Los que leéis de vez en cuando el blog ya sabréis que cuando voy a observar por primera vez un objeto, intento evitar ver previamente alguna fotografía de él o leer observaciones hechas por otros compañeros de afición. De esta manera busco no estar condicionado cuando pongo el ojo en el ocular para poder dibujar y describir lo que realmente estoy viendo, y no lo que se supone que debería ver.
Lo más normal es que luego, cuando busco información sobre el objeto y otras experiencias observacionales sobre él, la mayoría de veces me doy cuenta que se me ha quedado alguna cosa en el tintero y que debería volver al objeto en cuestión para acabar de exprimirlo con mi telescopio.
Y este ha sido el caso de IC4593, una nebulosa planetaria de la constelación de Hercules que pude observar el pasado 23 de junio de 2016 desde cielos oscuros con mi SC de 235mm.
Pero no avancemos acontecimientos.
No se puede considerar que la noche se presentara con unas condiciones de observación ideales, soplaba el viento y las turbulencias atmosféricas no permitían demasiadas alegrías a la hora de forzar aumentos. Pero a pesar de ello, últimamente no estoy en situación de ser demasiado exigente, así que monté el telescopio y apunté hacia IC4593.
La planetaria se encuentra enmarcada en un campo estelar pobre, pero en este caso, esta circunstancia resulta más una virtud que un inconveniente, básicamente porqué permite identificarla con relativa facilidad a pesar del aspecto casi estelar que presenta.
IC4593 es pequeña, pero a la que acomodo un poco la vista, me doy cuenta sin problema que me encuentro ante una diminuta nebulosidad y no una estrella.
Como la noche no está, como he comentado, para forzar aumentos, prefiero acoplar directamente al Delos de 14mm (167x) el filtro OIII para intentar apreciar algún detalle de la nebulosa. Pero la verdad es que sólo me sirve para confirmar que efectivamente se trata de la planetaria. Mientras las otras estrellas que aparecen en el campo reducen su brillo de manera evidente, IC4593 refuerza su presencia.
Una pequeña bolita redondeada, blanquecina, evanescente, delicada, que parece encontrarse aislada en el espacio con la finalidad de acaparar el máximo protagonismo.
Como en muchos casos, no es tanto la espectacularidad de lo que se observa como el hecho de saber lo que se está viendo. Y la verdad, nunca me canso de contemplar estas explosiones estelares que marcan el inicio del final de una estrella.
Y esta fue mi experiencia con IC4593.
Al día siguiente empecé a buscar información sobre esta planetaria, y la primera sorpresa fue ver la fotografía que le hizo en su día el Hubble:
Sin lugar a dudas, las fotografías de nebulosas planetarias hechas por el Hubble son un colofón perfecto a nuestras observaciones de aficionado.
IC4593 no fue descubierta hasta que en 1907, Williamina Paton Fleming la identificara revisando unas placas fotográficas tomadas con el refractor de 8” del Harvard College Observatory, en Cambridge (Massachusetts, Estados Unidos).
Presenta varias capas gaseosas que se superponen entre ellas y que envuelven a la estrella central que brilla con magnitud 11.
¿Magnitud 11 he dicho?, entonces, ¿por qué no la percibí claramente cuando observé la planetaria con mi SC de 235mm?
En principio, con esta magnitud y la abertura del telescopio, no me hubiera tenido que pasar desapercibida, pero así fue. Después de pensarlo un poco creo que lo que me pudo pasar fue que la fuerte turbulencia de la noche me impidió distinguirla de la nebulosa.
Aunque también podría ser posible que me jugara una mala pasado el curioso efecto que se da en este tipo de planetarias, y cuyo principal exponente es
NGC6826, la nebulosa parpadeante en Cygnus.
El efecto al que me refiero es el que se produce cuando se las mira fijamente y aparece la estrella central de manera puntual, pero no llega a apreciarse la nebulosa. Sin embargo, cuando se utiliza la visión lateral, la estrella desaparece y la nebulosa hace acto de presencia como por arte de magia.
De todas maneras, sin descartar categóricamente el efecto parpadeante, me inclino más a pensar que la turbulencia atmosférica y el desconocimiento de lo que llega a ofrecer IC4593, fueron los verdaderos culpables de que no pudiera apreciarla como debiera.
Como comentaba al principio, ahora sé que tengo que volver a observarla, y esta vez, esperando a una noche con la atmósfera estable para poder cazar la estrella central.
IC4593 se encuentra a unos 3.400 años luz de distancia, brilla con magnitud 10,7 y presenta un diámetro de tan sólo unos 12”. Un buen reto para pequeños telescopios y un objetivo atractivo para mayores aberturas.