viernes, 30 de octubre de 2015

M17 - La nebulosa del Cisne con el SC de 235mm

M17 es una de las nebulosas de emisión más espectaculares que podemos observar con nuestros telescopios desde el hemisferio Norte.

Situada en la constelación de Sagittarius, la podemos localizar fácilmente hasta con unos prismáticos a unos 2,5º al Sudoeste de Gamma Scuti:

Carta Generada con Cartes du Ciel

La primera referencia que tenemos de esta nebulosa aparece en un listado elaborado por Philippe Loys de Chéseaux en 1746, pero al no divulgarse su trabajo de manera adecuada, continuó siendo un objeto básicamente desconocido.

Charles Messier desconocía su existencia hasta que la descubrió el 3 de junio de 1764. En su catálogo le asignó el número 17, y dejó anotado lo siguiente:

“Trazo de luz sin estrellas, de 5’ a 6’ de extensión, en forma de huso, y casi como la de la cintura de Andrómeda (M31), pero de una luz más débil. Está seguida de dos estrellas telescópicas y colocadas paralelamente al ecuador. Con un buen cielo se ve muy bien esta nebulosa por un telescopio ordinario de tres pies y medio. Vuelta a observar el 22 de marzo de 1781”

(Traducción de José Luis Comellas en su libro “Catálogo Messier”).

M17 es una región activa de formación de estrellas, al igual que la nebulosa de Orión, la pena es que se encuentra a unos 5.900 años luz de distancia, mientras que M42 está a sólo 1.300. Y es una lástima porqué M17 se extiende a lo largo de 70 años luz por los 35 de M42, con lo que nos podemos hacer una pequeña idea de lo que sería poder observar M17 si se encontrase en su lugar.

Es conocida como la nebulosa Omega o Nebulosa del Cisne, se extiende en el cielo unos 40’ x 30’y brilla con una magnitud 6,0.

La he podido observar muchas veces a lo largo de todos estos años, y sinceramente, desde unos cielos oscuros nunca decepciona. Sin embargo, tengo que reconocer que si verla con mi SC de 127mm en 2008 (Uno de mis primeros dibujos), me hizo pasar un rato ciertamente emocionante, observarla con mi SC de 235mm es una experiencia inolvidable.

La noche del 19 de agosto de 2015 estaba disfrutando de una noche espectacular, con unas condiciones de observación envidiables y decidí apuntar hacia M17 y dibujarla tal como podía verla con mi SC de 235mm. Y este fue el resultado:



No tengo ninguna duda, es una de las nebulosas más bonitas que podemos ver con un telescopio.

Sólo poner el ojo en el ocular ya pude reconocer su inconfundible forma de cisne, pero está claro que no iba a quedarme ahí.

Fui adaptando la vista a la oscuridad y a medida que lo hacía iba notando cómo alrededor de esta nebulosa más marcada aparecían nuevas zonas con una nebulosidad más tenue. La imaginación vuela y me da la sensación que el cisne se desplaza por las tranquilas aguas de un estanque.

Lo único que puedo decir es que la visión era soberbia.

Después de dibujar las estrellas que veía en el campo del ocular, volví a adaptar la vista a la oscuridad y decidí acoplar el filtro UHC, y sinceramente, hay que decir que valió la pena.

Pude apreciar la zona más marcada de M17 envuelta por la nebulosidad más tenue, que ya había percibido antes, y el añadido de nueva nebulosidad que rodea las estrellas más brillantes que se encuentran en la parte inferior del dibujo y al lado de la zona que podríamos considerar la “cola” del cisne.

Cambié el filtro UHC por el OIII, pero aunque ciertas partes de la nebulosa quedaban más resaltadas, el hecho que desapareciera un gran número de estrellas, hizo que su vista no me resultara tan atractiva como con el UHC o con ningún filtro.

Estuve casi una hora con M17, y tengo que decir que disfruté de cada minuto que dediqué a su observación.

lunes, 26 de octubre de 2015

IC5146 y Cr470 - Cocoon Nebula en Cygnus

Viene siendo habitual que durante el primer semestre del año, en el que no tengo demasiadas oportunidades de sacar el telescopio a unos cielos oscuros, vaya depositando muchas expectativas para las semanas de vacaciones que puedo disfrutar en agosto.

Pero cuando llegan y ves que van pasando los días y no has tenido ocasión de sacar el telescopio tantas veces como hubieras deseado, la primera reacción que tienes es que te vuelves menos exigente a la hora de valorar las condiciones de observación.

Sólo así se explica que la noche del 15 al 16 de agosto me decidiera a plantar la montura CGEM y colocar encima el refractor ED80.

A lo largo del día las previsiones habían sido de nubes y tormentas, pero llegada la noche vi que se abría una pequeña ventana en el cielo que decidí aprovechar.

Primero pensé en hacer alguna fotografía, una práctica que tengo un poco aparcada precisamente por la falta de noches hábiles de observación. El objetivo que me propuse fue intentar una primera toma de contacto con M31, cuyo resultado, teniendo en cuenta mis limitaciones en este campo, me dejó bastante satisfecho.

M31

A continuación mi maltrecha confianza en las previsiones de los hombres del tiempo, recuperó un poco su credibilidad ante el espectáculo eléctrico que se proyectó delante de mí:


Y antes de decidirme a desmontar definitivamente el telescopio ante el viento fuerte que empezaba a soplar y la amenaza de las nubes que se iban enseñoreándose de la totalidad del cielo, pensé en echarle un rápido vistazo a IC5146, la conocida como nebulosa Cocoon (Nebulosa del Capullo), situada en la constelación de Cygnus.

Nada más apuntar el telescopio hacia ella me di cuenta que era un objeto que merecía, y necesitaba, una observación más relajada que la que podía dedicarle en ese momento. Pero como la noche se estaba convirtiendo en una contrarreloj antes de verme obligado a dar por finalizada la sesión de observación, opté por quemar las naves intentando exprimir el máximo posible de IC5146 con el ED80.

