Carta generada con Cartes du Ciel |
El rey Cepheus estaba casado con Cassiopeia, cuya belleza era la envidia de todas las mujeres que la conocían. En esto no habría nada malo, a no ser por el engreimiento de la reina, que alardeaba de ello hasta el punto de considerarse más bonita que cualquier Nereida, las ninfas que simbolizaban todo lo bello y bueno del mar.
Poseidón, el dios del mar, enojado por tanta presunción, decidió castigar esta falta de humildad enviando un monstruo marino (Cetus) para que asolara las costas del reino.
Desesperados ante tanta desgracia, los reyes decidieron consultar el oráculo de Ammón quien les planteó que la única forma de aplacar la fiera era ofrecer en sacrifico a su hija Andrómeda.
Muy a su pesar, viendo que la propia Andrómeda quería inmolarse para evitar el injusto sufrimiento de sus súbditos, decidieron seguir las directrices del oráculo y la ataron a orillas del mar para que fuera devorada por Cetus.
Mientras estaba atada esperando su triste destino, fue vista por Perseus, el gran héroe griego, quien quedó perdidamente enamorado de ella.
Rápidamente se hizo cargo de la situación y le propuso al rey que si les libraba del temido monstruo marino, Andrómeda se convertiría en su esposa.
Perseus logró acabar con Cetus y liberar a la hija de Cassiopeia y Cepheus, que agradecidos, concedieron su mano al joven.
En esta época del año, después de montar el telescopio, mientras voy adaptando la vista a la oscuridad, me gusta levantar la mirada al cielo y reseguir las estrellas brillantes que forman las constelaciones de Cepheus, Cassiopeia, Andrómeda y Cetus; y recordar la historia mitológica que dio pie a su identificación.
Cetus es una constelación extensa e interesante a la que no he dedicado todo el tiempo que me hubiera gustado y que no me resulta especialmente fácil al no elevarse demasiado respecto al horizonte.
A pesar de ello, la noche del 9 de noviembre de 2013 pude sacarle un poco de partido observando cuatro bonitas y asequibles dobles que podemos encontrar en ella:
STF 80
Fácil de desdoblar, pero no demasiado brillante. A pesar de ello, con pocos aumentos y un ocular de campo amplio se encuentra acompañada por un grupo de cinco estrellas de magnitud similar que hace muy agradable su contemplación.
Pero lo mejor de STF80 es el color de sus componentes. La principal oro añejo, mientras que la secundaria se ha convertido en una incógnita para mí. En principio la vi de color azul marino un poco apagado, pero posteriormente he visto que su clase espectral es G y, en consecuencia, otros observadores la ven de color amarillo. Pero no hay unanimidad, así que lo mejor es visitarla y sacar uno mismo sus propias conclusiones. Una doble curiosa que bien merece que le dediquemos un rato de observación.
STFA3 (37 Cet)
Bonita, fácil y asequible. Ideal para todo tipo de telescopios. Una principal de color blanco acompañada por una secundaria muy digna de un azul celeste bien marcado.
Gracias a su generosa separación no he tenido que forzar aumentos, de manera que la turbulencia atmosférica de la noche no le ha afectado demasiado y he podido disfrutar de dos estrellas bien puntuales de colores atractivos. Bonita, muy bonita.
STF231 (66 Cet)
La principal la veo de color amarillo pálido, la secundaria azul celeste. Una buena pareja que gracias a su brillo y a la generosa separación entre sus componentes nos permite sin demasiados esfuerzos ni exigencias disfrutar de una doble de serena belleza.
STF274
Buen ejemplo de lo que son mis dobles preferidas. Pareja de gemelas con separación próxima, pero confortable.
A 50x ya se desdobla sin ninguna dificultad en dos puntos bien marcados de un color azul muy digno. Podría forzar más aumentos, pero perdería encanto, de manera que prefiero pasar el rato que dedico a esta doble aprovechando lo espectacular que se ve a 50x. Una de las mejores de la constelación.
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