De vez en cuando los planetas en movimiento nos regalan bonitas conjunciones que, habitualmente, podemos disfrutar a simple vista.
Lo que no es tan habitual es que los planetas se encuentren tan cercanos (en perspectiva, se entiende) que además podamos verla con nuestros telescopios.
El 30 de junio y el 1 de julio de 2015 Venus y Júpiter nos ofrecieron fantásticas vistas al encontrarse separados por tan sólo unos 22’ y 29’ respectivamente.
Hacía semanas que en el cielo, cuando volvía a casa del trabajo, podía ver cómo ambos planetas iban acercándose paulatinamente el uno al otro. Un bonito preludio al máximo acercamiento se produjo el 20 de junio de 2015, día en que Venus, Júpiter y la Luna nos ofrecieron un bonito triángulo celeste:
Y poco a poco fue llegando el gran día.
Por suerte, en mi zona las previsiones meteorológicas eran favorables, por lo que pude centrarme en planificar la observación.
El principal problema que tenía es que tan sólo disponía aproximadamente de una hora desde que los planetas se vieran cómodamente en el cielo hasta que se les afectara la turbulencia atmosférica a medida que se aproximaran al horizonte.
Hacia las 19h 15m T.U. localizo a Venus a simple vista, pero no a Júpiter. Ya lo esperaba, de manera que cojo los prismáticos 15x70 y apunto hacia Venus, y empieza el espectáculo. No hace demasiado que el Sol se ha ocultado detrás de la montaña que tengo enfrente de mi domicilio y la claridad diurna todavía está presente.
Sin embargo, con los prismáticos puedo apreciar en el mismo campo una bolita grisácea y un espectacular Venus que, mientras puedo mantener los 15x70 relativamente estables, me ofrece un aspecto de media luna pequeñita. Nunca deja de ser curioso ver los planetas cuando todavía hay luz de día.
Con este panorama voy esperando a que las sombras de la noche vayan adueñándose del cielo y hacia las 20h 15m T.U. decido tomar la primera foto testimonial de la conjunción:
Una vez conseguido este primer recuerdo, empiezo a montar el telescopio SC de 12mm en el balcón. No tengo demasiado espacio, y la verdad es que resulta un poco agobiante sortear plantas, trípodes, mesas, sillas, accesorios… e ir con cuidado de que no caiga nada a la calle y me enfrente a una demanda por abrir la cabeza a alguien con un ocular volador…
Y es cuando pongo el ojo en el ocular de 25mm que me ofrece un campo de visión de 1º que no puedo reprimir una exclamación al darme cuenta que por muchas fotografías que haga, ese momento será el que recordaré con más satisfacción de esta peculiar conjunción.
Un precioso Júpiter (mag. -1.8), mostrando sus bandas ecuatoriales y flanqueado por los cuatro satélites galileanos. Ganímedes (mag. 5,5) alejado a la derecha. A la izquierda, más cercano al planeta Io (mag. 5,9), a continuación Europa (mag. 6,2) y finalmente Calisto (mag. 6,5).
Y un Venus extremadamente blanco y brillante (mag. -4,4) mostrando una superficie iluminada en tan sólo un 34%.
Pero lo que más desconcertado me deja cuando me pongo a dibujar lo que veo, es el hecho que tenga la sensación de que el tamaño que aprecio en Júpiter sea muy parecido al que creo intuir en Venus.
Intrigado abro el Starry Night y compruebo que el tamaño aparente de ambos es el mismo, 32”. Una feliz coincidencia que se suma a la belleza que emana del ocular.
Pero como he comentado antes, el tiempo apremia. No con muchas ganas cambio el ocular por la cámara ASI120MM y después de trastear un poco con ella veo que no alcanzo a ver los dos planetas en el mismo campo.
El tiempo corre.
En vez de pelearme más con la cámara, decido cambiarla por la Nikon D5100. Ahora sí se ve bien la conjunción, pero lamentablemente, la turbulencia ya afecta a Júpiter y no soy capaz de conseguir una imagen nítida de él.
Y el tiempo sigue corriendo.
Así que al final opto por sacar una foto testimonial, saturándola un poco para que se puedan apreciar bien, por lo menos, los satélites de Júpiter:
Y parece que el tiempo cada vez va más acelerado.
Finalmente, saco la cámara del telescopio y la monto en un trípode para hacer una última foto de despedida:
Con la que doy por concluida la observación de esta atractiva conjunción.
No recuerdo haber visto ninguna que me haya provocado niveles tan altos de ansiedad, y me reafirmo en la impresión que los minutos que he pasado con el ojo pegado al ocular mientras dibujaba lo que veía, han sido los mejores de la noche.
El 1 de julio los planetas ya no se iban a encontrar tan cercanos, pero con todo, los 29’ de separación todavía permitían disfrutar de una bonita conjunción.
Esta vez no me puse tan nervioso, y decidí tomarme la cosa con más calma. De manera que directamente apunté con el telescopio hacia Venus y me puse a observar el panorama con el telescopio.
Esta noche la turbulencia afecta más a la observación, hasta tal punto que, teóricamente, tendría que haber sido capaz de percibir los cuatro satélites de Júpiter, sin embargo, sólo soy capaz de ver, a la derecha del planeta, a Io, Europa y Ganímedes. Calisto se encontraría a la derecha del planeta, pero no veo ni rastro de él. Y mira que lo he intentado por activa y por pasiva.
Vuelvo a recurrir al Starry Night y frente mi desconcierto veo que Calisto se encuentra a tan sólo 4,3” de Júpiter.
Vuelvo a mirar, pero no. No hay manera, así que me tengo que conformar en dibujar lo que veo.
Dándole vueltas intento buscar alguna explicación. Por un lado se me ocurre que esté tan cerca del planeta que su brillo y la turbulencia existente lo hagan invisible a mi ojo. Y por otro lado me pregunto si no es que la causa de no verlo sea el hecho de entrar en la sombra de Júpiter… pero viendo que el disco iluminado del planeta lo está en un 100%, no acabo de verlo claro. Para colmo, cuando luego hago la fotografía correspondiente con la Nikon D5100 esperando que apareciera Calisto, pues resulta que también brilla por su ausencia.
En fin.
Por su parte, Venus continúa mostrando su fase, pero con la peculiaridad de estar encarada al lado opuesto al que se encuentra Júpiter (a diferencia del día 30) debido al movimiento del planeta.
Intento continuar con la observación, pero de repente unas nubes bajas se encargan de, muy a mi pesar, dar por concluida la sesión de observación.
Con todo, haciendo balance entre ayer y hoy, tengo que decir que he disfrutado mucho con esta conjunción planetaria con Venus y Júpiter de protagonistas.
El 2 de julio, cuando el Sol empezaba a despedirse, volví a sacar la cabeza a ver cómo se encontraban los protagonistas de los últimos días y lo que vi me recordó que en nuestra afición estamos en manos del tiempo caprichoso. Esto es los que se mostraba ante mis ojos:
Y a pesar de ello, más tarde acabaría despejando permitiéndome concluir un gif animado donde incluyo fotografías desde el 28 de junio hasta el 2 de julio donde se puede ver la danza planetaria realizada estos días por Venus y Júpiter. Lástima que la calidad gif no sea muy buena, pero como testimonio creo que representa un buen corolario a esta conjunción.