecería en todos los listados.

Y una de las principales razones sería el peculiar contraste de colores que ofrecen sus componentes. Pero vayamos por partes. En la constelación de Cassiopeia, Eta Cas es fácilmente localizable, ya que la podemos encontrar entre Schedar (Alpha Cas) y Gamma Cas, situándose más cerca de la primera, más concretamente a 1º 43’ de ella.

Carta Generada con Cartes du Ciel

Descubierta e1 17 de agosto de 1779 por William Herschel, STF60, se encuentra a unos 18,5 años luz de distancia y es una de las estrellas dobles más cercanas a nuestro sistema solar. Su componente principal brilla con una magnitud de 3,4, mientras que su compañera, más débil, lo hace con magnitud 7,3 a una distancia de 13,4” en un ángulo de posición de 326,3º.

Esta doble es realmente un par físico, siendo su periodo orbital de unos 480 años. La siguiente tabla muestra la separación y el ángulo de posición prevista para varios años:

Pero, como digo, lo mejor de ellas es el contraste de color que presentan. La principal es una enana amarilla con una clase espectral G1V, y la secundaria, una enana naranja de clase K7V.

La noche del 26 de septiembre de 2020 las condiciones de observación no eran demasiado buenas debido al fuerte viento que soplaba, así que para no desperdiciar del todo una noche que podía sacar el telescopio, decidí echar un vistazo a Eta Cas.

Primero apunté a ella con el SC de 235mm e hice un dibujo de lo que estaba viendo por el ocular de 25mm (94x):

La principal brillaba con un potente color blanco-amarillento, mientras que la secundaria ofrecía un color entre naranja oscuro y amarronado. Una verdadera belleza.

A pesar de las malas condiciones atmosféricas, no pude evitar sacar una foto con la Nikon D5100 a foco primario del telescopio. La calidad va acorde con la turbulencia que estaba sufriendo, pero quiero compartirla porque se aprecia bien el contraste de colores, tanto de la principal y la secundaria como de una tercera componente más alejada, no perteneciente físicamente al sistema, pero presente en perspectiva con su color azulado.

Aprovecho para adjuntar el dibujo con Photoshop que hice de Eta Cas cuando la observé por primera vez en 2013 con mi SC de 127mm:

Si la habéis observado, ¿se encuentra entre vuestras 10 preferidas?, si no lo habéis hecho, visitadla en cuanto podáis y ya contaréis.

viernes, 13 de noviembre de 2020

Pallas y Murchison

No sabemos bien la suerte que tenemos los aficionados a la astronomía de tener un satélite como la Luna. Siempre digo que la observación lunar nunca defrauda, y es así, tanto para los que ponen el ojo en el ocular de un telescopio por primera vez, como para aquellos que ya se conocen a superficie lunar como la palma de la mano.

Y es que cada vez que la observo experimento un montón de sensaciones. Admiración por la serena belleza de la superficie lunar. Estar viendo en vivo y en directo y con gran detalle otro mundo, otra realidad del cosmos, un lugar lleno de cicatrices provocadas por fuerzas externas e internas. Un lugar al que nunca voy a poder ir, pero que puedo observar como si realmente lo estuviera sobrevolando… es difícil de explicar, aunque confío que me entiendan todos aquellos que han experimentado la contemplación lunar a través de un telescopio.

Y lo mejor, es que el juego de luces y sombras que nos ofrece, dependiendo de la incidencia de los rayos solares, hace que siempre podamos ver un mismo sitio con diferentes perspectivas.

Pero dejemos de divagar.

La entrada de hoy es para compartir el dibujo y la observación que hice de dos cráteres que se encuentran en la zona central de la cara visible de la Luna: Pallas y Murchison.

VMA

Visibles en su mejor momento durante la octava noche de lunación, puede que no sean los cráteres más espectaculares que pueden verse en ese momento, pero sin duda, si dedicamos unos minutos a su contemplación, no será un tiempo perdido.

Tanto Murchison como Pallas presentan unas paredes bastante perjudicadas por el paso del tiempo, siendo en parte, derruidas e inundadas por la lava de Sinus Medii.

Murchison es más antiguo que Pallas. Su formación data del periodo Pre-Nectariano (Desde -4.55 mil millones de años hasta -3.92 mil millones de años), mientras que Pallas, claramente superpuesto a él, apareció durante el periodo Nectariano (Desde -3.92 mil millones de años hasta -3.85 mil millones de años).

Su tamaño es similar, 58km de diámetro Murchison, por 50km Pallas. Visualmente son muy atractivos y peculiares, principalmente porque el juego de luces que muestra en la separación entre los dos cráteres, produce la sensación de estar cortados por un tajo de espada.

