Esto es una de las cosas que observé la noche del 8 de marzo de 2014 desde unos cielos oscuros con el SC de 235mm:
A veces es necesario explicar porqué nos emocionamos tanto cuando observamos un puntito de luz, de no hacerlo los astrónomos aficionados corremos el peligro de parecer personas realmente excéntricas…
La estrella que he marcado no es tal, sino que se trata de un cuásar (en algunos lugares encontraremos el anglicismo quasar), el objeto más lejano que podré observar nunca con mi telescopio. Y al decir lejano, me refiero a unos 2.500 millones de años luz.
Situémonos un poco.
Según la teoría del Big Bang, el principio del Universo tal como lo conocemos hoy se sitúa aproximadamente hace unos 13.700 millones de años.
La Vía Láctea apareció hace unos 13.200 millones de años.
Hace unos 4.650 millones de años se formó nuestro Sol.
En la actualidad los geólogos consideran que la edad de la Tierra es de unos 4.470 millones de años.
Hace 3.500 millones de años apareció la vida sobre la Tierra y los primeros homínidos (del género Australopithecus) anduvieron sobre la Tierra hace entre 4 y 2,5 millones de años.
Es decir, que la luz que llegó a mi retina procedente de ese puntito fue emitida desde su lugar de origen hace 2.500 millones de años. Por aquel entonces la Tierra, nuestra Tierra, se encontraba en pleno proceso de oxigenación de la atmósfera gracias a la proliferación de
estromatolitos y nuestro género Homo todavía tardaría unos 2.496 millones de años en poner un pie sobre la superficie terrestre.
Pero ¿qué es exactamente un cuásar?
La palabra aparece como correspondencia al acrónimo inglés de “Quasi Stellar Radio Sources” (Fuentes de Radio Casi Estelares) que fue propuesto por el astrofísico norteamericano Hong-Yee Chiu en mayo de 1964 en un artículo titulado “Gravitational Collapse” que escribió en “Physics Today”. Por cierto, comentar que en la actualidad se está generalizando el uso de las siglas “QSO” (Quasi Stellar Object) al ver que no todos los cuásares eran potentes fuentes de radio.
Pero centrémonos un poco más en lo que es el objeto en sí, mas que en la terminología utilizada.
A finales de la década de los 50 e inicios de los 60 del siglo XX se empezó a utilizar radiotelescopios para observar el firmamento, y en esa época pionera, cuando se detectaba una fuente de radio, se solía apuntar los telescopios tradicionales hacia ella para comprobar si había ahí algún objeto que pudiera percibirse en visual.
En ocasiones esas fuentes de radio se relacionaban con restos de supernova, alguna galaxia lejana o con zonas de formación estelar; sin embargo, en otras ocasiones no encontraban nada de esto y en su lugar veían algo muy similar a una simple estrella.
Con el tiempo se realizaron estudios espectroscópicos de estas “estrellas” y se comprobó que presentaban un marcado desplazamiento al rojo, lo que relacionándolo con la
Ley de Hubble, indicaba que estas estrellas no eran tales, sino que se trataba de objetos extragalácticos situados a enormes distancias. En la actualidad se han detectado cuásares a unos 13.000 millones de años luz. 3C 273 es uno de los cuásares más cercanos que existen, situado a unos 2.500 millones de años luz, y precisamente por esto, lo tenemos a nuestro alcance visual con telescopios de aficionado.
Son objetos extremadamente luminosos. 3C 273 tiene una magnitud visual que según la AAVSO oscila entre la 12,20 y la 13,57, sin embargo su
magnitud absoluta es de -26,7. Hay que considerar que la magnitud absoluta del Sol es de +4,81.
Un cuásar suele presentar una luminosidad variable, de lo que se desprende según los científicos, que son de tamaño relativamente reducido, similar al de nuestro Sistema Solar.
Según el “Diccionario Sirius de Astronomía” en su definición de cuásar se indica que “Actualmente se creen que son los núcleos especialmente activos de galaxias muy lejanas. La fuerza y variación de esta actividad hace pensar que el responsable sea un gran agujero negro de mil millones de masas solares”.
Eso era el puntito que observé la otra noche. Supongo que habrá quien no le impresione en absoluto y que siga pensando que es una tontería ponerse a observar esos puntos de luz que todos parecen iguales, pero para mí fue realmente emocionante.
************************
3C 273 se encuentra en la constelación de Virgo, exactamente en las coordenadas:
AR: 12h 29m 06,7s
Dec: +02º 03’ 08,6”
Pero a pesar de disponer de un telescopio con sistema “goto”, nos serán de gran ayuda unas cartas estelares para confirmar que la “estrella” que estamos viendo es realmente el cuásar.
Se puede empezar con una carta de gran campo (45º):
Si localizamos la Gamma Virgini (Porrima) y la Eta Virgini (Zaniah) podemos triangular la situación aproximada de 3C 273.
Continuamos con otra que abarca 10º:
Partiendo de Eta Virgini podemos servirnos de unas cuantas estrellas que brillan alrededor de la magnitud 7 e ir saltando de una a otra hasta llegar a la TYC282-428-1. Una vez hallamos llegado a ella, el viaje empieza a complicarse un poco.
Continuaremos con más detalle con esta carta de 2,5º:
Desde TYC282-428-1 intentaremos localizar las estrellas de mag. 9-10 TYC282-374-1 y TYC282-449-1 y a partir de ellas llegar a TYC282-227-1, de magnitud 10,3 y que ya nos va a servir de referencia directa para localizar el cuásar. Y para ello podemos utilizar ya la carta que proporciona la AAVSO y que fue la que me permitió a mí identificar, no sin dificultades, a 3C 273:
Y me resultó complicado, por un lado al no corresponderse exactamente a la disposición de las estrellas de la carta con las que me aparecían por el ocular, y por otro por el hecho de tratarse de estrellas bastante débiles.
Lo mejor es diseñarse la carta según nuestras necesidades en la página de la AAVSO:
http://www.aavso.org/vsp
Al inicio he puesto lo que observé con 146x, pero viendo la carta de la AAVSO quise forzar un poco más los aumentos para intentar identificar el máximo posible de estrellas para confirmar que lo que estaba viendo se correspondía ciertamente al cuásar. Este fue, finalmente, el dibujo que hice a 235x:
Haciendo estimaciones en visual comparando con las estrellas que me aparecen en el campo del ocular llegué a la conclusión que debía brillar en torno a la magnitud 12,6. Unas condiciones ideales para intentar su observación desde unos cielos oscuros con telescopios de buena abertura. Aunque también es cierto que hay observadores que han podido cazarlo con refractores de 70-90mm.
Para terminar me gustaría adjuntar la foto que hice con la Nikon D5100 acoplada al SC de 235mm...:
… e invitaros a que si vais por la zona de Virgo echéis un vistazo a este simple puntito de luz. No sé si al final conseguiremos no parecer tan excéntricos :)