Pero si a uno le gusta realmente la observación astronómica, cuando se ve inmerso en una época de vacas flacas no deja completamente de lado la afición, si no que suele volver a los orígenes, cuando observar el cielo a simple vista era capaz de provocarnos una gran admiración.
Esta misma sensación la experimenté el martes pasado, 17 de abril de 2018. Salí al balcón de casa justo después de la puesta de Sol y, al cabo de un rato pude contemplar una joven Luna mostrando una fina línea delgada iluminada enfrentada al resto iluminado por la luz cenicienta y acompañada por un brillante Venus cerca de ella.
Al cabo de un rato no pude resistirme y saqué la cámara para inmortalizar el momento:
Estoy contento porqué, en cierto modo, mantengo la capacidad de disfrutar de estas pequeñas cosas de la vida, al igual que cuando era niño.
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