jueves, 25 de agosto de 2011

NGC5985, NGC5982 y NGC5981 - Trío galáctico en Draco

En la revista Sky & Telescope de agosto de 2011 aparece un artículo de Ken Hewitt-White titulado “A Galaxy Sampler in Draco”, que se podría traducir a grosso modo como “Un muestrario galáctico en Draco”. Y visto lo visto, no es para menos.

En condiciones normales, es decir, disponiendo sólo de mi SC de 127mm para observar desde unos cielos con cierta contaminación lumínica, no me hubiese detenido mucho tiempo en este artículo, sin embargo, teniendo estos días como tenía la posibilidad de observar desde unos cielos oscuros con mi SC de 235mm, me picó un poco la curiosidad y decidí intentar la observación de los tres objetos que componen el muestrario: las galaxias NGC5985, NGC5982 y NGC5981.

La peculiaridad de estre trío galáctico es que se pueden observar perfectamente a bajos aumentos en el mismo campo del ocular, presentando de un solo golpe de vista, las diferentes apariencias de la mayoría de galaxias que podemos esperar ver a través de nuestros telescopios.

Por un lado tenemos NGC5985 (AR: 15h 39,6m; Dec. +59º 20’), una galaxia espiral de tipo Sb I, con una magnitud visual de 11,1 y un tamaño angular de 5,5’x3,0’. Está situada a unos 117.680.000 años luz de distancia y se nos presenta, en visual, de cara. Por lo que con un telescopio de gran abertura es posible apreciar sus brazos espirales.

A continuación nos encontramos con NGC5982 (AR: 15h 38,7m; Dec. +59º 21’), una galaxia elíptica de tipo E, con una magnitud visual de 11,1 y un tamaño angular de 2,6’x1.9’, con un núcleo muy marcado envuelto por un halo difuso.

Y para concluir tenemos NGC5981 (AR: 15h 37,9m; Dec. +59º 23’), una galaxia espiral de tipo Sb C, con una magnitud visual de 13,0 y un tamaño angular de 2,7’x0,3’, a diferencia de NGC5985, no se presenta de cara, sino de canto, de manera que se muestra como una fina línea.

Con estos antecedentes, la noche del 19 de agosto de 2011, con unos cielos oscuros, sin Luna, un seeing de 4/5 (Siendo 5=óptimo) apunté mi SC de 235mm hacia la constelación de Draco, donde debería ver esta tríada galáctica. Este mes de agosto se ha caracterizado por la presencia casi diaria de nubes bajas amenazadoras que, al final, se acababan adueñando del cielo. Y esta noche no fue una excepción. Así que tuve que ir más rápido de lo que hubiera deseado.

Este es el dibujo que hice a 94x donde aparecen las tres galaxias en el mismo campo:


Pensaba, a partir del artículo de S&T y de las fotos, que observar este trío sería una tarea fácil, pero no lo ha sido en absoluto. Con todo, ha valido la pena el esfuerzo y el tiempo dedicado.

En un primer vistazo se ve perfectamente NGC5982, la galaxia del centro del dibujo. Un núcleo muy marcado y redondeado, con cierta tendencia ovalada, envuelto por un halo bastante extenso que se va haciendo más evidente a medida que voy adaptando mejor la vista a la oscuridad. Por el contrario, de las otras dos galaxias... ni rastro.

Por suerte hay las suficientes estrellas brillantes que sirven de perfectos puntos de referencia para saber dónde buscar. Arriba a la izquierda del dibujo hay un triángulo formado por tres estrellas (HIP76721, mag. 9,65; TYC3875-169-1, mag. 11,65; TYC-3875-329-1, mag. 11,46) que apuntan directamente a NGC5985. Miro con visión lateral y poco a poco voy notando una manchita ovalada, difusa, extensa, débil, evanescente... lo que sí es cierto es que una vez percibida, después es más fácil “verla”.

