La fotografía no es buena. El dibujo no es bueno. El seeing no era bueno... y a pesar de ello disfruté enormemente observando el cráter Posidonius y sus alrededores.
La noche del 22 de noviembre de 2009 comprobé que las condiciones de observación no eran lo idóneas que hubiera deseado, pero hacía tiempo que no podía sacar el telescopio y decidí, con todo, hacer una visita a la siempre agradecida Luna.
Como la turbulencia atmosférica provocaba que con grandes aumentos la Luna temblara y no ofreciera su mejor cara en cuanto a pequeños detalles se refiere, decidí apuntar a un cráter grande y espectacular: Posidonius.
Posidonius, de 95 km de diámetro y 2.300 m de altura, presenta unas peculiaridades que le confieren un gran atractivo. Por un lado, en el centro del cráter se aprecia claramente un cratercillo de 11 km de diámetro (Posidonius A) que, a su vez, se encuentra acompañado por un cratercillo más pequeño (Posidonius C) y por una serie de pequeñas “colinas”. Esa noche, para ver estos pequeños detalles tenía que hacer grandes esfuerzos de concentración.
Pero lo que realmente me ha gustado más de Posidonius han sido las grietas que atraviesan su fondo, espectaculares... y el juego de sombras que observo en la zona sur del cráter.
Y hablando de grietas, entre Posidonius y el cráter G Bond, se encuentra una grieta, la Rima G Bond, muy sutil... preciosa a lo largo de sus 150 km de longitud.
Y lo que resulta especialmente estremecedor es observar entre Posidonius y la sombra del terminador, la Dorsa Smirnov, potente, atravesando de norte a sur el Mare Serenitatis.
Este es el mal dibujo que hice...
Y esta es la mala fotografía que tomé...
Pero lo realmente importante es que disfruté un buen rato... y que siempre puedo volver a observar la zona de Posidonius en una noche con mejores condiciones atmosféricas y en que me encuentre más inspirado.
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