La Luna, al ser esférica, presenta una curvatura que provoca que percibamos los accidentes cercanos a su limbo con una perspectiva que nos enmascara su forma real.
De manera que un cráter que presenta una forma redondeada, lo veamos ovalado. Muchos son los ejemplos que podemos encontrar, y el cráter Langrenus, es uno de ellos.
A partir del tercer día de lunación, Langrenus se distingue como uno de los cráteres más grandes, asequibles y bonitos que podemos observar cerca del terminador lunar.
Esta formación circular presenta un diámetro de 132 km, para hacernos una idea, más o menos la misma que existe en línea recta entre la ciudad de Barcelona y la de Lleida; y tal vez no nos lo parezca, pero las paredes de Langrenus se elevan hasta unos nada despreciables 2.600m.
En él se puede distinguir perfectamente las partes clásicas de un cráter de impacto: el fondo del cráter en donde podemos encontrar el pico central y unas paredes laterales formando unas terrazas que se distinguen sin demasiados problemas, aunque también es cierto que presentan un aspecto algo caótico.
También, cuando los rayos solares inciden de una forma más directa sobre Langrenus, pueden notarse los rayos de eyecta que emanan de él. Esto podría hacernos pensar que se trata de un cráter joven, pero en realidad se formó hacia el periodo Eratosteniense tardío.
La noche del 20 de junio de 2015, con la Luna iluminada en un 18% de su superficie y encontrándose a 4,23 días de lunación, apunté mi SC de 127mm hacia Langrenus y me dispuse a disfrutar de él.
Lo primero que me llama la atención son las dos pequeñas sombras que se aprecian en el centro del fondo del cráter, pequeñas, pero lo suficientemente presentes como para facilitarme distinguir sin demasiados problemas estos dos picos que se elevan alrededor de los 1.000m.
Con mis 127mm de abertura y con una turbulencia nada favorable, no soy capaz de distinguir ningún detalle más en el fondo de Langrenus, pero a pesar de ello, lo que sí noto es que brilla más respecto al color del vecino Mare Fecunditatis. Un bonito contraste.
A continuación me fijo en las paredes. La incidencia de los rayos solares es todavía lo suficientemente inclinada como para que se dé un curioso juego de luces y sombras, que al igual que sucedía con los dos picos centrales, permite que pueda distinguir con más facilidad el encabalgamiento de las terrazas que forman las paredes del cráter.
La vista es soberbia.
Junto a Langrenus, ya en pleno Mare Fecunditatis, distingo tres curiosos cráteres, no tanto por ellos mismos, sino por la disposición en la que se encuentran. Por un momento pienso que su posición se puede considerar hasta ordenada, comparada con lo caótica que parece la superficie lunar.
Estos tres cráteres son Bilharz, el mayor de ellos con 43 km de diámetro; Naonobu, de 35 km y, el más pequeño de los tres, Atwood, de 32 km.
A parte de la línea de sombra proyectada por sus paredes de la zona Este, no soy capaz de distinguir ninguna característica que destaque en ellos.
Finalmente, adentrándome ya completamente en los dominios de Mare Fecunditatis, disfruto de las grietas que aparecen en los extremos de este mar (Dorsa Andrusov y Dorsa Geikie).
Al final me animo a tomar una fotografía de la zona con la cámara ASI120MM acoplada al SC de 127mm:
Como curiosidad, comentar para aquellos que dispongan de un telescopio de gran abertura y disfruten con la observación de la Luna, pueden realizar un seguimiento a ver si son capaces de distinguir un Fenómeno Lunar Transitorio (TLP, en inglés).
El 30 de diciembre de 1992, Audouin Dollfus, observando desde el Observatorio de París con un reflector de 1m de diámetro, pudo ver una serie de zonas brillantes que fueron modificando su aspecto a lo largo de una serie de días.
http://news.bbc.co.uk/2/hi/science/nature/789095.stm
Se especuló con que se tratara de un escape de algún tipo de gas que levantara el polvo de la superficie del cráter y se viera reflejado por los rayos solares, pero no existió un consenso generalizado entre la comunidad científica, que no consideraba Langrenus como un lugar propicio donde pudieran darse algún tipo de fenómeno lunar transitorio.
Sea como sea, un aliciente más para observar la zona.
Un bonito punto y final para un buen rato de observación.