viernes, 30 de enero de 2015

NGC936 - Galaxia en Cetus

El 6 de enero de 1785, William Herschel descubrió un objeto que pasó a clasificar como nebulosa planetaria.

Se trataba de NGC936, pero en realidad es una peculiar galaxia que se encuentra a unos 50 millones de años luz de distancia en la constelación de Cetus y que podemos ver inclinada hacia nosotros en un ángulo de unos 40º.

Es ciertamente asequible visualmente, ya que se muestra con una magnitud visual de 10,2.

Pertenece a la nube de galaxias de Cetus-Aries y se está alejando de nosotros a una velocidad de 1.430 km/s. Ocupa en el cielo 5,7’ x 4,6’ y físicamente se extiende a lo largo de aproximadamente 90.000 años luz.

Estoy tan acostumbrado a escribir esta serie de datos cada vez que preparo las notas de observación de una galaxia que a menudo, ya no me planteo lo que significan, pero de vez en cuando hago un pequeño alto y me pongo a pensar en ellos.

Y uno de estos momentos me ha venido cuando estaba escribiendo que el diámetro de esta galaxia se extiende a lo largo de 90.000 años luz. ¿Nos podemos llegar a imaginar que para recorrer NGC936 de una punta a la otra, yendo a la velocidad de la luz, tardaríamos la friolera de 90.000 años? Y estamos hablando de algo que nosotros percibimos como una diminuta manchita blanquecina.

Según recientes estudios, esta galaxia presenta casi exclusivamente estrellas que se encuentran bastante evolucionadas, no pudiéndose percibir ninguna zona donde aparezcan estrellas de reciente formación.

La noche del 24 de diciembre de 2014 decidí echarle un vistazo, pero parece que siempre tenga que haber alguna cosa que no permita tener una noche de observación perfecta.

La turbulencia atmosférica era bastante estable, le asigné 4/5 (Siendo 5=óptima), no se veía ninguna nube, cielos oscuros, mi SC de 235mm, sin Luna… pero con una humedad bestial que cuando quise darme cuenta, me dejó el telescopio empañado; y no contento con esto, a los vecinos (que prácticamente nunca lo hacen), les dio por encender esa noche la chimenea y, curiosamente, todo el humo que expulsaba iba a parar encima de mi cabeza.

Peleándome con los imponderables apunto el telescopio hacia NGC936. La percibo ya desde un primer momento y empiezo a cambiar oculares para decidir con qué aumento me quedo para hacer el dibujo. Finalmente opto por el Nagler de 16mm que me proporciona unos confortables146x:



El campo donde se encuentra situada la galaxia no es especialmente rico, pero si desplazo un poco NGC936, puedo incluir en el campo de visión a cuatro estrellas que brillan con una magnitud que va de la 9,2 a la 11,0 que forman una especie de cucharón. Lo que, al final, permite obtener un panorama que con la curiosa disposición de estas estrellas y la presencia de la galaxia, lo hacen bastante atractivo.

Como he comentado, NGC936 ya se ve a bajos aumentos, pero también es cierto que para poder percibirla bien es necesario adecuar la vista a la oscuridad. No es demasiado grande, ni excesivamente brillante, pero si lo suficiente como para no tener que sufrir con ella.

Veo un núcleo muy marcado envuelto por un pequeño halo tenue de forma ovalada, bastante más estrecho que largo.

Al leer que se trata de una galaxia barrada me concentro un poco para ver si soy capaz de notarla como a tal, pero por más que lo intento, no tengo éxito.

Quedo un poco con la mosca tras la oreja, ya que me queda la duda de qué ocurriría si no estuviera asfixiándome con el humo de la chimenea del vecino… Al final decido dejarlo para otra ocasión.

Con todo acabo satisfecho con lo visto. NGC936 es una galaxia asequible que puede darnos realmente mucho juego.

