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miércoles, 31 de julio de 2013

NGC6293 - Cúmulo globular en Ophiuchus

La noche del 6 de julio de 2013 resultó ser una muy buena noche de observación. Cielos oscuros, mi SC de 235mm, sin Luna, completamente despejado, un “seeing” estimado de 4/5 (Siendo 5=óptimo), exprimiendo objetos que hasta ese momento se me habían resistido… en definitiva, poco más podía pedir. O por lo menos eso pensaba.

Hacia las 23h 20m T.U. (01h 20m T.L.) ya hacía unas tres horas que había empezado con la sesión de observación, instalación del telescopio incluida, y el caso es que ya me notaba un poco cansado. Me levanté del taburete desde el que suelo observar y dibujar, apagué la linterna, cerré unos instantes los ojos y reflexionando sobre el inexorable y rápido paso del tiempo (antes no me cansaba tanto observando…) estiré un poco mi agarrotado cuerpo y empecé a observar el cielo a ojo desnudo.

Primero dirigí mi vista hacia el sur, donde fui reconociendo las constelaciones de Sagittarius y Scorpius, con una Antares que poco a poco se iba acercando hacia el horizonte y que brillaba con una potencia hipnótica.

Oí el lejano ladrido de un perro que poco a poco se tranquilizó y volvió a reinar el silencio. Un silencio que sólo se veia alterado por el croar de las ranas de las balsas de riego cercanas.

En el zenit el “triángulo de verano” formado por Vega, Deneb y Altair. La Vía Láctea atravesando el cielo sobre mi cabeza perdiéndose por la zona norte fundiéndose con la “W” de Cassiopeia.

La cabeza de Draco bien erguida y Hercules mostrando orgulloso toda su fuerza…

Después de cinco minutos de contemplación, habiendo recargado los ánimos, cogí la libreta de “objetos pendientes de observar” y me fijé en NGC 6293, un cúmulo globular de Ophiuchus. Apunté el telescopio hacia él, volví a sentarme en el taburete, respiré hondo y puse el ojo en el ocular.

NGC6293 se encuentra en un campo estelar bastante pobre, no tanto por la cantidad de estrellas como por su poca magnitud. Pero en este caso, teniendo en cuenta que el protagonista de la observación debe ser el globular, esto resulta ser una virtud.

Este es el dibujo que hice a 146x:


En un primer vistazo el globular se veía perfectamente presente, con un núcleo compacto y marcado. A medida que fui adaptando mejor la vista a la oscuridad fue apareciendo un halo a su alrededor, irregular, más evanescente que el núcleo. Sin duda, este contraste proporciona un evidente atractivo.

Pero no queda aquí la cosa. Utilizando la visión lateral, puedo ver cómo aparecen algunos puntitos estelares tanto en el núcleo como en alguna zona del halo que lo envuelve.

Descubierto el 24 de mayo de 1784 por William Herschel, NGC6293 brilla con una magnitud de 8,2, se extiende en un diámetro aproximado de cielo de 7,9’ y se encuentra a unos 27.400 años luz de distancia.

En definitiva, un cúmulo globular exigente, pero agradecido, cosa que no todos los globulares complicados pueden ofrecer.

domingo, 28 de julio de 2013

NGC6894 - Nebulosa Planetaria en Cygnus

Cuando hablamos de nebulosa planetaria anular, por poco que tengamos cierta experiencia de observación nos viene a la cabeza la maravillosa M57.

Y suerte tenemos de ella. Fácil de localizar, brillante, evidente y espectacular. Y digo que suerte tenemos de ella porqué hasta el momento, todas las otras planetarias anulares que he intentado observar han resultado un verdadero reto, siendo el resultado final una ligera y esforzada sensación de anularidad.

El último caso con el que me he encontrado ha sido NGC6894, una planetaria anular de magnitud visual estimada de 12,3 y un diámetro de 42”. Situada en la constelación de Cygnus, a unos 5.000 años luz de distancia, fue descubierta el 17 de julio de 1784 por William Herschel.

