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viernes, 24 de noviembre de 2017

NGC6563 - Nebulosa planetaria en Sagittarius

NGC6563 es una nebulosa planetaria que podemos encontrar en la constelación de Sagittarius,  Situada a unos 2,5º al Este-Nordeste de Epsilon Sgr puede representar un verdadero reto si nuestros cielos no son lo suficientemente oscuros o nuestro telescopio no tiene una abertura adecuada. Sin embargo, si las condiciones de observación nos acompañan, NGC6563, nos dará bastante juego.

Carta generada con Cartes du Ciel
La noche del 17 de agosto de 2017 apunté hacia ella el SC de 235mm. Comparada con otras planetarias, su tamaño es relativamente  grande. Sin ayuda de ningún filtro y con paciencia, quien tenga el ojo acostumbrado a observar este tipo de objetos difusos, ya puede percibirla. Yo la vi bastante tenue y débil, de manera que no tardé demasiado en añadir el filtro OIII.

Y la verdad es que en momentos como este es cuando uno se da cuenta de las grandes bondades de este accesorio a la hora de resaltar las nebulosas planetarias.

Con el filtro resalta mucho más y en un principio la veo de forma redondeada, pero a la que acostumbro mejor la vista voy adivinando una estructura realmente ovalada. Más tarde leo que se trata de una planetaria anular, sin embargo, yo no la he percibido de esta manera.



El campo donde se encuentra esta difusa y huidiza planetaria es pobre en lo que se refiere a estrellas brillantes, pero esto permite que la nebulosidad acapare toda nuestra atención. Poco detalle más allá de su forma y presencia, pero el hecho de haberla cazado ya representa una buena recompensa.

NGC6563 se encuentra situada a unos 7.600 años luz de distancia y fue descubierta por James Dunlop que la incluyó en su obra “A Catalogue of Nebulae and Clusters of Stars”, publicado en 1828. Brilla con magnitud 11,0 y presenta unas dimensiones de 50”x38”.

Y para terminar no quiero dejar pasar la oportunidad de disfrutar de su forma anular puede verse perfectamente en esta espectacular fotografía del ESO:

Crédito: ESO/P. Weilbacher (AIP)

viernes, 17 de noviembre de 2017

Rupes Recta en cuarto menguante

A la que tengamos una mínima experiencia en observación lunar nos habremos dado cuenta que dependiendo de la incidencia de los rayos solares sobre nuestro satélite, veremos el paisaje lunar de forma diferente. Los juegos de luces y sombras son cambiantes, y ello nos permite tener una experiencia particular según el momento en que pongamos nuestro ojo en el ocular.

Un ejemplo espectacular y bastante evidente es el que nos ofrece Rupes Recta, la famosa “Espada de la Luna” una falla que presenta un desnivel de unos 240 m, un ancho que va oscilando entre 2-3 km y una inclinación media de 7º. Debido a esta inclinación, durante la fase creciente se observa como una línea negra; mientras que durante la fase menguante se observa como una línea blanca.

Durante todos estos años de afición, la he observado infinidad de veces en fase creciente, como una marcada línea oscura, pero curiosamente, hasta el 15 de agosto de 2017 no he podido disfrutarla en fase menguante como una inmaculada línea blanca.

La verdad es que al no elevarse la Luna mucho más de 25º respecto al horizonte, las turbulencias atmosféricas afectaban bastante, pero como he dicho, ya empezaba a ser imperdonable no haberla podido ver en directo antes, así que ni corto ni perezoso hice una rápida fotografía de ella:


No es una gran foto, como digo las condiciones no acompañaban, pero resulta perfecta para compararla con otra foto donde se puede ver Rupes Recta durante la fase creciente:


Y una vez conseguida la imagen, me senté cómodamente y me dispuse a hacer un rápido boceto de lo que estaba observando. Fue emocionante verla así después de tantos años, y sin duda mostraba una gran belleza.


Visto el tiempo que ha pasado hasta que la he visto a través del telescopio, puede que no sea el más adecuado para dar consejos, pero aun así, no puedo evitar hacerlo: no os perdáis esta bonita experiencia de contemplar uno de los accidentes más peculiares de la Luna cuando el terminador se encuentre cerca de Rupes Recta cerca del cuarto creciente y menguante.

Virtual Moon Atlas

sábado, 11 de noviembre de 2017

NGC6559 - Nebulosa de misión y reflexión en Sagittarius

La cercanía a las espectaculares nebulosas incluidas en el catálogo de Messier, M8 y M20, y el hecho de no presentarse a través del ocular de una manera tan espectacular como ellas, hace que para muchos pase desapercibida la presencia de NGC6559.

Carta generada con Cartes du Ciel
NGC6559 es una zona de formación estelar donde podemos encontrar tanto nebulosas de reflexión como de emisión. Situada a unos 5.000 años luz de distancia, sus nubes de gas formadas principalmente por hidrógeno son el caldo de cultivo que permitirá la formación de estrellas. Estas nebulosidades son las que en fotografía aparecen de color rojizo y corresponden a lo que conocemos como nebulosas de emisión.

Por otro lado, las estrellas ya formadas iluminan con una tonalidad azulada zonas de gas y polvo constituidas principalmente por carbono, hierro o silicio. En este caso estamos ante nebulosas de reflexión.

Un verdadero espectáculo que podemos contemplar en esta magnífica de esta región celeste:

Crédito: ESO/U.G. Jørgensen
En esta ocasión, saltándome mis reglas de no ver previamente fotografías de los objetos que observo por primera vez a través del telescopio, no pude evitar fijarme en ésta realizada por el telescopio danés de 1,54 metros ubicado en el Observatorio La Silla del ESO, en Chile, mientras buscaba información, precisamente, de M8 y M20.

La noche del 17 de agosto de 2017, apunté mi SC de 235mm hacia NGC6559 y después de estar un buen rato con ella me sorprendí a mí mismo terriblemente decepcionado con el resultado. Y en el momento me reafirmé en mi decisión de evitar mirar fotos antes de ver el objeto con mis propios ojos con el telescopio.

Este es el dibujo que hice de lo que pude percibir de NGC6559:



Estoy seguro que sin el condicionante fotográfico la hubiera disfrutado mucho más de lo que lo hice.

Me resultó especialmente complicada, al menos para mí. Por desgracia, cada año que pasa noto que mi vista va perdiendo agudeza y me resulta más difícil captar detalles en este tipo de objetos tan difusos. A parte que la contaminación lumínica, en vez de ir disminuyendo, cada día es peor.

Con todo, en un primer momento ya puedo apreciar cierta nebulosidad alrededor de cuatro de las estrellas que tengo centradas en el ocular. Añado el filtro UHC y las zonas que veía se muestran más marcadas, y a medida que voy adaptando mejor la vista empiezo a notar más nebulosidad esparcida por los alrededores, pero muy débil.

Como digo, habiendo visto la foto con anterioridad, quedo algo decepcionado al no poder ver algo tan espectacular como con M8 o M20. O tal vez es culpa mía y otros aficionados con mejor vista o cielos más adecuados han podido sacarle más jugo. Por otro lado, tampoco he encontrado demasiadas referencias visuales sobre NGC6559.

Sea como sea, pienso volver a observarla el próximo verano y dedicarle más tiempo a ver si puedo mejorar la experiencia.

viernes, 3 de noviembre de 2017

NGC6624 - Cúmulo globular en Sagittarius

No está de más ir comentando de vez en cuando que en nuestra afición es tan importante observar los diferentes objetos celestes con nuestro telescopio, como el saber lo que se está observando.

NGC6624, un pequeño y discreto cúmulo globular que encontramos en la constelación de Sagittarius, es un buen ejemplo.

La noche del 17 de agosto de 2017 estaba visitando unos cuantos globulares de esta espectacular zona del cielo, y uno de ellos fue NGC6624. Es muy fácil de localizar, ya que se encuentra a menos de 1º al sureste de la bonita Delta Sgr (Kaus Meridianalis), una potente estrella de un color amarillo-anaranjado muy marcado (mag. 2,7).

Carta generada con Cartes du Ciel
En comparación con otros globulares de la zona, puede llegar a decepcionar un poco si no disfrutamos de cielos oscuros y disponemos de un telescopio de abertura generosa, sin embargo, con un poco de paciencia se puede disfrutar de él.



La primera impresión al poner el ojo en el ocular es que me encuentro ante un globular débil, pero asequible al observarlo bajo buenas condiciones. Forma una línea recta junto a dos estrellas, TYC7393-380-1 de magnitud 9,7 y HIP90158 de 9,4, que son las dos más brillantes que aparecen en el campo del ocular. El cúmulo presenta un núcleo compacto, que sin llegar a ser resoluble para mí, si me ofrece, utilizando la visión lateral, esa sensación de crepitar estelar tan típica de los globulares que se encuentran en el límite de pasar a ser resolubles.

Con la vista mejor adaptada a la oscuridad, puedo apreciar un halo algo irregular, no demasiado definido, alrededor del núcleo.

En definitiva, un cúmulo globular exigente, pero asequible y con cierto atractivo.

Como decía al principio, sin tener más información sobre este cúmulo, la observación podría resultar un poco insulsa, pero viendo lo que esconde esta manchita blanquecina la cosa se torna más emocionante.

Según recientes estudios NGC6624 tiene una edad de 12 mil millones de años (+/- 500). Teniendo en cuenta que el Universo tiene una edad estimada de unos 13,8 mil millones de años, resulta abrumador contemplarlo teniendo en cuenta este dato.

Pero no es lo único interesante de este globular. En él se encuentra una pareja estelar formada por una estrella de neutrones y una enana blanca, separadas por tan sólo 161.000 km (la distancia media entre la Tierra y la Luna es de 384.400 km) y que completan una órbita en tan sólo 11 minutos, lo que la convierte en la estrella binaria más rápida conocida. El sistema es una potente fuente de rayos X y  sinceramente, debe ser estremecedor lo que se está produciendo en esta zona del Cosmos.

Y el centro del cúmulo alberga un agujero negro de masa intermedia. Con una masa de 7 500 veces la del Sol, resulta ser un tipo de agujero negro bastante peculiar que se encuentra en una categoría intermedia entre los agujeros negros de masa estelar y los supermasivos.

NGC6624 fue descubierto la noche del 24 de junio de 1784 por William Herschel, se encuentra situado a unos 25.700 años luz de distancia y se extiende a lo largo de 66 años luz en el espacio.

Conociendo estos datos, sin duda la observación de este cúmulo globular se enriquece y provoca una sensación especial en nosotros cuando lo vemos con nuestros propios ojos a través del telescopio en una agradable noche de verano.

Y para poner una excelente guinda a esta observación, que mejor que disfrutar de esta excelente fotografía del protagonista:

Crédito: Gemini Observatory / AURA / Travis Rector (University of Alaska Anchorage)