viernes, 13 de noviembre de 2020

Pallas y Murchison

No sabemos bien la suerte que tenemos los aficionados a la astronomía de tener un satélite como la Luna. Siempre digo que la observación lunar nunca defrauda, y es así, tanto para los que ponen el ojo en el ocular de un telescopio por primera vez, como para aquellos que ya se conocen a superficie lunar como la palma de la mano.

Y es que cada vez que la observo experimento un montón de sensaciones. Admiración por la serena belleza de la superficie lunar. Estar viendo en vivo y en directo y con gran detalle otro mundo, otra realidad del cosmos, un lugar lleno de cicatrices provocadas por fuerzas externas e internas. Un lugar al que nunca voy a poder ir, pero que puedo observar como si realmente lo estuviera sobrevolando… es difícil de explicar, aunque confío que me entiendan todos aquellos que han experimentado la contemplación lunar a través de un telescopio.

Y lo mejor, es que el juego de luces y sombras que nos ofrece, dependiendo de la incidencia de los rayos solares, hace que siempre podamos ver un mismo sitio con diferentes perspectivas.

Pero dejemos de divagar.

La entrada de hoy es para compartir el dibujo y la observación que hice de dos cráteres que se encuentran en la zona central de la cara visible de la Luna: Pallas y Murchison.

VMA

Visibles en su mejor momento durante la octava noche de lunación, puede que no sean los cráteres más espectaculares que pueden verse en ese momento, pero sin duda, si dedicamos unos minutos a su contemplación, no será un tiempo perdido.

Tanto Murchison como Pallas presentan unas paredes bastante perjudicadas por el paso del tiempo, siendo en parte, derruidas e inundadas por la lava de Sinus Medii.

Murchison es más antiguo que Pallas. Su formación data del periodo Pre-Nectariano (Desde -4.55 mil millones de años hasta -3.92 mil millones de años), mientras que Pallas, claramente superpuesto a él, apareció durante el periodo Nectariano (Desde -3.92 mil millones de años hasta -3.85 mil millones de años).

Su tamaño es similar, 58km de diámetro Murchison, por 50km Pallas. Visualmente son muy atractivos y peculiares, principalmente porque el juego de luces que muestra en la separación entre los dos cráteres, produce la sensación de estar cortados por un tajo de espada.

Murchison ha perdido su forma primigenia, ya que Pallas se ha solapado sobre él en la parte Noroeste, mientras que en la zona Sureste se abre una puerta hacia las lavas de Sinus Medii.

También al Sureste de Murchison podemos contemplar al pequeño cráter Chladni de unos 14 km de diámetro.

Pallas, a pesar de tener alguna zona de sus paredes derruida, presenta una forma circular más reconocible. Destaca el pico central que proyecta una pequeña sombra en dirección a la pared noroeste, donde los rayos solares inciden ya con potencia dándole un brillo espectacular en sus terrazas.

En esta misma zona (noroeste) el cratercillo Pallas A, de 10 km de diámetro, se solapa sobre las paredes de Pallas, y a su lado, el cráter Bode, de 16 km de diámetro y una altura de 3.500m, donde todavía no ha incidido la luz solar y que presenta un aspecto de pozo negro sin fondo. Impresiona.

La misma tétrica oscuridad puede contemplarse al sur de Pallas, donde el castigado Pallas E, que mantiene sólo sus paredes del Nordeste intactas, se resiste a que el Sol conquiste con su luz la base del cráter derruido.

Después de hacer el boceto de la zona, acoplo la cámara ASI120 MM al telescopio y la fotografío para tener, junto el dibujo, un bonito recuerdo de esta agradable noche de observación lunar.

Y donde no llega mi telescopio, llega la imagen de la LROC. Realmente espectacular, y que sirve de perfecto colofón a la observación de Murchison y Pallas.

LROC

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