Y este es el dibujo que pude hacer:


No sé si fue por las adversas condiciones de observación en las que me encontraba, o sí realmente esta nebulosa es verdaderamente complicada, pero lo cierto es que nada más poner el ojo en el ocular no vi ni rastro de la nebulosa.

El campo estelar se muestra muy atractivo, y si utilizamos un telescopio de pequeño tamaño es posible que podamos disfrutar de la nebulosa oscura B168 que envuelve la misma nebulosa y se extiende hacia el Oeste, en dirección a M39, como si fuera un camino que empieza en ella.

Para poder ver B168, además de un generoso campo de unos 4º, precisaremos de unos cielos verdaderamente oscuros, ya que las nebulosas oscuras las podemos percibir visualmente gracias al contraste existente entre ellas y el rico campo estelar que las rodean.

Esa noche, debido a la premura de tiempo con la que estaba realizando la observación, no me planteé ni siquiera el verla, de manera que me pasó completamente por alto. Un objetivo a tener en cuenta la próxima vez que pueda observar la zona con más tranquilidad.

Lo que sí es cierto es que las nebulosas oscuras se aprecian mucho mejor en fotografía, y un buen ejemplo es esta que he sacado de Aladin Lite:

Aladin Lite (Digitized Sky Survey - STScI/NASA, Colored & Healpixed by CDS)

Como iba diciendo, la primera toma de contacto fue decepcionante. No quiero perder demasiado tiempo y pongo directamente el filtro UHC, ya que he leído que tanto el H-Beta como el UHC son de gran ayuda para esta nebulosa.

Y después de adaptar la vista a la imagen que me proporciona el filtro, noto cierta nebulosidad que rodea la estrella TYC3608-1446-1 (mag. 9,7), nebulosidad que se va extendiendo hasta la vecina TYC3608-1659-1 (mag. 9,7), de manera que al final, utilizando el filtro y la visión lateral percibo una nebulosa de forma ovalada que mantiene en su interior estas dos estrellas, siendo la TYC3608-1659-1 la que queda cerca de los límites de ella.

Eso sí, muy delicada y no excesivamente evidente. Al final llego a la conclusión de que es un verdadero reto y una gran prueba de cara los cielos desde los que observamos.

No tengo tiempo para más, y tengo que terminar con la sensación de dejar la observación a medias, pero el cielo manda.

IC5146 es una nebulosa de emisión descubierta por Thomas E. Espin el 13 de agosto de 1899. Está situada a unos 3.300 años luz de distancia, se extiende 11’ x 10’ y brilla con una magnitud de 9,3.

Carta Generada con Cartes du Ciel

En el Index Catalogue of Nebulae and Clusters of Stars, Dreyer describe su entrada IC5146 como “Pretty bright, very large, irregularly faint, magnitude 9,5 star in the middle” (“Bastante brillante, muy grande, ligeramente irregular, estrella de magnitud 9,5 en el centro”).

Pero hay más, en 1931 Per Collinder publicó un listado de cúmulos abiertos en los que apareció referenciado por primera vez un joven cúmulo abierto de unas 110 componentes que asoció a la nebulosa IC5146. Lamentablemente, la mayoría de ellas son demasiado débiles para ser vistas con nuestros telescopios, sin embargo,  estudios recientes sostienen que las dos estrellas de magnitud 9,7 que he comentado antes, pertenecen a este cúmulo, que está catalogado como Cr470.

Como curiosidad comentar que Collinder etiquetó por equivocación este cúmulo abierto como IC5146, dando pie a confusiones respecto a la identificación del objeto. Lo correcto es asignar IC5146 a la nebulosa y Cr470 al cúmulo.

En definitiva, un objeto que no es sencillo de observar pero que merece nuestra atención, a ser posible con un filtro H-Beta o, en su defecto UHC, a mano.

miércoles, 21 de octubre de 2015

NGC7008 - Nebulosa planetaria en Cygnus con el SC de 235mm

NGC7008 es una nebulosa planetaria que ya había tenido ocasión de observar en 2009 con mi telescopio SC de 127mm, pero que, como tantos objetos, se había quedado relegada a unas notas y un dibujo, sin que hubiera vuelto a observarla.

Y de hecho, todo seguiría igual de no haber sido por un error de planificación que tuve la noche del 10 al 11 de agosto de 2015.

En lo que respecta a nebulosas planetarias de momento estoy intentando observar todas las que aparecen en el listado elaborado por Diego González, un total de 80 planetarias adecuadas a telescopios de pequeña-mediana abertura.

Ya me quedan pocas, pero las que todavía me quedan pendientes se resisten por algún u otro motivo. El caso es que para la noche que comento me apunté como objetivo observar la PK80-6.1, en la constelación de Cygnus.

El error vino al anotar las coordenadas para localizarla, ya que no seguí bien la línea del listado y acabé, sin darme cuenta, apuntando las de NGC7008, la nebulosa del Feto (Fetus Nebula), también en Cygnus.

Y como es habitual en mí, no busqué ninguna información más para que no me condicionara la observación. De manera que cuando dirigí el SC de 235mm hacia las coordenadas, pensaba que estaba observando la PK80-6.1 cuando en realidad, lo que estaba escrutando era la NGC7008.

Un error lamentable, pero que puedo sobrellevar mejor viendo que la historia de la astronomía está llena de ellos.

Lo mejor de todo es que, de esta manera, volví a observar la nebulosa del Feto, esta vez en una noche con excelentes condiciones atmosféricas, unos cielos oscuros y mi SC de 235mm, sin ningún tipo de condicionamiento previo.

Este es el dibujo que acabé haciendo de lo que veía a través del ocular Nagler de 16mm (146x), que si lo comparamos con el que hice con el SC de 127mm, se puede ver una de las razones del porqué me compré el telescopio de 235mm.



La observación de nebulosas planetarias desde un cielo oscuro y con un telescopio de generosa abertura es un mundo nuevo que se abre a los que venimos de telescopios más modestos.

Y teniendo en cuenta la peculiaridad de la nueva observación de NGC7008, transcribo literalmente las notas que tomé al respecto. No hay que olvidar que yo pensaba que me afrontaba a un objeto nuevo.

“Una planetaria muy interesante. Localizo la zona con el ocular de 25mm (94x) y me encuentro con un campo estelar muy atractivo, pero no veo por dónde puede estar la nebulosa.

Opto por utilizar el Nagler de 16mm (146x) y empezar a “trabajar” con este aumento y el campo que me ofrece (33’).

Lo primero que me llama la atención es una pareja de estrellas que supongo debe estar catalogada como doble (HJ1606), con una principal de un bonito color amarillento y una secundaria con cierta tonalidad azulada. Y con un poco de paciencia, a medida que la vista se va adaptando a la oscuridad, veo como va apareciendo una manchita de forma ovalada justo al lado de esta doble, que por lo visto, puede resultar como referencia ideal para localizar la planetaria.

De momento, sólo percibo un brillo uniforme, sin ningún detalle.

Continúo adaptando lo mejor posible la vista y llega un momento en que en el interior de la nebulosa percibo una tríada estelar que, estimo deben rondar la magnitud 13. Las veo con cierta comodidad, una prueba más de las excelentes condiciones de la noche, y realmente, disfruto con ello, no siempre se pueden percibir tres estrellas en el interior de una nebulosa planetaria. La duda que me queda es si están relacionadas con ella o si son un simple efecto de perspectiva.

Sea como sea, la impresión visual es fantástica.

Al mismo tiempo que estas tres, veo que van apareciendo otras componentes débiles en el campo del ocular, señal que los esfuerzos de adaptación a la oscuridad van dando sus resultados.

Decido continuar con la exploración y añado el filtro OIII en el ocular. Ante mi sorpresa, noto una zona más marcada que el resto en un extremo de la nebulosa, pero no queda ahí la cosa, una vez me centro en las nuevas condiciones de observación que me proporciona el OIII, me doy cuenta que en el lado opuesto de la planetaria también se aprecia una zona más marcada, aunque un poco más débil que la primera que he visto.

Por más que me esfuerzo no soy capaz de exprimirla más de lo que lo he hecho, pero no es ninguna queja, al contrario. Esta planetaria es de una gran belleza a través del filtro OIII. Dejando de lado el hecho que desaparezcan la mayoría de estrellas del campo, la nebulosa ofrece un aspecto de anularidad incompleta, ya que no acaba de cerrarse el anillo. Lo que sí se percibe claramente es una bipolaridad marcada y con gran detalle.

Un verdadero espectáculo”.

Ya con el dibujo realizado y las notas tomadas fui a buscar información sobre la planetaria PK80-6.1, pero para mi desconcierto, en todos los lados que consultaba, poco o nada tenía que ver con lo que yo había visto, y para colmo, en ningún sitio se hacía referencia de uno de los aspectos que consideraba más destacado de ella, que no era otra cosa que la tríada estelar que tan claramente había percibido en su interior.

Delante de tanto desconcierto decidí hacer la consulta en el foro de “Cloudy Nights”, donde muy amablemente, me hicieron ver que no había estado observando la PK80-6.1, sino que había revisitado, de manera inconsciente, la NGC7008, la nebulosa del Feto.

Aclarado ya el malentendido y comparando el dibujo que hice en 2009 con el que he hecho en 2015, tengo que reconocer que observar planetarias con el SC de 235mm es una maravilla.

NGC7008, descubierta el 14 de octubre de 1787 por William Herschel, se encuentra situada a unos 2.800 años luz de distancia y extiende sus gases de forma muy irregular por una zona que abarca unos 1,3x1 años luz. Su estrella central brilla con una magnitud de 13,2 y en el dibujo es la que se encuentra en la parte superior de la tríada que percibí en la nebulosa. Las otras que la acompañan son fruto de la perspectiva y brillan con magnitudes similares.

A nivel visual se muestra con una magnitud estimada de 9,9 y presenta un diámetro aproximado de 98”x75”.

No resulta sencilla de localizar, ya que se encuentra en una zona donde no hay estrellas brillantes de referencia. La estrella más cercana de referencia es la 51 Cyg, que brilla con una magnitud de 5,4. NGC7008 se encuentra  a unos 5º al Norte-nordeste de ella.

Carta generada con Cartes du Ciel

Y me gustaría acabar recordando la imagen de NGC7008 que salió publicada en el APOD del 25 de agosto de 2008, un bonito colofón a la rocambolesca historia de mi segunda visita a esta planetaria:

http://apod.nasa.gov/apod/ap080825.html

viernes, 16 de octubre de 2015

NGC6778 - Planetaria en Aquila

Durante la noche del 10 de agosto de 2015, me había planteado como reto observar la nebulosa planetaria NGC6772. Costó, pero al final conseguí hacerme con ella. Sin embargo acabé un poco saturado debido al esfuerzo visual que supuso.

Así que decidí continuar con algo más asequible.

En la misma constelación del Aquila podemos encontrar otra planetaria, la NGC6778, que con su magnitud 11,9 y 20” x 40” de tamaño se presenta prometedora.

Carta Generada con Cartes du Ciel

Apunto mi SC de 235mm hacia NGC6778 y nada más poner el ojo en el ocular me encuentro con una planetaria pequeña, aunque muy bonita y asequible, que se encuentra enmarcada en un campo estelar que no se puede considerar de gran atractivo, pero sí es cierto que se encuentra con gran armonía con NGC6778.