Y después de mi experiencia a pie de telescopio, decido buscar alguna imagen que pueda mostrármela en todo su esplendor, y lo que me encuentro es con una espectacular fotografía del European Southern Observatory (ESO) en Cerro Paranal en Chile y una anécdota:

Credit: ESO

NGC936 es conocida también como “Darth Vader’s Starfighter”, haciendo referencia a las naves de combate del Imperio en la saga de “La Guerra de las Galaxias”. Lástima que en visual no pueda apreciarse tal cual como se ve en la foto, realmente se convertiría en uno de los objetos más curiosos del cielo.

sábado, 24 de enero de 2015

M41 desde Barcelona ciudad

El cúmulo abierto M41, situado en la constelación de Canis Major, fue uno de los primeros objetos que observé cuando empecé a interesarme un poco más en serio por la observación astronómica con mis prismáticos 10x50, allá por el 2003, .

Su fácil localización, 4º al sur de Sirius, el hecho de poder observarse a simple vista desde cielos oscuros al brillar con una magnitud estimada de 4,5 y gracias a ser bastante extenso, unos 40’, permitió que se convirtiera en uno de los objetos recurrentes que solía (y suelo) visitar en la frías noches de invierno, prismáticos en ristre.

Carta Generada con Cartes du Ciel

La noche del 17 al 18 de enero de 2015 pude observarlo desde Barcelona ciudad. Las condiciones de la noche me permitieron sacarle el máximo partido, cosa que es bastante inusual en una gran ciudad, por lo que al final me animé a plasmarlo en papel.

Esto es lo que vi con el SC de 127mm y el ocular de 25mm (50x):



M41, desde mi latitud, no suele elevarse demasiado por encima del horizonte, por lo que unido a la extrema contaminación lumínica de Barcelona, su observación habitualmente no resulta demasiado gratificante, sin embargo, en una buena noche como la que comento, el espectáculo es notable.

Percibo un buen número de componentes, incluso más que las que pude ver en su día desde un lugar semi-urbano:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/03/m41-cumulo-abierto-en-canis-major.html

Las percibo de color blanco-azulado en su mayoría, pero algunas puedo notarlas con cierto color amarillo-anaranjado. Sus componentes se encuentran ciertamente dispersas y ocupan prácticamente la totalidad del grado de campo que me ofrece mi ocular de 25mm en el SC de 127mm.

Destaca sobre el conjunto la 12 CMa, dibujada a la derecha, un poco apartada del cúmulo propiamente dicho, pero que le confiere un bonito plus estético. El resto de estrellas que aparecen en el campo del ocular son más débiles, brillando con magnitudes que abarcan de la 7 hasta la 12, y están organizadas de tal manera que, aunque no se quiera, se tiende a agruparlas por parejas y tríadas estelares.

De hecho, existen varias estrellas dobles catalogadas como tales que pertenecen a M41: la h2341 (8,3-9,1), la HDO 89 (10,0-11,0), ls HDO 87 (10,0-11,5) y la Stone 15 (9,6-9,6) son las más asequibles. Esta vez no me entretuve identificándolas, pero alguna que otra noche lo he hecho y resulta un aliciente más a los muchos que tiene este cúmulo abierto.

Hay quien piensa que Aristóteles lo observó a simple vista hacia el año 325 A.C., basándose en un pasaje de unos de sus libros, “Meteorológica”, pero no está del todo claro si lo que vio fue M41 o una parte de la Vía Láctea cerca de Delta CMa.

Sea como sea, el descubrimiento de M41 se suele atribuir a Giovanni Battista Hodierna, quien hizo referencia al cúmulo en su obra “De Admirandis Coeli Characteribus” en 1654.

Años más tarde, fue descubierto de manera independiente por Flamsteed en 1702 y Le Gentil en 1749. El 16 de enero de 1765, Messier lo incluyó en su famoso catálogo como M41, anotando:

“Cúmulo de estrellas debajo de Sirius. Este cúmulo parecía nebuloso en un refractor de un pie. En realidad, no es más que un conglomerado de débiles estrellas”.

M41 se encuentra situado a unos 2.300 años luz de distancia y en él se pueden encontrar algunas gigantes rojas con clases espectrales G y K. Se estima que tiene una edad de 190 millones de años y se prevé que no se disgregue completamente perdiendo su condición de cúmulo estelar hasta dentro de 500 millones de años más.

Finalmente, comentar que diferentes estudios han concluido que M41 se extiende a lo largo de 26 años luz.

Como digo, un cúmulo muy agradecido a la hora de observarlo bajo condiciones de contaminación lumínica, y siempre espectacular, se observe tanto con prismáticos como con telescopio.

miércoles, 21 de enero de 2015

El cometa C/2014 Q2 - Lovejoy desde Barcelona

Realmente, el cometa C/2014 Q2-Lovejoy está resultando un espléndido visitante. Por lo único que puedo lamentarme es por no haber podido hacer un seguimiento de su andadura desde un lugar oscuro, pero no me quejo.

Estas Navidades pasadas pude cazarlo y disfrutar con él:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2014/12/cometa-c2014-q2-lovejoy-el-29-y-el-30.html

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2015/01/cometa-c2014-q2-lovejoy-el-31-12-2014-y.html

La noche del pasado 17 de enero de 2014 me encontré con unas condiciones de observación excepcionales. Me encontraba en Barcelona, pero viendo la transparencia del cielo, al final me animé a sacar el SC de 127mm al balcón de casa e intentar disfrutar un poco de la afición.

Ya comenté la experiencia con la nebulosa de Orión (M42), con la que se puede hacer uno a la idea de cómo estaba el panorama. Y aprovechando que tenía el Lovejoy a tiro, no quise dejar la ocasión de echarle un vistazo, y realmente no decepcionó en absoluto.

Este es el dibujo que hice de lo que pude ver de él a 50x:



No me esperaba poder verlo tan bien, pero la atmósfera cristalina que ha quedado después de una entrada de aire frío, ha jugado, sin duda a mi favor.

Hace bastante frío, unos 4ºC, pero es un peaje que estoy dispuesto a pagar para poder ver el cometa en una noche que ni tan siquiera había pasado por mi cabeza el poder hacerlo. Como digo, la lástima es no disponer de cielos oscuros, pero como digo muchas veces, en esta afición tenemos que saber adaptarnos a nuestros condicionantes personales en cada momento.

En un principio me he colgado los prismáticos 15x70 al cuello y he estado dando una vuelta de manera aleatoria por el cielo que tengo a la vista, y ya con esto me podría dar por satisfecho. Pero una vez puestos, he ido a la caza del Lovejoy.

Primero apunto hacia Aldebaran, salto hacia las Hiades y de ellas a las Pleiades para, finalmente, a unos 8º al sur (dos veces el campo que me proporcionan estos prismáticos), percibir una bolita verdosa.

Confirmo con el programa Starry Night que el C/2014 Q2 se encuentra en las coordenadas AR: 3h 14,5m / Dec. +20º 24,2’, a una distancia de 0,540 UA y brillando con una magnitud de 5,07.

Animado, apunto el telescopio y a 50x, ya en un primer vistazo, sin tener que adaptar especialmente la vista, ya aparece el núcleo brillante del cometa. Y como no podría ser de otra manera, a medida que voy adaptando los ojos a la oscuridad… bueno, en Barcelona el concepto oscuridad debe tomarse con algunas reservas… voy percibiendo cada vez con mayor extensión el halo de tonalidad verde que envuelve el cometa.

En el mismo campo me aparece una estrella bastante brillante, que resulta ser la Zeta Arietis (mag. 4,8) acompañada por otras cuatro que rondan la magnitud 8-9.

Mientras estoy en ello recuerdo la experiencia de muchos aficionados que explican que cuando observan en condiciones de contaminación lumínica, como en este caso, se cubren la cabeza con una tela, manta o toalla para evitar la invasión lumínica que nos entra lateralmente entre el ojo y el ocular.

Nunca lo había probado, y tengo que decir que realmente mejora, tanto en comodidad de observación, como en percepción de detalles y estrellas más débiles. De hecho, las estrellas más débiles que aparecen junto al cometa, no las había visto hasta que me he puesto la manta encima. Y estamos hablando, por ejemplo de la TYC-1240-439-1, a la izquierda del Lovejoy en el dibujo, que brilla con magnitud 10,9. No está nada mal desde una ciudad como Barcelona (https://flic.kr/p/9gcFTj).

Eso sí, esto ha sido posible en una noche entre cientos.

Embriagado por el éxito y en el colmo del optimismo intento percibir la espectacular cola que emana del núcleo, pero por mucho que lo he intentado, no ha habido suerte. En algún momento me parecía ver algo, pero para ser sincero, creo que se debía más a la sugestión que no a una percepción real.

Para hacernos una idea del regalo que supone la presencia de este cometa, podemos echar un vistazo a las últimas fotografías aparecidas en la página del APOD:

http://apod.nasa.gov/apod/ap141225.html
http://apod.nasa.gov/apod/ap141231.html
http://apod.nasa.gov/apod/ap150117.html
http://apod.nasa.gov/apod/ap150121.html

A ver si tengo suerte y puedo volver a observarlo antes que empiece a perder brillo.

lunes, 19 de enero de 2015

M42 desde la ciudad de Barcelona

Estoy contento, anoche descubrí que no es imposible practicar astronomía desde una gran ciudad como Barcelona; tan sólo es extremadamente complicado.

Y he llegado a esta conclusión porqué desde hace más de un año, esta noche del 17 de enero de 2015 ha sido la primera que he visto cielo profundo en condiciones aceptables.

Una noche entre cientos, pero una noche en la que he disfrutado observando el cometa C/2014 Q2 (Lovejoy), M42, M41, las Pleiades, el Cinturón de Orión, unas cuantas dobles… casi no me lo podía creer.

Durante el día ha entrado una masa de aire frío que ha limpiado la atmósfera de polución y ha dejado una noche estable y con gran transparencia. Los 4º C que marcaba el termómetro tampoco invitaban demasiado a la gente a salir a los balcones ni hacer actividades a la intemperie, con lo que la contaminación lumínica estaba más contenida que de costumbre. Tampoco había Luna, y algo que puede no tener importancia, pero que también influye, al día siguiente no tenía que madrugar para ir a trabajar.

Pero aún hay más. En Barcelona sólo tengo accesible la zona sur y oeste del cielo, y de manera parcial, pero precisamente ahí se encontraban la mayoría de los alicientes de la noche.

Una confluencia de factores que sólo se dan en contadas ocasiones y que, sin duda, hay que aprovechar.

Como he comentado, uno de los objetos que he visitado ha sido la Nebulosa de Orión, y quedé tan contento con la observación que al final hasta me he animado a dibujar lo que podía percibir de ella.

El telescopio es el SC de 127mm (Nexstar 5i) y el ocular el Nagler de 16mm (78,12x). Otra cosa no cabría en el pequeño balcón desde el que observo en ciudad.



Cuando pongo el ojo en el ocular no puedo evitar recordar la primera vez que apunté a M42 desde la gran ciudad. Sólo fui capaz de ver las cuatro estrellas que forman el trapecio. Solas. Sin ningún tipo de nebulosidad asociada. Tengo que reconocer que tuvo su encanto, pero claro, lo suyo es poder disfrutar de la nebulosa.

Esta noche M42 aparece bien clara. Desde luego, nada que ver a como se puede ver desde un lugar oscuro (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/03/m42-la-nebulosa-de-orion.html), pero sí perfectamente reconocible.

Decido poner el filtro UHC, y no es que pueda ver una superficie mayor de nebulosa, pero si la veo más marcada.

