A principios de este 2010 leí en el libro “Guía de Campo de las Constelaciones” de Pedro Arranz (ISBN: 84-95495-40-6) acerca de la existencia de una curiosa nebulosa en la constelación de Monoceros: NGC2261, también conocida como la Nebulosa Variable de Hubble.
La mayoría de fuentes que consulté le asignaban una magnitud aproximada de 10, por lo que no tenía demasiadas esperanzas de ser capaz de observarla con mi SC de 127mm. En enero lo intenté sin éxito y me olvidé de ella hasta la fría noche del 10 de diciembre de 2010 en la que decidí volver a intentarlo.
En 1783 William Herschel descubrió NGC 2261, una nebulosa situada a unos 2.500 años luz de distancia que varía tanto en luminosidad como en la forma con la que la percibimos.
Se trata de una nebulosa de categoría mixta, es decir, una nebulosa en parte de emisión, en parte de reflexión. Lo que significa que podemos verla gracias a la luz que desprende por sí misma y a la luz que refleja procedente de una estrella cercana. En este caso, la estrella en cuestión se trata de R Monocerotis.
La peculiaridad de R Mon es que es variable, tal como descubrió en 1861 el director del Observatorio de Atenas J. F. Julius Schmidt, y su variabilidad afecta a la percepción que tenemos de la nebulosa. R Monocerotis, según la carta de observación que ofrece la AAVSO varía de forma irregular entre la magnitud 11 y la 13, aunque otras fuentes amplían el abanico desde la 9,5 a la 13 (S. J. O’Meara).
Entre 1900 y 1916 Edwin Hubble estudió en profundidad NGC2261 y descubrió que la nebulosa cambiaba de brillo y de forma de manera relativamente rápida. Estas variaciones pueden durar unas pocas semanas o varios meses, independientemente del brillo que ofrezca en esos momentos R Monocerotis.
Ahora sabemos que R Mon, con una edad estimada de 300.000 años, es una estrella muy joven que todavía se está formando, y lo más curioso es que lo que podemos ver de ella con nuestros telescopios no es propiamente la estrella (que, por cierto tiene una pequeña compañera), sino una nebulosidad muy compacta que la envuelve y que provoca a su vez, esos cambios de iluminación repentinos en NGC2261.
Como decía al principio, la noche del 10 de diciembre de 2010 monté mi telescopio SC de 127mm y me dispuse a empezar una sesión de observación que constituía un verdadero reto para esta abertura: intentar detectar la Nebulosa Variable de Hubble.
Para ir adaptando la vista a la oscuridad empiezo observando otro objeto fácil y muy atractivo: NGC 2264, el Cúmulo del Árbol de Navidad. Y como siempre que vuelvo a él, no me decepciona en absoluto.
Aquí dejé mis anotaciones realizadas en febrero de 2008:
http://laorilladelcosmos.blogspot.com/2010/01/ngc2264-christmas-tree-cluster-en.html
Pero no me entretengo demasiado con él. Estoy impaciente por apuntar hacia la Nebulosa Variable.
Después de los intentos infructuosos de principios de año, esta vez decidí imprimirme una carta estelar de la zona elaborada con el programa “Starry Night”. Mi intención era que con su ayuda, aunque no pudiera ver la nebulosa, por lo menos situar el lugar exacto donde debería estar.
Localizo la zona con 50x y sin pensármelo demasiado, cojo el ocular Nagler de 16mm, que me ofrece el mismo campo de visión que el plössl de 25mm, pero a 78x, adapto mejor la vista, miro de reojo... y sin demasiado esfuerzo soy capaz de detectar una pequeña manchita al lado de la estrella TYC746-1024-1 (mag. 10,4).
Lo primero que me viene a la cabeza es que NGC2261 representa un verdadero reto para pequeños telescopios, pero no es un tarea imposible, como he podido comprobar esta noche con mi SC de 127mm. Al seeing le asigno un 3/5 (Siendo 5= óptimo). No hay Luna, ni una nube en el cielo, un cielo muy transparente y que se ve afectado menos por la contaminación lumínica habitual de la zona. Estamos a 6º C a las once de la noche y los vecinos no parecen muy propensos a disfrutar de sus terrazas y balcones.
