sábado, 23 de enero de 2016

M56 - Cúmulo globular en Lyra con el SC de 235mm

El 6 de enero de 1779 Johann Elert Bode descubrió el cometa C/1779 A1, cosa que también hizo Charles Messier, de manera independiente, el 19 de enero de 1779.

Pero Messier, esa misma noche, reparó en una pequeña nebulosidad que volvió a visitar el 23 de enero para establecer su posición y confirmar que no era un nuevo cometa. Messier la incluyó en su catálogo con la entrada M56 y dejó anotado: “Nebulosa sin estrellas, con poca luminosidad. Cerca de ella se encuentra una estrella de magnitud 10”.

Pero la calidad del telescopio de Messier, y tal vez la poca altura respecto al horizonte en la que se encontraba M56 en ese momento, hicieron que apreciara tan sólo una nebulosidad, y no fue hasta 1784 que John Herschel fue capaz de resolverlo.

Cuando observé por primera vez este cúmulo globular situado en la constelación de Lyra, el 27 de junio de 2008 con mi SC de 127mm, lo hice desde un lugar con una contaminación lumínica, que sin ser desastrosa, sí condicionaba bastante la observación. De manera que me encontré a medio camino entre lo que percibió Messier y lo que pudo disfrutar Herschel:

http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/06/m56-cumulo-globular-en-lyra.html

Pude apreciarlo perfectamente, pero sólo fui capaz de intuir cierta granularidad, sin llegar a resolverlo claramente.

Más adelante volví a él y la observación resultó más satisfactoria al observarlo desde una zona sin tanta contaminación lumínica. Pero no fue hasta la noche del 10 de octubre de 2015 que decidí apuntar hacia M56 el SC de 235mm aprovechando una buena noche desde los cielos oscuros de mi pueblo.

Y el resultado no pudo ser más gratificante:



M56 se encuentra en un bonito y rico campo estelar. Observado a bajos aumentos la vista es muy atractiva, pero vale la pena forzar aumentos para exprimir mejor  al cúmulo.

Con el ocular Nagler de 16mm y un campo de 33’, M56 se encuentra flanqueado por dos estrellas que destacan sobre el resto. La más brillante es TYC 2653-2788-1, de magnitud 10,2.

En un principio percibo M56 con una forma claramente redondeada, pero a medida que voy adaptando la vista a la oscuridad noto que los límites externos del globular no son tan homogéneos como me había parecido en un primer momento. Se aprecian irregularidades y al mismo tiempo van apareciendo estrellas bien diferenciadas. Me sorprende lo fácil que me resulta con esta abertura y estos cielos. Y de entre todos los puntitos que toman protagonismo, destaca una estrellita que brilla cerca del centro de M56.

Es curioso ver que la superficie del globular se presenta bastante homogénea en cuanto a brillo, sin destacar ningún núcleo central más denso, como suelo ocurrir con otros objetos de este tipo.

Un curioso globular muy agradecido que por momentos, sin llegar a su belleza, me ha recordado a M55 (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2009/08/m55-cumulo-globular-en-sagittarius.html).

Con las condiciones adecuadas, se puede disfrutar tanto con unos simples prismáticos, un telescopio pequeño, mediano o de gran abertura, en cada situación con su peculiar encanto.

Con una magnitud visual de 8,4 y un diámetro aparente de 7’, M56 no es difícil de localizar, ya que se encuentra a medio camino entre Gamma Lyrae y la espectacular doble Beta Cygni (Albireo).

Carta generada con Cartes du Ciel

Un dato curioso acerca de M56 y que permite volver a sentirnos diminutos respecto al conjunto del Cosmos, es que en su órbita alrededor del centro galáctico llega a alejarse hasta los 40.000 años luz de distancia, pero 125 millones de años más tarde, alcanza su máxima aproximación al centro de la Vía Láctea a tan sólo unos pocos miles de años luz de distancia.

En la actualidad se encuentra a unos 33.000 años luz de distancia de la Tierra, aunque otras fuentes reducen esta distancia hasta los 27.390 a.l. Pero lo más significativo de él es que se acerca hacia nosotros a una velocidad de 145 km/s.

M56 presenta un diámetro de unos 85 años luz y una pobre concentración estelar. Según la clasificación de H. Shapley y H. B. Sawyer, pertenece a la clase X. Recordemos que esta clasificación ordena los cúmulos en base a la concentración de estrellas hacia el centro del cúmulo, de la I, con una máxima concentración, a la XII, la mínima concentración estelar.

Una muestra de que no resulta especialmente sencillo resolver sus estrellas, es que la componente más brillante perteneciente al cúmulo alcanza tan sólo la magnitud 13. Y no sólo eso, según estimaciones de Helen Sawyer Hogg, cogiendo las 25 componentes más brillantes resulta una media de magnitud aparente de 15,3.

Estudiando la edad media de las estrellas que forman M56, se ha concluido que es de unos 13.700 millones de años, presentando una muy baja metalicidad. Por sus características, estas estrellas debieron formarse en el corazón de una galaxia enana que en su momento fue asimilada por nuestra Vía Láctea. M56 sería lo que queda del núcleo de la galaxia asimilada.

Tolo ello explicaría la peculiaridad de su movimiento retrógrado respecto al generalizado en nuestra galaxia.

En definitiva, un cúmulo globular muy interesante que, a pesar de necesitar cielos oscuros para ofrecernos su mejor versión, resulta ciertamente muy atractivo.

Credit: NASA & ESA - Acknowledgement: Gilles Chapdelaine

2 comentarios:

  1. Muy buena entrada como siempre Óscar. Esos cielos de tu pueblo deben estar bastante bien.

    Un saludo.

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    1. Gracias Santos :)

      La verdad es que no me puedo quejar, poder observar desde casa con unos cielos decentes no tiene precio. Eso sí, a pesar de ser un pueblo de 600 habitantes, también ha aumentado la contaminación lumínica. Cuando era pequeño, los cielos eran de escándalo. Pero lo que digo, viendo cómo esta la cosa en la actualidad, y viviendo la mayoría del año en Barcelona, no me puedo quejar, no.

      Saludos

      Óscar

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