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viernes, 25 de julio de 2014

NGC6356 - Otro cúmulo globular en Ophiuchus

La noche del 21 de junio de 2014, aprovechando unos buenos cielos oscuros y mi SC de 235mm decidí visitar algunos globulares en la constelación de Ophiuchus. Empecé con NGC6284 y una vez acabé con él, dirigí mi atención hacia NGC6356.

Carta generada con Cartes du Ciel

El 17 de junio de 1784 William Herschel descubrió este cúmulo globular que podemos localizar, como he comentado, en la constelación de Ophiuchus. Se encuentra a unos 49.600 años luz de distancia, brilla con una magnitud visual de 8,2 y se presenta con un diámetro de unos 10’.

Se encuentra cerca de M9, y si nos apetece podemos hacer una pequeña comparación respecto a lo que observamos en uno y en otro. No hay que olvidar, sin embargo, que NGC6356 se encuentra alejado el doble respecto a nuestra posición y que su brillo desciende unas 0,2 magnitudes debido al polvo interestelar que se interpone entre el globular y la Tierra. También hay que tener en cuenta que NGC6356 presenta un diámetro real de 145 años luz, el doble que M9. Lo que hace la perspectiva.

Apunté el telescopio hacia el globular y, en cierta manera, me recordó a mi experiencia con NGC6284, pero en este caso, viendo un cúmulo de mayor tamaño.


Utilizando oculares que me proporcionan pocos aumentos y campo amplio, ya soy capaz de percibirlo sin tener que adaptar especialmente la vista a la oscuridad. Pero para sacar el mayor partido a la observación es preferible forzar un poco los aumentos (llego hasta 235x) e intentar acostumbrar lo mejor posible nuestra vista mientras tenemos el ojo pegado al ocular.

Empiezo apreciando un núcleo bastante compacto que poco a poco va viéndose envuelto por un halo delicado que va extendiéndose minuto a minuto. Intento resolverlo, pero al igual que me pasó con NGC6284, lo máximo que consigo es percibir un ligero crepitar en el núcleo. Más tarde leo que las estrellas más brillantes del cúmulo presentan una magnitud 15.

La constelación de Ophiuchus es rica en cúmulos globulares, y perderse una noche por sus inmediaciones saltando de un objeto a otro, escrutándolos individualmente y comparándolos unos con los otros, es todo un espectáculo.

NGC6356 (Simbad/Aladin)

sábado, 19 de julio de 2014

NGC6284 - Globular en Ophiuchus

La noche del 21 de junio de 2014, aprovechando unos buenos cielos oscuros y mi SC de 235mm decidí visitar NGC6284.

Descubierto el 22 de mayo de 1784 por William Herschel este cúmulo globular situado a unos 49.900 años luz de distancia en la constelación de Ophiuchus, se extiende unos 6,2’ y brilla con una magnitud visual de 8,9.

Carta generada con Cartes du Ciel

Aprovechando que estamos por la zona, recomiendo no perderse 26 Ophiuchi, una excelente estrella doble de perspectiva, ideal para prismáticos, o para el buscador del telescopio, compuesta por una principal de magnitud 5,7 y clase espectral F2V, que veo con un color blanquecino; y una compañera que brilla con mag. 5,9 que con su clase espectral M3 II ofrece un bonito color amarillo-anaranjado que contrasta perfectamente con 26 Oph.

Presenta un ángulo de posición de 203º y una generosa separación de 404”. Lo que digo, ideal para prismáticos. Y una vez localizada, para quien no disponga de sistema “goto”, tan sólo deberá desplazar el tubo 1º al nordeste de 26 Ophiuchi para encontrar el globular NGC6284.



No es un globular especialmente grande en cuanto a tamaño, y a pesar de ello, ya con los oculares de 26mm y 16mm lo veo sin ningún problema. De todas maneras, es preferible forzar aumentos.

No me resulta fácil su observación, pero es posible que esta apreciación sea debida a las condiciones de la noche. El globular no se eleva demasiado encima del horizonte (calculo unos 20º) y la transparencia de la atmósfera tampoco es precisamente cristalina.

