Iba la Luna paseando entre las Pleiades y las Hiades, bañando el cielo con su resplandor, cuando decidí salir a su encuentro con la intención de acompañarla un rato por el camino. Estaba tan ensimismado observando sus encantos que no me di cuenta que la celosa humedad atmosférica no estaba dispuesta a dejar pasar así como así nuestro coqueteo. Poco a poco nos fue rodeando con sus brazos y rompió el encanto...
... no había salido con mi enamorada, sino que había sacado el telescopio para disfrutar un poco de una observación lunar tranquila, sin demasiadas pretensiones, con un buen seeing, sin nubes, pero con una humedad en el ambiente que poco a poco me va calando los huesos.
A lo largo del día, el 15 de enero de 2011, había estado planificando un poco qué podía observar por la noche, y basándome en un itinerario de la onceava noche de lunación propuesto en el libro “Descubrir la Luna” de Jean Lacroux y Christian Legrand (Editorial Larousse), decidí sentarme ante el telescopio e ir observando diversos accidentes del Mare Humorum.
Lo primero que destaca de la zona, sin ninguna clase de duda, es Gassendi, un cráter ya conocido por mí...
http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2010/05/gassendi-orillas-de-mare-humorum.html
... Es la alegría de volver a ver un viejo amigo que siempre te ofrece lo mejor de sí mismo, y esta noche no fue una excepción. Sus picos centrales se alzaban majestuosos celebrando la llegada de los primeros rayos de Sol, mientras Gassendi A y Gassendi B se protegían de la luz gracias a sus altas murallas.
A continuación decidí fijarme en lo que el libro cita como “Dorsas concéntricas”, colinas bajas y muy alargadas que se extienden a lo largo de todo el Mare Humorum.
Partiendo de Gassendi, las dos grietas paralelas de Mersenius se ven francamente bien, habiendo pasado recientemente el terminador por encima de ellas.
Siguiendo su camino llego a Rupes Liebig, una falla de unos 80 km sobre la cual, fijándome mucho, logro ver un cratercillo superpuesto.
Al Sur del Mare Humorum puedo disfrutar de un escenario que sugiere tiempos tempestuosos, tiempos en los que la lava del Mare avanzaba de manera inexorable cubriendo sin contemplaciones cráteres más antiguos... Doppelmayer y Lee los puedo ver guardando todavía cierta dignidad frente a la catástrofe. Sin embargo, el pequeño cráter fantasma Puiseaux, con sus 25km de diámetro, tan sólo representa una pequeña muestra de lo que una vez fue. Su contemplación me sugiere una trágica belleza que intenta no desaparecer en un triste olvido.
Al contrario que Vitello, un bonito cráter con una atractiva montañita central que parece haber salido más bien parado de las acometidas de lava del Mare Humorum.
Finalmente, intentando descubrir la trayectoria de Rimae Hippalus, acabo fijándome en un accidente realmente curioso y espectacular: el Promontorio Kelvin. “Tierra” no conquistada por la lava y que resiste con gran magnificencia y dignidad su aislada posición “mar adentro”.
En definitiva, pasé una media hora de tranquila observación que me sirvió para conocer unos cuantos secretos más de la Luna y resarcirme de tantas noches de nubes y mal tiempo.
Al final, ya que no me había siquiera molestado a coger el lápiz para hacer un boceto de la zona, decidí sacar la cámara DBK, acoplarla al telescopio y guardar un bonito recuerdo de la noche.
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