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martes, 11 de noviembre de 2014

Urano el 7 de noviembre de 2014

Con una Luna extremadamente brillante en el cielo, pocas alternativas de observación se presentaban la noche del 7 de noviembre de 2014.

Para colmo de males, la atmósfera presentaba unas turbulencias que dificultaban poder apreciar las estrellas realmente puntuales con mi SC de 235mm. Forzar los aumentos era un sin sentido, ya que cada estrella se distorsionaba de manera lamentable.

A pesar de todo ello, como ya he comentado varias veces, este 2014 está siendo un año bastante parco en noches aptas para sacar el telescopio y disfrutar del cielo en buenas condiciones, así que decidí aprovechar que me encontraba en mi pueblo para montar toda la parafernalia e intentar aprovecharen lo posible la noche.

Empecé intentando el ataque a algunos cúmulos abiertos, pero la Luna, iluminada en el  98,9% de su superficie se comía las estrellas más débiles de los cúmulos y les restaba mucho de su encanto. Decidí que era mejor dejarlos para otra noche más oscura.

En cuanto a galaxias y nebulosas, ni me lo planteé. Hice una rápida visita a M42, un buen baremo para calibrar la calidad de la noche, y a pesar de verse mejor de lo que me esperaba, quedaba poco contrastada, con lo que sumé una decepción más.

Continué visitando algunas estrellas dobles de la constelación de Andrómeda, pero en este caso, tan sólo estaban al alcance las que tenían una separación razonable. Si era necesario forzar aumentos para conseguir desdoblar las componentes, el tembleque de las estrellas arruinaba todo el encanto que pudieran tener. Igual ocurría con el brillo. La estrellas más débiles se veían muy afectadas por la Luna.

La Luna... tampoco era la mejor noche para ella, tampoco...

Y finalmente recordé que Urano se encontraba a tiro. Así que ni corto ni perezoso, hacia él me dirigí.

Situado a 19,16 UA de la Tierra, esta noche presentaba una magnitud de 5,7 y un tamaño de 3,7".

Al forzar aumentos, también se mostraba afectado por la turbulencia atmosférica, pero su tamaño y su precioso color permitían sacarle mucho más partido que a cualquier estrella.

Para verlo de manera confortable utilicé el Nagler de 16mm que me proporcionaba unos 146x, algo aceptable para las condiciones de la noche. Se apreciaba perfectamente su forma esférica y en un primer vistazo, ya se podía disfrutar de un bonito color verde botella.

Al cabo de un buen rato pensé: "Chaval, te has convertido en la estrella de la noche".

Y decidí probar de fotografiarlo con la DBK. De perdidos al río.

La foto está hecha a foco primario. Intenté acoplar la barlow de x2, pero el resultado, por culpa de la extrema turbulencia, era para llorar. En otra ocasión será.

Esta es la imagen final después de una dura batalla contra los elementos:


En 1690 John Flamsteed documentó por primera vez la observación de Urano. Por desgracia sus instrumentos no debían ser lo suficientemente eficientes y no fue capaz de reconocer un planeta en lo que estaba viendo, así que lo catalogó como una estrella a la que designó 34 Tauri.

Entre 1750 y 1769 el astrónomo francés Pierre Lemonnier también lo observó, pero al igual que Flamsteed, pensó que se trataba de una estrella.

Pero en 1781 William Herschel fue capaz de darse cuenta que no se encontraba ante una estrella cualquiera, si no ante otra cosa. En un principio creyó que se trataba de un cometa, y como tal lo catalogó el 26 de abril de 1781, pero posteriormente, gracias a las observaciones que realizó, ratificadas por otros astrónomos de la época, comprobó que la órbita alrededor del Sol era prácticamente circular, no elíptica ni parabólica, por lo que, finalmente en 1789, el mismo Herschel reconoció que lo que había tomado por un cometa era realmente un planeta. El primero descubierto gracias a un telescopio.

Urano es un planeta curioso. Presenta un eje de rotación inclinado unos 98º, supuesto fruto de algún fuerte impacto durante su formación. Esta inclinación provoca que la mayor parte de los 84 años que dura su órbita, los pase con un polo orientado hacia el Sol.

Su atmósfera está formada por hidrógeno, metano y otros hidrocarburos. Precisamente el metano es el responsable del característico color del planeta, ya que por un lado absorbe la luz roja y por el otro refleja los tonos azules y verdes.

A menudo cuando observamos Urano nos olvidamos que es un planeta que, al igual que Júpiter, Saturno y Neptuno, presenta una serie de anillos a su alrededor. Pero es un olvido razonable, ya que son tan débiles que no podemos verlos con nuestros telescopios de aficionado.

NASA, ESA, and M. Showalter (SETI Institute)
De vez en cuando va bien repasar esta serie de datos planetarios para ser conscientes de lo que estamos viendo a través del telescopio y no quedarnos con el concepto de "bolita verde botella".


4 comentarios:

  1. disculpas si repito el comentario.
    Estupenda entrada como muchas otras, me encanta el estilo y la riqueza de anécdotas, referencias históricas y a libros que realizas.
    Sólo una pequeña corrección sobre fechas, pone "finalmente en 1879, el mismo Herschel "
    Un saludo
    Carlos

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    1. Muchas gracias Carlos por el comentario y por el aviso. Se me habrán cruzado los dedos mientras tecleaba :)

      Ya está corregido.

      Saludos.

      Óscar

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  2. ¡Qué emoción produce contemplar el lejano Urano en el telescopio! Neptuno no parece diferente de una estrella, pero en el caso de Urano, al poder ver su redondez y tonalidad azulada, produce una gran sensación interior.

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    1. Gracias Joan por el comentario.

      De hecho, siempre que observo objetos del Sistema Solar tengo una sensación de "familiaridad", por que aunque se encuentren lejos de nosotros, si los comparamos con otros objetos celestes, realmente los podemos considerar de la familia :)

      Eso sí, como dices, la redondez y el característico color de Urano llega muy adentro mientras lo estás observando.

      Saludos.

      Óscar

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