Cuando la miro, prefiero la improvisación, prefiero dejarme sorprender por ella.
Esta naturalidad observacional tiene sus ventajas, pero también sus inconvenientes. Uno de ellos es que no suelo aprovechar las libraciones lunares favorables, aunque de vez en cuando me encuentro con sorpresas agradables, como la que tuve el pasado 20 de junio de 2015.
Seguro que muchos ya sabréis a lo que me refiero cuando hablo de libración, pero nunca está de más hacer un pequeño inciso para explicar lo que es por si alguien es la primera vez que oye este término.
Es conocido por todos que desde la Tierra siempre vemos la misma cara de la Luna, debido a que nuestro satélite tarda lo mismo en dar una vuelta sobre su propio eje que en orbitar por completo a nuestro planeta.
Y muchos dan por sentado que sólo podemos observar el 50% de la Luna. Pero esto no es así. En realidad, podemos ver el 59% de la superficie lunar gracias a una serie de movimientos oscilatorios que conocemos como libraciones.
Por un lado, existe una oscilación en latitud, de unos 6º 50’, provocada por la inclinación del eje de rotación lunar, que no es completamente perpendicular al plano de su órbita.
Por otro lado, tenemos una libración en longitud, de unos 7º 54’, producida por la combinación de la velocidad de revolución, que es variable durante toda la vuelta que da alrededor de la Tierra, y la velocidad de rotación lunar, que es uniforme.
Y finalmente tenemos la libración diurna, que se produce a medida que la Tierra va rotando. Cuando la Luna sale por el horizonte muestra un lado algo mayor por una parte de su limbo, y cuando se pone, el área mayor se muestra en el lado opuesto del limbo.
Debido a las múltiples variables que afectan las libraciones, para saber los puntos favorables, es decir, las zonas lunares que podemos observar en un momento dado y que por lo general, debido a su posición cercana al limbo lunar, no podemos ver; una buena opción es utilizar el programa “Virtual Moon Atlas” de Patrick Chevalley y Christian Legrand.
Sólo hay que seleccionar la pestaña de “Configuración” y marcar la casilla “Mostrar la Libración”. Después veremos una flecha roja que nos indicará la zona de libración favorable.
Volviendo al día 20 de junio.
Me encontraba en Barcelona ciudad, sólo tenía a mano el SC de 127mm y la turbulencia incordiaba bastante, pero a pesar de todo, decidí sacar el telescopio para disfrutar un poco de la Luna de una manera distendida.
Mientras iba montando abrí el Virtual Moon Atlas para ver si podía observar alguna cosa especial y comprobé que me señalaba la zona del Mare Humboldtianum en libración favorable.
Virtual Moon Atlas |
Así que apunté hacia allí y me dispuse a disfrutar preparando un bosquejo lunar a medida que iba observando.
A nivel visual, lo primero que me llama la atención es la pequeña porción lunar que queda enmarcada entre el negro del espacio y la sombra oscura cercana del terminador.
A continuación, puedo comprobar que la presencia de Mare Humboldtianum resulta evidente, aunque como digo, la turbulencia urbana hace que la vista baile un poco. A pesar de todo, hay momentos de tregua en los que puedo disfrutar mejor del panorama.
Lo percibo con una forma ovalada y alargada, sin ningún tipo de detalle dentro del mar, si bien es cierto que le noto una tonalidad algo más oscura que lo que se encuentra a su alrededor… a excepción de un bonito y espectacular cráter vecino, Endymion, que muestra una superficie algo más oscura debido a la lava que lo cubre y a su posición cercana al terminador.
A vista de pájaro, ambos muestran una forma circular, pero debido a la perspectiva desde la Tierra, ofrecen un aspecto algo alargado.
Endymion es un cráter formado en el periodo pre-Nectariano (desde -4,55 hasta -3,92 mil millones de años) que presenta un diámetro de 125 km y una profundidad de unos 2,6 km.
No conocía a qué o a quién hacía referencia el nombre de Endymion (Endimión), así que he buscado información al respecto. Veo que hace alusión a un personaje mitológico griego que, como es habitual, tiene varias representaciones e historias dependiendo de las fuentes consultadas. No las expondré todas aquí, por qué me extendería demasiado, sin embargo algo comentaré.
Lo normal es que los humanos se queden prendados por la belleza de la Luna, pero en este caso, fue la misma Selene quien se enamoró de Endymion, un joven y apuesto pastor, hasta tal punto que pidió a Zeus que le concediese el deseo que mejor le viniera en gana. Éste, después de pensarlo, pidió permanecer en un eterno sueño que le permitiera mantener siempre la juventud y los recuerdos de los felices sueños que tenía durante las noches en las que cuidaba de su rebaño, pero con la condición de poder mantener los ojos abiertos para contemplar la belleza de Selene.
Otra versión más prosaica hace referencia a que Endymion era un sabio que pasaba las noches observando el movimiento de los astros
Sea como sea, en visual resulta un cráter muy interesante. Además, con telescopios de mayor tamaño aún puede sacársele un mayor partido intentando cazar algún cratercillo en su interior.
