sábado, 26 de octubre de 2013

NGC7209 - Cúmulo Abierto en Lacerta

Teniendo unas vecinas como Andromeda, Cassiopeia, Cepheus, Cygnus y Pegasus, no es de extrañar que la tímida constelación de Lacerta nos pase bastante inadvertida.

Carta generada con Cartes du Ciel

Teniendo en cuenta que la Luna iba a brillar iluminada en el 92% de su superficie, la noche del 21 de septiembre de 2013 estaba buscando algún objeto asequible cuando me di cuenta que, dejando de lado algunas dobles, no había observado ningún objeto de cielo profundo de Lacerta. Con la intención de subsanar esta pequeña laguna estuve revisando unos cuantos libros y pude comprobar que muchas opciones no tenía.

Al final las opciones se redujeron a dos cúmulos abiertos bastante extensos y relativamente asequibles teniendo en cuenta las condiciones de la noche. En concreto estoy hablando de NGC7209 y NGC7243. El caso es que debido a unas nubes altas que acabaron emborronando un poco el cielo, tuve que contentarme con observar tan sólo el primero.

Este es el dibujo que hice con los 75x que me proporcionaba el Hyperion Aspheric de 31mm acoplado a mi SC de 235mm:



Lo primero que pienso cuando pongo el ojo en el ocular es que NGC7209 sería un cúmulo ideal para mi SC de 127mm. Es realmente rico y extenso, pero hay que adaptarse a lo que se tiene en cada momento y opto por el ocular que me proporciona el campo más amplio posible.

Leyendo aquí y allá observaciones hechas por otros aficionados veo que este cúmulo abierto, observado desde cielos oscuros, empieza a ser asequible con unos prismáticos. Gary Seronik en su “Binocular Highlights” utilizando unos 10x30 lo describe como redondeado y de brillo difuso con algunas estrellas que por momentos se perciben distinguiéndose del fondo.

Sue French, en su “Celestial Sampler” comenta que a través del buscador 8x50 lo percibe como una nebulosidad con sólo dos o tres estrellas que se distinguen en su interior. Le mejora notablemente utilizando unos prismáticos 14x70 y su mejor vista la consigue con su refractor de 4,1”.

Rafa Caballero (Acafar) también lo pudo observar con un refractor de 100mm desde un lugar con elevada contaminación lumínica lo que demuestra, junto a mi observación con una Luna prácticamente llena, que NGC7209 es un cúmulo abierto que puede darnos bastante juego hasta con condiciones poco favorables.

Por mi parte, lo primero que me llama la atención es la presencia de la componente más brillante que aparece en el campo del ocular. Se trata de la estrella variable HT Lacertae, también conocida como HIP109033. Su brillo oscila entre las magnitudes 6,08 y 6,36 durante un período de unos 82 días. La variación es poco amplia como para poder disfrutarla como variable, sin embargo, lo mejor de ella es su marcado color anaranjado gracias a su clase espectral M4IIIab.

Justo al lado de esta estrella y enmarcado por otras tres de magnitudes alrededor de la 8-9 encuentro un conglomerado estelar que no es otra cosa que el cúmulo abierto que nos ocupa, NGC7209.

Una pequeña parte de cielo poblada por un buen número de estrellas dispersas pero que producen una clara sensación de pertenecer a un conjunto. A pesar de ello, es necesario recordar que hay componentes que forman parte del grupo sólo por efecto de perspectiva, aunque bien mirado, a nivel visual poco debe importarnos.

La mayoría las veo de un color blanco-azulado, pero hay algunas que presentan un bonito contraste cromático al brillar con unas tonalidades que van desde el amarillo hasta el anaranjado. En este sentido, destaca con fuerza (dejando de lado HT Lac), la HIP109034, de magnitud 9,5 y clase espectral K3Ib.

Paso un buen rato relacionando tríadas estelares e intentando diferenciar las diferencias de color entre componentes.

Entonces recuerdo la presencia en el cúmulo de una componente especial, que pasaría perfectamente desapercibida si antes no hubiera leído algo acerca de ella. Se trata de la estrella SS Lacertae (AR: 22h04m41s / Dec: +46º 25’38”), una variable con una peculiar historia a sus espaldas.

SS Lacertae es una variable eclipsante con un período de 14,4 días que presentaba una variación de brillo que abarcaba desde la magnitud 10,1 a la 10,6; y digo presentaba por qué hacia mediados del siglo XX cesaron de producirse sus periódicos cambios de brillo manteniéndose perfectamente estable.

