NGC2353 es un cúmulo abierto situado a 3.500 años luz de distancia que podemos encontrar en la constelación de Monoceros.
Siendo sincero, tengo que reconocer que me ha decepcionado bastante, aunque no descarto que esto sea debido a observarlo bajo unas condiciones de cierta contaminación lumínica. Supongo que desde un cielo más oscuro se le podrá sacar más partido a este grupo de estrellas cuyas componentes más brillantes rondan la 9ª magnitud.
Este es el dibujo que hice el pasado 29 de enero de 2011 a 50x con mi SC de 127mm:
Lo primero que llama la atención es una estrella brillante de magnitud 6ª que parece adueñarse del campo del ocular. Se trata de HIP34999, que no pertenece físicamente a NGC2353. A pesar de ello, su situación le añade un plus de espectacularidad al cúmulo. Aunque su clase espectral sea B2 y debiera verla más azulada que blanca... la percibo de un marcado color blanco.
A su derecha, en el dibujo, me fijo en una delicada pareja de estrellas prácticamente gemelas de tonalidad, esta vez sí, azulada. Se trata de STF 1052, cuyos datos básicos ofrecidos en el WDS son los siguientes:
07146-1018 STF1052 AP: 22º; Sep: 19.8”; Mag. 8.76 / 9.19
Aunque sea la más vistosa, no es la única doble del cúmulo. Según explica James O’Meara en su libro “Hidden Treasures”, más de un tercio de las estrellas que forman NGC 2353 están consideradas como binarias.
El cúmulo en sí es muy extenso y disperso, y está formado por un buen número de débiles estrellas. Todo ello provoca que viéndolo con mis habituales condiciones de observación, no se vea por el ocular como un cúmulo, sino más bien como un conjunto de estrellas como cualquier otro que pueda verse en alguna zona estelar rica en el cielo.
Con todo, al norte de HIP34999 podemos disfrutar de algunas alineaciones estelares interesantes antes de llegar a la estrella HIP 34982, que con un brillo de magnitud 5,9 y un bonito color amarillento (K3), parece marcar el límite de NGC2353.
He pasado un rato agradable con este cúmulo, pero digamos que no sería uno de los objetivos imprescindibles para enseñar a alguien en su primera noche de observación... a no ser que se disfrute de un cielo realmente oscuro.
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