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lunes, 28 de febrero de 2011

NGC2440 - Nebulosa Planetaria en Puppis

Las pequeñas nebulosas planetarias presentan multitud de formas diferentes, pero para poder distinguirlas bien, es necesario disponer de un telescopio de gran abertura, cielos negros y grandes aumentos. Pero siempre, por suerte, hay excepciones.

Descubierta el 4 de marzo de 1790 por W. Herschel, NGC2440 es una planetaria situada en la constelación de Puppis cuya distancia estimada es de unos 4.000 años luz. Su principal característica es que presenta una curiosa forma irregular, fruto, se cree, de tres estallidos producidos en unos intérvalos de, como mínimo, 10.000 años.

La noche del 4 de febrero de 2011, aprovechando unas buenas condiciones de observación, pude visitarla con mi modesto SC de 127mm. Las siguientes notas y este dibujo fueron el resultado de más de 20 minutos a pie de telescopio:

Con tan sólo 50x ya se puede distinguir NGC2440, que se encuentra enmarcada en un campo estelar rico compuesto por un buen número de estrellas brillantes.

La veo como un redondel grisáceo que forma un curioso arco junto a HIP37526, una estrella anaranjada, a la derecha del dibujo, que brilla con magnitud 8,4 y una perfecta referencia a la hora de enfocar... y junto a un par de estrellas gemelas, un poco más abajo a la derecha, que de hecho se trata de un sistema múltiple muy interesante catalogado como HU709. Los datos que aparecen en el WDS son los siguientes:

07424-1816 HU709 AB AP: 288º; Sep. 1.8”; Mag. 10.34 / 11.10
07424-1816 HU709 AC AP: 2º; Sep. 24.2”; Mag. 10.34 / 10.81
07424-1816 HU709 AE AP: 335º; Sep. 21.6”; Mag. 10.34 / 12.3
07424-1816 HU709 CD AP: 221º; Sep. 0.4”; Mag. 10.81 / 10.97

Esta vez, mi objetivo era la planetaria, por lo que me contento centrándome sólo en la pareja más brillante, que es HU709 AC.

Después de probar varios oculares, me decido a hacer el dibujo con el Radian de 10mm que me proporciona unos confortables y suficientes 125x.

Adaptando un poco mejor la vista a la oscuridad y mirando de reojo, noto que la forma redondeada que había apreciado a 50x ya no es tan evidente. Ahora veo una forma central redondeada, muy marcada, pero con una especie de halo que aparece, no rodeando al núcleo, sino más bien sobresaliendo de él hacia arriba y hacia abajo en el dibujo. Muy ténue, pero presente de forma evidente.

Decido utilizar el filtro OIII, y con él, a pesar de desaparecerme la mayoría de las estrellas, puedo distinguir un poco mejor las ténues “alas” a 125x.

Es en ese momento cuando me viene a la mente un pensamiento peregrino: “¿Galileo debió ver algo similar por su telescopio cuando observó Saturno?” Y a raiz de este pensamiento me doy cuenta de lo realmente complicado que resulta a partir de la observación telescopica, llegar a descubrir la verdadera naturaleza de lo que observamos... Pero bueno, estas disquisiciones ya se apartan un poco del tema que nos ocupa, que no es otro que NGC2440.

Por cierto, de la estrella central ni rastro. Y es una pena, porque se trata de una de las estrellas más calientes conocidas, en cuanto a temperatura superficial se refiere. Alcanza unos 200.000ºC, más de 30 veces la temperatura superficial de nuestro Sol.

En definitiva, una espectacular nebulosa planetaria para grandes telescopios y lugares oscuros... y una nebulosa planetaria que da mucho juego a pequeños telescopios desde lugares oscuros y una buena noche.

sábado, 26 de febrero de 2011

NGC2451 - Cúmulo abierto "doble" en Puppis

Cuando planificamos una observación de estrellas dobles es habitual encontrar una coletilla en algunos de los pares listados: “Doble óptica”. Esto significa que las dos estrellas que forman la pareja no mantienen una relación gravitatoria ellas, sino que las vemos juntas por un simple efecto de perspectiva. A efectos estéticos no importa demasiado, pero para un estudio científico no son de demasiada utilidad.

Lo que no es tan habitual es que cuando dirigimos nuestro telescopio hacia un cúmulo abierto, resulte que estemos observando un “doble cúmulo óptico”. Este es el curioso caso de NGC2451.

En la constelación de Puppis encontramos este conglomerado de estrellas que fue descubierto por Giovanni Batista Hodierna hacia 1654. Sin embargo, se ha podido determinar que está formado por un grupo de estrellas que se encuentran a 600 años luz de distancia y que recibe el nombre de NGC2451-A, mientras que otro grupo estelar, conocido como NGC2451-B, aún teniendo una edad similar al primero (Entre 50 y 80 millones de años), se encuentra a una distancia mucho más lejana, 1.300 años luz.

Sea como sea, cuando apuntamos nuestro telescopio hacia NGC2451, no seremos capaces de distinguir qué componentes pertenecen a qué cúmulo, sino que veremos una zona de cielo espectacular poblada por un buen número de estrellas.

La noche del 4 al 5 de febrero de 2011 tuve ocasión de echarle un vistazo, y aproveché para hacer un dibujo de lo que veía con el ocular Hyperion Aspheric de 31mm (40,33x):

Es una verdadera lástima que desde mi lugar de observación, NGC2451 tan sólo se eleve unos 10º por encima del horizonte, cosa que dificulta su observación. Con todo, es muy aconsejable visitarlo a poco que se tenga una oportunidad.

Es un cúmulo abierto muy extenso. Puedo ver, más o menos, una docena de estrellas brillantes que se encuentran tan separadas que es necesario utilizar el ocular que nos ofrezca el mayor campo posible para poder disfrutar del gran atractivo de este cúmulo.

Lo que destaca más y constituye un bonito añadido estético al cúmulo es el color amarillento-anaranjado de la estrella más brillante de la zona, que no es otra que C Puppis (HIP37819). Con una magnitud de 3,6 y una clase espectral K2, es un verdadero espectáculo, y me da la sensación que todo el cúmulo gira alrededor de ella. No se puede decir que sea una estrella “discreta”, no...

Para los que puedan observarlo desde una latitud más cercana al ecuador y desde un lugar con poca contaminación lumínica, aparte de poder distinguir más componentes de NGC2451 aumentando su belleza, pueden disfrutar de otro cúmulo abierto a 1,5º al Este. Se trata de NGC2477. Un cúmulo abierto que es la antítesis de lo que es NGC2451. Está formado por un gran número de estrellas débiles que llega a plantear la duda de si se está viendo un cúmulo abierto o un cúmulo globular.

Lamentablemente, la contaminación lumínica que sufro y la poca altura respecto al horizonte en la que se encontraba, me impidieron distinguir la más leve presencia de NGC2477.

Pasé un buen rato con la espectacular magnificencia de NGC2451, bien, NGC2451-A y NGC2451-B, para ser más exactos... y me quedaron retos pendientes para volver a la zona en otra ocasión. ¿Qué más se puede pedir?

sábado, 19 de febrero de 2011

M95 y M96 - Galaxias vecinas en Leo

Ya he comentado en muchas ocasiones que con la abertura de mi telescopio de 127mm, salvo memorables excepciones, la observación de galaxias no va mucho más allá de distinguir pequeños manchurrones blancuzcos. Es por ello que cualquier aliciente añadido a la observación galáctica es bienvenido.

En este caso, me encuentro que puedo observar a bajo aumento dos galaxias en el mismo campo del ocular. Se trata de M95 y M96, ambas en la constelación de Leo.

Tanto una como la otra pertenecen al Grupo galáctico Leo I, un conjunto de galaxias, entre 8 y 24 miembros, que incluye también a M105.Todos los miembros del grupo se encuentran situados a unos 38 millones de años luz de distancia. Este dato es bastante fiable, ya que gracias al estudio, realizado con el Telescopio Espacial Hubble, de estrellas variables cefeidas ubicadas en estas galaxias, se ha podido determinar la distancia de una manera muy precisa.

Midiendo el periodo de pulsación de una variable cefeida y relacionándolo con su luminosidad, permite conocer la magnitud absoluta de la estrella, y a partir de ella, calculando la diferencia respecto a la magnitud aparente, se puede llegar a conocer la distancia. Un artículo muy aclaratorio respecto a este tema lo podemos encontrar en el blog “Astrofísica y Física”:

http://astrofisicayfisica.blogspot.com/2009/12/estrellas-variables-cefeidas.html

La noche del 4 al 5 de febrero de 2011 saqué el telescopio y pude comprobar que tenía una delante una noche con muy buenas condiciones de observación. Buen seeing, oscuridad... así que apunté el telescopio hacia M95 y M96.

Utilizo el Hyperion de 31mm (40,33x) y en un campo pobre de estrellas puedo distinguir perfectamente las dos galaxias. Una con una forma redondeada, otra, con una cierta tendencia ovalada. De todas formas, a la hora de dibujarlas, prefiero forzar un poco más los aumentos y observarlas de manera individualizada.

Este es el dibujo que hice de M95:

M95 es la que veo con una forma redondeada, y aunque no hay estrellas brillantes por la zona, sí que puedo ver dos estrellitas de mag. 10,2 y 11,5 que forman un triángulo junto a la galaxia. De gran ayuda a la hora de enfocar. Puedo percibir un núcleo muy marcado y potente, rodeado por un pequeño y ténue halo. Supongo que desde un cielo con menos contaminación lumínica la vista mejoraría bastante.

Y este es el dibujo que hice de M96:

A 69x el campo estelar es realmente pobre. La estrella más brillante que aparece es una de magnitud 11,5, por lo que me da la sensación que M96 es una isla en medio de la vastitud del espacio.

Presenta un núcleo extenso, brillante y ligeramente alargado envuelto por un pequeño halo que, al igual que me pasaba con M95, rápidamente se ve engullido por la oscuridad.

Lo mejor ha sido poder localizarlas, apreciar su forma y reflexionar sobre lo que estoy viendo, que no es otra cosa que dos galaxias vecinas situadas a 38 millones de años luz... que está pronto dicho.

domingo, 13 de febrero de 2011

M105 + NGC3384 en Leo

M105 es una galaxia elíptica que se encuentra a unos 38 años luz de distancia. Pertenece al Grupo galáctico Leo I, un conjunto de galaxias, entre 8 y 24 miembros, que incluye a otros dos Messier: M95 y M96.

A partir de fotografías de alta resolución tomadas por el Hubble, se ha deducido que puede existir un agujero negro en la zona central de la galaxia con una masa estimada de 200 millones de masas solares.

El caso es que la noche del 4 al 5 de febrero de 2011, aprovechando unas buenas condiciones, decidí echar un vistazo a las galaxias de Leo, y cuando le tocó el turno a M105 pude disfrutar de una bonita experiencia. Este es el dibujo que hice:

Y esta la experiencia.

Habitualmente, cuando preparo mis observaciones, suelo consultar libros y webs para informarme sobre lo que puedo encontrarme. Lo que sí que evito es ver fotografías o dibujos que puedan mediatizar mi propia observación. Con esto quiero decir que mi intención no es “descubrir” nada nuevo, sino apuntar a objetos ya observados por otros astrónomos, aficionados y/o profesionales.

En ocasiones me he preguntado qué deberían sentir los primeros astrónomos que dirigían sus telescopios al cielo, cuando todavía no se habían elaborado catálogos celestes ni existían, prácticamente, cartas decentes. Me imagino, por ejemplo, a William Herschel, observando a través de su telescopio un objeto difuso que no aparecía catalogado en ningún sitio, anotando su situación y preguntándose qué tipo de objeto sería... Una sensación que yo, en todas mis noches de observación, no tengo. Sólo hay que ver los datos que he recogido de M105 y toda la información que aparece en multitud de fuentes.

El caso es que esta vez apuntaba a M105 sin saber que a su lado encontraría NGC3384.

En un primer momento localicé M105 con 50x. La podía ver claramente como una manchita blancuzca redondeada. Con un núcleo central brillante envuelto en un pequeño halo que se iba difuminando rápidamente en sus partes más externas. Una galaxia asequible en una noche oscura con pequeños telescopios.

Empecé el dibujo, contento por haber podido percibirla, cuando al ir a dibujar la “estrella” que se encontraba cerca de ella, la noto como un poco desenfocada. Hecho una mirada a las estrellas que aparecen hacia la derecha del campo del ocular y veo que no es problema de enfoque. Un poco desconcertado me pregunto: ¿Y esto?.

Pongo 78x y me fijo con la compañera de M105. A estos aumentos me recuerda el aspecto que ofrece al telescopio una pequeña planetaria. En ningún momento se me ocurre que pueda ser otra galaxia.

Termino el dibujo pensando: “Esto es lo que debían sentir los pioneros cuando descubrían algo nuevo y desconocido en el cielo”. Y no puedo más que terminar con una sonrisa de oreja a oreja y satisfecho, esta vez, por no haber sido más meticuloso preparándome la observación.

La gran diferencia es que yo puedo encontrar información al respecto. Así que leyendo unos cuantos libros sobre los objetos del catálogo Messier, “descubro” que lo que realmente estaba viendo era una galaxia (no una planetaria, como en un principio me había parecido). Se trata de una galaxia lenticular, la NGC3384, descubierta precisamente por Herschel en 1784. También es un miembro del Grupo Leo I y una verdadera compañera de M105.

Pero aquí no acaba la cosa. En el mismo campo en el que se puede observar M105 y NGC3384, también es posible ver otra galaxia, NGC3389 (De la que no vi ni rastro durante mi observación). A pesar que no forma parte del mismo grupo de galaxias a las que pertenecen las anteriores, por efecto de perspectiva, podemos disfrutar de un atractivo triplete galáctico.

Aquí dejo mi primera observación... y dejo anotado volver a esta parte del cielo cuando pueda observar desde un lugar bien oscuro con mi SC de 9,25”. Hasta que sea posible, guardo un bonito recuerdo de mi primera aproximación a M105 y compañía.

sábado, 12 de febrero de 2011

NGC1980 - Iota Orionis - Cr 72 en Orion

No sería una mala práctica que cada vez que apuntamos nuestro telescopio a M42 aprovecháramos para disfrutar de NGC1981 y NGC1980. Los tres forman lo que conocemos como la Espada de Orion, y a menudo, la majestuosidad de M42 nos “distrae” y provoca que tanto NGC1980 como NGC1981 nos pasen desapercibidos.

La noche del 1 de febrero de 2011, decidí dibujar la zona de NGC1980:


NGC1980 identifica a un cúmulo abierto (también conocido como Collinder 72) asociado a nebulosidad, que se encuentra aproximadamente a unos 1.500 años luz de distacia. Lo podemos localizar fácilmente justo al Sur de M42, en la constelación de Orion.

Cuando pongo los 78x para centrarme en el cúmulo, no puedo evitar maravillarme ante el espectáculo que se despliega delante de mis ojos. Lo primero que destaca es la presencia de Iota Orionis (Hatysa o también, Na’ir al Saif). Con una magnitud de 2,75 es la estrella más brillante del cúmulo, y a su alrededor es donde podemos reconocer más fácilmente la nebulosidad que lo acompaña. Lamentablemente, esta noche, no he disfrutado de las mejores condiciones para apreciar la nebulosa y he tenido que contentarme, que no es poco, con el conjunto de estrellas que forman el NGC1980.

Iota Orionis es una preciosa estrella triple que está catalogada como STF752. Los datos que ofrece el WDS son los siguientes:

05354-0555 STF 752AB AP: 134º; Sep: 12.5”; Mag. 2.9 / 7.0
05354-0555 STF 752AC AP: 103º; Sep: 49.4”; Mag. 2.9 / 9.7
05354-0555 STF 752BC AP: 94º; Sep: 41.1”; Mag. 7.0 / 9.7

No concuerdan exactamente con los que ofrece Sissy Haas en su libro “Double Stars for Small Telescopes”, por lo que podría resultar interesante hacer mediciones propias para comparar. Comentar también, aunque a nivel visual no nos afecte, que Iota Orionis es asímismo una doble espectroscópica.

A través de mi SC de 127mm veo una principal que ofrece un color blancuzco (Su clase espectral es O9 III) acompañada por una secundaria cercana, tímida, de color azul celeste... y a una distancia más evidente, con una magnitud de 9,7, distingo un puntito que parece desbordado por el brillo de Iota Ori. Una triple fantástica.

Pero no acaba aquí el espectáculo, ya que en el mismo campo podemos ver dos parejas de dobles más: STF747 y, en perfecta simetría, STF745.

STF747 se presenta como una pareja de estrellas prácticamente gemelas con un bonito color metálico, y enfrente de ellas, una réplica que brilla con unas componentes más débiles y con un tono algo azulado.

Para finalizar me fijo en un arco estelar compuesto por cuatro estrellas de magnitud entre la 7ª y la 9ª que da la sensación de querer abrazar a Iota Orionis.

En definitiva, una vez he terminado la observación, me ha quedado la sensación de haber disfrutado de un festival de dobles más que de un cúmulo abierto... o nebulosa. Sea como sea, una fantástica visión sin necesidad de forzar aumentos.

domingo, 6 de febrero de 2011

NGC2655 + SN2011B, Supernova en Camelopardalis

NGC2655 es una galaxia que se encuentra a unos 80 millones de años luz y fue descubierta por William Herschel en 1802. Situada en la constelación de Camelopardalis y brillando con una magnitud de 10,1, esta galaxia representaría por sí misma un atractivo objetivo al que dedicarle un rato de observación.

Sin embargo, el pasado 5 de enero de 2011, Koichi Itagaki, de Yamagata (Japón), descubrió un nuevo aliciente para apuntar nuestro telescopio hacia esta galaxia: una Supernova (SN2011B) que empezaba a vislumbrarse con una magnitud estimada de 17,5.

Normalmente, esta clase de noticias no despiertan en mi nada más que una pequeña curiosidad. Pero el 24 de enero, Lynx, un compañero del foro de la Asociación Astronómica Hubble, inició un post en el que comentaba su experiencia observacional con esta Supernova.

Por aquellos días su magnitud rondaba la 12,6. Un verdadero reto para mi SC de 127mm y la contaminación lumínica de mi lugar de observación habitual. A pesar de ello pensé: “¿Por qué no?. No puedo perder gran cosa”. Además, en invierno (por suerte), la contaminación lumínica disminuye considerablemente, ya que pocos somos los que nos aventuramos a salir a las terrazas y balcones a altas horas de la noche...

El caso es que el martes,1 de febrero de 2011 decidí intentar observar mi primera Supernova a través del telescopio. La noche se presentaba despejada, sin Luna, con un seeing de 4/5 (Siendo 5=óptimo). Tan sólo cierta humedad reinante provocaba que no fuera una noche perfecta... aunque, en general, las condiciones que se daban invitaban a la observación.

Para intentar aclimatar la vista a la oscuridad opté por hacer una visita a NGC1980. Un fácil y atractivo cúmulo abierto que forma junto M42 y NGC1981 la conocida Espada de Orion... pero esto tendrá su entrada correspondiente más adelante.

Acostumbrados mis ojos a la oscuridad, respiré hondo y dirigí el tubo hacia NGC2655.

A 78,13x, en un primer momento identifico dos estrellas brillantes de referencia entre las cuales debe encontrarse la galaxia. La primera se trata de HIP43431, una variable que brilla con magnitud media de 6,9 y se ve con un bonito color anaranjado gracias a su clase espectral de tipo M5 III (Arriba a la derecha en el dibujo que hice). La segunda es HIP44060, con magnitud 7,3 y presentando un atractivo contraste de color respecto a HIP 43431. Su clase espectral es F0 y se ve de un blanco inmaculado muy atractivo (Abajo a la izquierda).