Mientras hacía el dibujo veo que también se adivina nebulosidad alrededor de la variable NU Orionis, la estrella que ilumina M43 y que no hay que confundir con la Nu Orionis. Con el filtro la veo de manera más cómoda y me permite disfrutar de la que es conocida como Nebulosa de De Mairan, en homenaje a su descubridor, Jean-Jacques D'Ortous De Mairan, que en 1731 la describió como “un brillo que rodea a una estrella”, ni más ni menos que lo que he podido observar yo esta noche.
Acabo esta gratificante observación de M42-M43 desde ciudad recordando el primer dibujo que se hizo de esta nebulosa:

http://messier.seds.org/more/m042_hodierna.html

Su autor, Giovanni Batista Hodierna. No se sabe exactamente cuándo la dibujó, pero fue durante la primera mitad del siglo XVII.

Para pararse a pensar en la suerte que tenemos hoy en día de disponer de unos telescopios asequibles y de calidad suficiente como para disfrutar de vistas de objetos celestes que ningún hombre no había podido ver hasta que se inventó el telescopio y empezó a utilizarse en astronomía.


viernes, 16 de enero de 2015

NGC2129 - Cúmulo abierto en Gemini

Si una noche decidimos apuntar nuestro telescopio hacia M35, podemos aprovechar para echarle el ojo a otro cúmulo abierto, no tan espectacular, pero sí con cierto atractivo, que se encuentra a unos 2º al suroeste de él.

Carta generada con Cartes du Ciel

Se trata de NGC2129, también catalogado como Collinder 77 (Cr77) y al igual que M35, lo encontramos en la constelación de Gemini.

Descubierto en 1784 por Friedrich Wilhelm Herschel, abarca una extensión de aproximadamente 6’y brilla con una magnitud visual estimada de 6,7.

Es un cúmulo muy joven, con una edad de unos 10 millones de años y está a una distancia de unos 7.200 años luz. (http://mnras.oxfordjournals.org/content/365/3/867.full.pdf+html)

El 19 de diciembre de 2014 estaba disfrutando de unos cielos oscuros con mi SC de 235mm, pero la noche no era nada buena en cuánto turbulencia atmosférica. Soplaba el viento y estimé un 2/5 (Siendo 5=óptimo). De manera que opté por centrarme básicamente en la observación de cúmulos abiertos.

Después de echarle un rápido vistazo a M35, apunté hacia NGC2129 y dibujé lo que buenamente podía ver a través del ocular de 25mm (94x):



Nada más poner el ojo en el ocular destacan con fuerza dos estrellas que se encuentran en el centro del cúmulo, la HIP 28513, de magnitud 7,3 y clase espectral B3Ib, y a unos 126”, la HIP 28510, con magnitud 8,2 y clase espectral B2III.

Acompañándolas, un buen número de estrellas más débiles, alrededor de la magnitud 11, que van aumentando en número a medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad. Todas ellas las noto blanco-azuladas.

Sin embargo, me va quedando una extraña sensación de ser consciente de no estar exprimiendo todo lo que podría a este cúmulo abierto. El viento que sopla, ya no a ráfagas, sino de manera sostenida, no permite que pueda percibir las estrellas de manera puntual, más bien las veo bien rellenitas y titilantes. Y para las más débiles, preciso realizar un esfuerzo extra de atención.

Pero a pesar de todo, NGC2129 luce con bastante dignidad. Es posible que con pequeños telescopios, o desde cielos con cierta contaminación lumínica, lo único que nos pueda ofrecer este cúmulo sea la pareja que he comentado y poco más, pero con las condiciones adecuadas, bien vale la pena echarle un vistazo.

En el peor de los casos siempre podemos volver al más agradecido M35.

Para concluir adjunto una fotografía de NGC2129 que he sacado de Simbad/Aladín:

Aladin/Simbad

domingo, 11 de enero de 2015

Conjunción Venus-Mercurio el 10 de enero de 2015

Durante estos días de enero, justo después de la puesta de Sol, podemos disfrutar de una bonita conjunción planetaria. Venus y Mercurio brillan con magnitud -3,9 y -0,7 siguiendo la estela de nuestro astro rey.

