El cometa C/2022 E3 fue descubierto el 2 de marzo de 2022 por los astrónomos Bryce Bolin y Frank Masci mediante el proyecto Zwicky Transient Facility del observatorio Palomar de San Diego (EEUU), que se dedica al escrutinio sistemático del cielo desde el hemisferio norte en busca de novas, supernovas, cometas y otros fenómenos astronómicos transitorios.
El pasado 12 de enero alcanzó su perihelio, mientras que el 1 de febrero se encontraba en el punto de su órbita más cercano a la Tierra (a unos 42 millones de km - 0.28 UA).
Hemos tenido suerte con este cometa. Estos días ha alcanzado un brillo alrededor de la magnitud 5, y nos ha dado la oportunidad de intentar cazarlo desde cielos urbanos, en mi caso, desde Barcelona.
Pero aunque pueda parecer que todos los factores eran favorables para una cómoda observación, nada más lejos de la realidad.
Hasta la noche del 4 de febrero de 2023 no tuve ocasión de intentar la caza del cometa. Pero al inconveniente que supone la fuerte contaminación lumínica de la ciudad, tuve que añadir una Luna que brillaba esplendorosa iluminada en un 99,24% de su superficie.
Empecé a tener dudas sobre si la magnitud de 5,6 estimada por el Starry Night para el cometa, sería suficiente para que pudiera verlo con mis prismáticos 10x50.
Lo primero que hice fue imprimir un mapa estelar detallado a partir del Starry Night, donde ubicar la posición del cometa. Por suerte, Capella (Alpha Aurigae), de magnitud 0,06, situada a unos 6,5º de C/2022 E3, era un excelente punto de referencia para empezar la búsqueda.
Con los prismáticos 10x50 colgados al cuello, la linterna roja, la carta celeste, papel y lápiz, salí al balcón con buen ánimo. Pero solo echar un vistazo al cielo, me di cuenta que el problema de la contaminación lumínica no sería el único.
Mi balcón está orientado de tal manera que puedo observar tanto el sur como el oeste, pero el norte y el este quedan fuera de vista. Enfrente veo la inconfundible Sirius, Orión, Marte… sigo en busca de Capella y ante mi estupefacción, veo que me queda prácticamente en el zenit, en la vertical de la pared de mí edificio.
Tengo que asomar la cabeza más allá de la barandilla para verla, y el lugar donde tendría que estar el cometa me queda tapado.
Por suerte no tengo vértigo, pero tampoco me hacía especial gracia estar sujetándome con una mano en la barandilla, mientras con la otra aguantaba los prismáticos mirando con ellos hacia el piso de arriba. Y confiando que en esos momentos no se asomaran los vecinos y me vieran en una posición que solo podría ser comprendida por otro aficionado a la astronomía.
Vuelvo a entrar en casa y espero media hora. Vuelvo a salir y esta vez puedo ver ya la zona donde debería encontrarse el cometa, es decir, un poco al norte de 7 Cam y 9 Aur. Pero por mucho que lo intento no consigo distinguir el cometa.
Empiezo a pensar que la conjunción de la contaminación lumínica artificial y natural no me permite distinguir a C/2022 E3.
Si no tuviera experiencia en observación astronómica, lo hubiera dejado por inútil, pero como la experiencia es un grado, quise robar una última cosa. Cambié los prismáticos 10x50 por los 15x70.
Ahora sí que daba miedo verme asomado por la baranda del balcón. Pero valió la pena.
Aguantando los prismáticos con las dos manos, haciendo pantalla con ellas para evitar que la luz me deslumbrara… y habiendo adaptado bien la vista, por fin, detecto una manchita nebulosa, redondeada, fantasmagórica. No son las mejores condiciones para observarlo, pero ahí está.
Era imposible fotografiarlo, así que me contenté con dibujar lo que veía y guardar un bonito recuerdo de la experiencia.
La estrella superior izquierda del dibujo es Capella (Mag. 0.06), debajo del cometa, a la iquierda, 9 Aur (Mag. 5,0), y en el extremo inferior derecho, 7 Cam (Mag. 4,4). No pude distinguir, sin embargo, el tono verdoso del cometa que sí puede apreciarse en fotografía. Pero no estoy decepcionado en absoluto, al contrario, muy contento con los 15x70 y por haber podido cazar a C/2022 E3.
so worthwhile;)
ResponderEliminar