Uno de los accidentes más impresionantes que podemos observar en la Luna son las grietas (Rimae, Rima en singular). Por lo general, su origen puede ser debido a antiguos canales de lava (las más curvadas y sinuosas) o a fallas en el terreno (las más rectilíneas).
En la séptima noche después de Luna Nueva, en Cuarto Creciente, podemos disfrutar de la zona lunar más atractiva y asequible en cuanto a grietas se refiere: la zona de Rima Aridaeus, con la que me centré el 30 de mayo de 2009; Rima Hyginus y Rimae Triesnecker. Éstas dos últimas fueron las estrellas de la noche del 13 de noviembre de 2010.
Este es el dibujo que hice:
Después de hacer un primer boceto con el lápiz, me dispuse a observar con tranquilidad el espectáculo que se estaba mostrando ante mi.
Lo primero que me llamó la atención es lo clara que se mostraba la Rima Hyginus, en la vertical del centro de mi dibujo. Esta grieta se extiende a lo largo de unos 220 km presentando una anchura media de 4 km. Aproximadamente a medio camino se encuentra el cráter que le da nombre, Hyginus. No es demasiado espectacular, ya que presenta un diámetro de tan sólo 10,6 km.y unas paredes de 770m de altitud, sin embargo, su situación, en medio de la grieta, es realmente llamativa. Como curiosidad, comentar que algunas teorías sostienen que el cráter Hyginus es de los pocos cráteres lunares que tienen un origen volcánico.
Con telescopios de buena abertura se puede apreciar que una zona de la rima se encuentra formada por un alineamiento de cratercillos. Intenté fijarme para comprobar si era capaz de apreciarlos, pero con mi SC de 127mm no fui capaz... por lo menos esta noche.
Cerca del final de la Rima Hyginus, en la parte inferior izquierda del dibujo, se puede apreciar el inicio de la Rima Aridaeus. Pero esta noche prefiero centrarme en las grietas que presenta a su alrededor el cráter Triesnecker.
Cerca del terminador lunar Triesnecker sólo se ve iluminado en las zonas altas de sus paredes. Su fondo mantiene una tétrica oscuridad. Lo más llamativo es la larga y accidentada sombra que proyecta. Sencillamente espectacular.Su diámetro es de 26 km. y su altura es de 2.800m, y de él emanan una serie de grietas que me resultan más complicadas de observar que no la Rima Hyginus. Tal vez “complicadas” no sea la palabra, ya que se aprecian perfectamente después de unos momentos de observación. Es impresionante las delicadas ramificaciones que se aprecian. La grieta más visible ofrece tan sólo unos 3 km. de ancho de media. Son estrechas, pero muy profundas. Tanto que la luz del Sol no es capaz de penetrar completamente en ellas.
Estas grietas son fruto del hundimiento de galerías subterráneas por las que circulaba la lava que formó Sinus Medii, una pequeña bahía que todavía se esconde en la oscuridad de la noche.
Aparte de las grietas, me detengo unos instantes en la zona situada entre Rima Hyginus y el cráter Manilius. Es una formación (¿Cordillera?) muy peculiar. Oscura, como una mancha en forma de cascada en medio del Mare Vaporum. No he sido capaz de descubrir si recibe un nombre específico, como mucho presenta varios cratercillos relacionados a Hyginus (E, W, N, G...). Me anoto volver a ella con un telescopio de mayor abertura en cuanto tenga la ocasión.
La zona oscura en forma “triangular”, en los dominios del todavía escondido cráter Ukert, arriba a la derecha del dibujo, también ofrece una buena nota de “color”.
Para acabar con esta agradable noche de observación monté la cámara DBK en el telescopio y saqué las siguientes fotos testimoniales.
Ésta, con la barlow de 2x, muestra el detalle de la zona de Rima Hyginus y Rimae Triesnecker que plasmé en mi dibujo:
Y a continuación dejo esta otra, más general en la que aparece también Rima Aridaeus, en la que he rotulado los accidentes más llamativos:
En conclusión, una zona lunar asequible a todo tipo de telescopios que, aparte de su atractivo estético, nos ilustra una interesante lección de geología lunar.
domingo, 21 de noviembre de 2010
martes, 16 de noviembre de 2010
NGC 1647 - Cúmulo abierto en Taurus
Después de disfrutar con unos prismáticos de los cúmulos abiertos de las Híades y de las Pleiades, podemos coger el telescopio y visitar otro cúmulo abierto de la constelación de Taurus: NGC 1647. En nada comparable a los otros dos, sin embargo, desde unos cielos relativamente oscuros, ofrece un sensacional espectáculo.
NGC 1647 se encuentra situado a unos 1.700 años luz de distancia, tiene una edad de 190 millones de años, siendo, aproximadamente 400 millones de años más joven que las Híades. Fue descubierto por William Herschel el 15 de febrero de 1784.
La noche del 6 de noviembre de 2010 tuve ocasión de dirigir mi telescopio hacia este interesante cúmulo. Este es el dibujo que hice con mi SC de 127mm a 40,32x:
Es necesario aprovechar una noche oscura para poder sacarle todo el partido a NGC 1647, ya que se encuentra formado por un buen número de estrellas que brillan con unas magnitudes entre la 8ª y la 12ª. Yo no he podido exprimirlo del todo, pero no puedo quejarme con el resultado.