La dificultad para su observación no radica en el brillo de los planetas, sino en su cercanía al horizonte. Mercurio tan sólo se eleva unos 10º y Venus no va más allá de los 11º, pero con un poco de suerte no tendremos problemas a la hora de verlos aparecer a medida que la luz del Sol vaya menguando.



La tarde-noche del 10 de enero de 2015, Venus presentaba una fase del 95%, y Mercurio del 72%, pero a no ser que utilicemos un telescopio, no la podremos percibir. A simple vista o con prismáticos 10x50 veremos los dos planetas de manera puntual.

Una buena ocasión para observar al esquivo Mercurio.

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Domingo, 11 de enero de 2015.

Hoy también he podido disfrutar de la conjunción.



viernes, 9 de enero de 2015

NGC1360 - Planetaria en Fornax

Después de más de 11 años observando, veo que todavía hay objetos en el cielo que no he visto con anterioridad y que, cuando observo por primera vez, logran sorprenderme gratamente.

Es el caso de NGC1360, una nebulosa planetaria de la débil constelación de Fornax.

Esta primera vez, la noche del 19 de diciembre de 2014, durante todo el proceso de localización y observación iba pensando: “Lástima que se encuentre tan cerca del horizonte” (24º); “Lástima de turbulencias atmosféricas por culpa del viento que sopla”; “Lástima que justo quede en la parte de cielo que tengo más afectada por la contaminación lumínica de las poblaciones costeras de levante”; “Lástima que el campo estelar sea tan pobre”… y sin embargo, al final, a pesar de todo, he de reconocer que me ha dejado sorprendido por su tamaño y gran presencia.

Lo curioso es que nada más poner el ojo en el ocular, de la nebulosa, ni rastro. En el campo que se presenta ante mí destacan sólo tres estrellas que forman un bonito triángulo. Dos de ellas ofrecen una magnitud similar (alrededor de la 10), la tercera, algo más débil (mag. 11). Con un poco de esfuerzo llego a percibir una cuarta estrella, menos evidente, calculo, de magnitud 12.

En vista del éxito decido poner el filtro OIII y adaptar mejor la vista a la oscuridad y poco a poco, con gran satisfacción veo aparecer la planetaria. Muy extensa y de forma irregular envuelve la estrella débil de la tríada que comentaba antes.



Cuanto mejor adapto la vista, mucho más marcada veo la nebulosidad alrededor de la estrella. Nebulosidad que se van extendiendo más y más, con zonas que se adivinan más marcadas que otras. La visión de la planetaria es excepcional.

Retiro el filtro y la nebulosa desaparece. Otro objeto que ha justificado tener el filtro OIII.

Y otra cosa que ha quedado justificada ha sido la funcionalidad del sistema “goto” de la montura. Sin él dudo que hubiera podido cazar a NGC1360, más que nada por la falta de estrellas de referencia en la zona.

En este sentido, Phil Harrington, en su libro “Cosmic Challenge” nos ofrece su guía para localizarla. Parte de la constelación de Lepus. Trazando una línea recta desde Delta hasta Epsilon Leporis, hay que seguirla hasta aproximadamente unos 17º al oeste. Ayudados por el buscador o por unos prismáticos llegaremos a un grupo de cuatro estrellas de magnitud 4,5-5 (Tau-6, Tau-7, Tau-8 y Tau-9 Eridani) que presentan una forma trapezoidal. Siguiendo hacia el oeste, a unos 4º encontramos dos estrellas que brillan con magnitud similar, HIP16697 (mag. 6,5) y HIP16449 (mag. 6,4). Encontraremos, con un poco de paciencia a NGC1360, un poco al sur, a medio camino entre estas dos estrellas.