Murchison ha perdido su forma primigenia, ya que Pallas se ha solapado sobre él en la parte Noroeste, mientras que en la zona Sureste se abre una puerta hacia las lavas de Sinus Medii.

También al Sureste de Murchison podemos contemplar al pequeño cráter Chladni de unos 14 km de diámetro.

Pallas, a pesar de tener alguna zona de sus paredes derruida, presenta una forma circular más reconocible. Destaca el pico central que proyecta una pequeña sombra en dirección a la pared noroeste, donde los rayos solares inciden ya con potencia dándole un brillo espectacular en sus terrazas.

En esta misma zona (noroeste) el cratercillo Pallas A, de 10 km de diámetro, se solapa sobre las paredes de Pallas, y a su lado, el cráter Bode, de 16 km de diámetro y una altura de 3.500m, donde todavía no ha incidido la luz solar y que presenta un aspecto de pozo negro sin fondo. Impresiona.

La misma tétrica oscuridad puede contemplarse al sur de Pallas, donde el castigado Pallas E, que mantiene sólo sus paredes del Nordeste intactas, se resiste a que el Sol conquiste con su luz la base del cráter derruido.

Después de hacer el boceto de la zona, acoplo la cámara ASI120 MM al telescopio y la fotografío para tener, junto el dibujo, un bonito recuerdo de esta agradable noche de observación lunar.

Y donde no llega mi telescopio, llega la imagen de la LROC. Realmente espectacular, y que sirve de perfecto colofón a la observación de Murchison y Pallas.

LROC

domingo, 8 de noviembre de 2020

Región Activa AR2781 el 8 de noviembre de 2020

El Sol ha estado atravesando un periodo de baja actividad en lo que respecta a la aparición de manchas solares, pero esta semana se ha formado la región activa AR2781, un grupo de manchas que se muestra realmente espectacular a través del telescopio. (Recordad, siempre utilizando un filtro solar adecuado)

Hasta hoy domingo, 8 de noviembre de 2020, no he tenido ocasión de echarle un vistazo, y si me descuido, las nubes me arruinan la observación. Por suerte, antes de que el Sol desapareciera detrás de los edificios, he podido apuntar el SC de 127mm para poder cazar las manchas.

Pero no me ha resultado nada fácil localizar el Sol con el telescopio, ni tampoco lograr un buen enfoque para las fotografías.


Pero a pesar de los problemas (me falta experiencia en observación solar), he podido disfrutar de la AR2781. En visual –realmente sensacional- y en fotografía, aunque no he conseguido una gran definición, sí sirven de testimonio de la observación de estas manchas del ciclo solar 25 que empezamos.

viernes, 6 de noviembre de 2020

NGC7686, cúmulo abierto en Andrómeda

Cuando llevas varios días esperando que llegue el fin de semana para marchar al pueblo y poder montar el telescopio para una sesión de observación, es difícil desistir a ello aunque las condiciones no sean las más apropiadas.

Esto es lo que me pasó la noche del 26 de septiembre de 2020. Cuando quise darme cuenta, un fuerte viento estaba soplando e imposibilitaba la observación planetaria y lunar, es decir, lo que tenía previsto para disfrutar unas horas a pie de telescopio.

Así que no tuve más remedio que modificar lo planificado y me dediqué a la observación de algunos cúmulos abiertos.

Uno de ellos fue NGC7686, un cúmulo abierto situado en la constelación de Andrómeda.

Carta Generada con Cartes du ciel

Es un cúmulo adecuado para pequeños telescopios, e incluso prismáticos, debido a su gran extensión y a la dispersión de sus componentes.

A pesar de ello, a través de mi SC de 235mm ofrece una vista atractiva.

Puedo apreciar a la estrella más brillante del cúmulo, HIP115996, que brilla con magnitud 6,2 y que gracias a su clase espectral K 3 II, lo hace con un bonito color amarillo intenso medio anaranjado. Alrededor de ella, otras seis estrellas brillantes la envuelven, mientras que otras tres quedan un poco ajenas al grupo, aunque su brillo hace que mantengan cierto vínculo con todas las otras.

A parte de estas nueve componentes, otras estrellas más débiles pueblan la zona, añadiendo un punto de belleza al cúmulo. En este sentido se agradece observarlo desde cielos oscuros.

Me ha gustado, y me guardo anotado volver a él, pero con los prismáticos.

Más tarde, buscando información sobre NGC7686, leo que en 1961 Johnson et altri, publicaron un artículo donde llegaron a la conclusión, después de un exhaustivo estudio de sus componentes, que no se trata de un cúmulo abierto real, sino que lo vemos como tal debido a la perspectiva.

Sea como sea, para nosotros los observadores aficionados, NGC 7686 continúa siendo un bonito grupo estelar al que visitar.