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viernes, 10 de octubre de 2014

NGC6709 - Cúmulo abierto en Aquila

Esto no es la crónica de una observación. Es la crónica de un rato que pasé con el ojo pegado al ocular del telescopio intentando dibujar el cúmulo abierto NGC6709 en Aquila, mientras iban cruzándose nubes y más nubes y a medida que pasaba el tiempo me iba crispando más y más de los nervios.

Todo lo contrario de lo que busco cuando decido ponerme a observar el cielo.

El caso es que si no fuera porque en lo que llevo de mes sólo he podido sacar el telescopio dos veces, esta noche del 15 de agosto de 2014 ni lo hubiera intentado. Pero las ganas pudieron al sentido común.

Las nubes cubren la mitad del cielo y sopla un viento húmedo que no presagia nada bueno. Pero me digo, venga, vamos a probar. Monto el telescopio y ya para alinearlo tengo problemas con la localización de alguna estrella que se encuentra tapada por las nubes. Al final lo consigo y respiro más tranquilo.

Pero el viento va desplazando las nubes rápidamente, de manera que cuando quiero darme cuenta, tan sólo hay algunos huecos entre ellas por los que puedo intentar echar un vistazo. La zona sur y oeste cubiertas completamente por las nubes, la zona norte más tapada que despejada y el este, de momento, se salva un poco. Veo que la zona de Aquila parece estar más o menos libre y apunto sin perder un segundo hacia NGC6709.

Impresionante el grupo de estrellas blanco-azuladas que aparecen en el campo del ocular. Lo mejor es utilizar campos generosos, así que decido empezar el dibujo de lo que veo con el Nagler de 16mm.

Pero sólo tengo tiempo de dibujar las estrellas más brillantes. De repente, lo que era un campo espectacular se convierte en una triste visión de cinco o seis estrellas. Levanto la cabeza y delante de mi desesperación compruebo que las nubes ya van adueñándose de la única zona que me quedaba franca. Debo darme prisa.

Pero a partir de aquí el dibujo se convierte en un suplicio. Debo mantener la vista en el ocular para intentar cazar los pocos segundos en que NGC6709 queda un poco limpio de nubes, y el problema es que según la densidad de éstas veía más o menos componentes. Debo memorizar la situación de las estrellas que quiero dibujar, tomar las referencias de posición, brillo y distancias entre ellas para plasmarlas en el papel, pero como según van las nubes, aparecen y desaparecen. Es una tarea de titanes.

Es desesperante. En el mejor de los casos, cada 30 segundos puedo dibujar una componente.

Y al final, ya no hay nada que hacer. Todo nublado.

Este es el resultado del dibujo:



Supongo que debe haber algún error de brillo, de posición… alguna estrella que no aparece que en condiciones normales estaría… pero es lo que he podido hacer esta noche. He estado tentado de coger el papel y romperlo, pero he pensado: ¿Qué no dices siempre que un dibujo es una plasmación y un recuerdo de una noche de observación?, pues eso, este dibujo de NGC6709 se convertirá en un ejemplo de la lucha de los astrónomos aficionados contra los elementos.

Al principio cuando he podido verlo con todo su esplendor he comprobado que es el típico cúmulo adecuado a pequeños telescopios en cielos oscuros. Aunque con un telescopio grande como el SC de 235mm su visión no defrauda en absoluto.

Riquísimo campo estelar que abarca prácticamente todo el ocular y en el que destaca en un primer vistazo una doble tan asequible como el mismo cúmulo pero que gracias a su brillo destaca con fuerza. Se trata de BU1464 CD, dos componentes blanquecinas de magnitudes 9,2 y 9,7 con una generosa separación de 21,7” y un ángulo de posición de 24º.

En poco más me puedo fijar, antes que las nubes me obliguen a dar por terminada la sesión. Pero está claro que no será mi única visita a este bonito y asequible cúmulo.

NGC6709 fue descubierto por John Herschel en 1827. Situado en la constelación de Aquila, se presenta con un diámetro de 15’.

Según recientes estudios se trata de un cúmulo joven, de unos 315 millones de años, que se extiende a lo largo de sólo 12,7 años luz y se encuentra a unos 3.900 años luz de distancia.

Carta generada con Cartes du Ciel

Un cúmulo abierto muy agradecido e interesante que merece una visita, si las nubes lo permiten, claro.


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16 de agosto de 2014. Todavía tengo clavada la espina de mi mala experiencia de la noche anterior, así que hoy, después de montar el telescopio y comprobar que el cielo está despejado, bueno, para ser un poco estricto en el horizonte se ven unas nubes agazapadas que bien podrían darme un disgusto. Pero esta noche tampoco me amilano y decido darle otra oportunidad a NGC6709.

Y realmente, la mejora de las condiciones de observación salta a la vista:



Con más tranquilidad que ayer, he podido disfrutar de un cúmulo abierto extenso y agradecido. Ocupa todo el campo que me ofrece el Nagler de 16mm.

De todas maneras, es preferible empezar con oculares que den poco aumento, ya que de esta manera la sensación de cúmulo estelar es más marcada. Con el ocular Hyperion Aspheric de 31mm de 2” la visión es perfecta.

La sensación que tengo al observarlo es la de estar viendo una araña en el cielo. La doble BU1464 CD representarían los ojos, mientras que el cuerpo y las patas la formarían el resto de componentes. Pero como siempre, estas impresiones son extremadamente subjetivas, y donde yo veo una araña, otros observadores han llegado a ver un unicornio volador, tal como indica S.J. O’Meara en su libro “Hidden Treasures” al hablar de NGC6709.

Decido forzar aumentos hasta llegar a los 146x, más que nada para comparar los dibujos de una noche desastrosa a otra más favorable. Ahora pierdo un poco de perspectiva y el cúmulo como tal no es tan evidente, sin embargo ahora es más cómoda su observación y es más fácil distinguir las componentes más débiles que con menos aumentos, quedaban un poco enmascaradas.

Vale la pena alternar los bajos y medios aumentos para disfrutar completamente de este cúmulo estelar. Como ayer pude medio intuir, y hoy he podido comprobar, NGC6709 bien se merece una visita.

2 comentarios:

  1. Creo que la idea es tener el telescopio a mano , es decir aprovechar el momento justo , asimilarse uno al tiempo , ya que no lo podemos dominar , hay que tener paciencia :( , saludos .

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    1. Gracias Hugo por el comentario.

      Tienes toda la razón, la paciencia es una de las virtudes que debe tener el astrónomo aficionado :)

      Por eso, cuando tengo la suerte de pillar una buena noche (en contadas ocasiones), prácticamente el amanecer me sorprende con el ojo pegado al ocular.

      Saludos.

      Óscar

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