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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Cometa C/2014 Q2 - Lovejoy el 29 y el 30 de diciembre de 2014

El 17 de agosto de 2014, el australiano Terry Lovejoy descubrió el quinto cometa que, de momento, consta en su haber, el C/2014 Q2. Lo hizo con su telescopio de 200 mm cuando brillaba con una magnitud 15 en la constelación de Lepus.

Si las previsiones se cumplen, alcanzará su momento de mayor brillo, estimado en una magnitud 4,1, hacia la mitad del mes de enero de 2015.

Para conocer los datos actualizados de su órbita, podemos consultar la página de Minor Planet Center (Para personalizar seguir el enlace correspondiente que aparece en la página):

http://scully.cfa.harvard.edu/cgi-bin/returnprepeph.cgi?d=c&o=CK14Q020

C/2014 Q2 es un cometa de largo periodo cuya órbita se calcula en unos 11.500 años. Pero a este dato hay que añadirle un pequeño apunte, después de su paso actual por la zona interna del Sistema Solar, debido a las perturbaciones provocadas por los planetas la órbita se verá perturbada reduciéndose a unos 8.000 años.

El 7 de enero de 2015 alcanzará su máxima aproximación a la Tierra, a unos 0,469 UA; y su perihelio, el punto más cercano al Sol, se producirá el 30 de enero pasando a 1,29 UA de él.

Actualmente brilla con una magnitud cercana a la 5, con lo que, con permiso del brillo de la Luna, ya puede observarse cómodamente con unos sencillos prismáticos.

La noche del 29 de diciembre de 2014 pude cazarlo por primera vez con mi SC de 235mm desde unos cielos oscuros, aunque la noche no presentaba las mejores condiciones que se pueden esperar para una buena observación.

Con una temperatura de 1ºC, fuerte viento y una Luna iluminada en el 62% de su superficie, puse el ojo en el ocular en las coordenadas previstas, y no pude reprimir una exclamación de admiración.



Impresionante el quinto de Lovejoy. Con el gran campo que me ofrece el ocular Hyperion Aspheric de 31mm se puede percibir con un núcleo compacto y brillante, con cierta forma alargada. Éste se encuentra envuelto por un halo ciertamente extenso y de forma circular.

Voy adaptando mejor la vista a la oscuridad y me encuentro con que el halo se extiende más y más hasta alcanzar unas proporciones realmente poco habituales. Lástima de las condiciones de la noche.

Y lo mejor de todo es que puedo percibir un color verdoso muy marcado. Este color es debido a moléculas de gas diatómico C2 que muestra esa fluorescencia bajo la luz del Sol.

Viendo el color me animo a fotografiarlo:



En fotografías que se han publicado del cometa se le puede apreciar una fina cola, extensa, muy alargada. En visual no pude verla, tanto podrías ser por la presencia de la Luna como por el hecho de ser demasiado débil para mis ojos.

En mi fotografía no he conseguido que apareciera claramente, pero para hacernos una idea, he invertido la imagen y la he forzado un poco para que se note (Se dirige hacia la esquina superior izquierda):



Realmente he quedado muy satisfecho. A ver si puedo ir siguiéndolo de forma regular-

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Y el 30 de diciembre de 2014, el viento paró un poco, no así el frío, esta vez alcancé los 0ºC, y la Luna seguía su inexorable camino hacia la plenitud, presentando ya una superficie iluminada al 73%... y con este panorama quise probar la observación del cometa con el Refractor APO ED80.



Con esta abertura el color continuaba siendo de un verde fluorescente de impresión, pero su forma la notaba diferente, más redonda, tanto el núcleo como el halo.

Respecto al halo, fijándome un poco lo veía doble. Curioso.

Y esta vez, la fotografía de rigor con equipo diferente:



Un cometa precioso, espectacular, brillante y asequible. ¿Qué más se puede pedir?, ah sí, que la Luna no moleste tanto. Estoy deseando que venga la próxima Luna nueva a ver qué tal se presenta el C/2014 Q2.

¡Feliz 2015!

jueves, 25 de diciembre de 2014

Resumen Fotográfico 2014

Este 2014 no he evolucionado todo lo que querría en el campo de la astrofotografía, pocos días para practicar, poca experiencia, conocimientos limitados, tanto a la hora de hacer las tomas como a la hora del procesado. Pero no desespero, ya saldrán cosas mejores con el tiempo.



Terminé 2013 y empecé el 2014 cazando algunos satélites geoestacionarios, nada espectacular, pero sí una curiosa experiencia.




Lo que sí tengo que reconocer es que la Luna siempre me da muchas satisfacciones, tanto a nivel visual como cuando me animo a fotografiarla. Este año, estoy especialmente contento con las fotos que saqué de Copernicus, Tycho, Clavius, Gassendi, Schiller, Theophilus, Cyrillus, Catharina y Rabbi Levy. Y como no, alguna Luna llena también cayó.








En el apartado de planetaria, estoy también contento con Saturno, Marte y Urano. La única espina clavada ha sido Júpiter. En todo el año no he podido cazarlo ninguna noche en condiciones.






A principios de año se produjo el evento más significativo, que no fue otro que el estallido de una supernova en M82. El tiempo tampoco acompañó, pero al final sí que pude conseguir un bonito recuerdo para el álbum de fotos.



A lo largo del año intenté algunas pruebas con otras galaxias, y aunque no quedé plenamente satisfecho con ninguna, por lo menos M104 sí que me dio buenas vibraciones para un futuro.








También cayó algún globular, como M53.



Y algún que otro cúmulo abierto, como NGC6645 y las conocidísimas Pleyades.




Y para concluir el repaso del año, la foto con la que he quedado más contento, M27, la nebulosa de la haltera.


domingo, 21 de diciembre de 2014

NGC2423 - Cúmulo abierto en Puppis

Descubierto en 1786 por William Herschel, NGC2423 es un vistoso y poblado cúmulo abierto que podemos encontrar en la constelación de Puppis.

Buscando información por internet acerca de él, he podido comprobar, siendo un poco benevolente,  que no es demasiado visitado por los astrónomos aficionados. Siendo un poco más duro, se podría afirmar que es un perfecto desconocido.

Y viendo su situación en el cielo, resulta bastante comprensible que pase completamente desapercibido ante la categoría de sus vecinos, que no son otros que M47, a tan sólo 38’ y M46, algo más alejado, a 1,5º.

Carta generada con Cartes du Ciel

Sin embargo, si conseguimos abstraernos de los protagonistas principales de la zona, podremos disfrutar de un cúmulo abierto realmente atractivo.

La noche del 19 de diciembre de 2014 no se presentaba especialmente buena para la observación astronómica. Me encontraba en unos cielos oscuros, viendo a simple vista un espectacular cielo de invierno, sin la presencia de la Luna, completamente despejado; pero con un gran inconveniente: el viento.

No era muy fuerte, comparándolo con lo que podemos llegar a sufrir cerca de la desembocadura del Ebro, pero sí soplaba de una forma continuada, provocando unas turbulencias atmosféricas muy marcadas. Las estrellas más brillantes las veía como pelotitas de golf, mientras que me resultaba especialmente complicado percibir las más débiles.

Pero son ya muchos meses sin poder sacar el telescopio en condiciones y hay que aprovechar hasta la más mínima oportunidad que se presente.

Así que decidí apuntar hacia NGC2423 a ver qué podía sacar de él.

Y este es el dibujo que hice con el SC de 235mm y el Hyperion Aspheric de 31mm después de un buen rato batallando con el viento:



Mucho me temo que no he sido capaz de captar con el dibujo lo que realmente es este cúmulo abierto. Si tenemos el acierto de llegar a un equilibrio entre el campo de visión, que sea generoso para abarcar en perspectiva el cúmulo en toda su extensión, y la abertura, para ser capaces de percibir hasta las estrellas más débiles de él; podremos disfrutar de una panorámica impresionante.
Pero como he comentado antes, la noche no es la más adecuada, y la turbulencia con la que tengo que lidiar me deja la sensación de no estar exprimiendo al máximo la serena belleza de NGC2423.

La gran mayoría de componentes las percibo de color blanco-azulado y me recuerdan a un hormiguero en medio de una febril actividad horas antes que se produzca un fuerte chaparrón. Realmente espectacular.

Una cosa hay que tener en cuenta. Son necesarios unos cielos oscuros para poder percibir correctamente el cúmulo, y aunque es asequible a aberturas no demasiado grandes, si es cierto que al estar compuesto por muchas estrellas débiles, nuestra percepción acerca de la belleza de NGC2423 puede variar dependiendo del número de componentes que podamos cazar con nuestro telescopio.

Para concluir una curiosidad. En la estrella TYC 5409-2156-1 (también conocida como NGC2423-3), perteneciente a NGC2423, se ha descubierto el exoplaneta NGC2423-3 b:

http://www.openexoplanetcatalogue.com/system.html?id=NGC%202423%203%20b

jueves, 11 de diciembre de 2014

Schiller

Uno de los primeros cráteres lunares que observé después de la compra de mi primer telescopio fue Schiller, y lo que más me llamó la atención fue su forma alargada, tan diferente a lo que, por entonces, consideraba yo un cráter normal.

Lo primero que se me pasó por la cabeza fue que esa forma alargada era fruto de la perspectiva, pero enseguida me di cuenta que no se trataba de eso, ya que los pequeños cráteres que se encontraban a su lado (Rost y Rost A) se presentaban con una forma redondeada.

Ha pasado bastante tiempo desde que lo vi por primera vez, y la verdad es que siempre que puedo, vuelvo a echarle un vistazo.

La noche del 6 de agosto de 2014 tuve la oportunidad de observarlo con mi SC de 235mm cuando se encontraba prácticamente en el límite del terminador, y francamente, el juego de sombras que presentaba hizo que estuviera un buen rato pendiente de él.

Decidí ir haciendo un pequeño boceto que dejé inacabado, y estos días de sequía observacional lo recuperé y terminé de darle los últimos retoques para considerarlo como dibujo definitivo. Este es el resultado:


Esta noche, lo que más me gustó fue la parte de las terrazas del cráter que se encontraba flanqueada por las negras sombras, por un lado, del terminador, y por otro del interior del Schiller donde todavía no habían aparecido los rayos solares.

Quise volver a él a la noche siguiente, ya iluminado completamente pero con el terminador suficientemente cercano como para resaltar los detalles, pero no pudo ser. Las nubes volvieron a hacer acto de presencia en un verano marcado por los pocos días adecuados para la observación astronómica. Me queda pendiente el dibujo para otra ocasión.

El cráter Schiller puede observarse durante la onceava noche de lunación. Se extiende a lo largo de 179 km y en las zonas donde se presenta más ancho alcanza solamente los 70 km. Por otro lado, las paredes más altas se elevan hasta los 4.000 m.

Varias son las teorías acerca de la formación de Schiller. Según expone  Charles A. Wood en su libro “The Modern Moon” una de ellas propone que es fruto de un gigantesco colapso volcánico, al estilo del que formó el lago Toba en Sumatra (Indonesia), pero Wood la descarta debido a la falta de depósitos de ceniza que rodeen el cráter y la presencia de terrazas típicas de los cráteres de impacto.

Otra de las teorías que apunta sostiene que Schiller se formó por varios impactos separados en el tiempo, pero los diferentes cráteres que se sugieren como los formadores de Schiller están superpuestos de tal manera que lo que en realidad sugieren es que se formaron simultáneamente.

Otra propuesta defiende que el cráter se formó como consecuencia de un impacto producido con una inclinación muy baja (2º ó 3º). En la Luna existen varios ejemplos de este tipo de impactos, pero el gran tamaño de Schiller llama especialmente la atención, de tal manera que se ha llegado a aventurar que, efectivamente, Schiller fue producto de un impacto rasante que se produjo después que la Luna capturara un pequeño asteroide o un cometa que fue orbitando a su alrededor acercándose cada vez más a la superficie hasta que colisionó.

Mientras observo Schiller intento imaginarme cómo pudo haber sido cualquiera de estas teorías, y realmente, siempre acabo pensando lo terribles que debieron ser esas épocas primigenias en las que fueron tomando forma tanto la Luna como la Tierra, llegando finalmente a la situación “tranquila” actual que ha permitido el desarrollo de la vida tal y como la conocemos.



Quiero acabar la entrada adjuntando la foto que hice con la ASI120MM acoplada al SC de 235mm. Un bonito recuerdo y broche final a la observación lunar de la noche.

lunes, 8 de diciembre de 2014

Luna, 8 de diciembre de 2014, 06h 52m T.U.

Cuando uno lleva una buena temporada sin poder sacar el telescopio y disfrutar de aquello que más le gusta de la afición, que por lo menos en mi caso no es otra cosa que observar; suele volver a los inicios, donde cualquier pequeño detalle que te ofrecía el cielo levantaba una gran admiración y despertaba tu imaginación y tu hambre de conocer más.

Esta fría mañana de diciembre, cuando me he levantado y he asomado la cabeza por el ventanal para ver qué tiempo presentaba el día, he visto justo enfrente a una Luna que se va alejando día a día de su plenitud, luchando contra las brumas matinales. Un juego de luces y sombras tétricas representaban un bonito espectáculo que me ha dejado embobado durante unos minutos.

Al final no he podido resistirme a ir a buscar la cámara Nikon D5100 e intentar inmortalizar el momento.





El frío ya estaba empezando a dominar mi cuerpo. Con un poco de melancolía, añorando una serena y fría noche de invierno disfrutando de un bonito paseo por las maravillas de Orión, Canis Major, Gemini o Monoceros vuelvo a entrar en casa a prepararme un café con leche bien caliente para afrontar un nuevo día.

domingo, 30 de noviembre de 2014

Guía para comprar nuestro primer telescopio

He publicado una página nueva, "Guía para comprar un telescopio":

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/p/consejos.html

Va dirigida especialmente a todos aquellos que se sienten atraídos por la observación astronómica que, finalmente, deciden comprarse un telescopio.

Una loable decisión. Pero cuando empezamos a intentar concretar cuál nos compramos, vemos que hay una gran variedad de oferta, precios, calidades, diseños y muchos aspectos que se nos escapan. Y no sabemos por dónde empezar.


Esta página pretende ofrecer una base sobre la que tomar una decisión que, sinceramente, no debemos tomar a la ligera.

Cualquier sugerencia, corrección o comentario según vuestra experiencia será bienvenido. También si hay alguna duda que tengáis, la podéis plantear en los comentarios e intentaré solventarla.

viernes, 21 de noviembre de 2014

Cuatro bonitas dobles en Cetus


Carta generada con Cartes du Ciel

El rey Cepheus estaba casado con Cassiopeia, cuya belleza era la envidia de todas las mujeres que la conocían. En esto no habría nada malo, a no ser por el engreimiento de la reina, que alardeaba de ello hasta el punto de considerarse más bonita que cualquier Nereida, las ninfas que simbolizaban todo lo bello y bueno del mar.

Poseidón, el dios del mar, enojado por tanta presunción, decidió castigar esta falta de humildad enviando un monstruo marino (Cetus) para que asolara las costas del reino.

Desesperados ante tanta desgracia, los reyes decidieron consultar el oráculo de Ammón quien les planteó que la única forma de aplacar la fiera era ofrecer en sacrifico a su hija Andrómeda.

Muy a su pesar, viendo que la propia Andrómeda quería inmolarse para evitar el injusto sufrimiento de sus súbditos, decidieron seguir las directrices del oráculo y la ataron a orillas del mar para que fuera devorada por Cetus.

Mientras estaba atada esperando su triste destino, fue vista por Perseus, el gran héroe griego, quien quedó perdidamente enamorado de ella.

Rápidamente se hizo cargo de la situación y le propuso al rey que si les libraba del temido monstruo marino, Andrómeda se convertiría en su esposa.

Perseus logró acabar con Cetus y liberar a la hija de Cassiopeia y Cepheus, que agradecidos, concedieron su mano al joven.

En esta época del año, después de montar el telescopio, mientras voy adaptando la vista a la oscuridad, me gusta levantar la mirada al cielo y reseguir las estrellas brillantes que forman las constelaciones de Cepheus, Cassiopeia, Andrómeda y Cetus; y recordar la historia mitológica que dio pie a su identificación.

Cetus es una constelación extensa e interesante a la que no he dedicado todo el tiempo que me hubiera gustado y que no me resulta especialmente fácil al no elevarse demasiado respecto al horizonte.

A pesar de ello, la noche del 9 de noviembre de 2013 pude sacarle un poco de partido observando cuatro bonitas y asequibles dobles que podemos encontrar en ella:


STF 80



Fácil de desdoblar, pero no demasiado brillante. A pesar de ello, con pocos aumentos y un ocular de campo amplio se encuentra acompañada por un grupo de cinco estrellas de magnitud similar que hace muy agradable su contemplación.

Pero lo mejor de STF80 es el color de sus componentes. La principal oro añejo, mientras que la secundaria se ha convertido en una incógnita para mí. En principio la vi de color azul marino un poco apagado, pero posteriormente he visto que su clase espectral es G y, en consecuencia, otros observadores la ven de color amarillo. Pero no hay unanimidad, así que lo mejor es visitarla y sacar uno mismo sus propias conclusiones. Una doble curiosa que bien merece que le dediquemos un rato de observación.


STFA3 (37 Cet)



Bonita, fácil y asequible. Ideal para todo tipo de telescopios. Una principal de color blanco acompañada por una secundaria muy digna de un azul celeste bien marcado.

Gracias a su generosa separación no he tenido que forzar aumentos, de manera que la turbulencia atmosférica de la noche no le ha afectado demasiado y he podido disfrutar de dos estrellas bien puntuales de colores atractivos. Bonita, muy bonita.


STF231 (66 Cet)



La principal la veo de color amarillo pálido, la secundaria azul celeste. Una buena pareja que gracias a su brillo y a la generosa separación entre sus componentes nos permite sin demasiados esfuerzos ni exigencias disfrutar de una doble de serena belleza.


STF274



Buen ejemplo de lo que son mis dobles preferidas. Pareja de gemelas con separación próxima, pero confortable.

A 50x ya se desdobla sin ninguna dificultad en dos puntos bien marcados de un color azul muy digno. Podría forzar más aumentos, pero perdería encanto, de manera que prefiero pasar el rato que dedico a esta doble aprovechando lo espectacular que se ve a 50x. Una de las mejores de la constelación.

viernes, 14 de noviembre de 2014

Theophilus, Cyrillus, Catharina y Rupes Altai

Cuando observamos desde un lugar con contaminación lumínica, la mayoría de noches debemos centrar nuestra atención en la Luna. Y suerte tenemos de nuestro satélite, que nunca decepciona sea cual sea el instrumento que apuntemos hacia él.

La noche del 29 de octubre de 2014 me encontraba en Barcelona y después de cenar me vinieron ganas de echar un vistazo al cielo. Salí al balcón y vi que enfrente mismo brillaba una Luna iluminada en el 36% de su superficie y que se encontraba prácticamente en su sexto día de lunación.

Pero lo mejor es que había muy buena estabilidad atmosférica, algo bastante infrecuente. De manera que al final me animé y monté el Nexstar 5i de 127mm, me puse cómodo y apunté hacia la Luna.

Empecé con el ocular de 25mm que me ofrece 50x y que me permite abarcar la totalidad del satélite. Me fijé en el terminador y lo primero que me llamó la atención fue el impresionante trío de cráteres formado por Theophilus, Cyrillus y Catharina.

Eso acabó de animarme, ya que hacía tiempo que quería dibujarlos y por una u otra razón no había podido hacerlo. Así que cogí el ocular de 10mm (125x), me centré en la zona en cuestión y empecé a deleitarme con el juego de luces y sombras lunares.

Este es el dibujo que conseguí al acabar la sesión de observación. Empecé muy animado, pero a medida que iba observando y dibujando me di cuenta que no era tan sencillo como me había parecido en un principio. A pesar de los sudores que me provocó el proceso del dibujo, al final quedé bastante contento del resultado, donde creo que se acaban apreciando, más o menos decentemente, los accidentes más representativos.



Son tres cráteres de tamaño similar, pero con grandes diferencias entre ellos. El cráter más reciente es Theophilus, y es precisamente por ello por lo que es el que se encuentra menos castigado.

Formado durante el periodo eratosteniano, que abarca desde hace aproximadamente 3.200 y 1.100 millones de años, presenta un diámetro de 101 km y una altura de 4.400 m. En el centro destacan las sombras de, creo distinguir, tres picos montañosos. Se extienden a lo largo de 30 km y llegan a elevarse hasta casi 2.000 m.

Su forma es circular y puede verse sin demasiada dificultad las terrazas que forman sus paredes, sobretodo esta noche, en la zona más cercana al terminador, que se encuentra bañada ya por los rayos solares. En ellas puedo apreciar fijándome un poco un diminuto cratercillo que me sugiere una oscura peca proporciona un curioso contraste respecto al blanco inmaculado de esta parte del cráter.

La pared de enfrente por el contrario, se muestra tétrica, negra, a la espera que el Sol se adueñe definitivamente de la totalidad del cráter.

El fondo de Theophilus, por lo menos con esta abertura, lo veo bastante homogéneo y con una marcada tonalidad oscura.

A su lado, encontramos Cyrillus, un cráter formado en el periodo nectariano (hace entre 3.920 y 3.850 millones de años) de unos 98 km de diámetro que no presenta un aspecto tan lozano como Theophilus, ya que el impacto de éste se sobrepuso a las paredes de la zona Nordeste del cráter.

Con todo, se pueden apreciar todavía unos picos centrales, no tan marcados como en Theophilus y unas terrazas en el Oeste. Terrazas que también han sufrido un impacto posterior (Cyrillus A). Este cratercillo ya no me recuerda a una peca, al contrario, se muestra con gran fuerza gracias al blanco inmaculado de los rayos solares reflejados en él.

El más antiguo de los tres cráteres es Catharina, con un diámetro de 100 km y formado al igual que Cyrillus en el periodo nectariano, ofrece un aspecto realmente castigado por el paso del tiempo y los destrozos provocados por impactos posteriores.

A pesar de ello, todavía se adivina su forma circular, aunque el impacto de Catharina P dejó un impresionante cráter de 46 km de diámetro solapándose en una de sus paredes. Y precisamente esto le confiere al conjunto un aspecto especial y muy atractivo.

Esta noche puedo distinguir en el interior del cráter a Catharina S (16 km) y en la parte exterior, lo que parece un añadido a la formación, Catharina C (28 km).

Sigo deleitándome con la contemplación de la zona, y una vez visitados los tres cráteres principales, me dedico a cazar los detalles que, a menudo, pasan desapercibidos ante la magnificencia de Theophilus, Cyrillus y Catharina.

A su lado, en la parte más alejada del terminador aparece una procesión tétrica de pequeños cratercillos negros. El Sol todavía no inunda su fondo y su aspecto es inquietante. Esta sucesión pasa junto el cráter Beamount, una formación circular poco elevada de unos 53 km de diámetro, y va a desembocar en Fracastorius, un cráter medio inundado por la lava de Mare Nectaris, dándole un aspecto de bahía.

Y hablando de zonas inundadas de lava, mi atención se dirige de nuevo a la zona de Theophilus, donde justo a su lado, al Norte disfruto de la presencia de Sinus Asperitatis, otra bahía, esta vez en Mare Tranquilitatis, que esconde un cráter fantasma sobre el cual se encuentra el cráter Torricelli.

Torricelli  se muestra soberbio, con un diámetro de 23 km y una forma de pera fruto a la superposición de un cratercillo más pequeño en su pared Este.

Con esto decido acabar con el dibujo, pero ello no quiere decir acabar con la observación.

Me dirijo hacia el Sur del terminador y llego a una zona que ya había dibujado. Se trata de Piccolomini, Rabbi Levi y Zagut, tres cráteres sensacionales:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2010/05/piccolomini-un-juego-de-sombras-lunar.html

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/07/rabbi-levi.html

Y no quiero acabar sin comentar algo que me ha dejado realmente impresionado, que no ha sido otra cosa que Rupes Altai, una escarpadura que se extiende desde Catharina hasta Piccolomini, o lo que es lo mismo, unos 480 km. Según los científicos, Rupes Altai es la única parte que queda de la muralla formada después del impacto primigenio que formó Mare Nectaris. Lo más impresionante es que la elevación media que presenta es de 1.000 m, llegando a una máxima altura de 3.000m

Esta noche, tal como incide la luz solar en ella, hace que su vista sea memorable.

Al principio de la noche, aprovechando la buena estabilidad atmosférica, hice unas fotografías del terminador y de entre todas ellas he elaborado un pequeño mosaico de dos imágenes donde se puede apreciar todos los accidentes que pude observar, y disfrutar, esa noche  tan especial.


Y aquí rotulada:




martes, 11 de noviembre de 2014

Urano el 7 de noviembre de 2014

Con una Luna extremadamente brillante en el cielo, pocas alternativas de observación se presentaban la noche del 7 de noviembre de 2014.

Para colmo de males, la atmósfera presentaba unas turbulencias que dificultaban poder apreciar las estrellas realmente puntuales con mi SC de 235mm. Forzar los aumentos era un sin sentido, ya que cada estrella se distorsionaba de manera lamentable.

A pesar de todo ello, como ya he comentado varias veces, este 2014 está siendo un año bastante parco en noches aptas para sacar el telescopio y disfrutar del cielo en buenas condiciones, así que decidí aprovechar que me encontraba en mi pueblo para montar toda la parafernalia e intentar aprovecharen lo posible la noche.

Empecé intentando el ataque a algunos cúmulos abiertos, pero la Luna, iluminada en el  98,9% de su superficie se comía las estrellas más débiles de los cúmulos y les restaba mucho de su encanto. Decidí que era mejor dejarlos para otra noche más oscura.

En cuanto a galaxias y nebulosas, ni me lo planteé. Hice una rápida visita a M42, un buen baremo para calibrar la calidad de la noche, y a pesar de verse mejor de lo que me esperaba, quedaba poco contrastada, con lo que sumé una decepción más.

Continué visitando algunas estrellas dobles de la constelación de Andrómeda, pero en este caso, tan sólo estaban al alcance las que tenían una separación razonable. Si era necesario forzar aumentos para conseguir desdoblar las componentes, el tembleque de las estrellas arruinaba todo el encanto que pudieran tener. Igual ocurría con el brillo. La estrellas más débiles se veían muy afectadas por la Luna.

La Luna... tampoco era la mejor noche para ella, tampoco...

Y finalmente recordé que Urano se encontraba a tiro. Así que ni corto ni perezoso, hacia él me dirigí.

Situado a 19,16 UA de la Tierra, esta noche presentaba una magnitud de 5,7 y un tamaño de 3,7".

Al forzar aumentos, también se mostraba afectado por la turbulencia atmosférica, pero su tamaño y su precioso color permitían sacarle mucho más partido que a cualquier estrella.

Para verlo de manera confortable utilicé el Nagler de 16mm que me proporcionaba unos 146x, algo aceptable para las condiciones de la noche. Se apreciaba perfectamente su forma esférica y en un primer vistazo, ya se podía disfrutar de un bonito color verde botella.

Al cabo de un buen rato pensé: "Chaval, te has convertido en la estrella de la noche".

Y decidí probar de fotografiarlo con la DBK. De perdidos al río.

La foto está hecha a foco primario. Intenté acoplar la barlow de x2, pero el resultado, por culpa de la extrema turbulencia, era para llorar. En otra ocasión será.

Esta es la imagen final después de una dura batalla contra los elementos:


En 1690 John Flamsteed documentó por primera vez la observación de Urano. Por desgracia sus instrumentos no debían ser lo suficientemente eficientes y no fue capaz de reconocer un planeta en lo que estaba viendo, así que lo catalogó como una estrella a la que designó 34 Tauri.

Entre 1750 y 1769 el astrónomo francés Pierre Lemonnier también lo observó, pero al igual que Flamsteed, pensó que se trataba de una estrella.

Pero en 1781 William Herschel fue capaz de darse cuenta que no se encontraba ante una estrella cualquiera, si no ante otra cosa. En un principio creyó que se trataba de un cometa, y como tal lo catalogó el 26 de abril de 1781, pero posteriormente, gracias a las observaciones que realizó, ratificadas por otros astrónomos de la época, comprobó que la órbita alrededor del Sol era prácticamente circular, no elíptica ni parabólica, por lo que, finalmente en 1789, el mismo Herschel reconoció que lo que había tomado por un cometa era realmente un planeta. El primero descubierto gracias a un telescopio.

Urano es un planeta curioso. Presenta un eje de rotación inclinado unos 98º, supuesto fruto de algún fuerte impacto durante su formación. Esta inclinación provoca que la mayor parte de los 84 años que dura su órbita, los pase con un polo orientado hacia el Sol.

Su atmósfera está formada por hidrógeno, metano y otros hidrocarburos. Precisamente el metano es el responsable del característico color del planeta, ya que por un lado absorbe la luz roja y por el otro refleja los tonos azules y verdes.

A menudo cuando observamos Urano nos olvidamos que es un planeta que, al igual que Júpiter, Saturno y Neptuno, presenta una serie de anillos a su alrededor. Pero es un olvido razonable, ya que son tan débiles que no podemos verlos con nuestros telescopios de aficionado.

NASA, ESA, and M. Showalter (SETI Institute)
De vez en cuando va bien repasar esta serie de datos planetarios para ser conscientes de lo que estamos viendo a través del telescopio y no quedarnos con el concepto de "bolita verde botella".


viernes, 7 de noviembre de 2014

M33 y M45, practicando la astrofotografía

En esta ocasión no estaba demasiado convencido de dedicar una entrada del blog a estas dos imágenes que hice el pasado 26 de septiembre de 2014. Eran una primera prueba astrofotográfica con mi nuevo tubo, un refractor APO ED80. Al final decidí que, sin quedar demasiado contento con ellas, me permitirían comparar en un futuro los avances que pueda hacer en este campo de la afición que, para ser sincero, me resulta bastante complicado.

Esta es M33:



Y esta M45:


Es dura la vida del astrofotógrafo autodidacta de presupuesto contenido.

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Actualización del 13 de marzo de 2016.

Bueno, si algo he aprendido desde entonces es que el procesado de la fotografía es tan importante como puede ser su adquisición. Y como muestra dejo la foto de M33 procesada esta vez con el Pixinsight Core 1.8 después de llevar unos cuantos tutoriales a cuestas.

Sigue sin ser perfecta, o tan buena como las de otros aficionados que podemos ver por internet, pero la verdad es que por lo menos a mí me motiva ver la evolución de la que di por definitiva en 2014 y el nuevo procesado.


Sigo aprendiendo.

viernes, 31 de octubre de 2014

NGC1514 - Nebulosa planetaria en Taurus

La noche del 27 de septiembre de 2014 estrené un nuevo telescopio. Se trata de un refractor APO ED80 de la marca Astro Professional. La intención es utilizarlo básicamente para astrofotografía y para salidas donde necesite un instrumento manejable y quiera ir más allá de mis prismáticos 15x70.

El caso es que hacía ya algunas semanas que lo tenía, pero por culpa del tiempo hasta esa noche no pude estrenarlo. Y para colmo, cuando ya iba lanzado, las nubes que al iniciar la sesión mixta de foto y observación se encontraban apelotonadas en el horizonte, hacia las 00h 45m T.U. se adueñaron de todo el cielo.

Así que básicamente tan sólo hice un primer intento de fotografía de M33 y una rápida observación de la nebulosa planetaria NGC1514 situada en la constelación de Taurus.

Acostumbrado al SC de 127mm y al SC de 235mm, he de reconocer que me costó un poco adaptarme al refractor de 80mm. Su punto fuerte son los campos amplios, mientras que cuando es necesario forzar aumentos, siempre se queda uno con una sensación de cierta insatisfacción. Es otra aproximación a la observación astronómica y resulta bien cierto que no existe el telescopio perfecto para todo.

Como he dicho, no fui capaz de exprimirlo todo lo que hubiera querido por culpa de las nubes, pero en cuanto a calidad mecánica y óptica no me defraudó en absoluto. De todas maneras me queda pendiente probarlo con la Luna y objetos brillantes a ver qué tal responde.

Pero centrémonos en NGC1514.

No lo esperaba, pero esta planetaria ha resultado ser un objeto realmente curioso y bonito de observar, que no quiere decir que sea fácil, que no lo es. Por lo menos con el ED80.

Localizo la zona donde se encuentra y voy utilizando diversos oculares para ir viendo qué resultado me dan. Al final decido hacer el dibujo de lo que veo con una nueva adquisición pensada para sacarle el máximo partido al refractor, el Hyperion de 8mm, que proporciona unos confortables 70x.



El Hyperion de 8mm es un ocular más que decente por el precio que tiene. Lo mejor de él es el campo que ofrece. Cierto es que en los bordes las estrellas no aparecen todo lo puntuales que sería deseable, aunque es soportable precisamente por el gran campo del Hyperion.

NGC1514 no resulta excesivamente complicada de encontrar, ya que tenemos de referencia dos estrellas de magnitud similar que flanquean a la planetaria. Una de ellas, la HIP19397 presenta un bonito color anaranjado gracias a su clase espectral K3 III brillando con magnitud 8,1. La otra estrella es TYC2358-1977-1, de magnitud 8,4 y blanco-azulada.

En un primer momento veo la estrella central de NGC1514, catalogada como HIP19395, que presenta una generosa magnitud 9,4, pero curiosamente, la nebulosa sólo brilla por su ausencia. Esto me llama especialmente la atención, porqué habitualmente, en la observación de planetarias sucede todo lo contrario: lo dificultoso es poder percibir la estrella central.

En vista del éxito decido utilizar los filtros, y después de hacerlo compruebo que el que mejor resultado me da es el UHC más que el OIII. Con el filtro se aprecia perfectamente una nebulosidad redondeada que envuelve a la estrella que antes se me mostraba como otra de tantas.
El efecto es precioso: una potente estrella envuelta en una delicadísima nebulosa, de forma redondeada y tamaño considerable, en la que no soy capaz de discernir ningún detalle interno. Pero estéticamente no tiene desperdicio.

Eso sí, no sé si será por la humedad de la noche o por la poca abertura del telescopio, pero es quitar el filtro y desaparecer la nebulosa. Por suerte, al ser la estrella central tan brillante, aguanta el tipo perfectamente incluso con el OIII.

He quedado encantado con ella y mientras estoy desmontando el telescopio ya con el cielo tapado, pienso que tengo que volver a observarla con el SC de 235mm forzando los aumentos todo lo que pueda, a ver si puedo llegar a distinguir algún detalle más. Ciertamente, en esta fotografía de Aladin, se muestra sugerente y da la sensación de poder ofrecer mucho más:

Aladin

Como suelo hacer, después de observar por primera vez un objeto, empiezo a buscar información referente a él, y lo que he encontrado de NGC1514, me ha resultado tanto o más interesante que cuando la observé por el ocular.

NGC1514 fue descubierta por William Herchel el 13 de noviembre de 1790 y parece ser que se quedó tan sorprendido como yo al ver la estrella central de manera tan clara y rodeada de nebulosidad.

Hasta ese momento, los astrónomos de la época interpretaban que esas planetarias eran nubes formadas por estrellas tan lejanas que no podían resolverse. S. J. O’Meara cuando habla sobre ello en su libro “The Secret Deep”, indica que se suponía que era lo mismo que cuando observamos nuestra Vía Láctea a ojo desnudo, vemos un camino blancuzco que se asemeja a una nebulosidad, pero que en realidad está constituida por una gran cantidad de estrellas que no somos capaces de individualizar con nuestros ojos.

De ahí la sorpresa de Herschel, quien dejó anotado:

“Un fenómeno singular; una estrella de la magnitud 8 con una débil atmósfera luminosa con forma circular, de unos 3’ de diámetro. La estrella está perfectamente centrada, y la atmósfera está tan diluida, débil y repartida por igual, que no puede presuponerse que esté formada por estrellas, ni puede haber ninguna duda de la evidente conexión entre la atmósfera y la estrella”.

Un paso adelante para llegar a alcanzar a conocer la verdadera naturaleza de las nebulosas planetarias. Camino que concluyó en 1864 cuando gracias al análisis del espectro William Huggins demostró que se trataba de gases y no de estrellas irresolubles.

Pero los secretos que esconde NGC1514 son más que su naturaleza gaseosa: Según recientes descubrimientos, la nebulosa rodea una pareja de estrellas que orbitan una alrededor de la otra en un período de entre tan sólo 4 ó 10 días. Los gases emanan de la estrella más grande del sistema, y a consecuencia de la interacción gravitacional entre la pareja estelar, se forman las curiosas elipses que pueden apreciarse en fotografía.

Situada a unos 815 años luz de distancia, NGC1514 es una planetaria peculiar que bien vale una visita. Eso sí, necesitaremos cielos oscuros y el uso de filtros para sacarle el máximo partido.

viernes, 24 de octubre de 2014

Albireo (Beta Cygni)

Sin lugar a dudas, si hiciéramos una encuesta entre todos los astrónomos aficionados acerca de cuál consideran la estrella doble más bonita del cielo, la elegida por una mayoría abrumadora sería Beta Cygni, más conocida como Albireo.

Y realmente, las razones de ello son de gran peso. Su precioso contraste cromático, su brillo, su cómoda separación, su fácil localización, su vista en las cálidas y agradables noches de verano… todo ello nos invita a disfrutar de ella.

Pero vayamos por partes. Lo primero es saber dónde se encuentra y localizarla. Y nada más sencillo.

Incluso desde unos cielos castigados por la contaminación lumínica podemos distinguir el llamado “Triángulo de verano”, que no es otra cosa que el asterismo formado por Deneb (Alpha Cyg), Altair (Alpha Aql) y Vega (Alpha Lyr):

Carta generada con Cartes du Ciel

Una vez situados en esta porción de cielo, nos centramos en Deneb y a partir de ella sólo deberemos trazar una línea recta que vaya pasando por Sadr, Eta Cyg y finalmente, Albireo.

Carta generada con Cartes du Ciel

No debemos dejarnos engañar por su nomenclatura. A pesar de ser la Beta de la constelación del Cisne no es la segunda estrella más brillante que podemos encontrar en ella, sino la quinta.

Más brillantes tenemos a Deneb (mag. 1,3), Sadr (mag. 2,2), Giennah (mag. 2,5) y Delta Cyg (mag. 2,9). Albireo, sin embargo, no queda muy atrás con su magnitud 3,2.

A ojo desnudo veremos tan sólo una simple estrella, pero ya con unos prismáticos 10x50 (mejor si los mantenemos sujetos con un trípode para que no baile la imagen) podremos desdoblar ese punto solitario en dos estrellas de colores espectaculares.

Cualquier telescopio es capaz de ofrecernos una visión soberbia, y debido a ello, suele permanecer en el recuerdo de todos aquellos afortunados que han tenido la oportunidad de echarle un vistazo.

En agosto de 2008 apunté hacia ella mi SC de 127mm.


Dejé anotado lo siguiente:

“Aconsejo poner directamente los 50x y empezar a disfrutar de esta doble que pasa por ser la preferida de mucha gente y que para mí se encuentra entre las 5 mejores que se pueden ver con un telescopio de aficionado.

Amarilla la principal y azul la secundaria. Una maravilla. Curiosamente es a primer golpe de vista que se aprecian mejor los colores. Cuando llevo un buen rato observándola, el azul de la secundaria lo noto más apagado. A 69x también se ve preciosa y a 125x ya empieza a estar demasiado separada para mi gusto, y además, esta noche le empieza a afectar la turbulencia atmosférica”.



Para disfrutarla a nivel visual no afecta, pero lo cierto es que saber que estas dos estrellas forman un par físico, añadiría un plus a su observación. Y aunque muchos indicios apuntan a que lo sean, no se puede, de momento, asegurarlo con absoluta certeza. Con todo, no deja de impresionar ser conscientes de que si al final se confirma que realmente estuvieran unidas gravitacionalmente, se estima que su período orbital sería de al menos 75.000 años.

Lo que sí podemos afirmar es que en cualquier caso, Albireo A no está sola. En 1976 Harold McAlister descubrió que la componente principal, Beta1 Cygni, tenía una compañera de magitud 5,2, de la que se ha podido estimar que presenta un período orbital de 213 años. Actualmente se encuentran separadas la una de la otra por 0,38”, lejos, por desgracia, del alcance de la mayoría de telescopios de aficionado.

También existe una curiosidad que no suele ser muy habitual. Tal como indica Bob Argyle en su libro “Observing and Measuring Visual Double Stars”, en 1980 D. Bonneau y R. Foy midieron mediante la técnica de interferometría de moteado (en inglés Speckle Interferometric) una nueva componente más cercana a Beta1 Cyg, más concretamente separada por 0,12” y con un ángulo de posición de 163º. Su presencia pudo ser confirmada en 1995, pero desde esa fecha no ha sido vista de nuevo.

Por otro lado, en febrero 2007 L. C. Roberts descubrió una débil compañera de Beta2 Cygni, separadas por tan sólo 0,39”.

De manera que estaríamos hablando de un posible sistema quíntuple.

Viendo todo esto, no está de más echar un vistazo directamente al listado del WDS para comprobar qué entradas tiene Albireo (WDS 19307+2758) y ante mi sorpresa me encuentro con esto, nada más y nada menos que 15 componentes:


Por otro lado, sorprende que aparezcan siete “descubridores”: D. Bonneau (BNU), H.A. McAlister (MCA), F. Struve (STFA), A. Wallenquist (WAL), J. Coutot (CTT), J. Schlimmer (SMR) y L.C. Roberts (RBR).

Y de entre todos ellos el que más me llama la atención es J. Schlimmer, con siete entradas diferentes. Más tarde veo la razón. No es que haya descubierto componentes físicas que formen parte del sistema de Beta Cygni, sino que ha presentado una medición de las estrellas más débiles que ha encontrado alrededor de Albireo, tal y como se puede comprobar en el artículo que presentó en el número de octubre de 2013 en “Journal of Double Star Observations”:

http://www.jdso.org/volume9/number4/Schlimmer_230_246.pdf

En cuanto a características físicas, Albireo A es una gigante naranja de clase espectral K3II, 950 veces más luminosa que el Sol y con un diámetro 50 veces mayor. La componente que orbita con ella, descubierta por McAllister presenta una clase espectral B9V.

Albireo B (Beta2 Cygni) es una estrella de clase espectral B8V que tiene un periodo de rotación inferior a 14,4 horas, lo que significa que gira sobre sí misma a una velocidad muy elevada, estimada en unos 250km/s. Beta2 Cyg está tipificada como una estrella de tipo Be, que se caracterizan por estar rodeadas por un disco de gas fruto de la pérdida de material estelar.

Albireo se encuentra a unos 385 años luz de distancia.

Dejando un poco de lado estos aspectos más científicos de este bonito par, comentar como curiosidad que originalmente, en los textos árabes esta estrella era conocida como Al-Minhar al-Dajajah, es decir, algo así como “El pico de la Gallina”. Con el tiempo, fruto de malas traducciones y fusiones culturales, al final el nombre de la estrella derivó hasta el que conocemos hoy en día, Albireo.

Para finalizar me gustaría compartir una fotografía que hice en 2004 (Sí, yo también me he sorprendido, hace 10 años…) con el SC de 127mm y la Neximage de Celestron, la primera cámara que me compré para fotografiar la Luna, planetaria y mis queridas estrellas dobles:


Pero sin lugar a dudas, la mejor manera de terminar es coger el telescopio o unos prismáticos y disfrutar de la belleza de esta preciosa doble por nosotros mismos.