viernes, 4 de julio de 2014

NGC5466 - Espectacular, pero exigente globular en Bootes

NGC5466 es un cúmulo abierto situado en la constelación de Bootes, con una magnitud visual de 9,2 (en mi opinión después de observarlo, lo veo como un valor muy optimista) y que presenta un diámetro que se extiende a lo largo de unos 11’.

Fue descubierto el 17 de mayo de 1784 por William Herschel y se trata de uno de los cúmulos globulares de nuestra galaxia más pobres en cuanto metalicidad, siendo también uno de los menos luminosos.

Imagen de Simbad/Aladin

En base a ello podría considerarse como el “patito feo” de los cúmulos de la Vía Láctea, pero en realidad se trata de un globular muy peculiar.

Situado aproximadamente a unos 52.000 años luz de la Tierra, su posición actual respecto al centro de la galaxia se estima en 130.500 años luz. Pero lo curioso es que debido a una órbita muy excéntrica, se ha calculado que hace 50 millones de años, este globular se encontraba a tan sólo 26.000 años luz del centro galáctico.

¿Quién dice que el cielo es inmutable? El único problema es que la escala temporal que abarca la vida humana no es comparable con la del Cosmos.

Según recientes investigaciones, se ha llegado a la conclusión que este paso tan cercano pudo provocar una significante pérdida de estrellas debido a la baja masa y poca concentración estelar que presentaba NGC5466, dándole el actual aspecto que ofrece.

Pero las peculiaridades de este cúmulo globular no acaban aquí.

La Vía Láctea, al igual que otras grandes galaxias espirales, suele absorber a galaxias satélites más pequeñas que con el tiempo va atrapando gracias a sus predominantes fuerzas gravitacionales. Durante el proceso, la estructura de la galaxia que es absorbida se va deformando dejando a lo largo de su órbita lo que se conoce como “corrientes de estrellas”, o “ríos de estrellas”; o en inglés “tidal streams”, o “tidal tail”. Líneas de estrellas que se van “desprendiendo” de la galaxia absorbida que no es capaz de mantenerlas en su zona de influencia al verse superada por la fuerza de atracción de la galaxia absorbente, en este caso, la Vía Láctea.

En nuestra galaxia se han descubierto más de una quincena de estos regueros estelares, fruto de la acreción o asimilación de galaxias satélites enanas, pero también, el origen de algunos de ellos no es galáctico, sino que es fruto del mismo proceso pero cuyo origen no es una galaxia satélite, sino un cúmulo globular.

Pues bien, en 2006 se publicó un estudio elaborado por V. Belokurov, N. W. Evans, M. J. Irwin, P. C. Hewett y M. I. Wilkinson donde expusieron el descubrimiento de una corriente de estrellas muy viejas procedentes de NGC5466.

Esta corriente estelar es consecuencia de la aproximación tan extrema al núcleo de la Vía Láctea hace 50 millones de años que comentaba al principio. Y este reguero de estrellas se extiende en la actualidad por unos 60.000 años luz, que abarcan unos 45º en el cielo, desde la constelación de Bootes hasta la de Ursa Major.

Lástima que en visual no seamos capaces de percibir estos ríos estelares. De poder hacerlo sería realmente espectacular, tal cual viéramos un cometa con una larga cola.

La noche del 20 de junio de 2014, disfrutando de unos cielos oscuros y de mi SC de 235mm decidí apuntar hacia NGC5466. No es un globular demasiado conocido y observado por los aficionados y, sinceramente, no sabía qué podía esperar de él.

Después de estar un rato observándolo y preparándome ya para dibujar lo que veo y comentarlo, una sola palabra me viene a la cabeza: “bárbaro”.



Creo que desde que observo por un telescopio no había visto nada parecido, no había tenido la experiencia que he vivido con este globular.

Lo primero, un aviso: cielos bien oscuros y telescopios de buena abertura son condiciones ineludibles para disfrutar de NGC5466.

En un primer momento, pongo el ojo en el ocular y no veo absolutamente nada de nada. Un poco con la mosca tras la oreja levanto la cabeza y miro hacia la constelación de Bootes y, efectivamente, una manada de nubes que esta noche van desplazándose por el cielo al son del viento que sopla, se encuentra en estos momentos en la zona donde intento localizar NGC5466.

Se me escapa un suspiro de resignación y me espero unos instantes a que vuelva a despejarse la zona. Pongo de nuevo el ojo en el ocular, a 94x, y continúo sin ver nada que se asemeje a un globular. Aunque ahora sí, hacia la periferia del campo de visión veo alguna que otra estrella.

Pues bien, aguanto un poco y de repente, en el centro mismo del ocular percibo como una mancha difusa y algodonosa. No se trata de ninguna nube rezagada, es NGC5466.

Una vez cazado, fuerzo los aumentos hasta los 146x, repito el procedimiento de adaptación de la vista a la oscuridad y no puedo evitar soltar una exclamación de admiración. Utilizando la visión lateral veo una nebulosidad extensa, muy extensa y a lo largo y ancho de su superficie, incluso más allá, veo aparecer puntitos estelares. Débiles, pero perfectamente identificables. Calculo que deben rondar la magnitud 12.

Es sencillamente espectacular, muy complicado de observar, pero espectacular.

Continúo adaptando la vista y a los puntitos que ya percibía anteriormente, se suman otros que, ahora sí, me resulta muy complicado concretar su posición exacta. Para hacer el dibujo, opto por un mixto: marco las estrellas que veo claras en su lugar correspondiente y punteo otras en zonas aleatorias que proporcionar de manera más fidedigna la impresión que tengo al mirar por el ocular.

Animado, fuerzo hasta los 235x y aunque la noche no acompañe en exceso, me quedo sin palabras. La manchita del globular ocupa ahora todo el campo del ocular y las débiles estrellitas que iban moteándolo, ahora se perciben mucho mejor. Un fondo nebuloso con un brillo uniforme donde por toda su extensión se aprecian puntitos estelares bien definidos. Se me hace la boca agua y disfruto un buen rato con esta visión tan peculiar.

El único inconveniente a estos aumentos es que al ocupar todo el campo del ocular, la sensación de “globular” desaparece en cierta manera al perder la perspectiva con el entorno. Es por esto que al final he preferido hacer el dibujo de lo que veía con 146x.

Cuando acabo levanto la cabeza hacia el cielo y descanso un poco la vista. NGC5466 es un globular que impresiona, tanto por lo que he disfrutado en visual, como por lo que he podido leer acerca de él. Eso sí, exigente, muy exigente. Seguro que volveré a observarlo en otra ocasión.

2 comentarios:

  1. Hola Oscar, me a gustado mucho la crónica y el dibujo. Este globular es delicado y requiere un cielo oscuro, tiene ese aspecto que comentas de moteado, las finas estrellas que lo componen en el interior tiene una imagen muy bonita, que engancha cuando lo observas por el ocular.
    Tuve la oportunidad de observarlo hace unos meses y la verdad que me gusto mucho aunque sea tan delicado.

    http://dibujodelcielonocturno.blogspot.com.es/2014/06/observacion-cumulo-globular-ngc-5466.html

    Un saludo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias roberto,

      Precisamente la entrada de tu blog fue la que me animó a observar este globular. Las condiciones de la noche no fueron todo lo buenas que hubiera sido de desear, por lo que tengo muchas ganas de volver a cazarlo a ver si puedo exprimirlo un poco más :)

      Y por cierto, felicidades por el ASOD:

      http://www.asod.info/?p=12479

      Saludos.

      Óscar

      Eliminar