El 6 de julio de 2013, 229 años más tarde… aprovechando unos cielos oscuros, sin la presencia de la Luna y con una estabilidad atmosférica realmente buena, pude apuntar mi SC de 235mm hacia ella. Este es el dibujo que hice a 146x después de un buen rato batallando con ella:


Hay que reconocer que no es un objeto fácil, y sobre todo si lo comparamos con M57, pero sí que resulta agradecida si tenemos la suficiente paciencia para estar un buen rato intentando exprimir todo lo que puede ofrecer.

Si no tenemos la vista bien adaptada a la oscuridad, nada más poner el ojo en el ocular comprobamos que de la planetaria, ni rastro. Pero a la que adaptamos la vista, aparece una manchita redondeada, tenue, difusa, eso sí, de brillo homogéneo sin nada que sugiera su naturaleza anular.

Aquí acabaría una visita rápida de la planetaria por parte de un observador inquieto que no suele dedicar más de dos minutos a disfrutar de un objeto. Sin embargo, como he comentado antes, con un poco de paciencia e insistencia, van saliendo a la luz detalles que hasta ahora permanecían escondidos.

El campo estelar donde se encuentra enmarcada es rico, como corresponde a una zona encastada en plena Vía Láctea, pero lo mejor es dejar un poco de lado el festival de colores estelares que se presenta y continuar centrando nuestros esfuerzos en NGC6894.

Hace ya unos minutos que he apagado la linterna roja después de dibujar las estrellas más brillantes que aparecen en el campo del Nagler de 16mm, con lo que tengo la vista perfectamente adaptada. Miro con visión lateral (de reojo) y por momentos, la manchita redondeada blanquecina, evanescente, extremadamente tímida y vaporosa, muestra, por fin su anularidad. Por pequeños instantes veo la zona central algo menos brillante que la zona externa. No se trata de un círculo perfecto bien definido, sino una parte en el interior de la planetaria que aparece menos marcada.

Es una percepción que resultará más fácil a observadores con experiencia y más complicada a quien no esté acostumbrado a batallar con débiles manchitas blanquecinas que muestran tímidos detalles. Sea como sea representa una buena experiencia tanto para unos como para otros.

A partir de aquí decido probar con los filtros. El OIII no ayuda demasiado, sin embargo el UHC ofrece un mayor contraste entre las partes más marcadas y las menos brillantes de NGC6894.

En conclusión, esta planetaria nos decepcionará si insistimos en hacer comparaciones con M57. NGC6894 siempre saldrá perdiendo, pero si tomamos su observación como un reto resultará un excelente objeto que nos proporcionará un rato muy agradable a pie de telescopio. Eso sí, imprescindible cielos oscuros y un telescopio de buena abertura.

domingo, 21 de julio de 2013

NGC6144 - Cúmulo globular en Scorpius

No es la primera vez que me encuentro con un objeto de cielo profundo eclipsado por la espectacularidad de algún vecino, pero el caso de NGC6144 es verdaderamente desalentador. Este cúmulo globular situado en la constelación de Scorpius se encuentra a 40’ al noroeste de Antares (Alpha Sco), una supergigante roja de clase espectral M1.5Iab-b que con su color anaranjado y magnitud 1,09 es la reina de la constelación. Y no sólo eso, también a 1º de él podemos disfrutar del magnífico globular M4.

La noche del 5 de julio de 2013 decidí apuntar mi SC de 235mm hacia esta zona con el objetivo de observar por primera vez NGC6144. La de veces que he visitado M4 y Antares y nunca me había planteado hacerlo.

Al tener un SC con “goto” no suelo observar demasiado por el buscador 6x30 que tengo, pero esta vez, conociendo el bonito campo que presenta esta parte de cielo decidí empezar la observación con él:


He marcado con una cruz la posición en la que se encuentra NGC6144, pero para ser sincero, lo único que veía ahí era la cruz del buscador. Antares sin embargo se apreciaba majestuosa con su precioso color bien marcado y M4 como una manchita redondeada perfectamente visible.

NGC6144 se encuentra afectado de lleno por la nube de polvo de Rho Ophiuchi, una región de formación estelar que se sitúa a unos 450 años luz del globular. Esto implica que su brillo se vea amortiguado por ella y que no lo percibamos con la intensidad que lo veríamos si esta nube de polvo no se interpusiera entre NGC6144 y nosotros.

Una de las primeras cosas que aprendemos en esta afición es que los objetos que observamos, a pesar de verlos juntos en una zona del cielo, no implica que se encuentren a la misma distancia de nosotros. Un buen ejemplo lo tenemos aquí. Antares se lo tenemos a 604 años luz, M4 a 5.600,  la nube de polvo de Rho Oph a unos 460, y finalmente, NGC6144 a 27.700 años luz. Algo en lo que reflexionar mientras estamos disfrutando de esta espectacular zona.

Un bonito espectáculo a través del buscador 6x30, pero que escondía el objetivo principal de la noche, que no era otro que el esquivo globular NGC6144.

Empieza la caza.

En todos los años que hace que observo con telescopio, nunca había tenido una experiencia observacional como la que tuve con este globular. En mi libreta de “objetos pendientes a observar” había anotado escuetamente: “NGC6144, globular resoluble a 40’ de Antares”, por lo que cuando a 94x en un primer momento no soy capaz de percibir nada que se parezca a un cúmulo globular, me entran dudas sobre si estoy apuntando hacia el lugar correcto. Vuelvo a utilizar el buscador y compruebo esa es la zona.

Apago la linterna roja, cierro unos instantes los ojos para poder adaptar lo mejor posible la vista a la oscuridad, pongo el ocular Nagler de 16mm (146x) y vuelvo al ataque. La noche  es excelente, estoy observando desde cielos oscuros y con el SC de 235mm, por lo que si no soy capaz de ver NGC6144 hoy, dudo que pueda verlo ninguna otra noche.

Mientras estoy pensando esto noto que justo al lado de una de las estrellas que aparecen en el campo del ocular va emergiendo de las profundidades una manchita redondeada, muy tenue y delicada que, poco a poco va haciéndose más evidente y algo irregular. Y no sólo esto, sino que utilizando la visión lateral, por momentos permite ver en su interior puntitos estelares débiles, muy débiles (se estima que la magnitud más brillante de las estrellas que forman NGC6144 no pasa de la 13).

En unos pocos instantes he pasado de no ver nada a notar con claridad la presencia del globular y resolverlo. A menudo, adaptando mejor la vista a la oscuridad paso de no ver a ver los objetos difusos que busco, pero una mejora tan espectacular como con NGC6144, no había tenido ocasión de experimentarla hasta esta noche.

Llegados a este punto, decido finalmente dibujar lo que veo:


Es volver a encender la luz roja y desaparecer como por arte de magia el globular. Evidentemente, no es M4, pero tiene un encanto especial que lo hace único. Si la abertura de nuestro telescopio y las condiciones de la noche y el cielo nos lo permite, vale la pena batallar un poco para disfrutar de este precioso y fantasmagórico cúmulo globular.

domingo, 14 de julio de 2013

NGC6717 - Palomar 9 - Cúmulo Globular en Sagittarius

Es bien cierto que se sabe cuándo y dónde empieza uno el camino, pero nunca se sabe a ciencia cierta dónde ni cuándo concluirá. Esto me ha ocurrido a mí durante la noche del 6 de julio de 2013 que empecé observando NGC6717, un débil cúmulo globular en la constelación de Sagittarius y terminé leyendo la historia del Palomar Observatory Sky Survey (POSS).

En la década de los años 50 del siglo pasado la “National Geographic Society” subvencionó al “California Institute of Technology” un proyecto que tenía como objetivo elaborar un conjunto de placas fotográficas que abarcaran todo el cielo visible en el Hemisferio Norte (originariamente desde el Polo Norte hasta la declinación -24º).

La tarea fue encomendada al Observatorio Palomar donde se utilizó el telescopio Samuel Oschin de 48” (1,2m) para realizar un total de 1,872 fotografías de 14" x 14". La primera se tomó en noviembre de 1949, pero la mayor parte de las placas fueron tomadas durante 1956. Quedó un 1% de lo previsto pendiente y por una u otra razón no se  terminó con la empresa hasta el 10 de diciembre de 1958.

De esta manera se pudo completar el Palomar Observatory Sky Survey (POSS-I), trabajo que podemos disfrutar actualmente, junto con otros catálogos, en la herramienta de Aladin (http://aladin.u-strasbg.fr/java/nph-aladin.pl) y que sirvió, entre otras muchas cosas para elaborar un completo catálogo galáctico, el descubrimiento de nuevos cúmulos globulares, planetarias, galaxias enanas compañeras de nuestra galaxia, la fusión y la interacción entre galaxias, las primeras identificaciones ópticas de fuentes de radio y cuásares…

Un grupo de astrónomos, entre los que destacaban Edwin Hubble, Walter Baade, Fritz Zwicky, Halton Arp y George Abell, se dedicaron a analizar las placas tomadas por el Observatorio Palomar y una de las cosas que descubrieron fueron 13 cúmulos globulares (aunque algunos ya eran conocidos) que posteriormente George Abell compendió en un listado al que más tarde se añadirían dos objetos más.

De esta manera se elaboró el catálogo Palomar de cúmulos globulares:


Para los que nos dedicamos a la observación astronómica y sólo disponemos de los típicos telescopios de aficionado que no suelen ir más allá de los diámetros de 11”, los globulares incluidos en este listado se escapan en su mayoría a nuestras posibilidades de percepción. Sin embargo, un proyecto interesante para los que se dedican a la astrofotografía sería intentar cazar estos 15 cúmulos globulares que forman el catálogo Palomar.

Un buen ejemplo de lo satisfactorio que puede ser realizar este proyecto es el fantástico  trabajo realizado por Xavier Bros:

http://www.anysllum.com/C%FAmulos%20Palomar%20Bros.pdf

Pero esto, de momento, se escapa un poco de mis capacidades actuales, por lo que voy a intentar centrarme en mi objetivo original.

Como comentaba, la noche del 6 de julio de 2013 decidí apuntar hacia NGC6717, y lo que vi hizo que estuviera casi media hora disfrutando de su observación. Este es el dibujo que hice con el Nagler de 16mm (146x) acoplado al SC de 235mm:


Estas fueron las notas que tomé a pie de telescopio:

Vale la pena utilizar un ocular que nos dé unos aumentos medios junto a un gran campo, como puede ser el Nagler de 16mm, de esta manera podremos disfrutar de las estrellas amarillo-anaranjadas Nu1 y Nu2 Sgr. Potentes y espectaculares, estas dos estrellas son un espectáculo en sí mismas observadas con unos sencillos prismáticos 10x50.

Nu1 Sgr (HIP92761), arriba a la derecha en el dibujo, es una estrella de clase espectral K1II que brilla con una magnitud de 4,86 y que está catalogada como doble. En el WDS aparece como BU1033, pero a los aumentos con los que he dibujado la zona no me es posible ver este par formado por la principal y la secundaria situada a 2,5” y de magnitud 10,8. Sin embargo, la que sí está a mi alcance y que he podido disfrutar es el par HJ5072 AC, constituido por Nu1 Sgr y una secundaria con una separación más cómoda de 27,5”, un ángulo de posición de 59º y unas magnitudes de 4,86 y 11,2.

Nu2 Sgr  (HIP92845) de clase espectral K1Ib/II y magnitud 4,99 es la estrella que nos sirve de perfecta referencia a la hora de localizar NGC6717. Perfecta referencia, pero también perfecto inconveniente por culpa de su excesivo brillo a la hora de exprimir el globular.

De todas maneras, esta noche tan sólo poner el ojo en el ocular puedo percibir perfectamente al lado de Nu2 Sgr una pequeña manchita ovalada y difusa. Si no supiera que es un globular, me hubiera podido pasar lo mismo que a su descubridor, William Herschel, que el 7 de agosto de 1784 lo definió como “Tres estrellas muy pequeñas con sospechosa nebulosidad”. Bueno, de hecho yo sólo he percibido dos estrellitas embebidas en una nebulosidad ovalada, estrellitas que no pertenecen al cúmulo propiamente dicho.

Pero curiosamente, cuando adapto mejor la vista a la oscuridad y miro con visión lateral noto cierto crepitar estelar en la nebulosidad. ¿Resoluble?, no me atrevería a decir tanto, parece ser que las estrellas más brillantes del cúmulo rondan la magnitud 14, por lo que me inclino a pensar que las estrellas superpuestas son las que me producen realmente esta sensación.

Sea como sea, un globular muy sugerente y atractivo.

Palomar 9 (NGC6717) se encuentra situado a unos 23.100 años luz de distancia no siendo hasta 1931 que Per Collinder lo identificó por primera vez como un cúmulo globular.

Después de esta bonita experiencia con Palomar 9, me dejo anotado en mi libreta de objetos pendientes a observar el otro Palomar asequible en visual: Pal 7 (IC 1276), a ver si resulta tan sugerente como NGC6717.

miércoles, 10 de julio de 2013

NGC6781 - Planetaria en Aquila revisitada


El 16 de junio de 2012 tuve la ocasión de observar una nebulosa planetaria en la constelación de Aquila realmente bonita. Sobre todo me sorprendió su tamaño. Se trataba de NGC6781 y aquí está el enlace de la entrada que hice en su día: http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2012/07/ngc-6781-nebulosa-planetaria-en-aquila.html

Su observación me dejó un sabor agridulce. Por un lado, contento por haber disfrutado de una planetaria extensa, algo que no es demasiado habitual; pero por otro lado, me quedó la sensación de no haber podido exprimirla al máximo, tal vez por culpa de las condiciones de observación de la noche.

Vi que muchos observadores comentaban que la apreciaban con forma anular, pero por mi parte sólo fui capaz de percibir una manchita muy difusa, redondeada y extensa, de manera que me dejé anotado volver a ella una noche con mejores condiciones de observación.

El 5 de julio de 2013 me encontraba disfrutando de los cielos oscuros de mi pueblo con mi SC de 235mm, pero lo mejor de todo es que estimé un “seeing” de 5/5 (Siendo 5=óptimo). Una de aquellas noches que se pueden contar con los dedos de una mano a lo largo del año.

Cuando tengo la inmensa suerte de encontrarme con noches así, intento que las ansias y la emoción del momento no se apoderen de mí y no sea capaz de aprovechar al máximo este tiempo tan precioso e inusual, así que voy directamente a coger la libreta donde dejo anotados los objetos a los que apunté volver a observarlos con mejores condiciones e intento visitar algunos de ellos.

En la lista me encontré con NGC 6781 “Planetaria en Aquila”, sin ninguna explicación más. Me fié de mi instinto y no quise revisar la observación que había hecho en 2012. Pensé que de esta manera no estaría mediatizado. Así que apunté el telescopio hacia ella y dibujé lo que vi a 146x después de adaptar lo mejor posible la vista a la oscuridad:


Y esta es una transcripción de las notas que tomé:

“Espectacular planetaria. Campo estelar muy rico y vistoso, pero sin estrellas excesivamente brillantes que puedan quitarle protagonismo a NGC6781. (Parece ser que la estrella más brillante del campo, en esta ocasión, no me molestó tanto como durante la observación del 16 de junio de 2012).

Ya a 95x la planetaria aparece claramente en el ocular. Sé que la noche es excelente, pero el hecho de verla de esta manera ya en un primer momento, no deja de sorprenderme. Se muestra como una mancha blanquecina extensa, difusa, bien presente y con una forma algo irregular, pero con cierta tendencia redondeada.

Mientras estoy observándola para intentar describir lo que veo, me llama la atención el hecho que por momentos me da la sensación de verla anular (Es en este preciso instante cuando recuerdo el porqué me había dejado anotado volver a esta planetaria).

Automáticamente decido poner el filtro OIII y compruebo que aparece bastante más marcada, atenuando con ello la sensación evanescente que tenía cuando observaba sin filtro. El problema es el que me encuentro siempre que utilizo el OIII: una buena parte del campo estelar desaparece, provocando con ello que pierda bastante encanto. Utilizo el filtro UHC, pero a pesar de no oscurecer tanto el fondo estelar, no me compensa, así que al final opto por el método rupestre, es decir, aclimatar lo mejor posible la vista a la oscuridad y utilizar la visión lateral para captar mejor los detalles de la nebulosa.

En definitiva, una planetaria que exige cielos oscuros y buenas condiciones de observación, pero que resulta muy agradecida si se le dedica un poco de tiempo”.

Al día siguiente cuando pasé el dibujo a “limpio” y ordené un poco las notas, revisé las que tomé en 2012 y no pude por menos de sorprenderme de lo que puede llegar a representar una noche clara, oscura y con una casi nula turbulencia atmosférica, a la hora de observar estos objetos difusos. Cada vez que tengo una experiencia de este tipo me doy más cuenta de lo necesario que es tomar notas de las observaciones y mantener listados de “tareas pendientes”. Si no lo hiciera así, lo más probable es que no hubiese podido disfrutar de todo el potencial de esta atractiva planetaria anular.

Acabo con el dibujo que hice en 2012 para poderlo comparar con la observación del 5 de julio de 2013:



sábado, 6 de julio de 2013

Fotografía de NGC7789 - El Cúmulo de la Rosa Blanca

El 14 de agosto de 2010 observé en la constelación de Cassiopeia por primera vez el cúmulo abierto NGC7789, y desde ese momento se convirtió en uno de mis preferidos. Si se encuentra a tiro, no hay noche que disfrute de cielos oscuros y disponga de mi SC de 235mm que no apunte hacia él.

El 5 de julio de 2013, casi no me lo puedo creer, tuve una de aquellas noches que se pueden contar con los dedos de una mano a lo largo de un año. “Seeing” estimado de 5/5 (siendo 5=óptimo), cielos oscuros de mi pueblo, sin Luna, con mi SC de 235mm… hasta yo mismo, que siempre me quejo, me quedé sorprendido de no tener ningún tipo de excusa para disfrutar de una noche excelente de observación.

Y hay tantas cosas que tengo pendientes para una noche así, que cuando llega uno se encuentra completamente desbordado. De todas maneras, lo que tenía claro era que quería intentar, dentro de mis limitaciones, fotografiar NGC 7789.

Así que después de hacer una mini-maratón observacional enseñándole a mi padre Saturno, M57, M27, M13, M11, NGC7662, M22, M8, M17, M20, Almach y Albireo, verdaderos pesos pesados de la observación astronómica, que si después de verlos en buenas condiciones uno no se engancha a esta afición, ya no lo hará nunca… cuando marchó a dormir, puse el reductor de focal 6,3 acoplado al SC de 235mm y la Nikon D5100 y apunté hacia la Rosa Blanca (uno de los nombres con los que es conocido este cúmulo). Y aquí está el resultado:


No me cansaré de recomendar que si se tiene la ocasión de disfrutar de una noche estable, con cielos oscuros y un telescopio de generosa abertura, se haga una visita a NGC7789, el Cúmulo de la Rosa Blanca, o también el Cúmulo de la Rosa de Caroline (en honor a su descubridora), sin lugar a dudas, será una de aquellas experiencias inolvidables para cualquier astrónomo aficionado.