Menos mal que mi hermano ya me conoce, por qué si no, no sé qué habría pasado este sábado. 2 de junio de 2018, cuando en pleno partido de tenis, cuando voy a sacar, paro el juego, me dirijo a mi bolsa de deporte, cojo el móvil y hago unas fotos al Sol…
Ante la mirada interrogadora de mi hermano, con toda la tranquilidad del mundo le digo: “No, es que es una halo solar…”
Y es que no siendo el primero que veo, sí es el primero que he tenido ocasión de fotografiar, aunque sea con la sencilla cámara del móvil.
Es todo un espectáculo ver este extenso halo colorido alrededor el Sol. De hecho, he tenido que hacer una composición de dos fotografías para abarcarlo por entero.
Un halo solar es un fenómeno atmosférico que puede verse habitualmente en las zonas polares del planeta, aunque dependiendo de las condiciones, también puede apreciarse en cualquier lugar.
Los halos se producen cuando en el cielo hay nubes de tipo cirro o cirroestratos, asociadas normalmente a un frente frío. Lo cual indica en palabras llanas, que se aproxima tormenta (hoy está lloviendo).
El halo más frecuente, como el que pude disfrutar, es el que se conoce como halo de 22º. Se forma alrededor del Sol como un círculo difuso, de un radio angular de 22º y una anchura de 1,5º.
El halo está causado por partículas de hielo en suspensión en la tropósfera que refractan la luz y generan un espectro de colores alrededor del Sol. El halo de 22º está formado por la refracción en cristales de hielo hexagonales. Cuanto más regulares geométricamente sean los cristales el halo producido será más luminoso y perfecto.
En definitiva, un bonito espectáculo cuando menos te los esperas.
Por cierto, acabé perdiendo el partido de tenis.
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