Cuando buscamos información por internet deberíamos mantener
siempre una actitud crítica sobre lo que leemos, intentar contrastar fuentes y
evitar creer que todo lo publicado en la red es cierto.
Quiero creer que la gran mayoría de los usuarios de
internet, somos conscientes de ello, y aunque no estemos libres de caer en
algún engaño o falsa noticia, como mínimo intentamos que siempre nos acompañe
el pensamiento crítico.
Esta reflexión me ha venido a la cabeza después de leer
acerca de una historia que no conocía referente a la “investigación” lunar,
historia que se conoce como el “
Gran engaño de la Luna” (The Great Moon Hoax).
El 25 de agosto de 1835, un prestigioso diario neoyorquino,
“
The Sun” publicó (sin firma de autor) el primero de una serie de seis artículos donde
daría a conocer los impresionantes descubrimientos lunares realizados, según
mostraba el titular, por Sir John Herschel gracias a un nuevo telescopio
“de vastas dimensiones y construido bajo un
principio completamente nuevo”.
Según se relata, “Herschel
el hijo , desde su observatorio situado en el hemisferio meridional , ba
llegado á hacer los mas estraordinarios descubrimientos en todos los planetas
de nuestro sistema solar; ha descubierto planetas eu otros sistemas solares;
ha conseguido ver con la misma claridad los objetos en la Luna , que la simple
vista los distingue en la tierra, á la distancia de 100 varas poco mas ó menos;
ha fijado afirmativamente la cuestion de si este satélite está ó no habitado ,
y por qué clase de seres lo está; ha establecido sobre bases firmes una nueva
teoría sobre los fenómenos producidos por los cometas, y ha resuelto ó
corregido casi todos los problemas principales de la astronomía matemática”.
La fuente que aportó todos los datos que permitieron la
redacción de los artículos fue el Doctor Andrew Grant, discípulo de William
Herschel y estrecho colaborador de John Herschel. Todos estos magníficos
descubrimientos se realizaron gracias al flamante nuevo telescopio de Herschel
cuya historia y características técnicas son descritas minuciosamente en los
artículos.
Se apunta con todo tipo de detalles lo que Herschel fue
viendo en la Luna. Lo primero que percibió fue una vasta extensión donde
predominaba la presencia de “una flor de
color encarnado oscuro exactamente igual, dice el doctor Grant , el Papaver
Rheas ó amapola de la tierra, siendo esta la primera produccion orgánica de la
naturaleza en un mundo estraño en que jamás se fijó la vista del hombre”.
Pero las maravillas naturales no quedaron ahí:
“Los árboles , dice el
Dr. Grant , por espacio de 10 minutos, fueron de una misma especie, diferentes
de todos los que yo he visto, escepto la parte mas corpulenta de los tejos que se
hallan en los cementerios ingleses, con los que tienen alguna semejanza. A estos
se siguió una verde llanura, la cual, medida por el círculo señalado en nuestro
lienzo de 49 pies, debia tener mas de media milla. Despues apareció un hermoso
bosque de abetos , que indudablente lo eran, en un todo semejantes á los que se
crian en el seno de las montañas de mi patria. Cansados de la duracion de estos,
redugimos mucho el poder aumentador del microscopio, siu eclipsar ninguno de
los reflectores, é inmediatamente percibimos que sin sentir habíamos ido descendiendo,
por decirlo así, por un distrito montañoso en estremo variado y romántico, y
que nos bailábamos á la orilla de un lago ; pero sin que pudiésemos determinar
su estension y localidad relativa , porque todavía veíamos los objetos con
demasiado aumento”.
Resulta asombroso la manera en que describía lo que iban
descubriendo, un verdadero catalizador para la imaginación de los lectores:
"El agua , todas las
ocasiones que la vimos , tenia un color tan azul como el del Occéano , y se
estrellaba en grandes olas blancas contra la playa”.
Y como cabía esperar, tanta vegetación daba cobijo a una
serie de animales. Finalmente, se había encontrado vida fuera de nuestro
planeta. Una noticia en exclusiva digna de aparecer en primera página:
“En la sombra de los bosques
por la parte del Sur vimos repetidas manadas de cuadrúpedos de un color pardo,
con todas las señales esternas del bisonte, pero mas pequeños que ninguna
especie de este género en nuestra historia natural. La cola era como la de
nuestro bosgrunniens; mas por sus cuernos semicirculares, por el bulto que
tenian en la espalda, por lo largo de su papada y por lo largo y lanudo de su
pelo , se asemejaban mas á la especie antedicha. Tenian, sin embargo, una
faccion distintiva, y que despues hemos encontrado ser comun á casi todos los
cuadrúpedos de la Luna, á saber: una notable carnosidad sobre los ojos que les
cruza toda la frente y se une á las orejas. Este peludo velo pudimos verlo con toda
claridad , y su figura era como el frontis superior de cierto gorro que usan
nuestras señoras, y el cual bajan y suben valiéndose del movimiento de las
orejas”.
“El siguiente animal
que observamos, seria clasificado en la tierra entre los monstruos; era de un
color de plomo azulado, del tamaño de una cabra, con la cabeza y barba como
las de esta, y un solo cuerno i algo inclinado hacia afuera, pero casi perpendicular”.
“En cuanto á animales,
distinguió nueve especies de vivíparos, y cinco de ovíparos. Entre los primeros
se encuentra una especie de gamo pequeño , el alce , el mosa, el oso cornudo y el
castor bípedo”…
Y sigue describiendo la fauna que van descubriendo con el
telescopio. Lo que daríamos por tener uno que nos ofreciera estas vistas de la
Luna…
El relato llega a su momento álgido con la vista de lo que
identifican como vida inteligente:
“Nos quedamos
sobrecogidos de asombro al percibir sucesivamente cuatro bandadas de unos seres
alados de gran tamaño, enteramente diversos de ninguna especie de aves, los
cuales descendieron con un movimiento lento é igual desde los despeñaderos del
lado occidental , y vinieron á posarse en la llanura. El primero que los
observó fue el Dr. Herschel, y esclamó: «Ea, caballeros, mis teorías contra sus
pruebas de Vds. vuelven como otras muchas veces, á salir gananciosas: aquí tenemos
cosa digna de ser observada. Yo estaba perfectamente persuadido de que si
lográbamos descubrir seres de figura humana en la Luna, seria en esta longitud,
y que el Criador los habria dotado de algún medio estraordinario de locomocion;
pero cambiemos este cristal por el mio señalado con la D. » Colocado este con
la posible brevedad , nos presentó una hermosa vista á distancia de media milla
, y contamos hasta tres cuadrillas de estos seres, una de doce, otra de nueve y
otra de quince individuos, que andando en dos pies y derechos , se dirigian á
un pequeño bosque próximo á la base de los precipicios de la parte del E. No
cabe duda en que se asemejaban á seres humanos, porque al andar, no se les veian
las alas, y su marcha era erecta y llena de dignidad”.
“Dímosles la denominacion
científica de Vespertilio-homo ú hombre murciélago ; y es indudable que son
criaturas inocentes y felices, aunque algunas de sus diversiones no se
avendrian muy bien con el decoro de nuestras costumbres terrestres”.
