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domingo, 14 de febrero de 2021

La importancia de la libración en la observación lunar: Pythagoras, Babbage y Oenopides

Es probable que quien no esté familiarizado con los diferentes movimientos lunares, piense que el hecho de ver siempre la misma cara de la Luna, implique que sólo seamos capaces de observar desde la Tierra el 50% de su superficie.

Pero esto no es así, el movimiento conocido como libración lunar nos permite ver hasta el 59% de nuestro satélite.

La libración consiste en una serie de movimientos oscilantes de la Luna que son debidos a su traslación alrededor de la Tierra y la inclinación del eje lunar, que no es perpendicular al plano orbital.

A nivel práctico, esto supone que en momentos de libración favorables, por un lado, podremos ver zonas en el limbo lunar que, en otras condiciones, se encuentran inaccesibles; y por otro, tendremos la ocasión de contemplar accidentes lunares que siempre podemos ver en el día de lunación correspondiente, pero en unas mejores condiciones de observación.

Un buen ejemplo de este último caso lo tuve con el cráter Pythagoras.

Una primera observación de él la tuve en 2009, cuando la libración no permitía contemplarlo en las mejores condiciones posibles. Esta es la foto que hice de la zona:

En 2020 la cosa cambió. La libración era favorable y el resultado, como puede verse, ofrece una vista del cráter mucho más accesible:

El excelente programa “Virtual Moon Atlas” nos ofrece la posibilidad de conocer la zona de máxima libración lunar en cada momento. Si no está activada por defecto, esta función la podemos encontrar en el apartado “Configuración – Pantalla – Marcar el punto de máxima libración”.

En estas dos capturas de pantalla se aprecia lo que muestra el programa en los momentos en que tomé las fotografías. El VMA señala el punto de máxima libración con una flecha roja. El nombre de Pythagoras y la fecha los he añadido yo como referencia:


La noche del 30 al 31 de octubre de 2020, como digo, pude observar la zona del cráter Pythagoras en un momento de libración favorable, y no sólo eso, coincidió con unas condiciones atmosféricas de observación óptimas. El resultado fue pasar un rato genial con la Luna.

Debido a ello, también aproveché para dibujar la zona:

Con un diáetro de unos 129 km, Pythagoras presenta unas impresionantes montañas centrales, así como unas muy vistosas paredes amuralladas. Realmente es fantástico.

Junto a él, Babbage, un cráter de 144 km bastante degradado, pero que muestra en su interior un cráter más joven, Babbbage A, de 23 km. Y pegado a Babbage, Oenopides, de 68 km, que añade un plus de vistosidad al conjunto.

En conclusión, vale la pena tener en cuenta las libraciones favorables cuando vamos a observar zonas cercanas al limbo lunar, como se ha podido comprobar en la observación de Pythagoras.