Esta fría mañana de diciembre, cuando me he levantado y he asomado la cabeza por el ventanal para ver qué tiempo presentaba el día, he visto justo enfrente a una Luna que se va alejando día a día de su plenitud, luchando contra las brumas matinales. Un juego de luces y sombras tétricas representaban un bonito espectáculo que me ha dejado embobado durante unos minutos.
Al final no he podido resistirme a ir a buscar la cámara Nikon D5100 e intentar inmortalizar el momento.
El frío ya estaba empezando a dominar mi cuerpo. Con un poco de melancolía, añorando una serena y fría noche de invierno disfrutando de un bonito paseo por las maravillas de Orión, Canis Major, Gemini o Monoceros vuelvo a entrar en casa a prepararme un café con leche bien caliente para afrontar un nuevo día.
Y que lo digas Oscar, llevo sin salir de septiembre y el "mono" es grandísimo.
ResponderEliminarMe consuelo con el paseo diario nocturno antes de ir a la cama y ver como las constelaciones de invierno van subiendo en el este.
Pues sí Paco, muchas ganas de poder volver a echar un ojo al ocular. Por suerte, el cielo de invierno a simple vista es espectacular :)
EliminarSaludos.
Óscar