Nos encontramos muy lejos de conocer todas las respuestas a las preguntas que nos plantea el Cosmos. Un pequeño ejemplo ilustrativo es la estimación de las distancias de los distintos objetos que observamos. Sin ir más lejos, el pasado 11 de enero de 2011 apunté el telescopio hacia NGC 2392, una nebulosa planetaria en Gemini conocida como la Nebulosa del Esquimal.
Pues bien, José Luis Comellas en su “Guía del Firmamento” la sitúa a unos 1.400 años luz de distancia. En “Celestial Sampler” de Sue French, la distancia es de 3.800 años luz. James O’Meara en “The Caldwell Objects” estima unos 4.000 años luz. La base de datos de mi Celestron Nexstar 5i señala 2.500 años luz. En la Wikipedia, 2.870 años luz...¿A qué se debe estas grandes diferencias?.
Parece ser que no resulta nada sencillo, en según qué casos, determinar la distancia que nos separa de un objeto. Buscando por la red he encontrado la siguiente web donde podemos hacernos una idea de diferentes sistemas utilizados para medir estas distancias y los condicionantes que tienen:
http://www.astronomia.net/cosmologia/ABC.htmDejando aparte estas consideraciones, me vuelvo a centrar en lo que es la observación telescópica de esta nebulosa planetaria.
Este es el dibujo que hice observándola con mi SC de 127mm a 125x, el dibujo principal, y a 166x el pequeño anexo de la derecha:

Pocas son las nebulosas planetarias que pueden observarse con un telescopio de 127mm y que se aprecien como algo más que un pequeño redondel grisáceo desenfocado. La nebulosa del Esquimal, también conocida como la Cara de Payaso, es una de las mejores que he podido observar con mi Nexstar 5i.
A 50x ya se puede apreciar enmarcada en un bonito y rico campo estelar junto a la estrella HIP36370, que brilla con magnitud 8,2 y que representa un magnífico punto de referencia a la hora de enfocar de manera lo más precisa posible la nebulosa. Ya a estos aumentos impresiona.
Pongo los 125x y compruebo que esta planetaria aguanta muy bien los aumentos altos. La veo con un núcleo muy brillante envuelto por un halo gaseoso perfectamente diferenciado. Intento apreciar la estrella central, que, en teoría, al brillar con la 10ª magnitud, tendría que ser perfectamente asequible, pero el brillante núcleo me la enmascara de tal manera que no soy capaz de asegurar a ciencia cierta que la veo.
Presenta una forma redondeada, y lo mejor de todo es que puedo apreciarle un color azul marengo... a ratos verde oscuro... a ratos más grisáceo... sea como sea, lo interesante es poder percibir color.
Animado, pongo 208x y me quedo con la boca abierta. Noto la misma forma que con los 125x pero más detallada. El seeing me afecta un poco, así que decido bajar a los 166x y dibujarla también a estos aumentos.
Llegados a este punto pruebo a utilizar el filtro OIII, pero no me aporta demasiado. Por un lado veo la planetaria más definida respecto al fondo, pero paradójicamente, pierde un poco de contraste en la transición del núcleo y el halo que lo envuelve.
Quito el filtro y decido centrarme un poco en los detalles. Por un lado, mirando de reojo, noto diferentes estructuras que envuelven la brillante zona central, y, ahora sí, diría que soy capaz de distinguir la estrella central, aunque por momentos se vuelve a esconder demostrando que no ha perdido por completo su timidez...
Es complicado de dibujar, ya que tengo que forzar mucho la vista para ver los “claro-oscuros” del halo, pero a pesar de las dificultades he podido maravillarme con esta impresionante nebulosa planetaria apta para pequeños telescopios.
Se me hace la boca agua sólo de pensar en como la podría ver con el SC de 235mm, pero esto será ya en otra ocasión.
Para finalizar dejo un detalle de una fotografía que hice a NGC2392 a foco primario del SC de 127mm con la Nikon D70S: