Para bien o para mal, no existe el telescopio perfecto. Un telescopio de gran abertura como mi SC de 235mm sobre la montura ecuatorial CGEM puede tener un peso prohibitivo para cualquier persona con pocas horas de gimnasio a sus espaldas; puede necesitar más de una hora para montarlo y aclimatarse; puede ser más que sensible al mal seeing; puede ocupar el 20% útil de la superficie de cualquier piso; puede no ser la opción más barata... sin embargo, observar galaxias desde un lugar oscuro con él, permite equilibrar un poco la balanza de sus pros y sus contras.
La noche del 8 de agosto de 2011 no era la más adecuada para la observación de cielo profundo. Primero por el viento que soplaba y que dificultaba la utilización de altos aumentos; y segundo, por la Luna que brillaba en un 76% de su superficie. Y con todo, me animé a apuntar el telescopio hacia una galaxia situada en la constelación de Draco de la que había tenido noticia gracias al libro de Stephen James O’Meara, “Hidden Treasures” (HT85). Concretamente se trata de NGC6503, una galaxia espiral situada a unos 17 millones de años luz de distancia.
Fue descubierta en 1854 por Arthur von Auwers y pertenece a la Nube de Galaxias de Coma-Sculptor, presentando un diámetro de 30.000 años luz.
A pesar de la incordiante presencia de la Luna, NGC6503 aguantó muy bien el tipo, presentando a pocos aumentos y en un primer vistazo, una marcada forma alargada. Me recuerda, en cierta manera, una “mini” galaxia de Andromeda.
Pongo más aumentos (146,88x) y decido hacer ya el dibujo. El campo del ocular no está demasiado poblado de estrellas, pero destacan dos de brillantes. En la parte superior del dibujo aparece la TYC-4432-1389-1 que brilla con magnitud 9,06 y que parece querer alejarse del escenario galáctico. Todo lo contrario de HIP87295 (mag. 8,59), que proxima a la galaxia, parece aspirar a un co-protagonismo con NGC6503 gracias a su clase espectral K5 y el bonito color amarillo/anaranjado que presenta. De hecho, por un lado sirve para conseguir un enfoque más fino, pero por otro, parece deslumbrar un poco afectando en cierta manera la vista de la galaxia. De todas formas, a lo mejor son imaginaciones mías fruto de la presencia de la Luna.
En paralelo a la galaxia, formando una línea recta junto con HIP87295, me fijo, con alguna dificultad, en otra estrellita, la TYC4432-808-1, que brilla con una débil magnitud de 12,62 y que puede servir de perfecto baremo a la hora de valorar la contaminación lumínica que sufrimos y las posibilidades de nuestro telescopio.
La galaxia, como he comentado, la veo alargada, con un núcleo ovalado central muy marcado envuelto por un halo que ofrece zonas más o menos oscuras, imposible de dibujar, pero perfectamente visibles. NGC6305 es bastante extensa y ofrece un espectáculo muy interesante. Todo ello invita a una próxima visita intentando aprovechar unos cielos más oscuros. Seguro que tendrá una buena recompensa.
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