Este es el dibujo que he hecho a 78x:
A medida que avanza la noche y la nebulosa se eleva alejándose cada vez más del horizonte, la he podido ver de una forma más clara. Como ejemplo de lo que implica esta mejora es la estrellita USNO J0639240+084526 (mag. 11,8) que forma un triángulo isósceles con la TYC746-1024-1 y NGC2261. Al principio no la veía, más tarde, sí.
El campo estelar se encuentra bastante poblado, aunque no hay ninguna estrella que destaque especialmente. La más brillante es la de la derecha del dibujo, la HIP31744, de magnitud 8,65. Como ya he comentado alguna vez, esto, a la hora de observar objetos difusos es más una ventaja que un inconveniente, ya que la presencia de estrellas excesivamente brillantes puede llegar a dificultar la apreciación de objetos débiles.
De entre todas estas estrellas destaca una tríada que aparece en el centro del dibujo y que puede servir de perfecta referencia para detectar la presencia de la nebulosa.
A 78x NGC2261 se ve con una forma muy etérea que me recuerda un pequeño cono. José Luis Comellas en su “Guía del Firmamento” comenta que la nebulosa tiene forma de “corazón”... una descripción muy acertada a estos aumentos.
Añado el filtro UHC para intentar definir mejor la nebulosa, pero ante mi sorpresa, en vez de definirla mejor... hace que desaparezca. Utilizo el OIII y todavía es peor. No sé si con mayores aberturas el uso de estos filtros servirá de alguna cosa con NGC2261, pero con mi 127mm, esta noche han sido bastante decepcionantes. Mucho mejor sin filtros.
Por el contrario, decido forzar aumentos y para ello utilizo mi Takahashi de 7,5mm que me ofrece unos fantásticos 166,66x. Después de cerrar la boca, que me queda abierta cuando pongo el ojo en el ocular, decido hacer un nuevo dibujo de lo que veo a estos aumentos:
Puedo ver mucho mejor la nebulosa. Más grande y clara. La forma de cono se hace mucho más evidente, y no sólo eso, sino que mirando de reojo puedo ver R Monocerotis. Y me sorprendo de ello, ya que después de leer acerca de esta estrella, se me hace difícil creer que lo que estoy viendo no es propiamente la estrella sino la compacta nebulosidad que la envuelve. Realmente fascinante.
Después de una hora y pico “trabajando” NGC2261... las manos heladas, las puntas de los dedos moradas, la espalda resentida, la vista cansada de tanto forzarla, el cuerpo entumecido... pero con una gran satisfacción, recojo los bártulos y voy a tomarme un café con leche bien calentito con una sonrisa de oreja a oreja y dando gracias que nuestro Sol se encuentre en la etapa evolutiva en la que se encuentra actualmente.
Fantástica entrada, Almach. Como siempre tus dibujos y palabras enganchan a uno desde el principio. Felicidades.
ResponderEliminarHe oído que esta nebulosa es difícil de observar, así que felicidades también por que hayas podido hacerlo. Desde luego, que la noche haya sido transparente seguro ayudó mucho a ello, junto con tu paciencia.
Gracias por compartir tus observaciones con nosotros.
Saludos.
Muchas gracias Oscar por el comentario. Sí que es complicada para pequeños telescopios, porqué para poder observarla necesitamos que confluyan todos los factores óptimos para ello: cielos suficientemente oscuros, noche estable y sin nubes, ausencia de Luna, el brillo de R Monocerotis cerca de su máximo... y como bien sabemos los que observamos con un telescopio... esto es tener mucha suerte :)
ResponderEliminarSaludos
Estoy totalmente de acuerdo con Oscar Acevedo. Me ha encantado tu trabajo (dibujos y comentarios sobre esta nebulosa). Según escribes las entradas, con todo lujo de detalles, a uno le entran unas ganas tremendas de ver esta nebulosa y la variable R Monecerotis. Intentaré "pillar" estos objetos. Gracias por compartir tus observaciones.
ResponderEliminarGracias Mariano. Inténtalo cuando la Luna no brille demasiado. Con tu telescopio y los cielos que tienes seguro que no te defraudará :)
ResponderEliminarSería genial comparar como la ves con un dibujo de los tuyos.
Saludos