Empecé con mi preferido, M37, y la verdad es que al poner el ojo en el ocular me di cuenta que me iba a resultar prácticamente imposible plasmar sobre el papel lo espectacular que llega a verse este cúmulo abierto, uno de los mejores que podemos contemplar, ya no en Auriga, sino en toda la bóveda celeste.
Es impresionante.
Empiezo con el Hyperion Aspheric de 31mm que es el ocular que me ofrece un campo más amplio (56’), y después de probar con varios, tal vez ésta sea la mejor opción que tengo con el SC de 235mm.
Con él puedo observar un conglomerado estelar enmarcado en una zona menos densa que permite que resalte de una manera especialmente llamativa. Pero a la hora de dibujarlo, el hecho de que las componentes de M37 se encuentren tan juntas y el desmesurado número de estrellas que aparecen en el campo, opto por utilizar el Plossl de 25mm.
La bonita perspectiva que mostraba antes el cúmulo se pierde, pero todavía puede diferenciarse como tal. Con oculares más potentes ocupa todo el campo de visión y, aunque el número de estrellas resulta abrumador, se pierde toda referencia fuera de M37 y en consecuencia mucho de su encanto.
Así que con el de 25mm alcanzo un acuerdo equitativo que me permite, con mucha paciencia, puntearlas e individualizarlas de una manera más cómoda.
En el centro destaca la estrella TYC2410-1320-1, que con su magnitud 9,2 y su potente color amarillo acapara buena parte del protagonismo. A su alrededor un enjambre de estrellas más débiles que se van extendiendo por todo el campo ofrecen colores variados y vistosos.
Después de un buen rato encendiendo y apagando la linterna roja, y de dibujar el máximo número de componentes del que soy capaz, intentando respetar lo más que puedo su posición y brillo; decido tomarme un respiro y fijarme un poco en cómo me estaba quedando el dibujo.
Es curioso comprobar que hacia la izquierda de TYC2410-1320-1, en el dibujo, se ven algunas zonas con una densidad estelar menor, al igual que en ciertas partes de la periferia, dándole al conjunto un cierto aspecto retorcido y estrujado.
Seguro que me he dejado en el tintero muchas componentes, pero confío que como idea aproximada, pueda servir el dibujo. De todas maneras, nada comparable a observarlo en directo desde un cielo oscuro con cualquier telescopio.
Decido dejar sobre la mesa la tabla con el papel, el lápiz y la linterna para despedirme de M37 por todo lo alto. Adaptando bien la vista de nuevo a la oscuridad y utilizando el Nagler de 16mm (146x).
Me sumerjo dentro del cúmulo. Una infinidad de estrellas se extienden de punta a punta del campo del ocular, perdiendo toda perspectiva y sintiéndome engullido por M37. Sensacional.
Acabo volviendo al Aspheric de 31mm, tomando de nuevo perspectiva y con la sensación de ir alejándome de M37 despidiéndome de él.
Tampoco pude resistirme a hacerle una foto testimonial con la Nikon D5100:
M37 fue descubierto en 1654 por Giovanni Batista Hodierna que lo definió como “una mancha nebulosa”. Sin conocer su existencia, Messier la descubrió por su parte el 2 de septiembre de 1764 percibiendo mejor su verdadera naturaleza.
Messier dejó anotado que se trataba de un “cúmulo de débiles estrellas” aunque también especificó que “contenía algo de nebulosidad”. Una prueba más de la gran suerte que tenemos los astrónomos aficionados de disponer de telescopios con una calidad que ya hubieran querido los pioneros de la observación astronómica.
En la mayoría de las fuentes que he consultado sitúan a M37 a unos 4.500 años luz de distancia, aunque recientes estudios la aumentan a unos 6.700 años luz. Así mismo, se estima que tiene una edad de unos 500 millones de años y que se extiende a lo largo de 33 años luz.
Como siempre, todos estos datos hacen que a la impresión que nos ofrece estéticamente cuando lo observamos, se le una el vértigo que producen estos números.
Carta generada con Cartes du Ciel |
lectura muy amena! lo felicito por su capacidad de transmitir lo que siente y sentimos los aficionados por esta pasión y que muchas veces resulta difícil transmití a otras personas no aficionadas.
ResponderEliminarSaludos desde Argentina!!
Gracias a ti Joaquín por el comentario.
EliminarLo cierto es que algún día me gustaría poder desplazarme a Argentina o a algún otro país del Hemisferio Sur para poder disfrutar de las fantásticas vistas que tenéis del cielo.
Desde un lugar sin demasiada contaminación lumínica debe ser un verdadero espectáculo, y como muchas veces digo, ver un cielo estrellado tan diferente como el que uno está acostumbrado, debe ser como estar en otro mundo :)
Saludos.
Óscar