En la parte inferior izquierda del dibujo aparecen dos estrellas anaranjadas que si sufrimos de cierta contaminación lumínica, van a robar todo el protagonismo al cúmulo. Son la HIP22176, con magnitud 5,96 y clase espectral K4 III, que además es una binaria espectroscópica... y la HIP22161, más débil (mg. 7,46) y de clase espectral K0. Para estar un buen rato disfrutando de sus marcados colores.
Pero no debemos dejarnos hipnotizar por el atractivo cromático de estas dos estrellas y tenemos que fijarnos justo a su lado como, a medida que adaptamos la vista a la oscuridad, van apareciendo más y mas estrellas. Estrellas que constituyen nuestro principal objetivo, que no es otro que el cúmulo abierto NGC1647.
Está formado por un buen número de estrellitas (cuento aproximadamente una treintena), de brillo homogéneo y esparcidas por una generosa superficie celeste. De hecho, me ocupa casi todo el campo de mi Hyperion Aspheric de 31mm (72º), que no es poco...
Dejando aparte la HIP22176 y la HIP 22161, que sinceramente parecen dos intrusas, la mayoría de las estrellas del cúmulo las veo azuladas, a excepción de una bonita doble que se encuentra a la derecha del dibujo y que está formada por las dos estrellas que parecen ser las más brillantes del cúmulo. Se trata de la doble AG 311, con una primaria de magnitud 8,90 y una secundaria de magnitud 9,32; separadas por unos generosos 33” en un ángulo de posición de 112º. Ambas lucen unas tonalidades amarillentas muy atractivas. Un toque de distinción para un cúmulo muy homogéneo.
Investigando un poco he comprobado que AG 311, no es sólo binaria, sino que está considerada triple. Estos son los datos que aparecen en el WDS para las tres componentes:
04459+1911 AG 311AB - AP: 112º / Sep. 33.0” / Mag. 8.90 9.32 / Clase espectral: A0
04459+1911 CTT 8AC - AP: 173º / Sep. 54.3” / Mag. 8.90 9.70
Ya he comentado al principio, que hacen falta cielos oscuros para sacar todo el partido al cúmulo, y, lamentablemente, la humedad que había esta noche en el ambiente y ciertas luces vecinas me han impedido fijarme en la tercera componente (en consecuencia, no aparece en mi dibujo). Una razón más para volver a observar NGC 1647 con más calma cuando tenga unas mejores condiciones de observación.
En definitiva, he pasado un buen rato con este cúmulo abierto... antes que unas nubes que al empezar la noche amenazaban en el horizonte hayan acabado de adueñarse definitivamente del cielo y me hayan obligado a plegar velas.
NGC 1647 se encuentra situado a unos 1.700 años luz de distancia, tiene una edad de 190 millones de años, siendo, aproximadamente 400 millones de años más joven que las Híades. Fue descubierto por William Herschel el 15 de febrero de 1784.
La noche del 6 de noviembre de 2010 tuve ocasión de dirigir mi telescopio hacia este interesante cúmulo. Este es el dibujo que hice con mi SC de 127mm a 40,32x:
Es necesario aprovechar una noche oscura para poder sacarle todo el partido a NGC 1647, ya que se encuentra formado por un buen número de estrellas que brillan con unas magnitudes entre la 8ª y la 12ª. Yo no he podido exprimirlo del todo, pero no puedo quejarme con el resultado.
En la parte inferior izquierda del dibujo aparecen dos estrellas anaranjadas que si sufrimos de cierta contaminación lumínica, van a robar todo el protagonismo al cúmulo. Son la HIP22176, con magnitud 5,96 y clase espectral K4 III, que además es una binaria espectroscópica... y la HIP22161, más débil (mg. 7,46) y de clase espectral K0. Para estar un buen rato disfrutando de sus marcados colores.
Pero no debemos dejarnos hipnotizar por el atractivo cromático de estas dos estrellas y tenemos que fijarnos justo a su lado como, a medida que adaptamos la vista a la oscuridad, van apareciendo más y mas estrellas. Estrellas que constituyen nuestro principal objetivo, que no es otro que el cúmulo abierto NGC1647.
Está formado por un buen número de estrellitas (cuento aproximadamente una treintena), de brillo homogéneo y esparcidas por una generosa superficie celeste. De hecho, me ocupa casi todo el campo de mi Hyperion Aspheric de 31mm (72º), que no es poco...
Dejando aparte la HIP22176 y la HIP 22161, que sinceramente parecen dos intrusas, la mayoría de las estrellas del cúmulo las veo azuladas, a excepción de una bonita doble que se encuentra a la derecha del dibujo y que está formada por las dos estrellas que parecen ser las más brillantes del cúmulo. Se trata de la doble AG 311, con una primaria de magnitud 8,90 y una secundaria de magnitud 9,32; separadas por unos generosos 33” en un ángulo de posición de 112º. Ambas lucen unas tonalidades amarillentas muy atractivas. Un toque de distinción para un cúmulo muy homogéneo.
Investigando un poco he comprobado que AG 311, no es sólo binaria, sino que está considerada triple. Estos son los datos que aparecen en el WDS para las tres componentes:
04459+1911 AG 311AB - AP: 112º / Sep. 33.0” / Mag. 8.90 9.32 / Clase espectral: A0
04459+1911 CTT 8AC - AP: 173º / Sep. 54.3” / Mag. 8.90 9.70
Ya he comentado al principio, que hacen falta cielos oscuros para sacar todo el partido al cúmulo, y, lamentablemente, la humedad que había esta noche en el ambiente y ciertas luces vecinas me han impedido fijarme en la tercera componente (en consecuencia, no aparece en mi dibujo). Una razón más para volver a observar NGC 1647 con más calma cuando tenga unas mejores condiciones de observación.