El autor del artículo debió darse cuenta que tal vez los
lectores no creerían lo que estaban leyendo, así que se justificó de esta
manera:
“Hemos obedecido, como
debíamos, con toda fidelidad, el encargo privado que nos ha hecho el Dr. Grant
de omitir ciertos pasages de su correspondencia eminentemente curiosos, aunque
no nos hacen mucha fuerza las razones que para ello nos da. Es cierto que los
párrafos suprimidos contienen hechos que serian absolutamente increíbles para aquellos
lectores que no ecsaminan escrupulosamente los principios y capacidad del
instrumento á que se deben tan portentosos descubrimientos; pero lo mismo
sucederá con casi todos los que han tenido la bondad de permitirnos publicar:
razon por qué nos pareció que la esplícita descripcion que hemos hecho del
telescopio era un preliminar de la mayor importancia. Por estos , pues, y otros
pasages que nos han sido proibidos , y publicará el Dr. Herschel , con
certificados de las autoridades civiles y militares de la colonia y de varios
clérigos episcopales, wesleyanos y de otras sectas, á quienes en el mes de
marzo último se permitió, bajo palabra de honor de que habian de guardar el
secreto temporalmente, visitar el observatorio, y ser testigos oculares de las
maravillas sobre que iban á certificar, estamos seguros de que su obra será á
un mismo tiempo la mas sublime en la ciencia , y lo mas interesante para la
generalidad , que jamás ha dado de sí la prensa”.
Y por si había alguna duda acerca de la inteligencia de los
pobladores lunares, la presencia de un magnífico templo:
“El primer objeto que
en este valle apareció sobre nuestro lienzo, fué una magnífica obra del
arte..... ¡ Un templo! Era su figura la de un triángulo equilátero, construido
de saliro pulimentado ó de alguna piedra azul resplandeciente, que como él
presentaba millares de puntos dorados y luminosos que brillaban centelleando
espuestos á los rayos del Sol”.
Y la conclusión final a partir de las observaciones
realizadas:
“El universal estado
de amistad en que viven todos los seres animados de la Luna, y la aparente
carencia de toda especie carnívora ó feroz , nos causó el mas esquisito placer
, y nos hizo doblemente cara á esta amable compañera nocturna de nuestro mas
voluminoso, pero menos favorecido mundo. Toda mi vida , cuando eleve la vista a
la gran bóveda azul , y bendiga la benéfica luz de este planeta, recordaré
entusiasmado las escenas de hermosura, grandeza y felicidad que su superficie
me ha ofrecido, no por medio de un vidrio ahumado; sino cara á cara”.
La serie de artículos termina de forma abrupta remitiendo a
un futuro libro preparado por John Herschel:
“(…) prefiero que
salga su descripcion por primera vez al público en la historia natural de aquel
planeta que está imprimiendo el Dr. Herschel i autenticado en debida forma”.
Las ventas del periódico aumentaron considerablemente, el
interés de los lectores era indiscutible y muchos otros periódicos a nivel
internacional se hicieron eco de la noticia. Aunque es cierto que había
defensores y detractores de la veracidad de la noticia.
Al cabo de unos meses se confirmó el engaño, ya que el
propio John Herschel, al ser preguntado acerca de “sus” descubrimientos lunares
no pudo por menos que desmentirlos de manera jocosa, aunque al final, llegó a
convertirse en un incordio para él, ya que continuamente era interpelado acerca
del fenómeno.
The Sun nunca llegó a retractarse, y aunque posteriormente
se atribuyó “la broma” al periodista Richard Adams Locke, que por cierto nunca
reconoció en público, y se comprobó que el tal Dr. Grant no existía, parece que esto no importó a sus lectores que siguieron
comprando el respetable periódico.
Como he comentado al principio, desconocía esta historia, y
en un primer momento me ha parecido inverosímil, sin embargo, si tenemos en cuenta
cómo se encontraba el mundo, y en especial las comunicaciones, hacia 1835,
puedo llegar a comprender lo que ocurrió.
Sin ir más lejos, el 30 de octubre de 1938, Orson Welles y su “Guerra de los Mundos” hizo reflexionar a más de uno acerca del problema que supone creer todo lo que nos explican los medios de comunicación sin molestarnos en contrastar las noticias.
Nota:
Aquí se puede encontrar la traducción de los artículos realizada en 1836 por Francisco de Carrión digitalizada por Goggle: