La noche del 11 de junio de 2010 se presentaba especialmente buena. Sin Luna, despejada, con un seeing de 4/5 (siendo 5=óptimo) y curiosamente, me daba la sensación que más oscura que de costumbre.
Animado, aunque no con muchas espectativas, dirigí mi telescopio hacia M106, y aquí empezó mi aventura galáctica.
La diferencia entre ver una manchita blancuzca evanescente que se encuentra a millones de años luz de distancia o no verla, es tan sutil con los 127mm de abertura de mi telescopio y la contaminación lumínica de un pueblo/ciudad de 28.000 habitantes que, cuando finalmente la veo (como ha sido el caso de esta noche con M106), no puedo evitar estar un buen rato observándola con una sonrisa de oreja a oreja.
M106 a 50x forma prácticamente un triángulo equilátero con HIP60305, una preciosa estrella anaranjada, a la derecha del dibujo, que brilla con magnitud 6,31; y HIP60125, a la izquierda, y un poco más débil (8,34).
A su vez, junto HIP60125 se perciben cuatro estrellitas entre la 10ª y la 11ª magnitud que forman un curioso asterismo que cuanto más oscuros sean los cielos desde los que se observa, más presencia estética ofrecerá.
Me cuesta ver la galaxia. Sólo cuando he adaptado la vista a conciencia a la oscuridad he podido percibir, mirando de reojo, una manchita alargada, de brillo homogéneo, que más tarde, leyendo información sobre M106, deduzco que debe ser sólamente su núcleo.
La galaxia prefiero verla a 50x, aumentos que me permiten enmarcarla en un bonito campo estelar, cosa que no puedo hacer con mayor magnificación. Además, ni a 125x ni a 166x tampoco puedo apreciarla mucho mejor.
Como con todas las galaxias, espero tener oportunidad de observarlas de nuevo desde cielos oscuros. Pero hasta que no se presente la ocasión, tendré que contentarme con lo visto esta noche.
No deja de ser paradójico que con mi telescopio sólo haya podido distinguir una pequeña manchita alargada que no representa en absoluto la realidad de esta galaxia. En 1994 un equipo de radioastrónomos descubrieron un agujero negro cerca del núcleo de M106.
Esta es la grandeza de la observación con pequeños telescopios: vemos manchitas blancuzcas fantasmagóricas, pero sabemos lo que estamos viendo realmente... y esto, a veces, produce cierto vértigo y admiración. Recompensa más que suficiente para mi...
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