El 9 de enero de 2023 un nuevo cometa fue descubierto por el Observatorio chino de Tsuchinshan. El 22 de febrero, el programa de vigilancia ATLAS, también lo descubrió de manera independiente, por lo que se bautizó como Tsuchinshan-Atlas C/2023 A3.
No sé quién tuvo la ocurrencia, pero a este cometa también se le comenzó a conocer como “El Cometa del Siglo”. Como consejo, mejor adoptar una actitud escéptica delante de los titulares grandilocuentes en materia de astronomía, ya que solo nos conducirán el 90% de las ocasiones a una profunda decepción.
El caso del Tsuchinshan-Atlas C/2023 A3 es una muestra de exageración, sin embargo sí que tenemos que reconocer que su paso por nuestro vecindario ha resultado ciertamente espectacular.
Procedente de la Nube de Oort, el cometa alcanzó el perihelio el 27 de septiembre a una distancia mínima del Sol de 0.39 UA. Finalmente, ha llegado a alcanzar un máximo brillo de 2.5 el 8 de octubre de 2024 según el Minor Planet Center.
Con estas expectativas, intenté cazarlo desde mi domicilio habitual en Barcelona, pero entre el mal tiempo y la falta de oportunidad por mi parte, no pude echarle un vistazo hasta el 13 de octubre. Y la verdad es que resultó un poco decepcionante.
Entre nubes, contaminación lumínica y grúas pude localizarlo con los prismáticos 15x70, pero solo pude percibirlo como un punto difuso, sin ningún atisbo de cola. Tuve que darme prisa para intentar sacar una foto testimonial antes que desapareciera entre las brumas que tapaban el horizonte. Este fue el resultado:
Hasta el 19 de octubre no tuve ocasión de volver a intentar verlo. Esta vez las condiciones, teniendo en cuenta que observo desde ciudad, fueron bastante favorables, de tal forma que, después de localizarlo con los binoculares 15x70, y adivinando un poco la cola, decidí plantar el telescopio SC de 6’ y apuntar hacia él. Realmente, disfruté al verlo a través del ocular. Este es el dibujo que hice:
Flanqueado por dos tímidas estrellas, el cometa se mostraba con un núcleo puntual bastante brillante (el MPC estimó este día una magnitud de 3,9), envuelto por un halo que a medida que iba adaptando la vista, se mostraba más marcado, apareciendo también una cola muy difusa, pero ciertamente presente. Un espectáculo no demasiado frecuente y digno de contemplar y disfrutar.
Una vez hecho el dibujo, y dándome prisa para no perderlo de vista, monté la cámara fotográfica en el telescopio y crucé los dedos para intentar sacar una foto del cometa, confiando en que la falta de práctica con la astrofotografía no me jugara una mala pasada.
Y sin ser nada profesional, no puedo quejarme del resultado:
En definitiva, una agradable experiencia que me ha hecho volver a disfrutar de la astronomía en una época que la tengo un poco apartada de mi día a día por temas familiares y laborales. Pero como siempre decimos, la afición a la astronomía nunca se pierde, solo cambia el tiempo que podemos dedicarle.
Ojalá un cometa como el Tsuchinshan-Atlas C/2023 A3 cada año.