De la tercera galaxia, ni rastro.

Me centro en localizar NGC5981, y para ello intento olvidarme de NGC5982 y NGC5985 y me centro en la estrella de la zona inferior central del dibujo, TYC3875-524-1, de magnitud 10,75. La galaxia debería encontrarse justo a su lado. ¿Es posible que el brillo de la estrella canibalice NGC5981?. Es posible, pero no me doy por vencido.

Después de un buen rato, mirando de reojo y moviendo ligeramente el tubo, noto una fina línea etérea, casi, casi imperceptible... con una habilidad especial de desaparecer a la más mínima que no me concentro exclusivamente en ella. Pero allí está, NGC5981.

De todas maneras es un poco frustrante. Paradójicamente, tengo las tres galaxias localizadas. Las he visto las tres, pero cuando intento tener una visión de conjunto, NGC5982 acapara todo el protagonismo, provocando que NGC5982 se vea peor... y que NGC5981... ¡desaparezca!. Supongo que debe ser alguna jugada de nuestra percepción cerebral.

Quise observar las galaxias de manera individual y forzando aumentos, pero las dichosas nubes bajas volvieron a obligarme a terminar la noche de observación antes de lo que hubiera querido. Otra vez será.


De todas maneras, una parte de cielo muy didáctica y espectacular que precisa de cielos oscuros, aberturas generosas y una buena dosis de paciencia.

viernes, 19 de agosto de 2011

Plutón - 17 y 18 de agosto de 2011

En el libro “Astronomía para todos en 12 lecciones” – James Ferguson – José Ciganal y angulo, publicado en 1829, aparecía la siguiente relación de los planetas pertenecientes al Sistema Solar: Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Vesta, Juno, Ceres, Palas, Júpiter, Saturno y Herschel (hoy lo conocemos como Urano).

Y cuando yo debía tener seis o siete años, en el colegio me enseñaron que eran nueve los planetas del Sistema Solar: Mercurio, Venus, La Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

Entre añadidos y descartados la lista había variado significativamente, pero a esa edad yo me limité a aprender de memoria lo que me enseñaban y a hacer volar mi imaginación infatil viajando en una rápida nave espacial de un planeta a otro... hasta llegar a Plutón y decidir que en el planeta más alejado del Sol instalaría mi base desde donde exploraría más allá del espacio conocido... Una especie de Star Trek adaptada a los juegos de un niño. Desde entonces Plutón se convirtió en mi planeta preferido.

Pasó el tiempo. Aprendí muchas cosas y los juegos infantiles quedaron atrás. Sin embargo, Plutón siempre ha sido especial para mi.

Con estos antecedentes no es de extrañar que el 24 de agosto de 2006 viendo la resolución tomada por la IAU (Unión Astronómica Internacional) en la que se determinaba que Plutón no era un planeta, sino un planeta enano, no me alegrara, por muy científica que fuera, de la decisión tomada.

Para situarnos un poco, comentar que un planeta enano es aquél que orbita alrededor del Sol, presenta una forma casi esférica, no es un satélite de ningún otro cuerpo estelar y no ha limpiado la vecindad de su órbita de otros cuerpos más pequeños.

Asímismo, Plutón está considerado actualmente el mayor de los cuerpos categorizados como plutinos, objetos más allá de Neptuno que, mientras éste efectúa tres órbitas alrededor del Sol, ellos sólo orbitan dos. Estos cuerpos, además, pertenecen al cinturón de Edgeworth-Kuiper.

Pero vayamos al principio. Plutón fue descubierto el 18 de febrero de 1930 por Clyde W. Tombaugh mientras estaba trabajando en el Observatorio Lowell en Flagstaff, Arizona, EEUU. Su método consistía en fotografiar el cielo en dos momentos distintos y después comparar las placas superponiéndolas para detectar de esta manera cambios de posición de cuerpos respecto a las estrellas de fondo.

