
Esta es una pequeña historia, un recuerdo personal que puede dejar indiferente a quien lo lea, pero que para mi resulta entrañable. Y quiero pensar que seguramente todo el mundo habrá tenido una experiencia similar.
Cuando era pequeño, más o menos con nueve o diez años, me sentía atraído por la belleza de nuestro satélite, con sus cambios de “tamaño” y “forma”. Siempre que tenía ocasión cogía unos viejos prismáticos de mi padre y me ponía a observar esos claros y esas sombras que se veían en la Luna y soñaba en poder visitarlos algún día... y soñaba en cómo debían ser los diferentes planetas del Sistema Solar, siendo Plutón mi preferido. Lamentablemente, en la actualidad, Plutón ya no está considerado un planeta, pero esto ya es otra historia...
El caso, es que de vez en cuando, aparecía una estrella muy brillante cerca de la Luna. Yo no entendía a qué era debido que en ocasiones la pudiera ver, y la mayoría de las veces no hubiera ni rastro de ella. No sabía qué estrella era, y decidí llamarla la “Estrella Luna”.
En varias ocasiones pude disfrutar del sensacional espectáculo que ofrecía la Estrella Luna surcando el cielo en compañía de la propia Luna, y siempre que se daba el caso, me iba a dormir con una sonrisa en la boca con la sensación de haber visto una vieja amiga que hacía tiempo que no veía.
Por suerte o por desgracia, al abandonar nuestra infancia vamos perdiendo nuestra inocencia y aprendemos cosas que nos desmitifican aquéllas historias que nos imaginábamos de niños. En este caso, yo descubrí que la que conocía como “Estrella Luna”, no era otra cosa que el planeta Venus y que sus apariciones cerca de la Luna, no eran más que fruto de su situación orbital alrededor del Sol con respecto a nuestra perspectiva desde la Tierra.
El 20 de enero del 2007, con la Luna iluminada al 3%, eché un vistazo a nuestro satélite, y... allí estaba, mi querida “Estrella Luna”. Esta vez decidí inmortalizar un recuerdo de mi vieja compañera. Cogí mi cámara Nikon D70S y la foto de arriba fue el resultado. Una foto como cualquier otra para la mayoría de gente, pero un recuerdo entrañable para mí.