Vuelvo a fijarme en el limbo lunar y puedo apreciar al lado del Mare Humboldtianum, dos líneas oscuras. Reviso en el Virtual Moon Atlas la zona y los identifico con dos cráteres que también resultan un verdadero reto observacional, ya no sólo por su situación, que obliga a esperar a una libración favorable, sino también por su pequeño tamaño.
El más cercano al limbo es Bel’Kovich K, un cráter circular de 47 km de diámetro; y Hayn, también circular y con un diámetro de 88 km. Lo curioso, como digo es que los puedo percibir como una línea alargada y gracias a las sombras de sus paredes donde todavía el Sol no las ha bañado con sus rayos.
Vuelvo a fijarme en Mare Humboldtianum, a ver si soy capaz de descubrir algún detalle, pero la turbulencia y la abertura de mi telescopio no me dejan otra opción que percibir de manera clara sus límites externos y la zona interior un poco más oscura.
A pesar de las dificultades, vale la pena tomarse la molestia de visitarlo por el hecho de ser una de las zonas lunares con una densidad de masa notoriamente diferente al del resto del satélite.
Las zonas que presentan esta característica reciben el nombre de Mascon (abreviación derivada del término inglés Mass Concentration).
A mediados de los 60 la NASA se encontró con un problema inesperado mientras hacían el seguimiento de las órbitas de los satélites que enviaban a la Luna. Había zonas, especialmente en ciertos maria, donde se producía una variación gravitacional que podía provocar alteraciones en la órbita de la nave y ponerla en peligro.
Desde entonces, estas anomalías gravitacionales han sido objeto de estudio. Se fueron barajando varias hipótesis acerca de sus causas, siendo la más aceptada actualmente la que sostiene que se generaron cuando el interior de la Luna era mucho más caliente de lo que es ahora. La corteza de nuestro satélite y el manto denso emergente se combinaron a raíz de grandes impactos cometarios o de asteroides, creando el patrón distintivo de estas anomalías de densidad.
El 10 de septiembre de 2011 la NASA envió dos sondas gemelas a la Luna para elaborar un preciso mapa gravitacional de la Luna. La misión es conocida como GRAIL (Gravity Recovery And Interior Laboratory) (http://solarsystem.nasa.gov/grail/home.cfm) y resultó un verdadero éxito.
Este es el mapa resultante, donde se muestra el campo de gravedad de la Luna, medido por la misión GRAIL de la NASA. En él aparece la cara oculta de la Luna en el centro mientras que la cara visible desde la Tierra aparece en los extremos.
El color rojo indica las zonas donde la gravedad es mayor que la media lunar, mientras que las partes azules muestran una gravedad menor.
Crédito de la imagen: NASA / JPL-Caltech / GSFC / MIT |
Finalmente decido acoplar la cámara ASI120MM al telescopio e inmortalizar con ella el momento haciendo un mosaico con dos imágenes:
Y este es un detalle con los accidentes que más me llamaron la atención rotulados:
Para que quede más claro visualmente la influencia de las libraciones a la hora de observar la Luna, adjunto una foto que pude sacar con el SC de 127mm y la cámara ASI120MM el 26 de junio de 2015. En ella, a la derecha vemos los espectaculares Aristóteles y Eudoxus, hacia la izquierda, nos encontramos con Hércules y Atlas, y a continuación, con su inconfundible suelo oscuro, el cráter Endymion. Y de Mare Humboltianum, comido por el limbo.
Termino con dos espectaculares fotos de la zona del cráter Endymion y de Mare Humboldtianum que podemos ver en la página de la Unión Astronómica Internacional:
http://planetarynames.wr.usgs.gov/images/Lunar/lac_14_wac.pdf
http://planetarynames.wr.usgs.gov/Page/Moon1to1MAtlas
Y de Mare Humboldtianum:
http://planetarynames.wr.usgs.gov/images/Lunar/lac_15_wac.pdf
Me ha quedado una entrada un poco más larga y densa que de costumbre, pero creo que en este caso está un poco justificado si seguimos la máxima de que la observación es más rica si sabemos lo que estamos observando.
Y como siempre, la Luna dando grandes satisfacciones a pesar de las limitaciones de la observación urbana.
Que buen artículo sobre un rincón de nuestro satélite.
ResponderEliminarEl dibujo me encanta.
Ahora en nuestro grupo hay varios compañeros que quieren comenzar una sección aparte sobre la observación lunar, a ver que tal les va.
Un saludo Óscar.
Gracias Paco. La Luna da para mucho, y sobre todo, para los que no podemos salir muy a menudo en busca de lugares oscuros, es muy agradecida.
EliminarCon todo, encuentro a faltar un libro en castellano que de un buen repaso al satélite, tanto a nivel observacional, como geológico e histórico... pero bueno, no debe haber mucho público para una temática así.
A ver qué tal les va. Supongo que irá incluido en vuestra página de la asociación, si no es así, ya avisarás :)
Saludos.
Óscar