Incluso sin el uso de filtros se puede apreciar perfectamente, y además percibo un color muy atractivo de tonalidad azulada/grisácea.

Su forma se presenta redondeada, y con un tamaño que en líneas generales me recuerda a NGC3242, el Fantasma de Júpiter.

Ciertamente es muy sugerente, sobre todo cuando las condiciones de observación de la noche son extrañamente ideales. Cielos oscuros, telescopio con buena abertura, estabilidad atmosférica contenida, gran transparencia del cielo, sin ninguna nube… si siempre fuera de esta manera…

Decido poner el filtro OIII y la planetaria se ve más marcada, pero sin ofrecerme más detalle que el que he podido observar sin él. Además, desaparecen la mayoría de las estrellas del campo, así que opto por quitar el filtro y dibujar lo que veo.



No está completamente claro quién fue el descubridor de NGC6778. En el New General Catalogue de 1888, Dreyer le asignó el descubrimiento a Albert Marth, quien la incluyó en el listado de objetos de cielo profundo que elaboró entre 1863 y 1865.

Sin embargo, el Dr. Harold G. Corwin Jr. en la página del NGC/IC Project, apunta que el objeto catalogado como NGC6785 y descubierto por John Herschel en 1825, es el mismo que NGC6778.

Sea como sea, lo realmente interesante de esta planetaria es lo que se ha podido descubrir de ella.

En un estudio elaborado por M. A. Guerrero y L. F. Miranda  publicado en enero de 2012 en la revista Astronomy & Astrophysics, se explica que NGC 6778 es una nebulosa planetaria que alberga una estrella central binaria con un periodo orbital muy corto, mostrando dos lóbulos bien diferenciados y numerosas estructuras menores.

En el estudio se presentan observaciones de nuevas estructuras que se asemejan a jirones que emanan de la región ecuatorial de la nebulosa, y nebulosidades con un núcleo brillante y cola que recuerdan la forma de un cometa.

La conclusión a la que llegan es que estas estructuras y la fragmentación del anillo y de los lóbulos evidencian la existencia de interacciones dinámicas muy fuertes en la nebulosa, y que ha podido verse alterada debido a un evento explosivo y a la formación de flujos de material a alta velocidad.

Según Martín A. Guerrero, "Mientras que el origen de los flujos colimados de alta velocidad hallados en muchas nebulosas planetarias es incierto, NGC 6778 representa un caso singular en el que estos flujos colimados sí pueden asociarse con la evolución en una fase de envoltura común de la estrella central binaria", y continúa, "Además, podemos decir que los distintos flujos de NGC 6778 han intervenido de forma crucial en la formación y evolución de esta nebulosa planetaria".

IAA/NOT
En definitiva, una muestra más de lo sugerente que puede llegar a ser una observación a través del telescopio cuando, además de disfrutar de lo que estamos viendo a través de él, sabemos lo que realmente estamos viendo.

martes, 13 de octubre de 2015

NGC6772 - Nebulosa planetaria en Aquila

Tres grados al Noreste de Lambda Aquilae encontramos NGC6772, una planetaria realmente exigente, que puede llegar a convertirse en el verdadero reto de observación de la noche.

Carta Generada con Cartes du Ciel

La dificultad no viene por su tamaño, ya que abarca 1,3’x0,9’, sino por su débil brillo.

Con una magnitud de 12,7 exige cielos oscuros y un telescopio de abertura generosa.

La noche del 10 de agosto de 2015 me encontraba disfrutando de una buena noche, con cielos oscuros y mi SC de 235mm, y me dije, esta es la mía. Así que decidí apuntar el telescopio hacia NGC6772.

Se podría pasar por encima de ella cincuenta veces, y no ser capaces de verla. Pongo el ojo en el ocular una vez localizada la zona donde se supone debería encontrarse tan sólo veo un discreto campo estelar.

Insisto con ello. Y esta vez, vuelvo a ver tan sólo un discreto campo estelar.

Y una vez más. Y se mantiene el, ya familiar, discreto campo estelar; pero de la nebulosas nada de nada. Empiezo a temer que mi búsqueda será un fracaso.

Pongo el filtro OIII y desaparecen la gran mayoría de las estrellas, hasta el punto que tengo que mover un poco el tubo para localizar una estrella brillante para refinar el enfoque.

Vuelvo a la zona de la planetaria y utilizando la visión lateral, veo un redondel muy difuso, tímido y que parece querer resistirse a mostrarse a mi escrutinio.

Pero por fin, ahí está NGC6772.

Una vez vista por primera vez, como suele pasar muy a menudo con esta clase de objetos tan difusos, ya se percibe un poco mejor, incluso, hasta con un poco de paciencia la noto sin el filtro OIII.

Finalmente, me animo a dibujar lo que veo:



El dibujo puede dar la sensación de que nos encontramos ante una planetaria fácil y espectacular, pero nada más lejos de la realidad. De hecho, he disfrutado más en el momento de verla por primera vez, que no después intentando exprimirla al máximo para sacarle todo lo que me puede ofrecer.

Descubierta por William Herschel el 21 de julio de 1784, su estrella central de magnitud 18,7 está vetada a los que hacemos visual.

En definitiva, una planetaria que constituye un verdadero reto que exige cielos oscuros, telescopios de buena abertura y un filtro OIII.

El dibujo en bruto:



viernes, 9 de octubre de 2015

Clavius

Muchas veces he comentado que la Luna es el objeto más agradecido al que nos enfrentamos los astrónomos aficionados. Sea cual sea el instrumento con la que la observemos, siempre tiene algo interesante que ofrecernos.

En la novena noche de lunación tenemos mucho donde elegir. Mare Imbrium, Helicon, Le Verrier, Timocharis, Lambert, Pytheas, Copernicus, Montes Carpatus, Reinhold, Mare Cognitum, Montes Riphaeus, Fra Mauro, Bullialdus, Longomontanus, Moretus…

Pero si hay un cráter asequible al que podemos recurrir aunque nuestro telescopio no tenga demasiada abertura, o la estabilidad atmosférica no sea todo lo favorable que desearíamos, ese es Clavius.

Clavius es un cráter muy antiguo, nada menos que su formación se remonta a unos 3.920 millones de años atrás, durante el periodo nectárico, y viendo su extensión, unos 225 km de diámetro, podemos llegar a imaginarnos el tamaño del objeto que colisionó con la superficie lunar y la devastación que llegó a provocar. Y a pesar de todo ello, Clavius mantiene un aspecto envidiable teniendo en cuenta su edad.

Virtual Moon Atlas
Muchas son las veces que lo he observado, y él fue el protagonista de uno de mis primeros dibujos lunares allá por el 2010 (http://laorilladelcosmos.blogspot.com.es/2010/07/clavius-4-billones-de-anos-desde-su.html). La noche del 26 de junio de 2015 monté mi SC de 127mm en el balcón de mi casa en Barcelona, y decidí dedicarle un poco de tiempo sin demasiadas complicaciones.

Este es el dibujo que acabé haciendo de él:



Me hubiera gustado ir observándolo a medida que el terminador hubiera ido avanzando a través de él, pero hoy por hoy me resulta complicado planificar mis observaciones lunares, así que tengo que conformarme con lo que me encuentro cuando tengo ocasión de plantar el telescopio.

Pero a pesar de no ser lo que esperaba, la vista de Clavius es soberbia, no en vano, es el tercer cráter más grande que podemos ver desde la Tierra. (Bailly con 287 km de diámetro y Deslandres, con 256 km son los mayores).

El Sol baña por completo el cráter, aunque es cierto que todavía aparecen algunas sombras en la zona oeste de sus paredes y en los cráteres que se encuentran esparcidos por su interior. Gracias a ello, conserva una bonita sensación de relieve.

En cuanto a esto, me llama la atención lo extensas y marcadas que veo las sombras de los cráteres interiores respecto a un aspecto más comedido que presentan las que emanan de las paredes del propio Clavius; lo que me sugiere que éstas no deben ser más altas que las de los cráteres que comento.

Es un rápido pensamiento al que no le doy más importancia hasta que más tarde leo que Charles E. Wood en su libro “The Modern Moon” indica que “Clavius is so large that the curvature of the Moon causes the center of its floor to be noticeably higher than the edges” (Clavius es tan grande que la curvatura de la Luna provoca que el centro de su fondo sea perceptiblemente más alto que sus bordes”.

Sin duda, como comentaba antes, ver pasar el terminador a lo largo de Clavius debe ser excepcional. La sensación de ver el centro del cráter iluminada mientras su contorno se mantiene entre la oscuridad de la sombra siempre me ha gustado.

De todas maneras, lo que más atrae mi atención es la disposición de media luna que ofrecen siete de los cráteres que podemos encontrar en el fondo de Clavius, y no es tan sólo su curiosa disposición, sino que además parecen seguir un orden de mayor a menor empezando por Rutherford, cabalgando destructoramente sobre la pared Sur de Clavius y que presenta un diámetro de 55 km, hasta Clavius K, de 20 km.

En un momento de excitación de mi imaginación llego a pensar que esta sucesión de cráteres me sugiere a una gallina seguida por sus polluelos.

Rutherford se presenta ciertamente atractivo, con su pared oeste proyectando una sombra hacia el pico central que, a su vez, dirige la suya propia hacia el Este.

Y como si de un cráter gemelo se tratara, situado simétricamente, veo sobre la pared Norte de Clavius a Porter (53 km). Pero fijándome un poco veo que el parecido es sólo a primera vista. Porter muestra una sombra algo más marcada que Rutherford y en su centro se aprecia dos picos bien diferenciados.

Con el SC de 127mm percibo varios cratercillos más distribuidos por el fondo de Clavius, aunque para ser sincero, su apreciación no me resulta fácil. Me dejo pendiente su observación con el SC de 235mm a ver cuántos cratercillos puedo cazar de manera cómoda.

Y termino observando a su lado los cráteres Blancanus y Scheiner.

Blancanus, con un diámetro de 106 km me ofrece una vista magnífica. Un tenue pico central bañado completamente por los rayos solares contrasta con la negra sombra proyectada por su imponente pared Oeste. Mientras que en la pared Este puedo apreciar unas terrazas que se elevan hasta unos 4.000 m.

Scheiner, de 111 km de diámetro se presenta en cambio esta noche con un fondo negro, con unas paredes iluminadas y esperando la llegada de la luz solar que no puede tardar mucho.

Y aquí decido acabar el dibujo, que no quiere decir que no continuara disfrutando del terminador lunar que tantos atractivos me ofrecía esa noche. Aunque tengo que reconocer que la estrella del momento fue el impresionante Clavius.

Y tampoco quise dejar pasar la ocasión de tomar una foto de familia en la que se encuentra Tycho, Clavius, Longomontanus, Wilhelm, Maginus, Blancanus, Scheiner y Gruemberger:


miércoles, 7 de octubre de 2015

Algol (Beta Persei) - Un fracaso del que se aprende

Una de las grandes ventajas de la astronomía es la gran variedad de alicientes que nos presenta a los aficionados, y uno de ellos es contemplar las fluctuaciones de brillo que nos ofrecen las estrellas variables.

De entre todas las clases que nos podemos encontrar, las eclipsantes son, por lo general, las más asequibles para los que no estamos acostumbrados a este tipo de objetos.

Y si existe una variable eclipsante ideal para empezar a disfrutar con ellas, no es otra que Beta Persei (Algol), que pasa de una magnitud de 2,1 a una de 3,4 en un periodo regular de 2 días, 20 horas y 49 minutos, lo que nos permite efectuar su seguimiento fácilmente.

Carta generada con Cartes du Ciel

Beta Persei es un sistema triple que se encuentra a una distancia de 93 años luz. Está formado por una estrella principal de tipo espectral B8V que mide unos 3,5 millones de km de diámetro y una secundaria de tipo K0IV de 30 millones de km de diámetro.

El brillo de Algol B es mucho menos intenso que el de la principal, lo que permite que al pasar justo delante de ella, y gracias a que la Tierra se encuentra en su mismo plano orbital, la luz que nos llega de este sistema estelar decrezca en 1,3 magnitudes.



Llegados a este punto nos encontramos con lo que se ha dado en llamar la Paradoja de Algol.

Lo habitual en la evolución estelar es que cuanto más masiva sea una estrella, más rápidamente avanza por las diferentes etapas de su ciclo vital. Sin embargo, en el sistema de Algol nos encontramos que la estrella menos masiva, Algol B, ha alcanzado ya la categoría de sub-gigante, mientras que la más masiva, Algol A, todavía se encuentra en la secuencia principal de su evolución.

En teoría, las estrellas que forman un sistema binario han debido formarse más o menos en el mismo momento, por lo que se supondría que la estrella más masiva debería encontrarse en un estado de evolución más avanzado, cosa que no ocurre con Algol y algunos sistemas similares.

La explicación que se ofrece para resolver esta paradoja se basa en la transferencia de masa que se pueda dar entre las dos componentes. En el caso de Algol, cuando la estrella más masiva se convirtió en sub-gigante, llenó su lóbulo de Roche, y la mayor parte de su masa fue transferida a la otra estrella, que todavía se encuentra en su secuencia principal.

De ahí que durante los eclipses notemos la gran diferencia de brillo que se produce. Si esto no fuera así, según indica José Luis Comellas en su “Guía del Firmamento”, la variación que observaríamos sería de tan sólo 0,75 magnitudes.

El mínimo sólo dura unos 6 minutos, pero la magnitud de la principal empieza a disminuir cuatro horas antes, y hasta cuatro horas después de este mínimo no vuelve a brillar con su magnitud habitual.

Algol A y Algol B se encuentran separadas por tan sólo 0,062 UA, mientras que la tercera componente, Algol C, permanece a una distancia media de estas dos estrellas de 2,69 UA siendo su periodo orbital de 681 días. Algol C presenta una clase espectral de A5V.

Esta variación de brillo es tan obvia, que incluso se ha planteado que los antiguos egipcios ya fueron capaces de hacer un seguimiento de su periodo:

“Did the ancient Egyptians record the period of the eclipsing binary Algol – The raging one?”

Por lo que nosotros no deberíamos tener ninguna dificultad de seguir esta variación de magnitud ayudados por unos sencillos prismáticos.

O eso pensé yo.

Aquí empieza el relato de mi fracaso observacional del 25 de septiembre de 2015.

Para esa noche había visto en el generador de efemérides de la página de Sky & Telescope – (Hay que registrarse para acceder a ella) preveía un mínimo a las 22h 10m T.U.

Sky & Telescope

Así que con esta previsión me planteé hacer un seguimiento durante todo el proceso de descenso, mínimo y recuperación de brillo de Algol.

La idea era utilizar mis prismáticos 10x50 para ayudarme a realizar estimaciones de brillo en base al método de Argelander, que ya expliqué en la entrada que hice sobre Beta Lyrae, y hacer algunas fotos con mi Nikon D5100 y el objetivo 18-70mm para mostrar las diferencias de brillo que se dieran en relación a las otras estrellas de la zona.

Me preparé una carta celeste de la zona de Perseus-Andromeda y lo dejé todo a punto para la noche.

Una noche que empieza torcida. El cielo se encuentra completamente infestado por cirros que entelan su visión. Por suerte, no la anulan por completo, así que a pesar del problema decido seguir adelante.

Para colmo de males, el trabajo en la oficina se prolonga más de lo habitual y no puedo ponerme a observar hasta las 20h 15m T.U., con lo que es llegar y ponerme en marcha sin darme el mínimo respiro.

El panorama es desalentador, ya que Perseus está empezando a elevarse por el horizonte Este, precisamente en la zona donde los cirros se muestran más compactos.

Un ejemplo de lo que digo es esta foto tomada a las 20h 46m T.U.:



Cojo los prismáticos y apunto a Mirfak, la Alpha Persei, que a pesar de los imponderables se muestra, como siempre, espléndida con los 10x50.

Localizo sin problemas a Almach (mag. 2,1), la Gamma Andromedae, que será una de las estrellas de comparación, y cuando voy a buscar Algol y Epsilon Persei, la otra estrella de comparación que brilla con una magnitud de 2,9, compruebo que estoy un poco despistado y no acabo de confirmar que son las que me pienso que son.

Llegados a este punto, me atrevo a dar un consejo. Si nuestra intención es hacer el seguimiento de Algol en su mínimo, no estaría de más que previamente, en cualquier otra noche, nos dediquemos sin ningún tipo de presión añadida y con una carta estelar bajo el brazo, a familiarizarnos con la zona en cuestión.

Con Algol no he tenido excesivas dificultades, ya que es la más brillante de un trapecio formado por ella misma, la anaranjada  y variable Rho Persei (Gorgonea Tertia) de magnitud 3,4,  Pi Persei (Gorgonea Secunda) de 4,7 y Omega Persei (Gorgonea Quarta) de 4,6.

Carta generada con Cartes du Ciel

Sin embargo, con Epsilon Persei, por culpa de los cirros y de la Luna que brilla iluminada en el 93% de su superficie, y por qué no decirlo, de mi propia incompetencia, primero la he confundido con Nu Persei. Por suerte, me he dado cuenta del error a la tercera estimación de brillo que realizaba.

Intento realizar estimaciones cada 15 minutos, pero hacia las 21h 15m T.U. la zona se encuentra completamente cubierta por nubes espesas, y me hace temer que, ya no sólo no pueda realizar el seguimiento completo, sino que me pierda incluso la hora del mínimo.

La turbulencia de la atmósfera está muy contenida, hasta las estelas de los aviones que cruzan el cielo se mantienen durante largo rato bien marcadas, lo que no me hace albergar unas expectativas demasiado optimistas.

Al final llega la hora que tengo marcada como mínimo y, dentro del desastre, todavía tengo suerte de poder sacar algo:



Con los prismáticos en ristre veo que existe una gran diferencia de brillo entre Almach y Algol, pero delante de mi perplejidad, la noto un poco más brillante que Epsilon Persei, e incluso más que Rho Persei.

Mucho me temo que la densidad de los cirros me está jugando una mala pasada a la hora de hacer estimaciones de brillo comparando estrellas, pero más tarde, compruebo algo que me deja un poco desconcertado.

Comparando las previsiones del mínimo que generó la página web de Sky & Telescope con las que ofrece la AAVSO (Clicar en “Ephemeris”) veo que no coinciden con una diferencia aproximada de dos horas. ¿Es posible que cuando yo esperaba ver el mínimo todavía faltaran dos horas para que se produjera?

Investigando sobre este aspecto, vital a la hora de planificarse la observación, veo que en la edición impresa de S&T, las previsiones del mínimo de Algol se acercan a las ofrecidas por la AAVSO y difieren de las que obtengo de la página web de S&T.

Alguna cosa hago mal, o hay algún conflicto de configuración con mi ordenador, o el generador web de S&T no funciona correctamente. Sea como sea, para futuras planificaciones me basaré en los datos ofrecidos por la AAVSO, en T.U. o en esta otra página que ofrece los datos con la hora local tomada del ordenador:

http://www.as.up.krakow.pl/minicalc/PERBETA.HTM

Por suerte, el cielo ha ido despejando lentamente y he conseguido tomar una fotografía  hacia las 00h 13m T.U. (2015-09-26), que es cuando las efemérides de la AAVSO indicaban que se produciría el mínimo, y mirando un poco con atención, diría que, efectivamente, en estos momentos se estaba produciendo el eclipse estelar de Algol:





Pero todavía el destino me tiene preparada una sorpresa, ya con todo recogido, a punto de irme a dormir, hecho un último vistazo y me encuentro con esto, una bonita manera que tiene el cielo de despedirse después de lo que me ha hecho pasar:



En definitiva, la noche ha resultado un fracaso si tenemos en cuenta las expectativas que me había hecho en un principio, pero de todo se aprende, y esta vez las lecciones que he sacado han sido provechosas.

Como conclusión he visto que debo:

1- Planificar bien el mínimo de Algol – utilizando los siguientes recursos:
https://www.aavso.org/vsx/index.php?view=detail.top&oid=26202
http://www.as.up.krakow.pl/minicalc/PERBETA.HTM

2- Elaborar un Excel que me automatice las estimaciones de brillo en base al método de Argelander y que me gustaría compartir con vosotros por si os puede ser útil y que puede adaptarse a otras variables:
https://www.dropbox.com/s/8slit27zccmkkap/Seguiment%20Algol-La%20Orilla%20del%20Cosmos.xls?dl=0

3- Preparar una carta celeste que me permita orientarme bien por la zona. En este caso de Algol, he utilizado la carta nº 2 del “Mag-7 Star Atlas Project” de Andrew L. Johnson y que ya he incluido en el Excel de arriba:
http://www.astro.cz/mirror/atlas/

4- Esperar a una noche despejada, y a ser posible sin Luna.

5- Empezar a hacer estimaciones de brillo, cada 15 minutos desde cuatro, tres o dos horas antes del mínimo hasta cuatro, tres o dos horas después, lo máximo que podamos, para luego intentar obtener una curva de luz lo más fiel posible a la realidad.

6- Y para cuando tenga más experiencia, intentar tomar fotografías con la ayuda del telescopio para posteriormente, ayudado por ellas y por el excelente programa de Julio Castellano, FotoDif (http://www.astrosurf.com/orodeno/fotodif/index.htm), elaborar una gráfica, digamos, más profesional.

Espero que mi noche fracasada sea de provecho para otros aficionados que deseen cazar los guiños de Algol, y si hay alguna sugerencia, bienvenida sea.

viernes, 2 de octubre de 2015

NGC6726-NGC6727-NGC6729-IC4812-Be157 - Nebulosas en Corona Australis

El 16 de agosto de 2014 estuve observando NGC6723, un bonito cúmulo globular en la constelación de Sagittarius, que resultó un poco complicado debido a que no se elevaba demasiado respecto al horizonte.

Quedé muy satisfecho con la experiencia, pero buscando información acerca de él, descubrí que por su zona, ya en la constelación de Corona Australis, podía disfrutar de una serie de nebulosas que parecían prometedoras a nivel visual. Me refiero a Be157, NGC6726, NGC6727, NGC6729 e IC4812.

Carta generada con Cartes du Ciel

Carta generada con Cartes du Ciel

La noche del 10 de agosto de 2015 apunté el telescopio hacia NGC6726 y compañía, y me dispuse a escrutarla con tranquilidad a ver qué podía cazar.

Sin Luna, cielos oscuros, el SC de 235mm, cielo transparente, diáfano, con turbulencias atmosféricas mínimas, una Vía Láctea alzándose hacia el zenit perfectamente distinguible, en definitiva, una de aquellas noches a lo largo del año que pueden contarse con el dedo de una mano.

Y con todo, tuve que esforzarme para exprimir al máximo las nebulosidades de la zona.

Primero fui a visitar a un antiguo amigo, el cúmulo globular NGC6723, y después de estar un buen rato adaptando la vista a la oscuridad, puedo volver a reconocer su forma irregular y un crepitar estelar que no me costó reconocer tanto como en la primera vez que lo observé.

De todas formas, mi objetivo esta noche no era el globular, sino las nebulosidades de la zona.



Justo poner el ojo en el ocular compruebo que estoy ante un campo estelar bastante pobre, y recuerdo que por la zona se encuentra la nebulosa oscura DN Be157.

Esta extensa nube de polvo que oscurece el cielo que vemos entre Gamma CrA y Epsilon CrA fue descubierta el 30 de julio de 1826 por James Dunlop, que la catalogó como D559, pero actualmente, curiosamente, se la conoce como Be157.

Originalmente Be157 hacía sólo referencia a la pequeña nebulosa de reflexión que envuelve la variable V709 CrA, con una extensión de 1’, pero con el tiempo ha acabado convirtiéndose en el identificador de lo que es la nebulosa oscura.

Es posible que haya sido debido a que su descubridor, Claes Bernes, la posicionó erróneamente en su “A Catalogue of Bright Nebulosities in Opaque Dust Clouds”, (C. Bernes, 1977), con un error de unos 2’

Para poder percibirla bien, es mejor un pequeño telescopio que dé unos campos amplios, así puede contrastarse con el rico campo estelar que la envuelve. Por mi parte, esta noche con el SC de 235mm, lo único que puedo notar es la ausencia de estrellas en el campo del ocular que he comentado antes.

Lo que sí se aprecia en el campo del Nagler de 16mm (33’) es un romboide formado en la parte superior por BSO 14AB, una doble formada por dos componentes de tonalidad blanquecina y prácticamente gemelas (mag. 6,3/6,6). Su desdoblamiento es muy cómodo gracias a los 13,1” que las separan.

Alrededor de esta doble, en principio, podríamos ver la nebulosa catalogada como IC4812, pero por más que lo intento, soy incapaz de notar nada de ella. Me quedo con la bonita vista de BSO 14.

La parte central del romboide la constituyen dos débiles estrellas, alrededor de la mag. 13; mientras que en la parte inferior aparecen con fuerza HIP93425 y TY CrA, las dos estrellas que excitan la zona nebulosa catalogada como NGC6726 y NGC6727 respectivamente.

Voy adaptando la vista lo mejor que puedo a la oscuridad, lo que me sirve para confirmar la ausencia de estrellas en la zona y para empezar a percibir de manera clara las nebulosas de la zona.

La más marcada es NGC6726, que se encuentra iluminada por la estrella HIP93425, que brilla con una magnitud de 7,2 y se halla a una distancia de unos 444 años luz de distancia. Su forma es ovalada, con límites no demasiado definidos, y con HIP93425 en su centro.

NGC6727 se percibe justo debajo de ella, en el dibujo, iluminada por una estrella variable eclipsante, la TY CrA, que cada 2,89 días pasa de su magnitud habitual de 9,4 a la 9,8 en el mínimo del eclipse provocado por su compañera.

Según Michael E. Bakich, en su libro “1.001 Celestial Wonders to see before you die”, el rango de magnitud en el que se mueve se encuentra entre la magnitud 8,8 y la 12,6.

Como curiosidad añadida, comentar que estas dos protagonistas se encuentran acompañadas por otras dos estrellas que forman el sistema cuádruple de TY CrA.

Carta de la AAVSO para TY CrA

Estas dos nebulosidades fueron descubiertas en 1861 por Johann Friedrich Julius Schmid y aunque están catalogadas con dos números diferentes del NGC, corresponden a una única nebulosa. De hecho, con la vista bien adaptada a la oscuridad, por momentos me da la sensación que NGC6726 y NGC6727 se tocan, pero para ser sincero, la mayor parte del tiempo que estoy con ellas las percibo separadas.

Mientras estoy luchando para intentar mejorar la visión de la nebulosa, percibo una manchita evanescente en la parte izquierda del ocular. Otra nebulosidad que no he visto hasta que he adaptado lo mejor posible la vista a la oscuridad.

Utilizando visión lateral y moviendo ligeramente el tubo, la puedo notar mejor.

Se trata de NC6729, también conocida como Caldwell 68. Esta nebulosa de emisión fue descubierta también por Schmidt en 1861 y se sitúa a unos 5’ al sureste de NGC6727.

Siguiendo con mi observación, tengo que reconocer que no me ha resultado fácil hacerme con esta nebulosa. Así como con NGC6726  y NGC6727 las estrellas causantes de su iluminación las pude percibir sin dificultad, no me ha ocurrido lo mismo con NGC6729.

Hasta que no me he concentrado por completo, no he sido capaz de ver un pequeño puntito luminoso en la parte izquierda de la nebulosa. Se trata de T CrA, una variable que oscila de la magnitud 11,7 y la 14,3. Y por mucho que me he esforzado, esto ha sido todo.

Carta de la AAVSO para T CrA

Y me he quedado un poco con la mosca detrás la oreja, ya que la estrella responsable del brillo de NGC6729 es la R CrA, otra variable que oscila de la magnitud 10,0 a la 14,4. Visto lo visto, entiendo que esta noche del 10 de agosto de 2015 esta estrella se encontraba cerca de su mínimo.

Un aliciente más para una futura visita a la zona.

Carta de la AAVSO para R CrA

Por más que me esfuerzo no puedo sacar más de la zona, pero he quedado muy contento con la experiencia. Añado para probar el filtro UHC, pero ante mi sorpresa, no me ha servido para mejorar la visión de todas estas nebulosas. Las he visto mucho mejor sin filtro que sin él.

Acabaré con una foto de Aladín Lite en la que he rotulado los objetos que he podido observar. Es realmente espectacular, y una pena no poder verla un poco más alta en el horizonte, seguro que ganaría mucho.

Aladin Lite
Una observación exigente, muy exigente, pero muy generosa a la hora de recompensar todos los esfuerzos que le dediquemos.