Esto motivó el interés de los científicos quienes propusieron dos teorías plausibles: que se produjera una colisión con otra estrella de NGC7209 fusionándose todas las componentes; o que la presencia de una tercera componente con una órbita extremadamente excéntrica produjera durante su acercamiento a las dos estrellas que provocaban el eclipse perturbaciones gravitacionales tales que durante este periodo de tiempo dejáramos de percibir desde nuestro punto de vista esos eclipses recurrentes.

Guillermo Torres y Robert P. Stefanik finalmente presentaron un estudio que se publicó en el año 2000 en el que mostraban sus estudios espectroscópicos que les llevaron a la conclusión de la clara existencia de una tercera componente perteneciente al sistema con un período orbital de unos 679 días que fue la causante del cese de la variabilidad de la estrella principal.

Se estima que este período de no variabilidad terminará hacia el inicio del siglo XXIII.

Consigo localizar SS Lac con relativa facilidad gracias a unas cartas de la AAVSO. Nada diferencia este puntito luminoso de magnitud 10,1 respecto a otras estrellas del cúmulo, sin embargo, como digo muchas veces es más importante saber lo que se está viendo que lo que vemos por nuestro telescopio.

Para facilitar poder encontrar las estrellas más destacadas de esta observación añado el dibujo rotulado con los nombres de cada una de ellas:


En definitiva, un cúmulo abierto extenso y asequible que esconde unos cuantos alicientes.

sábado, 19 de octubre de 2013

2013-10-08 – Eyección de Masa Coronal en el Sol


NUNCA DEBE OBSERVARSE DIRECTAMENTE EL SOL A SIMPLE VISTA O CON UNOS PRISMÁTICOS O TELESCOPIO. PUEDE CAUSAR UN DAÑO PERMANENTE E IRREVERSIBLE A LOS OJOS.

Estamos tan acostumbrados a la presencia del Sol, que a menudo olvidamos la gran influencia que ejerce sobre nuestras vidas. Y no me refiero tan sólo al hecho de deberle nuestra existencia tal como la conocemos, si no que cualquier alteración que se produzca en el Sol puede llegar a afectarnos de una manera que pocos de los que no están familiarizados con lo que es nuestro astro Rey, pueden llegar a imaginar.

El Sol es una estrella que se formó hace 4.650 millones de años y se prevé que se mantenga de una manera más o menos estable durante unos 2.000 millones de años más. A partir de ahí se irá convirtiendo en una gigante roja engullendo cuantos planetas se pongan a su alcance, hasta que expanda finalmente todos sus gases transformándose en lo que conocemos como “nebulosa planetaria”. Cuando las capas externas gaseosas se hayan difuminado en el espacio quedará una enana blanca, un remanente estelar de lo que llegó a ser el Sol.

En principio, como individuos que actualmente podemos llegar a vivir, siendo optimistas, poco más de un centenar de años, no debe preocuparnos la situación cataclísmica que vivirá nuestro Sol en sus últimas etapas. Sin embargo, si debería preocuparnos su comportamiento actual, ya que puede influir de una manera poco agradable en nuestro día a día cotidiano.

El estudio del Sol puede considerarse que se inició en el momento en que Thomas Harriot y Galileo Galilei (1610) apuntaron temerariamente su telescopio hacia nuestra estrella y descubrieron la presencia de manchas solares en su superficie. Desde entonces algo hemos avanzado en su estudio.

http://galileo.rice.edu/sci/observations/sunspot_drawings.html

Las manchas solares son marcas oscuras y más frías respecto a la zona que las envuelve con una intensa actividad magnética.

A lo largo de los años se ha podido comprobar que la aparición de estas manchas sigue ciclos de 11 años, de tal manera que al principio de un ciclo, las manchas solares suelen aparecer en latitudes cercanas a los 40°, mientras que a medida que el ciclo se acerca a su máximo, en el que el número de manchas cada vez es más frecuente, aparecen hacia latitudes cercanas a los 7º. Al cabo de 22 años la polaridad del Sol se invierte, pasando de Norte/Sur a Sur/Norte.

Pero lo más significativo es que durante los máximos, la actividad solar aumenta de tal manera que se suele producir una eyección de masa coronal (CME), que no es otra cosa que una onda hecha de radiación electromagnética lanzada desde el Sol hacia el espacio. El verdadero peligro se produce cuando esta CME se dirige en dirección a la Tierra.

En agosto de 1859 se produjo la tormenta solar más potente de la que se tiene noticia a lo largo de la historia. Fue tan importante que llegaron a verse auroras boreales hasta en el Caribe. El diario “El Clamor Público” en su edición del 6 de septiembre de 1859 se hacía eco del fenómeno, destacando los problemas que afectaron al incipiente uso del telégrafo:

El CLAMOR PÚBLICO. Hemeroteca de la Biblioteca Nacional de España

Realmente, sería espectacular poder ver una aurora boreal desde la Península Ibérica.