En definitiva, he pasado un buen rato con este cúmulo abierto... antes que unas nubes que al empezar la noche amenazaban en el horizonte hayan acabado de adueñarse definitivamente del cielo y me hayan obligado a plegar velas.
domingo, 14 de noviembre de 2010
La "X" Lunar - Werner-Blanchinus-La Caille y Purbach
Cuando observo el terminador lunar, es decir, la zona de la Luna que separa la noche del día, a menudo veo puntitos de luz que emergen envueltos todavía por la negra noche lunar, ofreciendo un bonito espectáculo.
Esto es debido a que el Sol empieza a bañar primero con sus rayos las zonas más elevadas del relieve que, por unos momentos, contrastan con la oscuridad que las rodea. Normalmente se trata de pequeños puntos, pequeñas líneas... pero dentro de este fenómeno lumínico encontramos uno realmente llamativo: la “X” Lunar.
Podríamos considerarlo como un “asterismo” lunar, ya que no hablamos de ningún accidente en concreto, sino de un juego de luces y sombras sobre tres cráteres (Blanchinus, La Caille y Purbach). Mientras su fondo permanece a oscuras, las partes elevadas de sus paredes se iluminan presentando una peculiar forma de “X” que emerge de la oscuridad lunar.
Este fenómeno es asequible a todo tipo de telescopios, y hasta a unos simples prismáticos 15x70, pero no se puede considerar que sea fácil de observar. El problema reside en que tan sólo se puede ver la “X” durante un periodo de cuatro horas poco después del cuarto creciente. Se estima que empieza el proceso cuando la posición del Sol respecto a la superficie lunar presenta un ángulo de –1,97º, y finaliza cuando llega, aproximadamente, a los 2º.
Hace tiempo que me anoté en mi larga, larguísima lista de cosas pendientes a observar, esta “X”, y podría decir que he estado planificando la observación durante muchos meses, podría decir que he estado haciendo esfuerzos sobrehumanos para observarla, podría contar mis lamentaciones por los días adecuados cubiertos por nubes... Pero tengo que reconocer que nada de esto ha sucedido.
Lo que realmente ocurrió es que la noche del 13 de noviembre de 2010, cuando subí el telescopio a la terraza, comprobé que el suelo estaba mojado por culpa de la humedad, y que medio cielo estaba tapado por las nubes. Tan sólo la zona de la Luna y de Júpiter estaba relativamente despejada. Así que, quieras que no, no tuve más remedio que apuntar hacia la Luna... y ante mi sorpresa, lo primero que vi con el ocular de 25mm a 50x fue... la esquiva "X".
No lo había planificado, pero eso no me impidió correr a buscar el ordenador y la DBK, acoplar la cámara al SC de 127mm e intentar inmortalizar el momento:
Animado, me atreví a poner la barlow x2, y cruzando los dedos (el Nexstar 5i, la barlow y la DBK son terriblemente exigentes) saqué esta otra:
Como si de la cruz en el mapa del tesoro se tratara, estuve un buen rato admirando el impresionante juego de luces y sombras que se estaba dando ante mis ojos... bueno, ante mi ojo izquierdo, para ser más exactos.
Los cráteres Werner y Aliacensis se muestran como dos pozos negros sin fondo de diámetro similar (el primero 70km por 80km el segundo), mientras las paredes más altas de Blanchinus, La Caille y Purbach emergen majestuosas de la oscuridad ofreciendo la curiosa forma de “X”.
De hecho, la “X” Lunar también es conocida como Purbach X, Blanchinus X, la Cruz Lunar o Werner X. La razón por la que el cráter Werner toma protagonismo en la nomenclatura a pesar de no intervenir de manera directa en la formación de la “X”, se debe a que es el cráter que sirve de referencia a la hora de localizarla momentos antes de que aparezca.
En la siguiente fotografía he añadido los nombres de los cráteres más representativos para situarnos un poco sobre el terreno:
En definitiva, una curiosa observación lunar que podemos disfrutar con cualquier telescopio. Sólo hace falta un poco de planificación y paciencia... o estar en el lugar adecuado en el momento adecuado...
Esto es debido a que el Sol empieza a bañar primero con sus rayos las zonas más elevadas del relieve que, por unos momentos, contrastan con la oscuridad que las rodea. Normalmente se trata de pequeños puntos, pequeñas líneas... pero dentro de este fenómeno lumínico encontramos uno realmente llamativo: la “X” Lunar.
Podríamos considerarlo como un “asterismo” lunar, ya que no hablamos de ningún accidente en concreto, sino de un juego de luces y sombras sobre tres cráteres (Blanchinus, La Caille y Purbach). Mientras su fondo permanece a oscuras, las partes elevadas de sus paredes se iluminan presentando una peculiar forma de “X” que emerge de la oscuridad lunar.
Este fenómeno es asequible a todo tipo de telescopios, y hasta a unos simples prismáticos 15x70, pero no se puede considerar que sea fácil de observar. El problema reside en que tan sólo se puede ver la “X” durante un periodo de cuatro horas poco después del cuarto creciente. Se estima que empieza el proceso cuando la posición del Sol respecto a la superficie lunar presenta un ángulo de –1,97º, y finaliza cuando llega, aproximadamente, a los 2º.
Hace tiempo que me anoté en mi larga, larguísima lista de cosas pendientes a observar, esta “X”, y podría decir que he estado planificando la observación durante muchos meses, podría decir que he estado haciendo esfuerzos sobrehumanos para observarla, podría contar mis lamentaciones por los días adecuados cubiertos por nubes... Pero tengo que reconocer que nada de esto ha sucedido.
Lo que realmente ocurrió es que la noche del 13 de noviembre de 2010, cuando subí el telescopio a la terraza, comprobé que el suelo estaba mojado por culpa de la humedad, y que medio cielo estaba tapado por las nubes. Tan sólo la zona de la Luna y de Júpiter estaba relativamente despejada. Así que, quieras que no, no tuve más remedio que apuntar hacia la Luna... y ante mi sorpresa, lo primero que vi con el ocular de 25mm a 50x fue... la esquiva "X".
No lo había planificado, pero eso no me impidió correr a buscar el ordenador y la DBK, acoplar la cámara al SC de 127mm e intentar inmortalizar el momento:
Animado, me atreví a poner la barlow x2, y cruzando los dedos (el Nexstar 5i, la barlow y la DBK son terriblemente exigentes) saqué esta otra:
Como si de la cruz en el mapa del tesoro se tratara, estuve un buen rato admirando el impresionante juego de luces y sombras que se estaba dando ante mis ojos... bueno, ante mi ojo izquierdo, para ser más exactos.
Los cráteres Werner y Aliacensis se muestran como dos pozos negros sin fondo de diámetro similar (el primero 70km por 80km el segundo), mientras las paredes más altas de Blanchinus, La Caille y Purbach emergen majestuosas de la oscuridad ofreciendo la curiosa forma de “X”.
De hecho, la “X” Lunar también es conocida como Purbach X, Blanchinus X, la Cruz Lunar o Werner X. La razón por la que el cráter Werner toma protagonismo en la nomenclatura a pesar de no intervenir de manera directa en la formación de la “X”, se debe a que es el cráter que sirve de referencia a la hora de localizarla momentos antes de que aparezca.
En la siguiente fotografía he añadido los nombres de los cráteres más representativos para situarnos un poco sobre el terreno:
En definitiva, una curiosa observación lunar que podemos disfrutar con cualquier telescopio. Sólo hace falta un poco de planificación y paciencia... o estar en el lugar adecuado en el momento adecuado...
jueves, 11 de noviembre de 2010
Las Híades - Cúmulo abierto en Taurus
Las Hiades, según la mitología griega fueron hijas del titán Atlas y de Etra. Según las fuentes, su número y sus nombres puede variar, pero podríamos considerar que Félise, Corónide, Eudora, Ambrosía, Feo, Polixo y Dione se corresponden a lo que actualmente conocemos como las Hiades.
Una de las leyendas existentes cuenta que las Hiades tenían un hermano, Hiante, que murió devorado por un león. Al conocer la noticia, las desconsoladas hermanas murieron de pesar y Zeus, admirado por su amor fraternal, las convirtió en estrellas.
Otra leyenda cuenta que fueron las encargadas de cuidar de dios Dioniso niño, tarea nada segura al tener en contra a la temible Hera... finalmente Zeus, recompensando sus servicios, acabó convirtiéndolas en estrellas para toda la eternidad...
Nunca me canso de leer estas historias mitológicas, reminiscencias de la época en que nuestros antepasados empezaban a intentar explicar las increíbles maravillas de la bóveda celeste. Por las noches, antes de empezar a observar con mi telescopio siempre me gusta echar un vistazo al cielo a simple vista, reconocer algunas constelaciones e imaginarme cómo se debían sentir los hombres que observaban las estrellas cuando no tenían otra ayuda que sus ojos.
Pero centrémonos un poco. Astronómicamente hablando, las Hiades es el nombre dado a un espectacular cúmulo abierto que podemos encontrar fácilmente en la constelación de Taurus. Cúmulo que es considerado como el más cercano a nuestro Sistema Solar. Se encuentra a “sólo” 151 años luz de distancia y se estima (con gran precisión) que tiene unos 625 millones de años de antigüedad.
En la misma constelación de Taurus, podemos encontrar un cúmulo abierto más conocido y, para qué nos vamos a engañar... más majestuoso y espectacular que las Hiades, que no es otro que el cúmulo de sus hermanastras las Pleiades.
Con esto no quiero decir que no valga la pena observar las Hiades, al contrario, con unos sencillos prismáticos 10x50, es una de las mejores vistas que podemos encontrarnos en el cielo.
Lo que me llamó la atención cuando estaba buscando información sobre el cúmulo abierto de las Hiades es que, a pesar de estar perfectamente relacionado el grupo de estrellas que lo componen con las hijas de Atlas y Etra, ninguna de sus componentes es conocida con el nombre propio de ninguna de las hermanas. Todo lo contrario de lo que sucede con las Pleiades, que a pesar de resultar más complicado a la hora de distinguirlas individualmente a simple vista, todas sus estrellas están “bautizadas” con sus correspondientes nombres.
Tan sólo Aldebarán tiene el honor de llevar nombre propio, y paradójicamente, a pesar de encontrarse en medio del cúmulo de las Hiades y de ser la estrella más destacada de la zona, no pertenece físicamente a él. Aunque no por ello debemos infravalorar la espectacularidad que ofrece esta estrella anaranjada al conjunto.
