La primera vez que observé el cúmulo abierto NGC2362 en la constelación de Canis Major (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2011/01/ngc-2362-cumulo-abierto-en-canis-major.html) dejé anotado que se trataba “de un cúmulo realmente muy atractivo... siempre y cuando nuestro lugar de observación nos permita observar sin demasiadas dificultades estrellas de magnitudes comprendidas entre la 9ª y la 10ª”. Por otro lado recordaba que había disfrutado mucho con su observación por lo que apunté que se trataba de un objeto al que merecía la pena hacerle una segunda visita.
Después de varias semanas sin poder sacar el telescopio por culpa de inclemencias meteorológicas y/o compromisos familiares o laborales, la noche del 11 de abril de 2013, dispuse de un rato para ello. Monté animado el telescopio SC de 127mm en mi lugar de residencia habitual y me dispuse a disfrutar de una mini sesión de observación.
Pero rápidamente mis expectativas fueron perdiendo ánimo al ver que poco a poco la neblina costera empezaba a entelar el cielo. En este tipo de noches M42, la nebulosa de Orión, representa para mí un excelente baremo que me permite valorar lo que podré esperar de la noche, y de manera lamentable, la nebulosidad quedaba muy enmascarada por la humedad y neblina reinante. La típica noche, pensé, en la que alguien que no ha observado nunca por un telescopio se siente completamente decepcionado por lo que se puede ver a través del ocular.
Pensando en esto, no sé por qué, recordé NGC2362 y viendo que la noche no acompañaría demasiado, decidí hacer una pequeña comparativa para intentar plasmar de una manera práctica la diferencia que representa una noche con condiciones de observación adversas frente a otra más favorable.
En base a esto me obligué a no releer mis notas sobre este cúmulo abierto que había observado la noche del 11 de enero de 2011 y tomármelo como si lo descubriese por primera vez. Este es el dibujo que hice de lo que veía a través del ocular Nagler de 16mm (78,13x):
Y estas fueron las notas que tomé:
“A pesar de las condiciones adversas de observación, este cúmulo abierto es capaz de mantener el tipo con cierta dignidad. El problema principal de la noche es la presencia de un poco de neblina, pero a ello se suma el hecho de encontrarse no demasiado elevado con respecto al horizonte, el agravante de estar situado justo encima del mar, un “seeing” justito y la contaminación lumínica de mi lugar de observación habitual. Con todo esto, esta noche NGC2362 no es capaz de mostrarse en todo un esplendor.
Como cabía esperar lo primero que destaca al poner el ojo en el ocular es la brillante y blanca Tau CMa (mag. 4,4). Colgando de ella se encuentran una decena de estrellitas más débiles que me sugieren un racimo de uvas. Veo todas las componentes de un color blanco-azulado. A la izquierda del dibujo, a cierta distancia del cúmulo se encuentra una tríada estelar muy atractiva, que junto a la estrella HIP35461, la segunda más brillante del campo que me ofrece el Nagler de 16mm (1º) ofrecen una visión de conjunto muy sugerente”.
Aquí lo dejé, y al día siguiente revisando las notas y comparando dibujos con mi anterior observación quedé francamente sorprendido por la gran diferencia entre una y otra experiencia:
Sinceramente, parecen dos cúmulos completamente diferentes.
La noche del 2011 viendo el rico campo estelar que se ofrecía ante mis ojos decidí descentrar NGC 2362 para dar cabida a todo lo que me atraía. Sin embargo, en 2013, a duras penas resaltaba el cúmulo abierto… y con un número menor de componentes, prácticamente la mitad.
El telescopio fue el mismo. Los aumentos utilizados, prácticamente los mismos. El lugar de observación, el mismo. Lo único que cambió fue una turbulencia atmosférica más marcada y cierta neblina.
Con esta comparativa he querido plasmar la importancia que tienen las condiciones de observación de la noche a la hora de sacar el máximo partido a los objetos que miramos por el telescopio y la importancia de la paciencia y la constancia. Es posible que una noche echemos un vistazo a un objeto que nos deje completamente decepcionados, pero su poca vistosidad pueda ser debida a unas malas condiciones de observación. En otra noche más favorable, el mismo objeto que nos ha decepcionado puede ser capaz de hacernos lanzar una exclamación de admiración.
Es una lástima que noches “perfectas” se cuenten con los dedos de las manos a lo largo del año. Ahora bien, cuando nos topamos con una noche donde todos los condicionantes de observación son favorables, compensa con creces todo lo que podamos llegar a sufrir en noches más complicadas como la de este 11 de abril de 2013.
Y lo mejor de todo es que pasé un muy buen rato luchando contra las inclemencias… hay que saber adaptarse al momento.
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Es un perfecto ejemplo de lo que influye el estado del cielo y de que si hacemos una lista de handicaps este va mucho antes que la apertura del equipo y su calidad.
ResponderEliminarUn saludo.
Cierto Javi. Con la experiencia somos muy conscientes de ello. El problema viene con quien empieza y no es consciente de estos condicionantes. Esto puede provocar que vaya perdiendo la afición a la astronomía decepcionado por no observar lo que esperaba antes de pillar su primera noche excelente :)
EliminarSaludos.