Uno de los momentos en los que más disfruto durante las calurosas noches de verano es cuando, a simple vista o ayudado por unos prismáticos y el “Pocket Sky Atlas”, me dedico a intentar identificar las constelaciones que tengo a tiro. Algunas presentan más dificultades que otras, pero independientemente de esto, siempre intento con mi imaginación representar la forma sobre la que nuestros antepasados evocaron el nombre que tienen asignadas.
Es divertido, porqué uno se encuentra de todo. Algunas, como Pegasus o Cygnus, no presentan ninguna dificultad a la hora de trazar sobre ellas la forma de un caballo o un cisne; con otras, como Lyra, Cassiopeia o Andromeda, nuestra imaginación ya tiene que esforzarse un poco; y finalmente nos encontramos con las que por mucho que lo intentemos, no somos capaces de relacionar el nombre de la constelación con las estrellas que podemos observar en ella, como podría ser el caso de Aquarius o Vulpecula.
Teniendo todo esto en cuenta, hay una constelación que siempre me ha atraído por la sencilla razón de que si yo hubiera tenido que “bautizarla” en base a lo que me sugería, la habría nombrado sin dudarlo con la misma denominación con la que la conocemos: Delphinus.
Esta pequeña constelación situada entre las mayores y más conocidas constelaciones de Aquila y Pegasus, aparte de unas cuantas estrellas dobles, de entre las que destaca la preciosa Gamma Delphini y el cúmulo globular NGC6934, no ofrece demasiados alicientes a la hora de recorrer sus dominios con pequeños telescopios. Sin embargo, la disposición de sus estrellas principales que evocan la figura de un delfín saltando, es un atractivo suficiente para visitarla acompañados por unos sencillos prismáticos. Así lo hice la noche del 23 de agosto de 2012, noche con buena estabilidad atmosférica (Seeing 4/5, siendo 5=óptimo), pero con los inconvenientes de tener que sufrir el brillo de una Luna iluminada en el 42% de su superficie y el polvo sahariano en suspensión que nos ha acompañado durante muchos de los días de este verano; cogí los prismáticos 15x70, los monté en el trípode, localicé fácilmente la constelación y dibujé la zona de la cabeza/cuerpo del Delfín. La “cola” me quedaba fuera del campo:
Aunque a estos aumentos la forma de delfín no es tan evidente como puede serlo a simple vista o con unos prismáticos de menos aumento y más campo, la vista es realmente bonita. De hecho, a mí esta noche, este grupo de estrellas me recuerda una amplia sonrisa, como la que me queda a mí disfrutando con su observación.
La Gamma Delphini (mg. 4,25), Sualocín (mg. 3,75), Delta Delphini (mg. 4,40) y Rotanev (mg. 3,62) dominan los 4º de campo que me ofrecen los prismáticos, pero entonces recuerdé que en un artículo de la revista Sky & Telescope, Sue French proponía observar la zona de Theta Delphini, ya que las estrellas que la acompañan nos regalan un bonito asterismo de estrellas amarillentas/anaranjadas.
Localicé Theta Delphini y me centré un poco en observar las estrellas que aparecían a su lado. No son excesivamente brillantes, cosa que unida a la mala transparencia de la noche, provocó que me resultara un poco complicado apreciar el asterismo en toda su plenitud. Aun así, pude disfrutar del colorido de las estrellas, en especial el anaranjado de Theta Delphini. Me dejo apuntado volver a observarlo con mi SC de 127mm, que creo resultará ideal para exprimir al máximo este asterismo.
Acabo la observación satisfecho y muy contento con el rendimiento que me dan los prismáticos 15x70, un complemento ideal para el telescopio.
Muy interesante tu blog amigo Oscar. Saludos desde Buenos Aires, Argentina.
ResponderEliminarPor si te interesa, en mi blog Almadentro tengo algunas cosas de astronomia. Abrazo desde el Sur del mundo. Roberto Feliba.
Gracias Roberto por el comentario, ya conocía tu blog, y lo he consultado en varias ocasiones :)
Eliminarhttp://abilef.blogspot.com.es/
Uno de mis sueños pendientes es poder observar en los espectaculares cielos del Hemisferio Sur :)
Saludos.
Óscar