Aldebarán es una estrella gigante naranja de tipo espectral K5 III que se encuentra situada a 65,1 años luz de distancia (A mitad de camino de la distancia que nos separa de las Hiades). Es una estrella cuyo radio es 44 veces mayor que el de nuestro Sol, por lo que de intercambiar posiciones, Aldebarán se extendería hasta la mitad de la órbita de Mercurio.
Para quien tenga un telescopio potente puede ser interesante intentar observar Aldebarán B. Efectivamente, Aldebarán es un sistema binario, cuyas componentes se encuentran separadas por 133,2” en un ángulo de posición de 31º. Aldebarán, que además es variable, brilla con una magnitud de 0,8, mientras que Aldebaran B lo hace con 11,3. Un aliciente para los que gusten de los retos doblísticos.
Las coordenadas exactas de Aldebarán son:
AR: 04h 35,9m
Dec: +16º 31’
Muchas veces he tenido ocasión de observar las Hiades, pero la noche del 5 de noviembre de 2010 decidí coger los prismáticos 10x50, colocarlos en un trípode fotografíco y dibujar con tranquilidad lo que veía a través de ellos:
Sinceramente, no tienen desperdicio. Lo primero que llama la atención es la forma de “V” con la que se muestran sus componentes más brillantes. A continuación, Aldebarán acapara todo el protagonismo con su espectacular fulgor anaranjado... y finalmente, nos fijamos en el resto de componentes. De entre todas ellas destaca la Theta 1 y la Theta 2 Tauri, las estrellas que se encuentran en el centro del dibujo y que son una excelente pareja para observar y disfrutar con los prismáticos.
Theta 1 y Theta 2 se encuentran separadas por unos generosísimos 336,7”, cosa que permite ser perfectamente asequible a cualquier prismático. Su ángulo de posición es de 348º y sus magnitudes son 3,4 y 3,9, dándoles una apariencia de soles gemelos estéticamente espectacular.
Además, la principal brilla con un bonito color blanco-azulado, mientras que la secundaria lo hace con un potente amarillo.
En la parte superior del dibujo, también destaca una tríada estelar muy vistosa formada por Delta 1 Tauri, Delta 2 Tauri y Delta 3 Tauri... como se puede comprobar, la imaginación de quienes pusieron sus nombres dejó pasar una gran oportunidad de dejar para la posteridad la individualidad de las hijas de Atlas y de Etra...
Sea como sea, la belleza de este cúmulo observado a través de los prismáticos en una fría noche de invierno nos cautivará con toda seguridad.
Para terminar, me gustaría dejar una foto de familia de las hijas de Atlas que tomé el 11 de enero de 2004 cuando hacía poco más de tres meses que había acabado de comprar mi primer telescopio... y los prismáticos y la cámara fotográfica me resultaban de gran ayuda a la hora de empezar a conocer el cielo:
ASOD, 13 de noviembre de 2010: http://www.asod.info/?p=4299
Una de las leyendas existentes cuenta que las Hiades tenían un hermano, Hiante, que murió devorado por un león. Al conocer la noticia, las desconsoladas hermanas murieron de pesar y Zeus, admirado por su amor fraternal, las convirtió en estrellas.
Otra leyenda cuenta que fueron las encargadas de cuidar de dios Dioniso niño, tarea nada segura al tener en contra a la temible Hera... finalmente Zeus, recompensando sus servicios, acabó convirtiéndolas en estrellas para toda la eternidad...
Nunca me canso de leer estas historias mitológicas, reminiscencias de la época en que nuestros antepasados empezaban a intentar explicar las increíbles maravillas de la bóveda celeste. Por las noches, antes de empezar a observar con mi telescopio siempre me gusta echar un vistazo al cielo a simple vista, reconocer algunas constelaciones e imaginarme cómo se debían sentir los hombres que observaban las estrellas cuando no tenían otra ayuda que sus ojos.
Pero centrémonos un poco. Astronómicamente hablando, las Hiades es el nombre dado a un espectacular cúmulo abierto que podemos encontrar fácilmente en la constelación de Taurus. Cúmulo que es considerado como el más cercano a nuestro Sistema Solar. Se encuentra a “sólo” 151 años luz de distancia y se estima (con gran precisión) que tiene unos 625 millones de años de antigüedad.
En la misma constelación de Taurus, podemos encontrar un cúmulo abierto más conocido y, para qué nos vamos a engañar... más majestuoso y espectacular que las Hiades, que no es otro que el cúmulo de sus hermanastras las Pleiades.
Con esto no quiero decir que no valga la pena observar las Hiades, al contrario, con unos sencillos prismáticos 10x50, es una de las mejores vistas que podemos encontrarnos en el cielo.
Lo que me llamó la atención cuando estaba buscando información sobre el cúmulo abierto de las Hiades es que, a pesar de estar perfectamente relacionado el grupo de estrellas que lo componen con las hijas de Atlas y Etra, ninguna de sus componentes es conocida con el nombre propio de ninguna de las hermanas. Todo lo contrario de lo que sucede con las Pleiades, que a pesar de resultar más complicado a la hora de distinguirlas individualmente a simple vista, todas sus estrellas están “bautizadas” con sus correspondientes nombres.
Tan sólo Aldebarán tiene el honor de llevar nombre propio, y paradójicamente, a pesar de encontrarse en medio del cúmulo de las Hiades y de ser la estrella más destacada de la zona, no pertenece físicamente a él. Aunque no por ello debemos infravalorar la espectacularidad que ofrece esta estrella anaranjada al conjunto.