Con el tiempo se ha llegado a descubrir que Plutón posee cuatro satélites conocidos: Caronte, Hidra, Nix y P4. (1)

Plutón presenta un diámetro de tan sólo 2.290 km. y se encuentra a una distancia media del Sol de 39,5 UA (Unidades Astronómicas), ahora está “solamente” a 32,078 UA. Brilla, actualmente, con magnitud 14,0, ofrece un tamaño angular de 0,1”..., por todo ello su observación con telescopios de aficionado no es una tarea fácil, pero mi espíritu de niño ha sido el que me ha empujado a intentar observar Plutón con mi SC de 235mm.

De esta manera, uno de mis objetivos principales de observación este verano de 2011, con cielos oscuros, mi telescopio grandote, unas semanas de vacaciones... era “ver” Plutón a través del ocular y fotografiar su movimiento. Pero a pesar del entusiasmo no había contado con las nubes, omnipresentes nubes de agosto, que me han condicionado de manera inmisericorde mis observaciones estivales.

La noche del 16 de agosto apunté el telescopio hacia Y Sagitarii, una estrella variable de magnitud 5,75 que estos días sirve de perfecta referencia a la hora de localizar al planeta enano. La intención era dibujar a bajos aumentos la zona para, posteriormente, ayudado por unas cartas de situación publicadas en la revista “Astronomy” de agosto y del Starry Night, intentar “descubrir” el lugar donde se encontraba Plutón.

El dibujo que hice fue éste, donde Y Sag se encuentra en la parte superior derecha:


Una vez hecho el dibujo, la intención es poner más aumentos e ir saltando de estrella en estrella hasta localizar Plutón. Pero delante de mi pasmo y desesperación, las nubes bajas se adueñan de la zona sur del cielo y hacen inviable cualquier tentativa al respecto.

Con la cola entre las piernas y con el dibujo general... donde no hay ni rastro de Plutón, me dedico a otras observaciones y aparco la tarea para mejores momentos. La buena noticia es que más tarde compruebo que estoy en la zona correcta.

La noche del 17 de agosto de 2011 el panorama es similar al del día anterior: nubes bajas amenazadoras que se van acercando de la costa a la montaña. No hay tiempo que perder. Monto el telescopio y lo apunto hacia la zona de Y Sag. Localizo el ya familiar campo estelar y sin pérdida de tiempo tomo una fotografía con la Nikon D70S. Quito la cámara, pongo el ocular y voy adaptando la vista a la oscuridad. Anteriormente, con la ayuda del Starry Night y de mi dibujo general he memorizado el lugar donde tendría que estar Plutón, de esta manera evito deslumbrarme al no tener que abrir la linterna roja e ir comparando estrellas con el planisferio y lo que veo por el ocular.

Llego al punto exacto de “encuentro”, el triángulo formado por las estrellas TYC6273-66-1 (Mag. 11,46), USNO J1820585-190053 (Mag. 12,25) y TYC6273-1408-1 (Mag. 11,90). Justo al lado de ésta última debería poder ver Plutón... pero no lo veo.
Con un ojo en la bruma y el otro en el ocular voy forzando aumentos, hasta llegar a la friolera de 470x (por suerte el seeing de la noche acompaña), y es entonces cuando en un momento dado veo un puntito de luz que aparece y desaparece. Respiro hondo, miro con visión lateral... otra vez el puntito, que vuelve a desaparecer.

Después de estar un buen rato llego a la conclusión que, por lo menos está noche, no voy a conseguir nada mejor, así que abro la linterna y dibujo lo que he visto.

Al día siguiente, miro la fotografía, donde aparece Plutón, y mi dibujo, y más o menos coincide. Se supone que he “visto” Plutón, pero era algo tan fugaz que tengo miedo de que no hayan podido ser más mis ganas que no la realidad...

