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sábado, 16 de noviembre de 2013

NGC559 - Cúmulo abierto exigente en Cassiopeia

El 9 de noviembre de 1787 William Herschel descubrió un cúmulo abierto en la rica constelación de Cassiopeia que posteriormente sería catalogado como NGC559, conociéndose también como Collinder 13 ó Caldwell 8.

Situado a unos 3.700 años luz de distancia, no puede considerarse un objeto de fácil observación. Stephen James O’Meara es su libro “The Caldwell Objects” comenta que el cúmulo está formado por unas 120 componentes, pero que de todas ellas tan sólo unas cuarenta presentan una magnitud 12 o más brillante. Por mi parte, la estrella más destacada que observé en él fue la TYC 4035-345-1, de magnitud 10,5.

Cuando hablamos de objetos con las características como las de NGC559, resulta muy interesante poder leer experiencias de varios observadores que han utilizado diferentes instrumentos y se han encontrado con variadas condiciones de observación. Estoy seguro que según el observador y sus condicionantes, este cúmulo puede llegar a pasar completamente desapercibido o puede ofrecer una vista realmente atractiva, como fue mi caso la noche del 31 de octubre de 2013 en que pude observarlo desde unos cielos oscuros con mi SC de 235mm.

Este es el dibujo que hice:



Resultó una verdadera lucha de titanes el intentar distinguir el máximo número de componentes y plasmarlas en el dibujo. Seguro que me dejé algunas en el tintero, con lo que me gustaría advertir que visto en directo se aprecia de manera mucho más espectacular de como al final quedó mi dibujo.

Como digo, es un cúmulo abierto realmente complicado al estar formado por un buen número de débiles componentes, pero observado con las condiciones ideales, es muy atractivo. Indispensable para sacarle todo el partido que puede ofrecer, unos cielos bien oscuros, una noche con buena estabilidad atmosférica y un telescopio de abertura generosa.

Hace unos años intenté observarlo con mi SC de 127mm desde unos cielos con cierta contaminación lumínica y fui incapaz de ni tan siquiera intuirlo.

E incluso la noche que lo observé con mi SC de 235mm tuve un momento de confusión cuando estaba utilizando el ocular de gran campo (Hyperion Aspheric de 31mm) para localizarlo. Cuando llegué a la zona donde debía encontrarse y puse el ojo en el ocular, vi un rico campo estelar y pensé, “pues no es tan complicado”. Pero en seguida recordé que NGC559 estaba formado por débiles estrellas y que abarcaba tan sólo unos 6’ de cielo.

Entonces, a medida que iba adaptando la vista a la oscuridad noté que en una zona del amplio campo que tenía ante mí, parecía que iba surgiendo una especie de nebulosidad. Nebulosidad que coincide con las descripciones hechas por otros astrónomos aficionados cuando observan NGC559 con telescopios pequeños o prismáticos.

Habiendo comprendido que esa nebulosidad era mi objetivo, decidí utilizar el ocular Nagler de 16mm (146x) y ver qué ocurría.

Al poner el ojo en el ocular pude comprobar que esa nebulosidad no era tal, sino que en realidad se trataba de un buen número de estrellitas débiles compactadas en una pequeña parte de cielo. En ese momento recordé a Messier y sus “nebulosas” que al final resultaron ser cúmulos globulares o galaxias.

Y fue curioso. Primero fui capaz de contar unas 10 estrellas que formaban NGC559, pero a medida que mi vista se adaptaba a la nueva situación y utilizaba la visión lateral, iban apareciendo un incontable número de chisporroteantes estrellitas que consiguen que la sensación de “nebulosidad” vuelva a estar presente por momentos.

En el dibujo decidí tan sólo plasmar las estrellas que detectaba con mayor o menor seguridad, dejando un poco de lado el aspecto “nebuloso”, por lo que mi consejo es que si se puede, se intente verlo en directo. Si las condiciones son las adecuadas, valdrá la pena. Aparte que la dificultad del dibujo radica también en el hecho de que en el momento en que enciendo la linterna roja, necesito unos cuantos minutos de readaptación a la oscuridad antes de poder volver a ver de nuevo el crepitar estelar.

Las estrellas más brillantes son la tríada formada por TYC4035-913-1 (mag. 10,9); TYC4035-445-1 (mag. 11,6) y TYC4035-967-1 (mag. 11,9), en el centro del dibujo. Y en la parte superior derecha, la más brillante del grupo, TYC4035-345-1 (mag. 10,5).

En cuanto al color de las estrellas, es otro complicado aliciente. A la mayoría de componentes las distingo de un color grisáceo, pero muchas también las noto con un tono rojizo, pero al ser tan débiles es difícil concretar el color.

En definitiva, con las condiciones adecuadas, NGC559 resulta un cúmulo espectacular que bien vale una visita y el tiempo dedicado a intentar sacarle todos sus atractivos, que son muchos. De todas maneras, después de todo, me quedo con las ganas de saber cómo se vería con un telescopio de mayor abertura.

Antes de empezar con la observación de NGC559 tenía la Nikon D5100 acoplada al telescopio y pensé que tratándose de un cúmulo de estrellas tan débiles estaría bien comprobar cómo aparecía en fotografía. Y este fue el resultado, a la vista del cual continúo con las ganas de verlo con un telescopio mayor:



2 comentarios:

  1. Hola Oscar, buen relato y dibujo. Es un cumulo muy bonito y brillante, también agradecido a pequeños telescopio. Los libros que mencionas de O' Meara son muy buenos, tengo unos cuantos y sirven mucho para planificar las observaciones como tu has hecho.

    Un saludo.

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    1. Gracias por el comentario Roberto. De O`Meara tengo el Messier, el Caldwell, Hidden Treasures y The Secret Deep... creo que sólo me falta el de Herschel 400, pero de momento la economía no da para más :)

      Personalmente me gusta mucho el estilo de O'Meara, aunque no siempre coincida lo que él ha observado con lo que observo yo ;) cuestión de calidad de cielo, pero como dices, van muy bien para planificar observaciones.

      Otros que utilizo mucho son los de Sue French: "Celestial Sampler" y "Deep-Sky Wonders". Si no los tienes, te los recomiendo.

      Saludos

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