Y viendo los estragos que causó esta tormenta solar, es casi obligado preguntarnos qué ocurriría si se produjera una tan potente en la actualidad.

A parte de disfrutar de magníficas auroras boreales, sufriríamos averías en satélites y telecomunicaciones (móviles, radio, televisión…), sobrecarga de las redes eléctricas con sus consecuentes apagones y la imposibilidad de utilizar nada que requiriera energía eléctrica…

No hay que alarmarse por ello, pero también es verdad que sería bueno ser conscientes que existe la posibilidad que se produzca un efecto como el de 1859 y poseer un protocolo de actuación ante un caso como este para que las consecuencias sobre nuestra sociedad fueran las mínimas posibles.

Todas estas reflexiones me vinieron a la cabeza el pasado 8 de octubre de 2013 en que se produjo una CME que fue perfectamente captada por el SOHO (Solar and Heliospheric Observatory):

“Cortesía del Consorcio SOHO/LASCO. SOHO es un proyecto de cooperación internacional entre la ESA y la NASA"

Juntando la secuencia de imágenes del coronógrafo LASCO C2 del SOHO pude elaborar este gif donde se aprecia perfectamente la eyección de masa coronal.

Confiemos que si en algún momento nos alcanza una tormenta solar de gran magnitud sepamos reaccionar de la mejor manera posible.

jueves, 10 de octubre de 2013

NGC7025 / French 1 / The Dolphin's Diamonds - Galaxia y asterismo en Delphinus

Mientras preparaba una sesión de observación , leyendo el libro de Sue French “Deep-Sky Wonders”, llegué a las páginas donde comenta una serie de objetos interesantes en la constelación de Delphinus. La mayoría ya los había visitado, sin embargo me llamó la atención uno que desconocía: el asterismo French 1.

Se trata de un grupo de unas 13 estrellas que rondan las magnitudes 9-12 que resulta muy adecuado para telescopios de abertura pequeña o moderada. Y no sólo es el atractivo del asterismo, además, si observamos desde cielos oscuros, tenemos el aliciente añadido de poder cazar la pequeña galaxia NGC7025 que se encuentra a sólo 43,5” de la estrella TYC1649-2401-1 de magnitud 9.7 y que es una de las componentes destacadas de French 1.

Realmente es un asterismo muy atractivo al que Sue French ha bautizado como “Toadstool” (Seta Venenosa). Y tengo que reconocer que con el ojo pegado al ocular esta similitud es bastante evidente, cosa que no siempre se corresponde con otros asterismos que reciben nombres curiosos que, una vez observados, uno no es capaz de encontrar ninguna relación entre el aspecto del asterismo y el nombre que se le asigna.

Investigando un poco vi que este asterismo también recibe el nombre de “The Dolphin’s Diamonds” (Los Diamantes del Delfín), acuñado por Phil Harrington en un artículo suyo aparecido en mayo de 1998 en Sky & Telescope.

Sea cual sea el nombre que prefiramos, es un bonito grupo estelar sobre el que todavía hay dudas de si se trata de un cúmulo abierto o si es una simple agrupación de estrellas por perspectiva. Este es el dibujo que hice la noche del 31 de agosto de 2013 observando desde un lugar oscuro con mi SC de 235mm y el ocular Hyperion Aspheric que me daba unos confortables 75x:



Nada más poner el ojo en el ocular se puede disfrutar de un campo estelar muy rico en el que destaca la docena larga de estrellas brillantes que forman el asterismo. La gran mayoría presentan colores blanquecinos y azulados, aunque hay alguna excepción, como es la TYC1649-2401-1 que he comentado antes, que presenta un bonito color amarillento-anaranjado reflejo de su clase espectral K2 D.

Al ver esta estrella me acuerdo de la presencia de la galaxia NGC7025, pero no soy capaz de percibirla.

Decido dejar un poco de banda el asterismo y centrarme en la zona donde debería estar la galaxia. Cambio el ocular y fuerzo hasta 235x. Y entonces ya soy capaz de ver una manchita ovalada, blancuzca, evanescente y tímida en apariencia. Pero a pesar de todo ello, perfectamente reconocible, hasta el punto que vuelvo a poner los 75x que tenía al principio y con la vista mejor adaptada y utilizando visión lateral puedo percibir, ahora sí, NGC7025 formando parte de la seta venenosa. Se encuentra situada en lo que sería la volva de la seta.