Aldebarán es una estrella gigante naranja de tipo espectral K5 III que se encuentra situada a 65,1 años luz de distancia (A mitad de camino de la distancia que nos separa de las Hiades). Es una estrella cuyo radio es 44 veces mayor que el de nuestro Sol, por lo que de intercambiar posiciones, Aldebarán se extendería hasta la mitad de la órbita de Mercurio.
Para quien tenga un telescopio potente puede ser interesante intentar observar Aldebarán B. Efectivamente, Aldebarán es un sistema binario, cuyas componentes se encuentran separadas por 133,2” en un ángulo de posición de 31º. Aldebarán, que además es variable, brilla con una magnitud de 0,8, mientras que Aldebaran B lo hace con 11,3. Un aliciente para los que gusten de los retos doblísticos.
Las coordenadas exactas de Aldebarán son:
AR: 04h 35,9m
Dec: +16º 31’
Muchas veces he tenido ocasión de observar las Hiades, pero la noche del 5 de noviembre de 2010 decidí coger los prismáticos 10x50, colocarlos en un trípode fotografíco y dibujar con tranquilidad lo que veía a través de ellos:
Sinceramente, no tienen desperdicio. Lo primero que llama la atención es la forma de “V” con la que se muestran sus componentes más brillantes. A continuación, Aldebarán acapara todo el protagonismo con su espectacular fulgor anaranjado... y finalmente, nos fijamos en el resto de componentes. De entre todas ellas destaca la Theta 1 y la Theta 2 Tauri, las estrellas que se encuentran en el centro del dibujo y que son una excelente pareja para observar y disfrutar con los prismáticos.
Theta 1 y Theta 2 se encuentran separadas por unos generosísimos 336,7”, cosa que permite ser perfectamente asequible a cualquier prismático. Su ángulo de posición es de 348º y sus magnitudes son 3,4 y 3,9, dándoles una apariencia de soles gemelos estéticamente espectacular.
Además, la principal brilla con un bonito color blanco-azulado, mientras que la secundaria lo hace con un potente amarillo.
En la parte superior del dibujo, también destaca una tríada estelar muy vistosa formada por Delta 1 Tauri, Delta 2 Tauri y Delta 3 Tauri... como se puede comprobar, la imaginación de quienes pusieron sus nombres dejó pasar una gran oportunidad de dejar para la posteridad la individualidad de las hijas de Atlas y de Etra...
Sea como sea, la belleza de este cúmulo observado a través de los prismáticos en una fría noche de invierno nos cautivará con toda seguridad.
Para terminar, me gustaría dejar una foto de familia de las hijas de Atlas que tomé el 11 de enero de 2004 cuando hacía poco más de tres meses que había acabado de comprar mi primer telescopio... y los prismáticos y la cámara fotográfica me resultaban de gran ayuda a la hora de empezar a conocer el cielo:
ASOD, 13 de noviembre de 2010: http://www.asod.info/?p=4299
lunes, 8 de noviembre de 2010
STF780 - Preciosa triple en Camelopardalis
La noche del 6 de noviembre de 2010, con un seeing de 3/5 (Siendo 5=Óptimo), el cielo despejado, con humedad y sin Luna estuve observando unas cuantas dobles en la constelación de Camelopardalis. De entre todas ellas, la STF 780 fue la que más me gustó.
Amarilla. Azul marcado. Un puntito etéreo azul oscuro. Impresionante.
Impresionante lo bonita que es. Eso sí, no es fácil, no… Se necesitan cielos oscuros para disfrutar plenamente de todo lo que puede ofrecer esta tríada de estrellas, que es mucho.
A 50x, por lo menos esta noche, veo una estrella sola, triste, en un campo estelar poblado por estrellas muy débiles. Una sola estrella, pero que destaca por encima de las otras.
Pongo directamente los 125x y lo que me aparece en el ocular me deja la boca abierta. La estrella solitaria que veía antes, brillante y con un bonito color amarillo, ahora se ve acompañada íntimamente por otra componente más débil que ofrece un color azul celeste muy cristalino… y si esto no fuera suficiente, a una distancia muy cercana, una tercera componente muy débil, aparece y desaparece por momentos, insinuando un color azul oscuro muy singular.
Una verdadera maravilla.
Al final pongo los 166,66x y decido que estos son los aumentos ideales para disfrutar de esta preciosidad. Si disponemos de cielos oscuros sería un crimen no dedicarle un poco de nuestro tiempo.
Este es el dibujo que hice con el Photoshop:
Amarilla. Azul marcado. Un puntito etéreo azul oscuro. Impresionante.
Impresionante lo bonita que es. Eso sí, no es fácil, no… Se necesitan cielos oscuros para disfrutar plenamente de todo lo que puede ofrecer esta tríada de estrellas, que es mucho.
A 50x, por lo menos esta noche, veo una estrella sola, triste, en un campo estelar poblado por estrellas muy débiles. Una sola estrella, pero que destaca por encima de las otras.
Pongo directamente los 125x y lo que me aparece en el ocular me deja la boca abierta. La estrella solitaria que veía antes, brillante y con un bonito color amarillo, ahora se ve acompañada íntimamente por otra componente más débil que ofrece un color azul celeste muy cristalino… y si esto no fuera suficiente, a una distancia muy cercana, una tercera componente muy débil, aparece y desaparece por momentos, insinuando un color azul oscuro muy singular.
Una verdadera maravilla.
Al final pongo los 166,66x y decido que estos son los aumentos ideales para disfrutar de esta preciosidad. Si disponemos de cielos oscuros sería un crimen no dedicarle un poco de nuestro tiempo.
Este es el dibujo que hice con el Photoshop:
domingo, 7 de noviembre de 2010
Stock 2 - Cúmulo abierto en Cassiopeia
La noche del 2 de noviembre de 2010 me había planteado como objetivo observar un cúmulo abierto situado en la constelación de Cassiopeia catalogado como Stock 2. Con mis prismáticos 15x70, el trípode fotográfico y unas cartas impresas bajo el brazo apunté hacia el Doble Cúmulo de Perseo. Muy fácil de localizar. Y a partir de él encontré un grupo de estrellas muy peculiar que me dejó convencido de que estaba ante Stock 2.
Me dispuse a dibujar lo que estaba viendo a través de los prismáticos y acabé la noche seguro de haber logrado mi propósito. El caso es que un compañero del foro de la AAH, Jaimeovi, hizo hizo una completa referencia a este cúmulo haciéndome ver que mi observación de lo que yo pensaba era Stock 2, no era el cúmulo en cuestión, si no otro grupo de estrellas. En esta carta elaborada a partir del Stellarium, he marcado el Cúmulo Doble de Perseo, el verdadero Stock 2 y el grupo de estrellas que observé yo.
En el mismo hilo del foro de la AAH, Nachote me hizo ver muy acertadamente que en la parte superior del grupo de estrellas que había estado observando yo, se encuentra un pequeño y débil cúmulo abierto, NGC743, que por su poco brillo no pude ver con los prismáticos, y que no guarda ninguna relación con el grupo estelar que dibujé. Es lo que más me ha chocado, que dejando de banda la presencia de NGC743, no hay ningún nombre que englobe completamente este curioso asterismo que observé y que me recordó una cadena de "ADN"... pero esto ya lo comentaré mejor en otra entrada.
El caso es que me dejo anotado volver a la zona tan pronto pueda para cazar, esta vez sí, a Stock 2, que se encuentra exactamente en las siguientes coordenadas:
AR: 02h 15m
Dec. +59º 16m
Me dispuse a dibujar lo que estaba viendo a través de los prismáticos y acabé la noche seguro de haber logrado mi propósito. El caso es que un compañero del foro de la AAH, Jaimeovi, hizo hizo una completa referencia a este cúmulo haciéndome ver que mi observación de lo que yo pensaba era Stock 2, no era el cúmulo en cuestión, si no otro grupo de estrellas. En esta carta elaborada a partir del Stellarium, he marcado el Cúmulo Doble de Perseo, el verdadero Stock 2 y el grupo de estrellas que observé yo.
En el mismo hilo del foro de la AAH, Nachote me hizo ver muy acertadamente que en la parte superior del grupo de estrellas que había estado observando yo, se encuentra un pequeño y débil cúmulo abierto, NGC743, que por su poco brillo no pude ver con los prismáticos, y que no guarda ninguna relación con el grupo estelar que dibujé. Es lo que más me ha chocado, que dejando de banda la presencia de NGC743, no hay ningún nombre que englobe completamente este curioso asterismo que observé y que me recordó una cadena de "ADN"... pero esto ya lo comentaré mejor en otra entrada.
El caso es que me dejo anotado volver a la zona tan pronto pueda para cazar, esta vez sí, a Stock 2, que se encuentra exactamente en las siguientes coordenadas:
AR: 02h 15m
Dec. +59º 16m
viernes, 5 de noviembre de 2010
NGC752 - Cúmulo abierto en Andromeda
En la constelación de Andromeda, cerca de Almach (Gamma Andromedae) podemos encontrar a NGC752, un cúmulo abierto situado a unos 1.200 años luz de distancia y uno de los más viejos que se conocen. Habitualmente, los cúmulos abiertos ofrecen edades de decenas o cientos de millones de años, sin embargo, NGC752 tiene una antigüedad de más de mil millones de años.
La noche del 27 de octubre de 2010 estrenaba un nuevo ocular que me he comprado para observar campos amplios, el Hyperion Aspheric de 31mm que ofrece un campo aparente de 72º, una verdadera maravilla para lo que estoy acostumbrado.
Este es el dibujo que hice de NGC752 con el Aspheric a 40,32x:
Como se puede comprobar, el círculo que habitualmente utilizo para dibujar lo que veo a través del telescopio se ha visto lamentablemente desbordado por el campo ofrecido por este magnífico ocular... cosa que no deja de ser una buena noticia...
Lo que sí es cierto es que el resto de mis oculares, al lado del Hyperion Aspheric parecen de juguete. Con todo, mi SC de 127mm en su montura monobrazo ha soportado su peso como un jabato. Estrellas puntuales prácticamente en todo el campo del ocular, un campo extenso y a un aumento razonable me hacen sentir muy contento con la adquisición de este ocular. Una muy buena relación calidad-precio.
Pero centrémonos en NGC752. Este cúmulo abierto también es conocido como Caldwell 28, Melotte 12 ó Collinder 23.
Es un cúmulo abierto muy extenso... tan extenso que hasta podría considerarse que es mejor observarlo con prismáticos que no con el telescopio. Se podría decir que la abertura de 127mm de mi SC y los 40x con los que he dibujado el cúmulo serían el límite a la hora de disfrutarlo en toda su extensión.