En un primer vistazo a 235x aprecio una bolita redondeada, menuda, algodonosa, no demasiado definida. Me tengo que concentrar para adaptar mejor la vista a la oscuridad para comprobar que su forma ya no es tan uniformemente redonda, sino que presenta unos límites poco concretos.

Intento resolver algunas estrellas de su núcleo, pero si tengo que ser sincero, no lo consigo. Tan sólo noto el típico crepitar estelar que ofrecen muchos cúmulos globulares que se encuentran en la fina línea que separa lo irresoluble de lo resoluble.

El núcleo percibo un poco más marcado que la periferia, no demasiado, pero sí lo suficiente como para diferenciarse.

¿Se puede ver NGC6284 mejor? Apostaría a que sí, pero con las condiciones de la noche, no he podido exprimirlo más. Intentaré volver a él, por lo menos cuando se encuentre un poco más alto en el cielo.

Aladín

Y para acabar, ya que estamos, no dejemos de visitar M19, un espectacular globular situado a 1,5º al sur de NGC6284.

lunes, 14 de julio de 2014

Marte y Saturno, primera luz planetaria de la ASI120MM

Hace unos meses, después de leer comentarios muy positivos acerca de las cámaras ASI de ZWO y ver algunas fotos hechas con ellas de algunos planetas y la Luna, decidí comprar una ASI120MM con su correspondiente rueda de filtros y los filtros LRGB propiamente dichos.

Muchos son los que aconsejan comprar una cámara mono basándose en el argumento de considerarlas bastante más sensibles que sus equivalentes a color.

Al fin y al cabo, con una mono y un juego de filtros, con un procesado posterior, también pueden conseguirse buenas fotos en color.





El caso es que el pasado 11 de julio de 2014, con el SC de 127mm montado en el balcón de mi casa, con unas turbulencias bastante considerables, decidí tomar las primeras fotografías de Marte y Saturno en color utilizando mi nueva ASI120MM y los filtros LRGB.

La idea era ver si era capaz de sacar algo en color. No soy demasiado hábil con la fotografía y los programas de procesado de imágenes, pero por ser una primera intentona, acabé bastante satisfecho con los resultados.

Este es Marte:



Y este, Saturno:



No utilicé la barlow x2, ya que me costaba horrores enfocar correctamente los planetas por culpa de la turbulencia atmosférica, y me limité a poner la ASI120MM a foco primario del telescopio.

Para tomar los vídeos utilicé el programa AMCAP, que viene con la cámara. Es muy sencillo, pero para unas primeras pruebas, más que suficiente. Fueron cuatro vídeos por planeta, utilizando cada vez un filtro diferente: el L (Luminancia), el R (Rojo) el G (Verde) y el B (Azul).

Mediante el programa “Castrator”, seleccioné sólo la zona de interés de cada vídeo, es decir, recorté los vídeos centrando el planeta y desechando cielo negro que no aporta más que problemas a la hora de tratar los vídeos.

Para apilarlos me decidí por el Autostakkert 2, para posteriormente procesarlos con los “wavelets” del Registax 6.

A continuación con el Fitswork hice algunos ajustes y acoplé las cuatro imágenes LRGB consiguiendo de esta manera la foto final en color.

Y para acabar, unos pequeños retoques con el Photoshop.

Más adelante, si veo que voy dominando un poco la técnica, intentaré subir un tutorial con todos los pasos más detallados. Si no se ha hecho nunca y no tenemos algún compañero que nos guíe, pasar de tomar las fotos directamente a color a hacerlo en mono utilizando los filtros, puede resultar un poco complicado al principio.

viernes, 11 de julio de 2014

IC1295 - Planetaria en Scutum

A tan sólo 24’ al este-sudeste del espectacular cúmulo globular NGC6712, en la constelación de Scutum, es probable que no veamos nada especial. Por lo menos hasta que tengamos la vista bien adaptada a la oscuridad y acoplemos un filtro OIII a nuestro ocular. Entonces, como por arte de magia, aparecerá IC1295, una bonita planetaria perteneciente a la misma constelación.

Bonita, sí, pero que demanda cielos oscuros, el uso de filtro y una concienzuda adaptación visual.

IC1295 se encuentra situada a unos 3.300 años luz de distancia, brillando con una magnitud visual de 12,5 y extendiéndose en el cielo unos 1,7’x1,4’. De todas maneras, que no nos engañen estos datos, su brillo superficial se encuentra muy diseminado por lo que, como he comentado, no es nada fácil percibirla.

Fue descubierta el 28 de agosto de 1867 por Truman Henry Safford, pero no fue hasta 1919 que fue definitivamente identificada como nebulosa planetaria por Heber Doust Curtis.

El pasado 20 de junio de 2014, disfrutando de unos cielos oscuros y de mi SC de 235mm decidí ir a la caza de esta planetaria.

Apunté hacia la zona donde debería encontrarse IC1295 con el ocular de 25mm (94x). El campo estelar que vi era realmente espectacular, pero de la nebulosa, ni rastro. Lo primero que pensé es que no podía perder gran cosa si no la veía, siempre podía echar un vistazo a NGC6712. Pero en seguida aparté estos pensamientos de mi cabeza, el objetivo de la noche era la planetaria.

Dediqué unos buenos minutos a adaptar la vista a la oscuridad, pero nada. Finalmente, opté por rebuscar en el maletín donde guardo los oculares y demás accesorios, saqué el filtro OIII y lo acoplé al ocular Nagler de 16mm como último recurso.

Vuelvo a adaptar la vista lo mejor que puedo, y a medida que voy notando la presencia de IC1295, va también formándose una sonrisa en mis labios. Ahí está la condenada.


Una manchita difusa, evanescente, delicada, con un tamaño considerable, de forma redondeada, aunque un poco irregular en sus límites externos… que desaparece en el momento que se me ocurre quitar de nuevo el filtro OIII.

Otro objeto que justifica la compra de este filtro.

La pena es lo de siempre, sin filtro, nada de nebulosa; con filtro, nebulosa, pero desaparición de las estrellas más débiles del campo del ocular.

Fijándome un poco percibo una estrella muy débil dentro de la nebulosa. Me llama la atención por qué no se encuentra en el centro de ella, sino desplazada un poco lateralmente. Sabiendo que la estrella central, causante de la nebulosa, brilla con una magnitud cercana a la 15 y la posición lateral de la estrellita que veo, deduzco que se trata de una estrella superpuesta a IC1295.

Cansado de forzar la vista, decido echar un rápido vistazo a NGC6712, a M26 y a M11. Ha valido la pena el esfuerzo: éxito con el reto de la noche y unos espectaculares vecinos para compensar.

Buscando información sobre IC1295 me he encontrado con esta fantástica fotografía tomada por el VLT (Very Large Telescope) de ESO, que se encuentra en Cerro Paranal, en el desierto de Atacama en el norte de Chile:

European Southern Observatory

Y también este vídeo:

http://www.eso.org/public/spain/videos/eso1317a/

Es impresionante la tonalidad verdosa que ofrece resultado del oxígeno ionizado. Y no menos destacable son las múltiples capas que se ven, que le confieren un aspecto que muchos comparan con el de una célula.

Sea como sea, si disponemos de cielos oscuros y de un filtro OIII, vale mucho la pena visitar IC1295.

lunes, 7 de julio de 2014

2014-07-05 - Conjunción Vesta-Ceres desde ciudad

El mes de diciembre de 2013, aunque parezca mentira, tuve mi primera experiencia con mi SC de 127mm observando desde Barcelona ciudad. Hasta ese momento siempre había observado desde cielos semiurbanos o rurales, nunca había sentido la más mínima inquietud de sacar el telescopio en plena ciudad, supongo que por tener una idea de lo que podía esperarme en base a experiencias de otros compañeros de afición.

La vida da muchas vueltas, y desde ese mes de diciembre ya sólo dispongo de la posibilidad de observar desde el buen cielo de mi pueblo… o desde la misma Barcelona.

Una noche de invierno vi que Orión estaba a la vista y con las dudas del primerizo, monté el telescopio en el balcón (por suerte, dispongo de balcón y vista despejada hacia la zona suroeste-oeste) y apunté hacia la Nebulosa de Orión, M42.

La experiencia me dejó marcado. Solamente decir que nunca en mi vida había visto las cuatro estrellas del Trapecio sin ningún tipo de nebulosidad que las rodease. Se presentaban como una aparición surgida de la nada. En ese instante fui realmente consciente del daño que hace la contaminación lumínica en las grandes ciudades y lo que sus habitantes, sean conscientes o no, llegan a perderse.

Y no digo nada de las terroríficas turbulencias atmosféricas que sufrí.

Tal fue mi impresión que hasta hace unos días no me planteé volver a sacar el telescopio al balcón y fue debido a que me comentaron que el 5 de julio de 2014 se produciría una conjunción no demasiado habitual. Sus protagonistas, en la actualidad, están considerados como un planeta enano (Ceres) y un asteroide (Vesta).

En cierta manera, estaba esperanzado en poder disfrutar de esta conjunción al no estar involucrado ningún objeto difuso de cielo profundo, así que después de ser testigo de una bonita puesta de Sol, he empezado a instalar el SC de 127mm en el balcón.

Cuando el cielo ya está lo suficientemente oscuro me doy cuenta que la noche es noche de conjunciones. Enfrente mismo veo una orgullosa Luna justo en cuarto creciente, con un rojizo Marte a su lado y un poco más allá, formando un triángulo, Spica, la Alpha de la constelación de Virgo.



Pero la verdadera e interesante conjunción es la de Vesta y Ceres. Así que apunto el telescopio hacia el lugar donde deben encontrarse (bendito sistema “goto” cuando se observa desde ciudad) y ya en un primer momento, poniendo el ojo en el ocular puedo ver la tríada que forman Vesta (magnitud 6,2), Ceres (mag. 7,4) y la estrella HIP65879 (mag. 7,8).

Adaptando lo mejor que puedo la vista y con gran esfuerzo puedo llegar a distinguir dos estrellas cerca de las inmediaciones de Ceres que brillan con magnitud alrededor de la 10. Lo que hasta ahora para mí eran estrellas “brillantes”, desde ciudad se han convertido en estrellas complicadas. En fin, hay que adaptarse siempre a las condiciones que tenemos.

Vesta lo aprecio de un color blanco, un blanco muy marcado y señorial. Destaca por méritos propios en el campo del ocular de 25mm (50x), siendo el punto más brillante que aparece en él.

Ceres lo veo más débil, con un color blanquecino, pero con cierta tendencia al azul celeste metálico. Curiosamente, sin embargo, lo noto menos brillante que la estrella HIP65879, aunque las magnitudes de las que dispongo indican que debería ser al contrario.

Este es el dibujo que hice:



Misión cumplida.

Cuando acabo observo un rato la Luna, Marte y Saturno, y al final me animo con algunas dobles brillantes, como 24 Com, con un bonito contraste de color amarillo y azul y 35 Com, con mucha diferencia de brillo entre componentes, la principal de color crema y la secundaria azulada.

Envalentonado apunto hacia Cor Caroli, que debido a la posición en la que se encuentra en el cielo ya me resulta un poco más complicada, pero como siempre, nunca decepciona.

Termino en medio de sensaciones encontradas. Por un lado contento, he podido disfrutar de una bonita y no demasiado habitual conjunción de un planeta enano y un asteroide; he hecho una atractiva excursión por el terminador lunar en el cuarto creciente; he visitado Marte y Saturno y, finalmente he vuelto a hacer una pequeña sesión doblística. Pero por otro lado, he intentado “intuir” algunas de las galaxias más brillantes de Virgo y Coma Berenices y nada, como si estas dos espectaculares constelaciones que tanto impresionan en un cielo oscuro, fueran realmente dos solares desolados.

Dejo finalmente el telescopio en el maletín y pienso, “qué ganas tengo de volver al pueblo”.

viernes, 4 de julio de 2014

NGC5466 - Espectacular, pero exigente globular en Bootes

NGC5466 es un cúmulo abierto situado en la constelación de Bootes, con una magnitud visual de 9,2 (en mi opinión después de observarlo, lo veo como un valor muy optimista) y que presenta un diámetro que se extiende a lo largo de unos 11’.

Fue descubierto el 17 de mayo de 1784 por William Herschel y se trata de uno de los cúmulos globulares de nuestra galaxia más pobres en cuanto metalicidad, siendo también uno de los menos luminosos.

Imagen de Simbad/Aladin

En base a ello podría considerarse como el “patito feo” de los cúmulos de la Vía Láctea, pero en realidad se trata de un globular muy peculiar.

Situado aproximadamente a unos 52.000 años luz de la Tierra, su posición actual respecto al centro de la galaxia se estima en 130.500 años luz. Pero lo curioso es que debido a una órbita muy excéntrica, se ha calculado que hace 50 millones de años, este globular se encontraba a tan sólo 26.000 años luz del centro galáctico.

¿Quién dice que el cielo es inmutable? El único problema es que la escala temporal que abarca la vida humana no es comparable con la del Cosmos.

Según recientes investigaciones, se ha llegado a la conclusión que este paso tan cercano pudo provocar una significante pérdida de estrellas debido a la baja masa y poca concentración estelar que presentaba NGC5466, dándole el actual aspecto que ofrece.

Pero las peculiaridades de este cúmulo globular no acaban aquí.

La Vía Láctea, al igual que otras grandes galaxias espirales, suele absorber a galaxias satélites más pequeñas que con el tiempo va atrapando gracias a sus predominantes fuerzas gravitacionales. Durante el proceso, la estructura de la galaxia que es absorbida se va deformando dejando a lo largo de su órbita lo que se conoce como “corrientes de estrellas”, o “ríos de estrellas”; o en inglés “tidal streams”, o “tidal tail”. Líneas de estrellas que se van “desprendiendo” de la galaxia absorbida que no es capaz de mantenerlas en su zona de influencia al verse superada por la fuerza de atracción de la galaxia absorbente, en este caso, la Vía Láctea.

En nuestra galaxia se han descubierto más de una quincena de estos regueros estelares, fruto de la acreción o asimilación de galaxias satélites enanas, pero también, el origen de algunos de ellos no es galáctico, sino que es fruto del mismo proceso pero cuyo origen no es una galaxia satélite, sino un cúmulo globular.

Pues bien, en 2006 se publicó un estudio elaborado por V. Belokurov, N. W. Evans, M. J. Irwin, P. C. Hewett y M. I. Wilkinson donde expusieron el descubrimiento de una corriente de estrellas muy viejas procedentes de NGC5466.

Esta corriente estelar es consecuencia de la aproximación tan extrema al núcleo de la Vía Láctea hace 50 millones de años que comentaba al principio. Y este reguero de estrellas se extiende en la actualidad por unos 60.000 años luz, que abarcan unos 45º en el cielo, desde la constelación de Bootes hasta la de Ursa Major.

Lástima que en visual no seamos capaces de percibir estos ríos estelares. De poder hacerlo sería realmente espectacular, tal cual viéramos un cometa con una larga cola.

La noche del 20 de junio de 2014, disfrutando de unos cielos oscuros y de mi SC de 235mm decidí apuntar hacia NGC5466. No es un globular demasiado conocido y observado por los aficionados y, sinceramente, no sabía qué podía esperar de él.

Después de estar un rato observándolo y preparándome ya para dibujar lo que veo y comentarlo, una sola palabra me viene a la cabeza: “bárbaro”.



Creo que desde que observo por un telescopio no había visto nada parecido, no había tenido la experiencia que he vivido con este globular.

Lo primero, un aviso: cielos bien oscuros y telescopios de buena abertura son condiciones ineludibles para disfrutar de NGC5466.

En un primer momento, pongo el ojo en el ocular y no veo absolutamente nada de nada. Un poco con la mosca tras la oreja levanto la cabeza y miro hacia la constelación de Bootes y, efectivamente, una manada de nubes que esta noche van desplazándose por el cielo al son del viento que sopla, se encuentra en estos momentos en la zona donde intento localizar NGC5466.

Se me escapa un suspiro de resignación y me espero unos instantes a que vuelva a despejarse la zona. Pongo de nuevo el ojo en el ocular, a 94x, y continúo sin ver nada que se asemeje a un globular. Aunque ahora sí, hacia la periferia del campo de visión veo alguna que otra estrella.