Adjunto también una fotografía que saqué de la zona donde se puede apreciar perfectamente el asterismo y la esquiva galaxia. Son 15 exposiciones de 10” a ISO 800 con la Nikon D5100 acoplada al telescopio SC de 235mm, 15 darks y 15 Bias. Volteada horizontalmente para que coincida con lo que veía por el ocular. La “seta” aparece tumbada, como marcan las líneas superpuestas, y la galaxia (NGC7025) aparece como una estrella desenfocada:



NGC7025 no es una galaxia fácil, y es posible que un telescopio pequeño no sea capaz de cazarla. Presenta una magnitud visual de 13 y un tamaño de 1,9’x1,3’. Está catalogada como espiral de tipo Sa y fue descubierta por Albert Marth en 1863.

De todas maneras, aunque no seamos capaces de ver NGC7025, la sola presencia de este magnífico asterismo (French 1), bien vale una visita.

Las coordenadas donde podemos encontrar la galaxia son:

AR: 21h 07m 47sg
Dec: +16º 19' 59"

viernes, 4 de octubre de 2013

NGC6751 - Nebulosa Planetaria en Aquila

En la constelación de Aquila podemos encontrar la nebulosa planetaria catalogada como NGC6751. Con un tamaño aparente de 20” y una magnitud visual estimada de 11,9, esta planetaria situada a unos 6.500 años luz de la Tierra no resulta ser un objeto fácil para pequeños telescopios y/o lugares con cierta contaminación lumínica.

Sin embargo, esto no quiere decir que nos olvidemos de ella. Que no sea fácil no quiere decir que la tengamos que considerar como extremadamente complicada. Con un poco de paciencia, las condiciones adecuadas y la ayuda de algún filtro, se puede disfrutar perfectamente de NGC6751.
La noche del 9 de agosto de 2013 pude apuntar mi SC de 235mm hacia esta planetaria. De camino a ella hice un pequeño alto en la estrella de carbono V Aquilae, situada a tan sólo 0,5°. Nunca me canso de observarla, su color rojizo es ciertamente hipnótico.

De todas maneras esta noche no me entretuve demasiado con ella, el objetivo era NGC6751. Este es el dibujo que hice a 146,88x:



Se encuentra situada en un rico campo estelar, lo que compensa un poco la aparente timidez que emana de esta planetaria. Con bajos aumentos se distingue bastante bien, presentándose como una manchita blanquecina que me recuerda mucho a un Júpiter desenfocado. Un claro ejemplo de por qué W. Herschel acuñó el término “nebulosa planetaria”.

Sería preciso forzar el máximo posible los aumentos, pero esta noche la turbulencia atmosférica no ayuda demasiado (estimo 3/5, siendo 5=óptimo) y me conformo con observarla con el ocular Nagler de 16mm (146x). No puedo quejarme, campo generoso y aumento razonable para lo que es la noche.

Centrándome en el campo del ocular, veo que la planetaria se encuentra formando un triángulo prácticamente equilátero con dos pequeñas estrellas de magnitud similar, TYC5140-3793-1 (mag. 11,3) y USNO J1906013-055709 (mag. 11,5). El resto de estrellas del campo no destacan especialmente, pero sí que permiten jugar un poco con ellas formando agrupaciones de tríadas estelares.

Utilizo entonces el filtro OIII y veo que me oscurece en exceso el campo. Cojo el UHC y después de adaptar un poco la vista al nuevo filtro, percibo la planetaria, al contrario que antes que la veía redondeada, con una curiosa forma rectangular.

De la estrella central ni rastro, la magnitud 15,5 con la que brilla es demasiado para mi telescopio.
Concluyo la observación recordando la fantástica fotografía tomada por el Telescopio espacial Hubble y pensando que no es muy probable que en una noche con mejores condiciones atmosféricas pudiera sacarle mucho más partido del que le he sacado esta noche.

Credit: NASA, The Hubble Heritage Team (STScI/AURA)

NGC6751 fue descubierta en 1863 por Albert Marth, un astrónomo alemán que trabajó en observatorios del Reino Unido y de Malta. Llegó a descubrir 600 nebulosas y el asteroide (29) Anfitrita.

Lo que más me ha impresionado de esta planetaria, como es habitual, no es tanto lo que he percibido de ella como saber lo que estoy viendo. En este caso, más concretamente, me ha impresionado leer que el tamaño actual de NGC6751 equivale 0,8 años luz, unas 600 veces el diámetro de nuestro Sistema Solar… Con este dato en la cabeza vuelvo a poner el ojo en el ocular y no puedo por menos que quedarme realmente extasiado viendo esa pequeña manchita blanquecina y reflexionando acerca de las grandes, grandísimas distancias con las que nuestra mente tiene que tratar cuando hablamos del Cosmos.