A estas alturas de año, empieza a ser complicada la observación de Júpiter y Saturno en condiciones, ya que cada vez se encuentran más cerca del horizonte cuando anochece. Las turbulencias afectan bastante, y cuesta fotografiarlos de manera nítida.
Pero como siempre digo, hay que saber adaptarse a las circunstancias.
Trasteando por internet vi que la noche del 17 de octubre de 2020 iba a darse un bonito espectáculo en Júpiter. Iba a coincidir el paso de la sombra de Calisto con la de Io junto a la presencia de la Gran Mancha Roja (GMR).
Consultando con el Starry Night, mi gozo en un pozo, cuando sucediera el evento, Júpiter ya se encontraría por debajo del horizonte. Pero no estaba todo perdido, aún podía cazar su inicio con la sombra de Calisto y la aparición de la GMR.
Así que monté el SC de 127mm en el balcón y apunté a Júpiter. La sombra de Calisto la veía perfectamente, sin embargo, la GMR resultaba complicada al estar tan cerca del limbo de Júpiter.
No quise entretenerme demasiado y acoplé la barlow y la DBK a ver si era capaz de sacar algo decente a pesar de la fuerte turbulencia que había.
Al final, a pesar de todo, no quedé descontento del todo:
Y entretanto, ahí estaba Saturno. Fiel compañero celeste de Júpiter estos últimos meses. No pude evitar visitarlo antes de dar por terminada la sesión de observación. Marte, el verdadero protagonista estos días, quedaba fuera de mi alcance por culpa de la orientación de mi balcón. Los típicos inconvenientes de la observación urbana. Esperando mejores oportunidades, me quedo con el buen rato que pasé esta noche con Júpiter y Saturno.
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