Pues bien, aguanto un poco y de repente, en el centro mismo del ocular percibo como una mancha difusa y algodonosa. No se trata de ninguna nube rezagada, es NGC5466.

Una vez cazado, fuerzo los aumentos hasta los 146x, repito el procedimiento de adaptación de la vista a la oscuridad y no puedo evitar soltar una exclamación de admiración. Utilizando la visión lateral veo una nebulosidad extensa, muy extensa y a lo largo y ancho de su superficie, incluso más allá, veo aparecer puntitos estelares. Débiles, pero perfectamente identificables. Calculo que deben rondar la magnitud 12.

Es sencillamente espectacular, muy complicado de observar, pero espectacular.

Continúo adaptando la vista y a los puntitos que ya percibía anteriormente, se suman otros que, ahora sí, me resulta muy complicado concretar su posición exacta. Para hacer el dibujo, opto por un mixto: marco las estrellas que veo claras en su lugar correspondiente y punteo otras en zonas aleatorias que proporcionar de manera más fidedigna la impresión que tengo al mirar por el ocular.

Animado, fuerzo hasta los 235x y aunque la noche no acompañe en exceso, me quedo sin palabras. La manchita del globular ocupa ahora todo el campo del ocular y las débiles estrellitas que iban moteándolo, ahora se perciben mucho mejor. Un fondo nebuloso con un brillo uniforme donde por toda su extensión se aprecian puntitos estelares bien definidos. Se me hace la boca agua y disfruto un buen rato con esta visión tan peculiar.

El único inconveniente a estos aumentos es que al ocupar todo el campo del ocular, la sensación de “globular” desaparece en cierta manera al perder la perspectiva con el entorno. Es por esto que al final he preferido hacer el dibujo de lo que veía con 146x.

Cuando acabo levanto la cabeza hacia el cielo y descanso un poco la vista. NGC5466 es un globular que impresiona, tanto por lo que he disfrutado en visual, como por lo que he podido leer acerca de él. Eso sí, exigente, muy exigente. Seguro que volveré a observarlo en otra ocasión.

miércoles, 2 de julio de 2014

200.000 visitas a "La Orilla del Cosmos" - Muchas gracias a todos.

El 2 de marzo de 2009 publiqué la primera entrada del blog "La Orilla del Cosmos":

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/03/una-breve-presentacion.html

En ella explicaba mis principales motivaciones a la hora de crear este blog y lo que esperaba llegara a ser con el tiempo. Pues bien, ni en mis expectativas más optimistas me había planteado que al cabo de los años, en concreto el 1 de julio de 2014, llegaría a la bonita cifra de 200.000 visitas.

En este tiempo he ido creciendo como astrónomo aficionado, tanto en lo que respecta en experiencia observacional como en la mejora y ampliación de mi equipo. También ha habido altibajos, sea por cuestiones personales, sea por imponderables meteorológicos, pero lo cierto es que, como he podido comprobar personalmente, una vez enganchado a esta afición resulta prácticamente imposible abandonarla por completo.

Habrá épocas de mayor o menor actividad, pero ese cosquilleo interior cada vez que leemos noticias sobre astronomía, compartimos experiencias con otros aficionados o miramos el cielo sea a simple vista, con prismáticos o con cualquier telescopio, no se pierde nunca.

Llegados a este punto quiero agradecer a todos vosotros, los que con vuestras visitas regulares o puntuales a "La Orilla del Cosmos" habéis compartido conmigo todos estos momentos a pie de telescopio. Vuestros comentarios, vuestras experiencias y reflexiones, vuestros ánimos o simplemente la lectura que hacíais de cada nueva entrada del blog me han acompañado todos estos años, y esto es una de las cosas que más valoro a la hora de hacer balance. Muchas gracias a todos.

Esperemos que el futuro nos depare más momentos de disfrute observacional, que el tiempo nos respete, que la contaminación lumínica disminuya, permitiéndonos recuperar nuestro cielo, que podamos mejorar nuestros equipos observacionales, y sobretodo, que mantengamos y aumentemos las amistades creadas gracias a esta bonita afición.