A lo largo del día, en mi zona alcanzamos una temperatura máxima de 39,8º C, pero lo peor es que en toda la noche, la mínima no bajó de 30º C. Bochorno, sudor, estrecheces en el balcón, turbulencias endemoniadas, contaminación lumínica, problemas y algún que otro imponderable que me dejo en el tintero, no impidieron que pasase, a pesar de todo, unas horas disfrutando de nuestros vecinos del Sistema Solar con el ojo pegado al ocular y alternando las cámaras DBK21AU04-AS y ASI120MM.
Monté el telescopio nada más pude percibir dos estrellas que me permitieran alinearlo. Arturo y Antares fueron las que dieron el pistoletazo de salida.
Tengo que reconocer que no dediqué demasiado tiempo a la planificación. Teniendo en cuenta la orientación Sudoeste-Oeste de mi balcón, la idea era empezar con Venus y Júpiter, que a primeras horas de la noche tengo ya al alcance, y luego esperar a que Saturno y Marte aparecieran sobrepasando la fachada del edificio.
Esta es la hoja donde fui dibujando los planetas con rápidos y esquemáticos bocetos a medida que iba observándolos por el telescopio:
Así las cosas, empecé apuntando a Venus. Como esperaba, mostraba su fase y ofrecía una bonita vista por el ocular. Pero sólo pude disfrutarlo unos minutos, ya que ante mi decepción, cuando quise darme cuenta, y antes de poder hacerle ninguna fotografía, se escondió detrás de las brumas que dominaban el horizonte.
Pensé: “Si todo va a ser así, más me valdría recoger y dedicar la noche del sábado a otra cosa”.
Pero la verdad es que no era la primera vez que por una u otra razón iba posponiendo la observación de Marte en esta oposición de 2018 y no quería dejar pasar otra oportunidad.
Entre disquisiciones, dirigí mi atención a Júpiter, y por suerte, su zona estaba libre de nubes.
Pero las condiciones atmosféricas de la noche no parecía que quisieran darme tregua. Forzando los aumentos, el planeta se veía de forma aceptable, con sus dos bandas ecuatoriales bien visibles, pero no era para lanzar cohetes. A pesar de ello, me animé a tomar una imagen del planeta con la DBK y la barlow x2, con un resultado un poco discreto, pero que bien sirve como un bonito recuerdo de la noche.
Y otra sin barlow en la que se puede apreciar la bonita disposición de los satélites galileanos. De derecha a izquierda: Io, Callisto, Europa y Ganymede.
Viendo que poco más podía exprimir de Júpiter, Miré hacia donde ya debería verse Saturno y vi que había unos restos de nubes que tapaban la zona. Esperando que despeje, saco una foto de Antares. Bonita con su color rojo, aunque hay que reconocer que en época de oposición, Marte no tiene rival.
La paciencia tiene su recompensa, y hacia las 21h 56m T.U. vi por fin al Señor de los Anillos, y a pesar que la noche no acompañaba, siempre resulta espectacular su contemplación. Además, con un poco de esfuerzo, pude distinguir a Titán, el mayor satélite de Saturno que brillaba con magnitud 8,6. En condiciones adecuadas, incluso desde ciudad no debería tener ningún problema para verlo, pero las nubes habían cogido cariño a la zona de Saturno y empezaban a convertirse en un problema. Así que con rapidez, volví a montar la DBK para llevarme el recuerdo del planeta anillado en esa extremadamente calurosa noche de agosto.
Ya empezaba a ponerme nervioso ante la aparición del que debía constituirse como el gran objetivo de la noche: Marte.
Teóricamente, hacia las 22h 15m T.U. ya debería poder verlo, y de hecho, asomándome a la barandilla, lo veía perfectamente, brillando en el cielo con un rutilante color rojizo. Pero el caso es que, entrando dentro de los imponderables que antes se habían quedado en el tintero, los vecinos dejaron el toldo sin recoger, precisamente esa noche, tapándome un trozo de cielo que, en condiciones normales, ya está a esas horas a mi alcance.
Y allí estaba, asomado al balcón, viendo a Marte, pero completamente ciego para el telescopio… y sudando como un gorrino.
Aproveché para ir a refrescarme un poco y volví hacia las 22h 21m T.U. Parecía que ya lo tenía en el punto de mira. Puse el ojo en el ocular y lo que vi me dejó impresionado. Tanto por el color anaranjado hipnótico del planeta como por su tamaño aparente. Pocas veces he visto a Marte de esta manera, nada menos que 22,4”.
La pena es que la tormenta de polvo que ha evolucionado durante esta oposición, impide que podamos ver los accidentes del planeta bien contrastados, y esto, para un telescopio de 127mm es un verdadero hándicap. Una pena.
A pesar de forzar aumentos e intentar adaptar bien la vista, no fui capaz de distinguir ningún detalle de la superficie del planeta. Pero tengo que reconocer que, como he comentado antes, el tamaño y el color, impresionaban.
Viendo que en visual no podía sacar más, le di una oportunidad a la fotografía. Y la verdad es que el resultado final que he conseguido con la DBK y la barlow x2, me han dejado muy, pero que muy contento. Es lo que tiene no crearse expectativas demasiado elevadas:
Animado, monté la ASI120MM para darle una oportunidad a la fotografía con filtros, pero (otro de los imponderables), no me preguntéis cómo, me hice un lío con los filtros, y al final sólo he podido salvar un vídeo que hice con el filtro IR Pro 742. Menos mal que pude sacar la de la DBK. Sea como sea, la comparto porqué creo que ha sido capaz de sacar más detalle de la superficie del planeta.
Espero que por lo menos me sirva de experiencia para no cometer de nuevos los mismos errores.
Hacia las 23h 41m T.U. quise volver a visual y se me ocurrió utilizar algunos filtros para ver si podía mejorar la primera experiencia. Y no sabría decir si fue sugestión mía, o por el contrario, una percepción real, pero el caso es que utilizando un filtro polarizador, noté una pequeña sombra en la parte inferior izquierda del planeta. Qué pena no disponer del SC de 235mm que está tomando polvo en mi pueblo.
Para concluir la noche, puse el ocular de 25mm, que con los 50x que me proporcionaba y el campo visual de 1º, me permitía ver a Marte, con su esplendoroso color anaranjado, flanqueado por tres estrellas que podía percibir con cierta dificultad retando a la fuerte contaminación lumínica imperante. Este es el dibujo que hice, coloreado con posterioridad con el Photoshop para mostrar la grandeza marciana del momento.
Qué decir. A pesar de todo, lo pasé genial dándome un paseo por el vecindario planetario y disfrutando por primera vez de Marte en esta oposición de 2018.
Acabo con esta imagen del programa VPA donde se muestra la cara que ofrecía Marte en la calurosa noche del 4 de agosto de 2018.
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