No corren buenos tiempos.
La aparición del Covid-19 en nuestras vidas ha provocado una verdadera conmoción en nuestra manera de afrontar nuestra realidad.
Lo que antes dábamos por sentado, ahora lo valoramos en su justa medida. Si antes manteníamos a la Muerte en un lugar apartado de nuestros pensamientos, ahora no podemos evitar pensar en ella. Nuestra forma de relacionarnos y de actuar socialmente, en nada se parece a la que teníamos hace tan sólo unos cuantos meses. Y nuestra manera de plantearnos el futuro también ha cambiado radicalmente.
Cada uno de nosotros reacciona según su propio carácter y según los problemas que le han venido, o no, encima. Lo que está claro es que en nuestra vida va a haber un antes y un después desde la venida de esta pandemia.
Sólo espero que, dentro de la desgracia, el cambio nos conduzca a una sociedad mejor, en la que valoremos la familia y los amigos, el trabajo digno, demos más importancia a lo que realmente se lo merece, que seamos más empáticos con los demás y que entendamos que debemos vivir en una sociedad tolerante con aquel que es diferente a nosotros. Respetar las creencias religiosas de cada cual, las no creencias. No querer imponer nuestros criterios sino intentar encontrar un punto de equilibrio que nos beneficie a todos.
Sólo espero que esto sea así, y no que el egoísmo, la desconfianza y los totalitarismos se impongan.
El caso es que ayer, en medio del confinamiento que debemos respetar por la cuarentena decretada para intentar evitar la propagación del virus, en medio de la triste realidad que es ver morir a familiares y amigos y ni tan siquiera poder acompañarles en el traspaso. En la continua inquietud por evitar contagiarse, por la salud de los mayores que comparten nuestra vida. En medio de los problemas económicos que conlleva este nuevo estado de cosas… algo tan simple como la presencia del brillante Venus en medio del cúmulo de las Pleiades, me permitió tener unos minutos en los que pude dar un pequeño respiro a las preocupaciones y tristezas.
Y es que la vista de esta peculiar conjunción con los prismáticos 10x50, incluso desde la contaminada lumínicamente Barcelona, ofrecía un bonito espectáculo.
Al final, hasta me animé a sacar la cámara e intentar inmortalizar el momento:
En el blog, muchas veces he recomendado que tomemos notas durante nuestras observaciones, ya que nos ayudan a mantener el recuerdo de ellas. Y también a dejar constancia de aspectos como las condiciones de observación o nuestro estado de ánimo.
Esta conjunción de Venus y las Pleiades siempre me recordará este tiempo incierto y de congoja, pero también tendré presente que por unos minutos, pude volver a sentir esa tranquilidad de espíritu que nos ofrece a menudo la observación astronómica.
Mis mejores deseos para todos.
Actualización del 4 de abril de 2020:
Al día siguiente pude comprobar cómo Venus continúa con su movimiento, y como se mantiene cerca de las Pleiades, pude disfrutar otro día de esta bonita conjunción. Aquí dejo la foto que hice: