lunes, 19 de diciembre de 2011

¿Una Monocerótida?

Cuando estamos observando con nuestro telescopio, es posible que estemos tan concentrados poniendo el ojo en el ocular que nos podemos perder la impresionante belleza que nos ofrece la cúpula celeste en su conjunto... y no sólo eso, sino que podemos dejar de observar algún fenómeno peculiar, como casi me ocurre a mi la noche del 18 de diciembre de 2011.

Esa noche estaba observando una serie de planetarias con mi SC de 127mm, lo que resultaba bastante fatigante por culpa de la contaminación lumínica, la debilidad y pequeño tamaño de este tipo de objetos, sin olvidar la poca abertura del telescopio.

Para descansar un poco me levanté de la silla para estirar mis entumecidas piernas e intentar que la sangre volviera a circular por mis manos. Los 3º C que marcaba el termómetro empezaban a hacer mella en mi ánimo... y en mi cuerpo.

Dirigí mi atención hacia la constelación de Orion, realmente magnífica. Su forma peculiar siempre reconocible estaba empezando a adueñarse del cielo. Sirius estaba empezando a asomar por el horizonte. En esto estaba cuando de repente, entre Sirius y Procyon vi un destello fulgurante, de un brillo claramente superior al de Venus, que se fue apagando en unos dos segundos dejando una fina estela en dirección al horizonte.

No pude evitar lanzar una exclamación, y una vez recuperado de la espectacular aparición, miré la hora exacta e hice un boceto de la zona y del fenómeno en sí:

Pinchar en la foto para ver el meteoro tal como lo pude observar

Al día siguiente me propuse investigar un poco para intentar confirmar qué había visto exactamente.

Empecé descartando que se tratara de un satélite Iridium, que se caracterizan por sus fogonazos. En la web de Heavens Above, ninguno de los satélites que pasaban por mi zona coincidía con la hora en que vi, lo que apostaría, fue un meteoro:


Consultando sobre mi observación en dos foros de astronomía, en uno un compañero, (Crisyo), confirmó que él también había visto un destello parecido a mi descripción por la misma zona, y en el otro, Isabel (Alhena) me sugirió que había visto un meteoro perteneciente a la lluvia de Alpha Monocerótidas.

Da gusto compartir afición con personas que siempre están dispuestas a echar una mano en lo que pueden.

Con esta información consulté el Starry Night para ver qué lluvias de estrellas tienen su radiante por la zona en que vi el meteoro, y me encontré con esto, que me ha desconcertado un poco:


Según el programa, el máximo de las Alpha Monocerótidas es hacia el 21 de noviembre, observándose aproximadamente del 15 al 25 de noviembre. Entonces he visto que también aparece la lluvia de Monocerótidas, cuyo máximo es el 9 de diciembre pudiéndose observar del 27 de noviembre al 17 de diciembre.

Por situación, lo que vi encaja con las Alpha Monocerótidas, pero por fechas, sería más probablemente una Monocerótida...

Independientemente de si es una o la otra, lo que me llamó la atención fue que normalmente, en las lluvias de estrellas que he podido ver hasta el momento el meteoro empieza como una fina línea y acaba viéndose el "fogonazo", mientras que esta vez vi  primero el fogonazo y después la estela que iba en dirección al horizonte desapareciendo poco a poco.

Pero bueno, aunque no pueda estar seguro sobre su origen, me quedo con la bonita sensación de admiración que tuve al presenciar ese fogonazo, acompañado de una pequeña estela, enmarcado entre las constelaciones de Orion, Canis Major, Monoceros y Canis Minor... y una nueva lección: No olvidar de echar una mirada al cielo a simple vista en mis sesiones de observación. De hecho, pocas son las generaciones que han tenido ocasión de observarlo con algún tipo de instrumento.

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