Noche del 18 de agosto de 2011. Vuelvo al ataque, las dichosas nubes bajas al acecho (esta vez más amenazadoras que ayer), y Plutón esperando. A contrarreloj hago la foto correspondiente, y a continuación el mismo proceso que ayer hasta llegar a los 470x. Ya me conozca la zona como el camino de casa al trabajo... y ante mi alegría, compruebo que esta noche, veo un puntito un poco más claro haciendo una L con TYC6273-66-1 y TYC6273-1408-1, un puntito que no recuerdo de la noche anterior. Nada fácil de ver, pero claramente situado. Por el contrario, en el lugar donde estaba Plutón ayer, nada de nada.

Este es el dibujo que hice donde “punteé” la posición de Plutón la noche del 17 y la del 18 de agosto de 2011:


Y este es el fotomontaje del movimiento del planeta con el recorte de dos fotografías hechas con mi Nikon D70S a foco primario del SC de 235mm:

Pinchar en la foto para ver la animación

En conclusión: he cazado a Plutón en visual. Toda una hazaña que ha hecho aflorar en mi el niño que llevo dentro imaginando mi nave orbitando ese lejano planeta... bueno, planeta enano.


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(1) Actualización del número de satélites y sus nombres, por ahora son cinco: Caronte, Hidra, Nix, Cerbero y Estigia.

(2) Actualización fotográfica, Sonda New Horizons:

APOD - 15 de julio de 2015
 

miércoles, 17 de agosto de 2011

NGC6445 - Nebulos planetaria de la Caja en Sagittarius

Desde que me compré el telescopio de 235mm mis expectativas ante la observación de nebulosas planetarias han cambiado radicalmente. Salvo honrosas excepciones (M27, M57, M76, M97...) al observar planetarias con mi SC de 127mm no pasaba de ver, con mejor o peor fortuna, pequeños redondeles difusos. Con mayor abertura, esta clase de objetos muestran su mejor aspecto.

La noche del 16 de agosto de 2011 tuve la oportunidad de apuntar el telescopio de 235mm hacia NGC6445, una nebulosa planetaria conocida como la Nebulosa de la Caja (Box Nebula) que podemos localizar en la constelación de Sagittarius, unos 2º al suoreste del cúmulo abierto M23.

Se estima que NGC6445 se encuentra a unos 4.500 años luz de distancia y fue descubierta en 1786 por William Herschel. Es una planetaria bipolar asimétrica, con una estrella central que brilla con una prohibitiva para nuestros telescopios, magnitud 19.

Yendo a contrarreloj, ya que la Luna asomaba amenazadoramente la cabeza brillando en un 91% de su superficie y comiéndose poco a poco al oscuridad de la recién empezada noche, apunto el telescopio hacia la “Box Nebula”. Con el ocular de 25mm (94x), me encuentro, curiosamente tratándose de la constelación de Sagittarius, con un campo estelar pobre... y lo que es peor, ni rastro de la planetaria.

Por suerte, el sistema “go to” de la montura funciona a la perfección y “sé” que la nebulosa debe encontrarse ahí. Pongo más aumentos (146x)... y continúo sin tener noticias de la nebulosa. Empiezo a preocuparme y pensar que he perdido mi carrera con la Luna. Como último recurso añado el fitro OIII y veo como desaparecen de golpe las estrellas más débiles. Voy acostumbrando la vista a la nueva situación... y de pronto percibo una manchita muy tenue que va mostrándose cada vez más clara.


La veo con unos límites bastante marcados y con cierta forma rectangular, característica que es la principal causa de su nombre común. Es bastante grande, comparada con otras planetarias que he visto, pero, por lo menos esta noche, soy incapaz de distinguir ningún detalle en especial. Sea como sea, paso un buen rato con ella, disfutando de su forma de “caja” y dibujándola alternando la visión con y sin filtro OIII.

Si visitamos los incontables alicientes de Sagittarius, si disponemos de unos cielos oscuros, buen seeing y generosa abertura, vale la pena hacerle una visita.