Miro de reojo, muevo un poco el telescopio y puedo apreciar una manchita blancuzca cerca de HIP44060. Primer objetivo cumplido: captada NGC2655.

Es curioso. Previamente había leído que esta galaxia presentaba una forma redondeada con un destacado núcleo brillante. Sin embargo, yo la aprecio un poco alargada con un núcleo bastante difuminado. Es posible que sea fruto de la contaminación lumínica que sufro, pero bueno, me dejo apuntado volver a observarla desde un lugar oscuro para comprobar si realmente puedo notar esa forma que algunos llegan a comparar a la de algunas nebulosas planetarias.

No quiero empezar con el dibujo todavía, ya que al abrir la linterna roja para hacerlo, resultaría inútil todo el esfuerzo que me ha costado aclimatarme a la oscuridad. Y mucho me temo que necesitaré la máxima adaptación posible para poder detectar la Supernova.

Descanso la vista, vuelvo a la carga. La galaxia ya la veo bastante bien. Empiezan a aparecer por momentos algunas estrellitas muy débiles (que posteriormente comprobaría que brillaban con magnitud alrededor de la 12ª). Buena señal. Pienso que ya estoy preparado para el gran momento. Miro hacia los límites externos de la galaxia, y por un momento, noto un puntito de luz que rápidamente desaparece. Cierro los ojos. Vuelvo a abrirlos y me fijo otra vez en la zona donde me ha parecido ver el destello. Nada. Otra vez... y vuelvo a ver el puntito que... desaparece de nuevo rápidamente.

Vuelvo a respirar hondo. Pongo el Radian de 10mm, que me ofrece 125x, y vuelvo a la carga. Con el mismo resultado que antes: veo bien la galaxia... pero el puntito de luz va y viene.

Decido finalmente, poner el Nagler de 16mm (78,13x) y dibujar lo que veo:


¿He visto la Supernova SN2011B? Es posible. O a lo mejor no... Comparando mi dibujo con observaciones hechas por otros astrónomos aficionados, diría que sí. Pero ha sido algo tan ténue que alguna duda me queda.

El caso es que al día siguiente, todavía dándole vueltas, decidí coger mi Nikon D70S e intentar hacer una foto que me confirmase o no si había tenido éxito en mi empeño por poder observar mi primera supernova en vivo.

Hice una fotografía de la zona a foco primario de mi SC de 127mm y conseguí esto (No hace falta volver a comentar que la fotografía astronómica, de momento, no es lo mío):


Clicar en la imagen para ver mejor la Supernova

Después de ver el resultado, entonces sí, se dibujó una sonrisa de oreja a oreja en mi cara al ser consciente de haber observado mi primera supernova a través de mi pequeño telescopio. No es nada sencillo tener oportunidad de ello.

A partir de la fotografía, decidí hacer un pequeño ejercicio: estimar la magnitud de la Supernova en comparación con las estrellas del campo que pude captar. Basándome en los datos de magnitudes estelares que me ofrece el Starry Night, el resultado fue que estimé un brillo aproximado a la 13ª magnitud. Impresionante:

Las estrellas tienen un ciclo evolutivo que, según la masa de la estrella en cuestión, puede llegar a concluir con una explosión que aumenta su luminosidad miles de millones de veces, siendo uno de los acontecimientos más violentos y espectaculares que pueden darse en el Universo.

Este ha sido el caso de SN 2011B, que ha sido catalogada como una supernova del tipo Ia.

En conclusión, con mi pequeño telescopio de 127mm he podido ser testigo de la explosión y final de una estrella de la galaxia NGC2655 situada a unos 80 millones de años luz de donde nos encontramos, cuya luz será visible, en el mejor de los casos, durante unos cuantos meses.

¿Cómo sería un espectáculo de esta magnitud si se diera en nuestra Vía Láctea?. El último milenio tan sólo se han documentado supernovas explosionadas en nuestra galaxia los años 1006, 1054, 1181, 1572 y 1604. Ya iría tocando otra, ¿no?...