A la hora de buscar al descubridor de esta planetaria me he encontrado con que no hay unanimidad a la hora de especificar quién fue el primero en cazarla. Como comenta Stephen James O’Meara en su libro “Hidden Treaures” al comentar este aspecto, durante la época en que NGC1360 fue descubierta, las noticias relativas a descubrimientos astronómicos no se daban a conocer de una manera tan instantánea como estamos acostumbrados en la actualidad.

De esta manera, aparece Lewis Swift (1857), Friedrich Winnecke (1868) o Eugen Block (1868).

Pero también es cierto que una cosa es verla, y otra conocer su verdadera naturaleza. Y no fue hasta 1946 que Rudolph Minkowski finalmente pudo identificarla como nebulosa planetaria, eso sí, una planetaria muy peculiar.

NGC1360 se encuentra a unos 848 años luz de distancia, se extiende 9’x5’ y brilla con una magnitud estimada de 9,4. De todas maneras, no debemos confiarnos con este último dato, la magnitud estimada no es puntual como con las estrellas, sino que se distribuye por toda la superficie que ocupa la nebulosa.

Sea como sea, una planetaria no demasiada conocida que resulta ciertamente espectacular si puede ser observada en condiciones favorables.

domingo, 4 de enero de 2015

Cometa C/2014 Q2 - Lovejoy el 31-12-2014 y el 1-1-2015

Pues el día 31 de diciembre de 2014 no quise terminar el año sin un apunte astronómico, así que después de cenar con la familia, mientras esperaba las campanadas, cogí la cámara Nikon D5100 (No creo que hubiese sido buena idea montar el telescopio…), la coloqué en un trípode y apunté hacia la zona donde debía encontrarse el C/2014 Q2 (Lovejoy).

A las 22h 02m T.U. tomé 15 imágenes a ISO 1600, con el obturador a f6.5, el objetivo de la cámara a 55mm y una exposición de 6”. Y este fue el resultado después de apilar las fotos con el Deep Sky Stacker y pasarlas por el Pixinsight LE y el Photoshop:



Resulta un poco desconcertante visto así, mejor trazar unas cuantas líneas para situarnos un poco:


Y aquí el gif:



Con esto vuelvo a la fiesta con las doce uvas y el cava esperando a que suenen las campanas y celebrar así la llegada del nuevo año.

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La noche del 1 de enero de 2015 tampoco tuve ocasión de montar el telescopio, pero sí disponía de mis prismáticos Celestron 10x50 que me ofrecen un campo de visión de 5º.

Para localizar el C/2014 Q2 lo mejor es consultar la página del Minor Planet Center (Para personalizar seguir el enlace correspondiente que aparece en la página):

http://scully.cfa.harvard.edu/cgi-bin/returnprepeph.cgi?d=c&o=CK14Q020

Y con las coordenadas, con el Stellarium (http://www.stellarium.org/es/), abrir la “ventana de búsqueda”, elegir la opción “Posición” e introducirlas para localizar la posición exacta del cometa.

Así lo hice. Para esa noche el Lovejoy se encontraba en la constelación de Lepus, en las  coordenadas  AR 04h 57m Dec -17º 2’.

Con los prismáticos a pulso cogí como referencia a Rigel y aproximadamente a 10º al sur encontré sin ningún problema el cometa, que brilla con una magnitud estimada de 5,2.

Lo primero que pienso es que estoy ante un cometa excepcional, lo suficientemente brillante como para ser visto cómodamente con unos sencillos prismáticos 10x50 y aguantando el brillo de la Luna, que ya se encuentra iluminada en el 90% de su superficie.

Este es el dibujo que hice:



Presenta un núcleo brillante acompañado por un halo redondeado, bastante extenso de un color verdoso. Tiene la misma apariencia que un cúmulo globular brillante no resoluble.

El campo estelar donde se encuentra enmarcado es bastante atractivo al estar poblado por unas siete estrellas que brillan con una magnitud entre la 5 y la 6 y que presentan una bonita disposición.

Espero con ganas volver a observarlo sin la presencia de la Luna dentro de unas semanas.