Si se observa con prismáticos no debemos dejar escapar la oportunidad de observar una doble ideal para binoculares que se encuentra en las cercanías de NGC752: la 56 And, o lo que es lo mismo, según el WDS, la STFA 4. Esta pareja de estrellas brillantes (mag. 5,8 y 6,0), con una generosa separación de 200” y un ángulo de posición de 299º presenta unos bonitos colores anaranjados y rojizos... muy, pero que muy bonita.
Pero volvamos a la observación telescópica. Un gran número de estrellas alrededor de la 8-10 magnitud poblan NGC752. Un brillo bastante regular que proporciona una vista homogénea en toda su extensión.
Con todo, hay una tríada estelar en forma de, casi triángulo isósceles, que aparece a la izquierda de mi dibujo y que incluye la estrella más brillante que me ofrece el campo de visión. Una preciosa estrella de magnitud 7,1 (TYC2816-111-1) con un amarillo muy marcado, casi anaranjado, que según parece, no forma parte física de NGC752.
El resto del cúmulo ofrece un buen número de estrellas emparejadas. Justo al lado de la tríada que comentaba antes, se encuentra una fantástica pareja con una principal amarilla acompañada por una secundaria azulada separadas por 70”... arriba dos brillantes de la 8ª magnitud... a la derecha una pareja de brillo muy similar... supongo que varias de ellas deben estar perfectamente catalogadas, ya que el espectáculo de parejas estelares en este cúmulo es sensacional.
Lo mejor del cúmulo, a parte de estas agrupaciones, es el colorido de sus componentes. Predominan las estrellas amarillas y anaranjadas, alternadas por algunas de color azulado.
Finalmente, destacar cuatro estrellas que brillan alrededor de la magnitud 9ª en la parte inferior del dibujo formando un curioso asterismo trapezoidal.
En defintiva, un cúmulo abierto al que merece la pena dedicar un buen rato de sosegada observación... Tan sólo para hacer el dibujo, he tenido que dedicar media hora de reloj... y me ha quedado la sensación que alguna débil estrellita me ha pasado por alto...
La noche del 27 de octubre de 2010 estrenaba un nuevo ocular que me he comprado para observar campos amplios, el Hyperion Aspheric de 31mm que ofrece un campo aparente de 72º, una verdadera maravilla para lo que estoy acostumbrado.
Este es el dibujo que hice de NGC752 con el Aspheric a 40,32x:
Como se puede comprobar, el círculo que habitualmente utilizo para dibujar lo que veo a través del telescopio se ha visto lamentablemente desbordado por el campo ofrecido por este magnífico ocular... cosa que no deja de ser una buena noticia...
Lo que sí es cierto es que el resto de mis oculares, al lado del Hyperion Aspheric parecen de juguete. Con todo, mi SC de 127mm en su montura monobrazo ha soportado su peso como un jabato. Estrellas puntuales prácticamente en todo el campo del ocular, un campo extenso y a un aumento razonable me hacen sentir muy contento con la adquisición de este ocular. Una muy buena relación calidad-precio.
Pero centrémonos en NGC752. Este cúmulo abierto también es conocido como Caldwell 28, Melotte 12 ó Collinder 23.
Es un cúmulo abierto muy extenso... tan extenso que hasta podría considerarse que es mejor observarlo con prismáticos que no con el telescopio. Se podría decir que la abertura de 127mm de mi SC y los 40x con los que he dibujado el cúmulo serían el límite a la hora de disfrutarlo en toda su extensión.
Si se observa con prismáticos no debemos dejar escapar la oportunidad de observar una doble ideal para binoculares que se encuentra en las cercanías de NGC752: la 56 And, o lo que es lo mismo, según el WDS, la STFA 4. Esta pareja de estrellas brillantes (mag. 5,8 y 6,0), con una generosa separación de 200” y un ángulo de posición de 299º presenta unos bonitos colores anaranjados y rojizos... muy, pero que muy bonita.
Pero volvamos a la observación telescópica. Un gran número de estrellas alrededor de la 8-10 magnitud poblan NGC752. Un brillo bastante regular que proporciona una vista homogénea en toda su extensión.
Con todo, hay una tríada estelar en forma de, casi triángulo isósceles, que aparece a la izquierda de mi dibujo y que incluye la estrella más brillante que me ofrece el campo de visión. Una preciosa estrella de magnitud 7,1 (TYC2816-111-1) con un amarillo muy marcado, casi anaranjado, que según parece, no forma parte física de NGC752.
El resto del cúmulo ofrece un buen número de estrellas emparejadas. Justo al lado de la tríada que comentaba antes, se encuentra una fantástica pareja con una principal amarilla acompañada por una secundaria azulada separadas por 70”... arriba dos brillantes de la 8ª magnitud... a la derecha una pareja de brillo muy similar... supongo que varias de ellas deben estar perfectamente catalogadas, ya que el espectáculo de parejas estelares en este cúmulo es sensacional.
Lo mejor del cúmulo, a parte de estas agrupaciones, es el colorido de sus componentes. Predominan las estrellas amarillas y anaranjadas, alternadas por algunas de color azulado.
Finalmente, destacar cuatro estrellas que brillan alrededor de la magnitud 9ª en la parte inferior del dibujo formando un curioso asterismo trapezoidal.
En defintiva, un cúmulo abierto al que merece la pena dedicar un buen rato de sosegada observación... Tan sólo para hacer el dibujo, he tenido que dedicar media hora de reloj... y me ha quedado la sensación que alguna débil estrellita me ha pasado por alto...
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