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jueves, 5 de enero de 2012

NGC2024 - Nebulosa de la Flama en Orion

La  constelación de Orion es una de mis favoritas, ya que en ella he podido observar a lo largo de estos años con mi SC de 127mm un gran número de nebulosas, cúmulos abiertos, estrellas dobles, sistemas múltiples, asterismos, variables…  He estado muchas horas con el ojo pegado al ocular disfrutando de verdaderas maravillas por esta zona.

Sin embargo, dos nebulosas bien conocidas por los astrofotógrafos se me resistían: la nebulosa Cabeza de Caballo y la nebulosa de la Flama. Este mes de diciembre me planifiqué su observación aprovechando los cielos oscuros de mi pueblo y el SC de 235mm que tenía a mi disposición. Sin embargo, no hubo manera de pillar una buena noche. El fuerte viento que estuvo soplando la mayoría de los días, las nubes que hacían acto de presencia cuando el viento parecía calmarse un poco, la Luna que cada noche empezó a hacerse más presente… y sin olvidar los 38ºC de fiebre con los que estuve dos días… dos días en los que, como no, las noches fueron diáfanas y tranquilas…

Medio desesperado, por no decir desesperado del todo, tuve que hacer la intentona la noche del 28 de diciembre de 2011. Anoté un seeing de 2/5 (Siendo 5=óptimo), ya que el fuerte viento de mestral (cierzo) provocaba que viera las estrellas a través del telescopio como verdaderas pelotas de golf. Me faltaban manos para sujetar los papeles, pero me dije, si no lo pruebo esta noche, ve a saber cuándo podré volver a intentar observar estas nebulosas. Así que armándome de valor decidí apuntar el tubo hacia la NGC2024, mejor conocida como la Nebulosa de la Flama (Flame Nebula).

Este fue el dibujo que hice después de estar más de veinte minutos con ella, utilizando el ocular Nagler de 16mm que con el telescopio de 9,25” me ofrecía un campo de visión de 33’ y unos 146x:


Y estas fueron las notas que tomé:

“Mucho me temo que si no se observa desde un lugar con poca o nula contaminación lumínica, si no se observa en una noche sin Luna, si no se observa con un telescopio de generosa abertura… lo mejor es no perder el tiempo intentando atisbar esta nebulosa.

Es muy complicada. Lo que sí es facilísimo es su localización, ya que la brillante Alnitak (Zeta Orionis) de magnitud +1,89 se convierte en una perfecta referencia. Pero lo que en un principio es una gran ventaja, después se convierte en un pequeño incordio, hasta tal punto que para intentar cazar NGC2024 me veo obligado a desterrar Alnitak del campo de visión, tal como queda reflejado en el dibujo. Me centro un poco… pero de la nebulosa ni rastro.

Espero un buen rato con el ojo pegado al ocular hasta que empiezo a “notar” alguna cosa entre las dos estrellitas que se encuentran en el centro, a la izquierda del dibujo (la más brillante es TYC4767-1393-1). Pasan unos cuantos minutos y poco a poco se va haciendo más evidente, pero es tremendamente tenue y difusa. Con todo,  poco a poco voy percibiendo más zonas de nebulosidad, primero cerca de las estrellas y después, casi imperceptible… pero presente, acabo notando una forma de herradura.

La zona más brillante que he visto en un principio permanece de manera continuada, sin embargo, las otras zonas más débiles aparecen y desaparecen, tal vez esto sea debido a la fuerte turbulencia de la noche, pero sinceramente, me ha quedado la impresión de ser un objeto extremadamente complicado. Se necesita una buena dosis de paciencia y, por qué no decirlo, de buena voluntad.

Pruebo con el filtro UHC, pero no noto ninguna mejoría, sobre todo por qué me hace desaparecer las estrellas más débiles perdiendo cualquier tipo de referencia.

Un poco molesto por el viento, llego a la conclusión que la gran recompensa de la noche ha sido percibir la nebulosa, ya que en lo que a la estética se refiere  no es que me haya maravillado especialmente. A ver si otra noche con mejores condiciones atmosféricas puedo volver a ella y exprimirla un poco más. Y la Cabeza de Caballo, ni lo intento. Ha llegado un punto en que estoy más preocupado por que el viento no me tumbe el telescopio que por otra cosa”.

NGC2024 es una nebulosa de emisión-reflexión situada a unos 1.500 años luz de distancia que pertenece al Complejo de la Nube Molecular de Orion. Los átomos de hidrógeno de la nebulosa son ionizados por la luz que emite Alnitak, lo que hace que se desprendan electrones del gas hidrógeno. Gran parte del resplandor de la nebulosa se produce cuando estos electrones se recombinan con el hidrógeno ionizado, emitiendo entonces la característica luz rojiza que se puede apreciar en las fotografías de la nebulosa de la Flama.

En visual, como he comentado, no pude exprimirla todo lo que hubiera deseado, y cada vez que veo una fotografía de esta nebulosa, tan sólo consigo motivarme más para volver a ella a la mínima ocasión que la tenga a tiro en una buena noche. La línea central oscura a partir de la cual emanan las ramificaciones de la nebulosa presentando esa forma de llama que la caracteriza es fruto de una extensión de polvo que, según se cree, forma parte de la misma nube que provoca la aparición de la Cabeza de Caballo.

Una atractiva zona del cielo, exigente, pero muy estimulante a la que dejo anotado volver para intentar disfrutar al máximo de ella.

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