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sábado, 24 de junio de 2017

M92 - Globular en Hercules

La noche del 27 de diciembre de 1777, Johann Elert Bode descubrió en Berlín el cúmulo globular que más tarde redescubriría Messier en 1781, y que catalogaría como M92. Como comenté en la entrada que le dediqué a la observación que hice de él con mi SC de 127mm, se puede considerar como el “otro” cúmulo globular de la constelación de Hercules. Y es que queramos o no, resulta muy difícil no caer en la tentación de relativizarlo al hacer una comparación con el magnífico M13.

Pero me resisto a no valorarlo como se merece.

Durante mi observación del 6 al 7 de mayo de 2017 con el SC de 235mm, después de disfrutar un buen rato con M13 -sí, lo reconozco, no pude evitar empezar por él- apunté hacia M92. Y a pesar que la Luna se encontraba brillando con potencia, iluminada en un 85% de su superficie, el globular ofrecía un aspecto que impresionaba.



Más pequeño que M13 y más afectado por la contaminación lumínica lunar, su núcleo se presentaba compacto, potente y resoluble. Una verdadera preciosidad. Éste se encontraba rodeado por un halo menos denso, también resoluble, y en las zonas más externas del globular percibí un buen número de estrellas desperdigadas por su alrededor. Era un cambio muy brusco, lo que me hizo plantear de nuevo el condicionante del brillo de la Luna. Tal vez, sin ella presente en el cielo, la diferencia de densidad estelar entre el núcleo y las zonas más alejadas de él no sería tan brusco como lo vi y como aparece en el dibujo que hice.

Sin duda, tengo que revisitarlo en una noche con condiciones más favorables.

Y la verdad es que en la actualidad, los aficionados no podemos quejarnos. Tan sólo hay que ver las notas que tomó Messier cuando lo observó por primera vez:

“Nebulosa, bella, notable y de gran luminosidad, entre la rodilla y la pierna izquierda de Hércules. Se ve muy bien con un telescopio de 1 pie. No contiene ninguna estrella. El centro es claro y brillante, rodeado de nebulosidad, y recuerda el núcleo de un gran cometa”.

Carta generada con Cartes du Ciel

viernes, 16 de junio de 2017

Solsticio de Verano - Stonehenge

Cuando estoy solo, en medio de la naturaleza, bajo un cielo nocturno plagado de estrellas, me doy cuenta de cómo pudieron llegar a sentirse nuestros antepasados ante una experiencia como esta. Una experiencia que, a diferencia de lo excepcional que a mí me resulta, para ellos formaba parte de su vida cotidiana.

Su existencia, su supervivencia, se encontraba íntimamente ligada a entender la relación entre nuestra especie y el entorno en el que vivimos.

En los albores de la civilización, era de vital importancia ser conscientes que esta mecánica celeste condicionaba el devenir de las estaciones, los periodos de siembra, de recolección, las épocas de migración de los animales… en definitiva, la vida.

Buscar las razones por las cuáles se producía este ciclo anual, dieron pie a supersticiones, mitologías, cultos y creencias, pero el constatar el tempo y predecir los acontecimientos estacionales de manera práctica, fueron el germen de la ciencia.

Hace unos 5.000 años, en lo que actualmente es el condado inglés de Wiltshire, en pleno periodo neolítico, empezó la construcción de lo que se considera uno de los primeros lugares donde el hombre plasmó su conocimiento sobre los eventos astronómicos, el crómlech megalítico de Stonehenge.


Incluso en nuestros días, a pesar de la tentación romántica de atribuirle una categoría de complejo observatorio astronómico, la realidad es que tan sólo se puede aseverar que “…el eje principal del monumento está alineado en la dirección de la salida del Sol el día más corto del año (solsticio de verano) o de la puesta en el día más corto (solsticio de invierno) y que quizá haya un alineamiento lunar, pero nada más” (1).

Sea como sea, estas piedras siempre me han atraído de una manera especial por lo que representan: La relación del Hombre con el Cosmos. Y el dibujo lo he hecho para compartir en el blog esos sentimientos que muchas veces aparecen cuando estamos observando el cielo estrellado, esos sentimientos que evocan una sensación de unión con los ancestros que empezaron a ser conscientes del mundo que les rodeaba.

(1) “El desafío del Universo” – Telmo Fernández / Benjamín Montesinos

viernes, 2 de junio de 2017

Fotografía de M13 el 6 de mayo de 2017

La noche del 6 al 7 de mayo, después de tres horas observando diferentes objetos con mi SC de 235mm, empecé ya a sentirme algo cansado, si añadimos que la Luna se encontraba brillando con fuerza en el cielo, decidí muy a mi pesar ir dando por concluida la sesión.

Pero no quería irme sin intentar ampliar mi modesta colección de fotografías de cielo profundo, así que mientras me dedicaba a ir recogiendo los bártulos, dejé la Nikon D5100 acoplada al telescopio apuntando hacia M13.

Este magnífico cúmulo globular lo estuve observando anteriormente y a pesar del condicionante lunar, me dejó tan impresionado que pensé que sería una buena opción para concluir la noche.

Cuando en junio de 2011 compartí en el blog mis primeros pinitos astrofotográficos, lo hice consciente de que su calidad era bastante discreta, pero quise subirlos por dos razones. La primera, por qué me hacía ilusión fotografiar por mí mismo estas maravillas celestes, y la segunda, para poder tener una referencia comparativa de mis inicios y mi futura evolución como fotógrafo.

Sé que no tengo el tiempo libre suficiente como para poder ir mejorando todo lo que me gustaría en este complicado subcampo de la afición que es la astrofotografía, pero por otro lado, veo que las dos razones que me movieron en su día a subir esas fotos, son perfectamente válidas hoy por hoy. Así que aquí dejo mi última versión de M13:

 
Este tipo de cúmulos globulares, brillantes y resolubles, me resultan especialmente complicados a la hora de fotografiarlos, ya que si quiero evitar que se queme el núcleo, no consigo captar las estrellas más débiles; y si quiero alcanzar estas magnitudes tan esquivas, el núcleo sufre y queda saturado.

En este caso, haciendo muchas exposiciones de tan sólo 5 segundos, creo que he conseguido un resultado bastante equilibrado que me ha dejado bastante satisfecho. Poco a poco, pasito a pasito veo que algo voy mejorando, y si uno disfruta con lo que está haciendo ¿qué más se puede pedir?