Días para preparar una noche de observación, buscando los objetos adecuados, preparando maletas y bártulos, desplazándome 200 km de ida, y 200 de vuelta. Días pensando sobre lo que voy a disfrutar observando a través de mi SC de 235mm desde cielos oscuros... afilando el lápiz, preparando el papel, poniendo a punto la cámara DBK para cazar Júpiter en todo su esplendor... para al final encontrarme sólo con esto:
Por lo menos no me ha caído ninguno encima.
Ya lo he comentado varias veces, pero no está de más volver a repetirlo: la paciencia es una de las mayores virtudes que debe tener un astrónomo aficionado.
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